martes, diciembre 02, 2008

Los Estilos del Eneagrama Como Paradígma de la Personalidad


Por Jerome P. Wagner, Ph.D.


Los estilos del Eneagrama funcionan como nueve paradigmas de la personalidad o visiones del mundo. Estos paradigmas llegan a ser las suposiciones organizadoras y las creencias centrales que influencian y determinan nuestras percepciones, pensamientos, sentimientos y comportamientos. Son el núcleo de la forma en que pensamos y sentimos acerca de nosotros mismos, de los demás, y de la clase de interacciones que podemos imaginar y permitirnos tener con otros. Es decir, son el corazón de nuestro estilo de relacionarnos.

A nuestra mente le gusta y busca la normalidad. Los paradigmas o esquemas están basados y constituidos en torno a los patrones recurrentes que percibimos, nos ayudan a que nuestras experiencias tengan sentido y nos brindan una capacidad de predicción para anticipar qué va a suceder y qué efecto tendrá nuestro comportamiento en nuestro entorno.

Nuestros paradigmas o esquemas se pueden basar en una apreciación objetiva de los eventos que ocurren de manera natural en el mundo (esquemas adaptativos/ideas divinas) o pueden estar basados en una construcción defectuosa de tales eventos (esquemas maladaptativos/fijaciones). Ajustamos patrones que representan nuestras experiencias en nuestra mente y actuamos según estas apreciaciones como si fueran exactas. Tener alguna estructura o base de interpretación es preferible a no tener ninguna. Funcionar sin ningún paradigma nos lleva a confusión, ansiedad, inacción o acción incierta. Emplear paradigmas inadecuados al menos origina certezas ilusorias y acciones predecibles. Aunque podemos ver todo siempre igual, y a pesar de que sólo andemos en círculos, ¡al menos sabemos qué veremos o adónde vamos a terminar!


Paradigmas y maestría

Barker advierte que los paradigmas establecen y definen límites y nos dice cómo operar dentro de esos límites con el fin de ser exitosos. Ellos nos proveen de reglas para participar en el juego. Somos expertos en la medida en que podamos participar en el juego según las reglas de nuestro paradigma. Si nos dan un conjunto nuevo de reglas desde otro paradigma o si otros no juegan de acuerdo a nuestras normas, regresaremos a cero y por lo general nos enojaremos, estaremos confundidos y seremos fácilmente manipulados.

Un ejemplo que Barker utiliza es la extraordinaria memoria y el juego brillante de los maestros del ajedrez. Cuando un oponente está moviendo sus piezas de ajedrez de acuerdo con las reglas del juego, los maestros pueden recordar la posición de las piezas con asombrosa precisión porque saben hacia dónde debieron ser movidas. Sin embargo, cuando juegan contra una computadora que mueve las piezas aleatoriamente, el recuerdo de la ubicación de las piezas por los maestros no es mejor que el de cualquiera.

Es así como nuestros paradigmas de personalidad nos hacen maestros en nuestros dominios. Dentro de las fronteras de nuestro estilo interpersonal estamos confiados, cómodos y relativamente tranquilos. La gente no puede competir contra nosotros en nuestro propio territorio. Hemos trabajado en este espacio durante años y nuestras jugadas se han vuelto automáticas. Pero si entráramos al dominio de otro, a su paradigma, estaríamos a su merced. Es por esto que nuestras estrategias interpersonales y jugadas están diseñadas para que otros jueguen nuestro propio juego. Cuando no es de este modo, nos sentimos frustrados, confundidos y no queremos jugar más. Las observaciones del Análisis Transaccional en el libro Games People Play (1964) esclarecen este contexto.

¿Cómo se exhiben estas experticias paradigmáticas en los estilos del Eneagrama?

Los UNOS son maestros en ser rectos y correctos y en hacer las cosas tal y como deben hacerse. Si usted quiere saber cómo hacer algo bien, pregunte a un UNO. O si usted desea una crítica certera o un buen control de calidad, consulte a un UNO. En el juego donde el UNO lleva la ventaja, los UNOS irán en tierra derecha.

