sábado, diciembre 06, 2008

Somos Huellas del Pasado??

Rebeca Dobrowodkier



El recuerdo de nuestras vidas anteriores puede tener relación directa con muchos de los conflictos, enfermedades, dolores y situaciones repetitivas que se nos presentan en la vida cotidiana. En la actualidad existe una terapia que logra desentrañar aquellas dificultades que arrastramos desde el pasado y que nos impiden avanzar hacia un futuro mejor.
Al hablar de vidas pasadas, una de las preguntas que surge de inmediato es. ¿Dónde quedan alojados en nuestro psiquismo los recuerdos de ese tiempo?

Sigmund Freud, en su artículo «El block maravilloso», nos explica que todo contenido reprimido es inconsciente, pero no todo lo inconsciente es reprimido. De esta forma, podremos comprender que en el psiquismo se pueden alojar contenidos de las más diversas características. Así se puede afirmar que existen varios inconscientes, y uno de ellos es aquel donde se guarda la memoria ontológica (nos referimos a la memoria individual).
¿Pero por qué no recordamos estos hechos en forma voluntaria? Si cada uno de esos recuerdos de vidas pasadas apareciera en la conciencia por simple asociación o evocación, entonces nos resultaría insoportable tolerar la invasión y mantenernos organizados psíquicamente.
Imaginémonos caminando por un lugar y, al mismo tiempo, comenzar a recordar las miles de veces que lo hicimos de la misma forma, sintiendo iguales emociones... Imposible.

El psiquismo se preserva, cuida su integridad, dejando en el inconsciente lo vivido en otros tiempos gracias a sus mecanismos de defensa. En este punto cabe hacer una reflexión: entonces, si los contenidos se encuentran en el inconsciente, ¿por qué razón aparecen síntomas ligados a esas experiencias?

La respuesta es muy importante, ya que en ella descubriremos la clave para resolver o disolver los conflictos que nos acompañan y sufrimos desde siempre, inconmovibles ante toda terapia tradicional.


Salvándonos de los recuerdos

Una consulta realizada por un paciente adulto, cuyo síntoma aparecía cada tanto ante excelentes posibilidades laborales o frente a una hermosa mujer con la que él deseaba mantener una relación sentimental, sugería una sensación en su interior de que «no iba a poder estar a la altura de las circunstancias». Esa percepción se relacionaba con angustia que se manifestaba como una molestia en la boca del estómago y sentía al mismo tiempo que él no estaba presentable o que no era merecedor de que le sucedieran cosas buenas. Por supuesto que estas impresiones lo llevaban a malograr todas sus probabilidades de mejorar, confirmándose a sí mismo que no podía tener éxito. Durante la terapia de vidas pasadas, el paciente pudo descifrar que, en otros tiempos, había librado al abandono sus logros personales; su matrimonio con una mujer muy hermosa e inteligente fue un fracaso y, además, había perdido a sus hijos. De pronto comenzó a beber, se dejó estar, y fue internado debido al deterioro en el que cayó. No pudo revertir esa situación y, poco a poco, comenzó a sentirse culpable y cada vez que veía a su esposa visitándolo recordaba todo lo malogrado y sentía un fuerte dolor en el estómago. El paciente trabajó esa experiencia durante las sesiones de regresiones, comprendiendo que lo que no había resuelto allí le traía consecuencias en esta vida. El resultado fue que, a partir de esa experimentación tan profunda que le permitió llegar hasta el nudo del problema, la persona resolvió en un noventa por ciento esa sensación de miedo y desvalorizaciòn ante aquellas oportunidades valiosas para su desarrollo personal.

Para comprender más profundamente este ejemplo diremos que, en cada cuerpo energético, también quedan las marcas enquistadas de las circunstancias traumáticas vividas, obstruyendo de este modo el libre fluir de la energìa en y entre cada uno de nuestros cuerpos sutiles. La herida se mantiene en el inconsciente del cuerpo mental, por lo tanto, esa será la representación, la marca, la grabación, que rige actualmente nuestra vida. Es precisamente recordando lo traumático cuando dejamos de repetirlo y logramos elaborarlo en el plano consciente, sintiendo que desde ese momento nos liberamos de las cadenas que nos ataban al trauma.
Cuando nos referimos a las fobias, dolores crónicos, situaciones conflictivas repetidas y relaciones complicadas, seguramente encontraremos su origen en otro tiempo y lugar y, nuestra obligación y responsabilidad para con nosotros mismos es sentirnos más libres en cada renacimiento, desarrollando una vida cualitativamente mejor a medida que crecemos, hecho que se logra viviendo cada etapa como nueva, pero utilizando siempre lo que hemos aprendido anteriormente.

La terapia de Vidas Pasadas no sólo es una herramienta eficaz en la resolución de los conflictos sino que también, con ella, pueden curarse definitivamente muchas de las dolencias físicas que nos aquejan permitiéndose así cada uno lograr lo que desea en la vida en vez de aceptarse con todas las limitaciones.
Artículo extraido de la revista El portal Holistico