miércoles, diciembre 03, 2008

Los Secretos de la Fotografía Kirlian


Por Carlos Fernandez


La fotografía Kirlian consiste en una curiosa forma de impresión fotográfica en la que cuerpos orgánicos y objetos aparecen rodeados de una curiosa luminosidad. Desde siempre se ha asociado esta luminiscencia a una especie de recubrimiento energético o aura, que rodearía a todos los seres orgánicos e incluso a los objetos inanimados. Después de sesenta años de investigaciones, la duda sigue acechando sobre la utilidad de estas fotografías.

Desde que las fotografías Kirlian se hicieron populares dentro del mundillo de la parapsicología, se le atribuyen -casi por definición- dos características fundamentales: En primer lugar existe la creencia de que la luminosidad que acusan estas fotografías es el aura o alguno de sus conceptos equivalentes (cuerpo bioplásmico, energético, etc.). En segundo lugar se le arroga la capacidad de predecir con precocidad determinadas enfermedades. Para tratar de descubrir que puede haber de cierto y de falso en estos "dogmas" de la fotografía Kirlian, es conveniente que analicemos desapasionadamente la evolución del fenómeno desde su descubrimiento.


Descubrimiento de las fotografías

Corrían los años treinta y el matrimonio formado por Semyon y Valentina Kirlian experimentaban en su casa de Krasnodar (Moldavia), sobre la posibilidad de fotografiar cuerpos sometidos a intensos campos eléctricos de alta frecuencia. El sistema que utilizaron para sus experimentos se basaba en un aparato que el propio Semyon había construido, y que proporcionaba las características eléctricas necesarias. Tras numerosas pruebas, comprobaron que cuando colocaban un cuerpo en íntimo contacto con una película fotográfica y en presencia de un intenso campo eléctrico de alta frecuencia, la película registraba una luminosidad que rodeaba a los objetos.

Este fenómeno desconocido, motivó al matrimonio moldavo a realizar multitud de pruebas utilizando diferentes objetos y bajo diversas condiciones. Los trabajos de los esposos Kirlian abarcaron objetos inanimados, vegetales y seres humanos, llegando a comprobar -no sin asombro- que las fotografías de plantas sanas diferían de las enfermas; y que en seres humanos, la luminosidad de las fotografías variaba según el estado anímico de las personas. A pesar de estos descubrimientos, los trabajos de los investigadores soviéticos no fueron tenidos en cuenta por las autoridades de su país hasta bien entrados los años sesenta; momento en el cual recibieron del Ministerio Soviético de la Salud Pública una subvención, con la finalidad de que centraran sus investigaciones en la diagnosis médica.

Otros soviéticos siguieron las investigaciones del matrimonio Kirlian. El popular Victor Adamenko -famoso por sus múltiples investigaciones en el terreno de lo paranormal- publicó un ensayo titulado Sobre investigaciones de los objetos biológicos en los campos eléctricos de alta frecuencia, dando cuenta de las posibilidades de este fenómeno. Otro investigador, Vladimir Inyushin, siguió los pasos de los Kirlian y formuló hipótesis muy arriesgadas sobre la naturaleza del fenómeno, que harían escuela.
Los Kirlian aseguraban que la luminosidad reflejada en las placas fotográficas se debía a propiedades no eléctricas de los cuerpos, es decir, que el resultado de las fotografías era independiente de las características eléctricas del objeto fotografiado. Inyushin fue aun más allá y aseguró que el contorno brillante de los fotografías correspondía con la "energía vital". Sus afirmaciones se basaban especialmente en el llamado "efecto fantasma", fenómeno mediante el cual era posible fotografiar el "aura" de por ejemplo un trozo de hoja que hubiera sido previamente amputado.

En occidente las investigaciones sobre este fenómeno comenzaron de la mano de la norteamericana Thelma Moss. La lectura de un libro titulado Descubrimientos Psíquicos tras el telón de acero, motivó a esta psicóloga a viajar a la entonces Unión Soviética para conocer personalmente a quienes investigaban sobre "Las fotografías obtenidas por medio de campos eléctricos de alta frecuencia". A su regreso, Thelma Moss realizó intensos estudios sobre este fenómeno, dando pie a que nuevos estudiosos se adentraran en la investigación.


La naturaleza del fenómeno

A pesar de los casi sesenta años de estudios, sigue habiendo opiniones dispares sobre la naturaleza y posibilidades de la "electrofotografía". La mayoría de los investigadores coinciden en aceptar que la luminosidad que impresiona la fotografías Kirlian, es un fenómeno perfectamente estudiado por la física y conocido con el nombre de "efecto corona". Y es que según la física, todo elemento rodeado por un intenso campo eléctrico produce una luminosidad por un efecto de ionizacion y una emisión de radiaciones en el espectro visible. Este fenómeno, aunque no se encuentra presente en nuestra vida cotidiana, se puede contemplar con relativa frecuencia en los tendidos de alta tensión por las noches, donde si las condiciones atmosféricas son propicias se puede observar una especie de resplandor violáceo que rodea a los cables. Este mismo fenómeno sería el "alma mater" de estas fotografías.