Por el otro lado, los UNOS pueden sentirse perdidos si les pides que salgan y jueguen contigo. O si los principios y la culpa no te importan, el Uno no sabrá cómo lidiar contigo o motivarte.

Los DOS son maestros en detectar las necesidades de la gente y adecuarse a sí mismos para satisfacerlas. Si deseas aprender cómo simpatizar, cómo ayudar a la gente y hacerla sentir cómoda, consulta a un DOS. En el juego donde los DOS llevan la ventaja, los DOS ganarán siendo los más serviciales.

Por el otro lado si no los necesitas, los DOS quizá no sepan cómo relacionarse contigo. Si deseas tratar con ellos de igual a igual, ellos podrían llenarse de temor. O si los amas antes de que puedan hacer cualquier cosa por ti, se sentirán confundidos.

Los TRES son maestros en hacer que las cosas se hagan, llevar a cabo tareas y quedar bien. Si deseas saber cómo organizarte bien y cómo hacer las cosas con eficiencia, consulta a un TRES. Si deseas saber cómo venderte a ti mismo o a tu producto, o cómo crear la imagen correcta para ser exitoso, pregúntale cómo a un TRES. Ellos suelen estar en esta área de la consultoría empresarial. En el juego donde los TRES llevan la ventaja, los TRES ganarán luciendo exitosos.

Sin embargo, si no tienes ninguna meta para ellos alcanzar o si no tienes cualquier cosa que ellos hagan por ti, podrían sentirse insatisfechos e irse. O si deseas relacionarte personalmente con ellos a nivel emotivo y no estás particularmente impresionado o interesado en su posición o sus logros, podrían no saber cómo estar contigo.

Los CUATROS son los maestros del drama. Prosperan en aguas emocionales profundas donde se hallan los sentimientos intensos y las tormentas frecuentes. Gustan de la intensidad, de la simulación, y la excitación los hace sentir especiales. Si quieres saber cómo sentir profundamente y vivir la vida apasionadamente, búscate un CUATRO. Si deseas apreciar y valorar el sufrimiento o si deseas sintonizarte con el sufrimiento de los demás, pregunta a un CUATRO cómo hacerlo. En el juego donde los CUATRO llevan la ventaja, los CUATRO ganarán siendo más sensibles o más hirientes.

Por el otro lado si deseas relacionarte con ellos de manera intelectual desapegada, podrían sentirse tan ajenos a su elemento como pez sacado del agua. O si no los consideras particularmente especiales, tratarán de impresionarte de forma que puedas recordarlos, o te abandonarán para dirigirse a una audiencia más perceptiva.

Los CINCOS son pensadores y observadores maestros. Su elemento es el mundo de las ideas claras y diferenciadas. Su cabeza es su hogar y ahí se sienten seguros y confiados. Si deseas tener completo el panorama, si quieres sintetizar lo que sabes, o si quieres reducir lo que sabes a su esencia, consulta a un CINCO. Si deseas saber cómo separarte de tus sentimientos o de tu situación, pregunta a un CINCO cómo disociar las cosas. En el juego donde los CINCO llevan la ventaja, los CINCO ganarán luciendo sabios.

Sin embargo, si no estás especialmente enamorado de las ideas pero crees que los sentimientos o las acciones son lo que son, o si tratas de sacar de sus cabezas a los CINCOS para adentrarlos en sus emociones y cuerpos, entonces podrías conducirlos a un estado de confusión inarticulada.

Los SEIS son guerreros y fieles maestros. Viven en un mundo de miedo e intriga. Por toda parte hay peligros que ellos están detectando. Son especialmente sensibles a las figuras de autoridad y a la amenaza potencial que representan. Si deseas saber qué es la responsabilidad, la lealtad, y cumplir obligaciones, pregunta a un SEIS. Si deseas saber cómo atisbar el peligro en tu entorno, observa un SEIS. O si deseas saber cómo descubrir aspectos poco confiables de una autoridad, pregunta a un SEIS dónde buscarlos. En el juego donde los SEIS llevan la ventaja, los SEIS ganarán siendo legales.

