martes, abril 21, 2009

La Contaminación Eléctrica en el Hogar


Autor: Mariano Bueno

Es relativamente sencillo detectar la contaminación eléctrica en el hogar mediante detectores de campos eléctricos de bajo coste totalmente fiables. La contaminación eléctrica en el hogar puede ser causante de problemas de salud que no tienen explicación.

Hay un sinfín de patologías asociadas a la contaminación eléctrica en el hogar. La mayor parte remiten y desaparecen al poco de dejar de estar expuestos a la contaminación eléctrica.
En la mayor parte de las prospecciones geobiológicas de viviendas, hallamos habitualmente una serie de problemas tan cotidianos como poco conocidos y que están muy asociados a las deficiencias de las instalaciones eléctricas de las casas. En geobiología resulta habitual relacionar graves problemas de salud con la permanencia en zonas de fuertes alteraciones telúricas corrientes de agua subterráneas, alteraciones magnéticas o geofísicas, etc. y, sin embargo, hay un sinfín de patologías leves en ocasiones también graves asociadas a la contaminación eléctrica doméstica o del lugar de trabajo.
¿Duerme mal por las noches? ¿Se despierta con frecuencia? ¿Padece insomnio, nerviosismo o estrés? ¿Se levanta por la mañana más cansado que cuando se acostó? La respuesta afirmativa a estas preguntas puede dar pistas para sospechar que está usted expuesto a la contaminación eléctrica, lo que puede ser debido a que tiene cerca de la cama una lámpara, un radio-reloj, un televisor u otros aparatos eléctricos, o a la incidencia de campos eléctricos presentes en las paredes sobre todo en la del cabezal de la cama que inducen constantes cargas eléctricas en el cuerpo de la persona que está acostada, alterando determinadas funciones biológicas y neuronales. No deja de sorprender que existan tantos estudios y conocimientos en torno a la actividad eléctrica corporal el llamado bioelectromagnetismo y, paralelamente, que resulte un tema prácticamente desconocido para la mayoría de la gente.
Nuestros conocimientos sobre la electricidad corporal apenas van más allá de hechos tan conocidos como que la actividad neuronal los pensamientos e imágenes mentales se producen mediante la circulación de electrones a través de la complejísima red neuronal, o que la fuerza muscular está condicionada por la descarga de electrones sobre las masas de fibras musculares, lo que provoca su contracción. En la práctica, se ha investigado mucho sobre la contaminación química (moléculas) o incluso la contaminación sonora (ondas que mueven el aire), pero apenas conocemos los resultados de las investigaciones en torno a la contaminación eléctrica o electromagnética.
A menudo nos llegan noticias sobre los peligros que corre la salud de quienes viven en la proximidad de líneas de alta tensión, transformadores o antenas de telecomunicación especialmente peligrosas son las antenas de telefonía móvil pero son pocos los datos referentes a la contaminación eléctrica a nivel doméstico. De hecho, lo único que suele preocuparnos al respecto son los posibles riesgos de una electrocución por contacto con cables eléctricos mal aislados o por deficiencias en la instalación eléctrica; incluso nos preocupa la posibilidad de un incendio doméstico producido por sobrecarga en la red eléctrica o por el contacto fortuito de algunos cables en las cajas de conmutadores.
A la mayor parte de quienes, por nuestro trabajo, nos relacionamos con los problemas de salud entorno a las viviendas, nos gustaría que se tomara más conciencia de otro tipo de problemas y trastornos derivados de las malas instalaciones eléctricas y que, aunque no se asocian a cánceres o enfermedades graves degenerativas, en la práctica, de hecho, están mermando la salud general y creando continuas molestias a numerosas personas que viven en total desconocimiento de las causas de tales trastornos. No obstante, lo realmente triste es constatar que la mayor parte de tales trastornos desaparecen desde el momento en que se corrigen las deficiencias de la instalación eléctrica o se la desconecta a la hora de ir a dormir.