Para Óscar Barros Barbeito, Director del Laboratorio de Investigaciones Parasensoriales de Buenos Aires, el fenómeno reflejado en las "Kirlian" está íntimamente ligado a las características eléctricas del cuerpo humano, como por ejemplo la resistencia eléctrica de la piel. Barros Barbeito ha construido él mismo docenas de "cámaras Kirlian" de diferentes características (portátiles, de visión directa, etc), y ha realizado cientos de pruebas con diferentes filtros controlando los diversos parámetros que pueden influir en las Kirlian; y está convencido de que la luminosidad reflejada en las fotografías nada tiene que ver con el aura.
Sin embargo, la fotografía Kirlian podría ofrecer otras muchas posibilidades si se consiguiese relacionar -con la debida rigurosidad- las características de la fotografía con el estado psicofísico del sujeto fotografiado. Y es que ya que desde los mismísimos esposos Kirlian, hasta la psicóloga Thelma Moss, pasando por más de una docena de investigadores; coinciden en afirmar que el estado físico y psíquico de las personas se refleja indefectiblemente en los colores y en la forma en que se distribuye la luminosidad captada por estas fotografías.
Si fusionamos estos conceptos, podríamos definir un hipotético "efecto Kirlian" como un potencial método de monitoreo de las constantes biológicas y psíquicas, basado en la interpretación de las fotografías obtenidas bajo campos eléctricos de alta frecuencia; siempre que se hubiese establecido previamente una relación entre los colores y formas con el estado físico y/o psíquico del sujeto analizado.
Como es de imaginar, la dificultad estriba en la interpretación de las fotografías. La práctica demuestra que las relaciones entre las formas y colores y el estado psicofísico del sujeto, no son sencillas de establecer. Además, es necesario tener en cuenta múltiples factores internos y externos al fenómeno, ya que la variación de cualquiera de las características del campo eléctrico en que se realiza la fotografía (intensidad, frecuencia, forma de onda, etc.), modifica el resultado de la fotografía, por lo que para establecer una relación entre la salud psíquica o física de una persona y la forma y los colores de la luminosidad, es necesario controlar las condiciones en que se obtiene la fotografía, con el fin de evitar errores.

Es importante tener en cuenta estos conceptos, porque muchos que ofertan sus "fotografías del aura", ofrecen junto a la fotografía Kirlian un completo "diagnóstico" físico, psíquico o espiritual (?), basando sus predicciones en la experiencia ajena, libros de dudosa seriedad, visiones de supuestos videntes o simplemente recurriendo al fraude; y la verdad es que cada "cámara Kirlian" tiene características eléctricas diferentes, por lo que cualquier diagnóstico debería estar documentado por un completo trabajo de investigación, cosa que normalmente no suelen hacer estos "fotógrafos de auras".

Hemos hablado hasta ahora del fenómeno y de las investigaciones que se han realizado al respecto, pero conviene detenerse para analizar un concepto que esta íntimamente ligado a las fotografías Kirlian: El aura.


¿Qué es el aura?

La práctica totalidad de las culturas coinciden en creer que existe una especie de halo luminoso que rodea a todos los cuerpos. Este recubrimiento brillante, que popularmente se conoce con el nombre de Aura, estaría presente en todos los objetos, no solo en los organismos vivos y sería de mayor intensidad en personas sanas o de buenas costumbres. Es así que en la cultura cristiana, a los santos y beatos se los representa con una especie de disco luminoso alrededor de la cabeza; como podemos observar en la práctica totalidad de la iconografía religiosa. Asimismo, muchos videntes y mediums aseguran poder ver e interpretar las diferentes tonalidades de esta supuesta luminosidad.

Por otra parte, la mayoría de las creencias orientales mencionan a una especie de energía vital que recubriría especialmente a los seres vivos, y que según las diferentes filosofías recibe distintos nombres y matices. Este concepto llegó a occidente de la mano de los diferentes movimientos espirituales de clara raíz oriental; y se popularizó adoptando el nombre grecolatino de aura.

El llamado espiritismo moderno, tan popular en el siglo pasado y en los primeros años de este, introdujo también conceptos equivalentes al aura, a veces cargados de excesiva complejidad, que pretendían dar un enfoque "científico" a un fenómeno inaceptado por la ciencia. Por otra parte, la espiritualidad de los años sesenta y los nuevos movimientos conocidos como de la "Nueva Era" revitalizaron también este antiguo concepto.
Para muchos es un hecho incuestionable que una especie de campo electromagnético envuelve a los seres vivos, producto de las pequeñas corrientes eléctricas que gobiernan todos los movimientos musculares. Técnicamente hablando, lo cierto es que estas corrientes eléctricas son demasiado débiles como para ser tenidas en cuenta y resulta cuando menos indemostrable la existencia de cualquier luminosidad susceptible de ser captada por los sentidos. A la luz de la ciencia la existencia de un aura se reduce simplemente a una creencia, aunque a veces se la disfrace con nombres pretendidamente técnicos como ser "campo bioplásmico" o "cuerpo bioenergético".