Por el otro lado, si eres persona que ejerce algún tipo de autoridad sobre ellos o, si de la misma forma que ellos, no estás alarmado por o contra los enemigos que perciben a su alrededor, podrían trasladarte a ti a territorio enemigo.

Los SIETES son jugadores maestros, animadores, cuentachistes, aventureros, visionarios, bon vivants. Si deseas saber cómo generar opciones –más de las que podrías llevar a cabo- consulta a un SIETE. Si deseas saber cómo disfrutar la vida, cómo encontrar algo bueno en todo, cómo apreciar la realidad, pregúntale a un SIETE. En el juego donde el SIETE lleva la ventaja, los SIETES ganarán sonrientes.

Pero si tú crees en las bondades del trabajo serio o no estás impresionado o embelesado con sus cuentos y aventuras, podrías ser considerado como aburrido y enterrado debajo de un SIETE enaltecido. Las decisiones limitadas y las tareas repetitivas no están en el libro de reglas de los SIETES.

Los OCHOS son los maestros del poder. Saben cómo obtenerlo, cómo usarlo, mantenerlo, y cómo prevenir que otros tengan poder sobre ellos. Entienden el arte de negociar y cómo ejercer suficiente presión para obtener lo que desean. Si quieres saber algo acerca del poder, cómo confrontar un reto y cómo sacar las cosas de tu pecho y cómo detectar la falsedad, búscate un OCHO. En el juego donde el OCHO tiene la ventaja, los OCHOS ganarán sobrados.

Pero si te comprometes con un OCHO a nivel de amor, paz y ternura, quizá te encuentres con la resistencia de un dedo o con un puño en tu cara. Se pueden sentir confundidos por el altruismo y la gracia.

Los NUEVES son maestros de la negociación, el compromiso, y la resolución o la evasión de los conflictos. Entienden cómo traer armonía, cómo reconciliar puntos de vista opuestos, cómo mantenerse en el medio y mezclar ambos puntos de vista, cómo construir un puente sobre aguas turbulentas. Si deseas saber cómo relajarte, cómo ir con la corriente y no preocuparte o hacer un embrollo de nada, consulta a un NUEVE. En el juego donde el NUEVE lleva la ventaja, los NUEVES ganarán sentados.

Por el otro lado si confrontas un NUEVE o le presionas para que tome partido o pase a la acción antes de estar listo, podrías topar con un oponente inflexiblemente terco. También si le prestas mucha atención y lo cuestionas fuertemente acerca de sus necesidades y deseos, quizá no sepa qué contestarte.
Paradigmas, intuición y enfoque de conveniencia

Otra característica de los paradigmas observada por Barker es cómo facilitan nuestra percepción de ciertas realidades con particular agudeza. Ellos nos proporcionan una visión sutil, una afinada intuición en nuestra área de experticia o en el rango de conveniencia de nuestros paradigmas.

Como dice George Kelly en su libro A Theory of Personality (1963): “Un constructo puede ser utilizado al máximo para manejar ciertos asuntos. Al rango de estos asuntos se le denomina enfoque de conveniencia”.

Si cambiamos constructo por paradigma, cada paradigma de la personalidad puede usarse al máximo para manejar ciertos asuntos. En otras palabras, cada paradigma de la personalidad tiene un enfoque de conveniencia.

Este enfoque de conveniencia es el ámbito que le calza como anillo al dedo, donde el constructo trabaja mejor. Donde se acompasa con aquellos aspectos de la realidad más enfocados; ese campo donde el paradigma está más claro y explícito para elucidarlo; la parte del territorio que cae dentro del rayo del reflector. Las áreas más distantes y remotas del foco permanecerán vagas e imprecisas o quizá ni puedan verse. Donde quizá necesitemos otros reflectores o paradigmas para iluminar la escena.