Por otra parte, existen varios estudios donde se le pedían a videntes que observasen el "aura" de determianda persona para luego realizar una fotografía Kirlian y comparar ambos resultados. Los resultados apuntaban hacia una disparidad de entre ambas "auras". Siempre se puede poner en duda la calidad del vidente, o se puede argumentar que se tratan de diferentes "auras". O que están en diferentes "planos"(?). Opiniones hay para todos los gustos.

Aun nos queda por revisar otro de los dogmas de la fotografía Kirlian: el diagnóstico precoz de enfermedades.


La Kirlian como diagnóstico

Sería una duda razonable el pensar que si después de sesenta años de investigación, la fotografía Kirlian no ha sido explotada masivamente como método para el diagnóstico de enfermedades, es que no es eficaz, o por lo menos no lo es a niveles prácticos. Pero como bien sabemos todos los que de una manera o de otra nos interesamos por el estudio de los fenómenos paranormales, cosas más importantes se han desestimado con argumentos menos consistentes. Por ello vamos a obviar esta premisa y dándole un voto de confianza al fenómeno, buscaremos indicios -si existen- sobre la efectividad de la fotografía Kirlian como diagnóstico.
Mencionábamos las relaciones que existen entre el estado psicofísico de las personas y los resultados de las fotografías Kirlian. La ya mencionada psicóloga norteamericana Thelma Moss, comprobó que -por ejemplo- cuando un sujeto aumentaba su nivel de alcohol en la sangre, las sucesivas fotografías iban acusando una variación notable en la luminosidad.
Estos resultados no deben interpretarse como algo misterioso, ya que tanto los cambios físicos como los psíquicos producen variaciones en la química del cuerpo humano y esto indefectiblemente se refleja en las características eléctricas que modificaran a su vez el efecto corona reflejado en la fotografía.

Tampoco parece tener nada de misterioso la multitud de colores que aparecen en las fotografías. Ya hace más de veinte años, las investigaciones realizadas por el Instituto Brasileiro de Pesquisas Psicobiofísicas, reflejaban una explicación clara de los diferentes colores, basándose en las diferentes capas de emulsión de las películas en color, y de como afectaban en ella las radiaciones ultravioleta emitidas por el cuerpo fotografiado.

De cualquier manera, aun existe un abismo entre estos hechos y la predicción de alteraciones en la salud; y solo algunos investigadores apuntan esta posibilidad en el curso de sus trabajos. Para Mario Marini -quien desde hace años investiga las posibilidades del fenómeno Kirlian, en colaboración con un homeópata- asegura que "la falta de luminosidad en determinadas areas de la manos, indicaría bajas defensas y la proximidad de alguna enfermedad. Las gripes, por ejemplo, suelen notarse con anterioridad en las fotografías".

Aun teniendo en cuenta opiniones como esta, la Kirlian está lejos de ser la panacea que muchos proclaman. Investigadores de todo el mundo, la mayoría de ellos a título privado, siguen buscando la fórmula que permita darle una utilidad a este tipo de fotografías, y trabajos como los de Marini o los de Thelma Moss, apuntan hacia ese objetivo.
Más allá de todo lo dicho, el fenómeno Kirlian posiblemente no tenga nada de paranormal, ya que como hemos visto se trata de un fenómeno estudiado por la física, y que en su parte experimental, quizá se convierta en una herramienta útil para el diagnóstico precoz de enfermedades. Las puertas de la investigación siguen abiertas.


Recuadro

Las primeras electrofotografías

Los primeros experimentos con fotografías de Alta Tensión, se remontan a finales del siglo XVIII. En 1777, George C. Lichtemberg obtuvo unas figuras esparciendo polvos de licopodio sobre una placa altamente electrizada, que reciben el nombre de figuras de Lichtemberg.
Cincuenta años después, un investigador llamado Karsten fabricó un condensador (componente eléctrico que consiste en dos placas separadas por un aislante o dieléctrico) en el que las placas estaban formadas por una placa de cobre y una moneda. Entre ambas, y a modo de dieléctrico, colocó un trozo de vidrio muy delgado. Cuando aplicó alta tensión a las placas, comprobó que cuando esta desaparecía quedaba sobre el vidrio la imagen de la moneda.

Basándose en estos estudios, y en los del italiano Tommassi, el físico checoeslovaco Bartolomej Navratil publicó un artículo en 1889 donde por primera vez se utilizaba el nombre de electrofotografía para las figuras de alta tensión.