Cada uno de los tipos en el espectro del Eneagrama tiene una sensibilidad intuitiva para ciertas realidades. Helen Palmer (1988) subraya estas nueve aperturas intuitivas y muestra de qué forma pueden ellas conducir a aspectos más sutiles de mayor
consciencia. La claridad o la clarividencia proporcionada por los paradigmas es otra forma de interpretar este fenómeno.

Desde la perspectiva del eneagrama, los nueve paradigmas de personalidad descubren e iluminan aspectos particulares de la realidad o ciertas áreas del territorio que se juzgan más importantes desde cada enfoque. Vemos algunas cosas con mayor claridad que otras, comprendemos mejor algunas cosas que otras, resolvemos ciertos problemas mejor que otros, somos más competentes que los demás en algunas áreas. Y no se debe necesariamente a que seamos más inteligentes, sino a que nuestro enfoque nos permite ver, manejar, y tratar ciertas realidades de manera más clara y solvente.

Mientras escribo esto sobre los paradigmas y sus destrezas, viene a mi mente la película Groundhog Day (El Día de la Marmota, 1993) donde el protagonista (Bill Murray) presa de la desesperación está condenado a despertar cada mañana en el mismo lugar y a la misma hora, sentenciado a repetir el mismo día, una y otra vez. Después de varios meses de repetir el mismo ciclo, ha tenido la oportunidad de conocer a cada quien del pueblo. La gente se maravilla de su conocimiento cuasi-divino sobre ellos. Consecuente él reflexiona: “No es que Dios sea omnisciente. ¡Es sólo que ha estado por aquí por largo tiempo!”

De manera que no es que seamos intuitivos místicos (aunque algunos tal vez sí), sino que hemos estado buscando y mirando las mismas cosas la mayor parte de nuestro tiempo. Vemos ciertas cosas antes que los demás porque gastamos nuestras vidas enteras en busca de cierta información.

Cuando entramos en un salón, porque nuestro paradigma nos dice qué es importante, qué buscar y dónde, podemos percatarnos de cosas que otras personas con diferentes paradigmas no ven, simplemente porque miran en otra dirección o buscan otra cosa. Mientras miramos el suelo, ellos pueden estar mirando al techo. ¡Somos expertos en alfombras, y ellos son expertos en arañas de cristal!

Las agudezas perceptivas de los nueve paradigmas están en las siguientes áreas:

Los UNOS, cuando entran a un salón, ven el error, las imperfecciones, qué está mal. Los UNOS te darán la palabra correcta en el momento que la buscas para decir algo.

Los DOS percibirán quién sufre y quién necesita algo. Ellos pueden saber qué necesitas antes que tú. En el momento en que das cuenta que tienes sed, ya los DOS te traen un vaso de agua.

Los TRES captan cómo estar acordes con la expectativa de los demás. Intuitivamente perciben qué rol jugar o cómo lucir y actuar cuando entran a un salón. También te pueden decir cómo escribir con eficiencia ese memorándum que vienes aplazando por meses.

Los CUATROS captan el rechazo, la desaprobación, estar abandonados antes que nadie más se dé cuenta. También percibirán lo poco estético en el salón y el tono emocional del grupo reunido ahí. Son sensibles a cualquier sufrimiento que haya en el ambiente. Si existe algún sentimiento escondido o incomunicación entre usted y ellos, los CUATRO lo intuirán.

Los CINCOS sorprenderán con la percepción de cualquier expectativa o demanda puesta en ellos o de cualquier intrusión o invasión sutil de su espacio, más pronto y sensitivamente de lo que haría cualquier otro. Si te dispones a pedir voluntarios para tu proyecto, debes estar preparado para darte cuenta que los CINCOS desaparecieron del salón.

Los SEIS percibirán cualquier peligro que esté rondando el salón. Examinan todo y pueden detectar gente u objetos amenazantes. Si usted llegó con un propósito escondido, los SEIS estarán alertados cuando lo saque.

Los SIETES captarán y gravitarán hacia donde se encuentre la diversión y lo excitante. Percibirán las características interesantes y entretenidas potenciales y novedosas de la gente y de las cosas del salón. Si no son los primeros en sugerirlo, los SIETES secundarán el “Hagamos de esto una fiesta.”

Los OCHOS percibirán quién tiene el poder en el salón, a todos aquellos con quienes puedan tener que competir para apoderarse del salón. Si sienten vacío de poder, de autoridad o de protección en el lugar, de inmediato tomarán el control para sentirse seguros. En el momento que te dispongas a ponerte a cargo, puedes encontrarte arrinconado en el fondo del salón por un OCHO.

Los NUEVES pueden fundirse con la gente del salón y percibirse como si estuviesen bajo la piel del otro. Ellos pueden convertirse en la otra persona. Esto les da una aguda intuición de las necesidades, deseos y pensamientos de los demás. También pueden percibir la armonía, dónde encajan bien las cosas, como también dónde hay conflicto. Pero en la medida que aumente el nivel de conflicto en el salón, su nivel de atención disminuirá, hasta el punto de caer dormidos.

De esta manera nuestros paradigmas nos proveen de una agudeza intuitiva característica. Al mismo tiempo, cada uno de ellos nos brinda un conjunto de destrezas para la resolución de dificultades que nos permiten lidiar con ciertas situaciones y eventos de manera muy efectiva. Somos expertos para manejar determinadas realidades, porque lo hemos practicado toda nuestra vida.

Las siguientes destrezas aparecen en estos nueve paradigmas de la personalidad:

Los UNOS son hábiles manejando ideales, procedimientos, reglas, códigos de ética y responsabilidades. Son buenos para el pensamiento convergente.

Los DOS son expertos para manejar las necesidades y los sentimientos de otros y se auto-adaptan para administrar las necesidades de los demás.

Los TRES son habilidosos para las tareas administrativas, establecer prioridades, fijar metas y diseñar estrategias.

Los CUATROS tienen un ojo estético entrenado para encontrar modelos y concordancias. Están capacitados a través del manejo de sus propias fantasías y emociones.

Los CINCOS son hábiles para manejar ideas, conceptos y categorías.

Los SEIS manejan catástrofes y emergencias sorprendentemente bien porque se han preparado para ellas cada día de sus vidas.

Los SIETES manejan planes, opiniones y alternativas. Son buenos para el pensamiento divergente.

Los OCHOS manejan el poder con facilidad. Están entrenados para obtener el primer lugar.

Los NUEVES manejan magistralmente el conflicto evitándolo, suavizándolo, reconciliando opuestos y armonizando las discordancias.

Somos especialmente agudos, sensibles e intuitivos con respecto a aquellos eventos contenidos en el enfoque de conveniencia de nuestro paradigma. Las situaciones que no caen dentro de él son menos comprendidas y con menos inteligencia manejadas. Nuestros paradigmas personales trabajan mejor dentro de su rango de conveniencia. Somos excelentes en algunas cosas e ineptos para otras. Tenemos bien puestos la cabeza y el corazón para ciertos asuntos, pero somos ambivalentes y confusos para otros. Cuando entramos en contacto con información y eventos que no maneja bien nuestro paradigma, necesitamos recurrir a otro paradigma o estilo que esté organizado de forma tal que pueda lidiar de manera más efectiva con la situación.

Percibir el mundo desde los puntos del corazón (# de integración) y de estrés (# de desintegración) de nuestro paradigma, o desde la posición de nuestros vecinos de estilo, o desde cualquier otro punto del Eneagrama, nos brinda una perspectiva expandida del mundo y nos provee acceso a las estrategias cognitivas, emocionales y de comportamiento de otras formas complementarias de estar en el mundo.