Es frecuente encontrarnos con casos de personas que, padeciendo trastornos del sueño o dolores de cabeza pertinaces para los que no hallan solución por las vías médicas convencionales ni mediante terapias alternativas, consiguen descansar perfectamente y olvidarse de sus jaquecas con la simple práctica de desconectar la instalación eléctrica de las habitaciones a la hora de irse a dormir. Hay un sinfín de patologías asociadas a la contaminación eléctrica en el hogar sobre todo en los dormitorios y debido a que solemos pasar una media de ocho horas en la cama. La mayor parte de tales molestias suele estar asociada a trastornos nerviosos excitación neuronal, tensiones musculares dolor, agarrotamiento, cansancio y a problemas cutáneos o capilares picor, conjuntivitis o pérdidas exageradas de cabello, siendo frecuente que la mayor parte de tales trastornos remiten y desaparecen al poco de dejar de estar expuestos a la contaminación eléctrica.
Resulta relativamente sencillo detectar la contaminación eléctrica en una vivienda, ya que en las últimas décadas han aparecido en el mercado detectores de campos eléctricos de bajo costo y suficiente fiabilidad como para reconocer cuando una instalación eléctrica es defectuosa, debido a deficiencias en la toma de tierra del edificio o a la inexistencia de la misma; también el cableado juega un importante papel en este problema, habiéndose constatado que las instalaciones con cables rígidos un solo cable por conductor suelen tener mayores pérdidas de campo eléctrico que las de cable multifilado múltiples hilos finos en un mismo conductor. Tengamos también en cuenta que, en las instalaciones de 220 voltios de corriente alterna lo habitual en la mayor parte de las viviendas, existe una tensión eléctrica constante en todo el circuito, incluso cuando no hay consumo con todas las luces apagadas y los aparatos eléctricos desconectados.
Esta tensión eléctrica produce una constante fuga de electrones que saltan de la órbita cercana al cableado y circulan a través de las paredes, los muebles sobre todo los metálicos, como somieres y colchones de muelles y las superficies plastificadas (electricidad estática). Tales electrones saltan al aire y, desde él, al cuerpo humano, por el hecho de ser éste mejor conductor eléctrico que el aire el cuerpo está compuesto básicamente de agua y minerales, lo que le confiere una elevada conductividad eléctrica. Esto hace que se induzcan constantemente cargas eléctricas desde las paredes cargadas y los aparatos eléctricos conectados a la red aunque estén apagados con las consiguientes sobretensiones eléctricas, capaces de producir los trastornos descritos, sobre todo en las personas más sensibles.
En este punto cabe señalar que cada individuo posee un particular grado de sensibilidad a la contaminación eléctrica o al exceso de electricidad estática o ambiental, lo que explica que algunas personas sufran los trastornos descritos, mientras que otras no acusan molestia alguna. Lo primero que tenemos que hacer, en caso de sospechar que estamos padeciendo trastornos por exposición a cargas eléctricas en el hogar, consistirá en probar a dormir varias noches desconectando toda la instalación eléctrica de la vivienda podemos dejar el sector del frigorífico conectado, aunque no pasa nada por dejar ocho horas la nevera sin corriente, los frigoríficos actuales no se descongelan en ese lapso de tiempo. Si con esta sencilla práctica constatamos que dormimos mejor y nos levantamos sin molestias tensiones, dolor de cabeza..., podemos investigar más a fondo, ya sea pidiendo un estudio de la casa a un experto o adquiriendo un detector de campos eléctricos; hay, incluso, pequeños detectores de cables empotrados que se venden en ferreterías y grandes superficies, que pueden resultar útiles. Una vez constatada la relación trastorno-campo eléctrico, podemos optar por la mejora de la instalación eléctrica, con la corrección o colocación de tomas de tierra o el uso de cables apantallados.
En las viejas instalaciones y allí donde se haga difícil o excesivamente costosa la mejora de la instalación eléctrica, podemos recurrir a la desconexión manual por las noches dejando conectado el sector de la cocina o, lo más práctico, instalar desconectores automáticos de fase activa bio switch, que, en Alemania, llevan varias décadas instalándose, mientras que, en España, son prácticamente desconocidos; tan sólo existen dos o tres empresas que los importan de Alemania, Bélgica o Suiza, aunque tenemos noticias de que una marca española Orbis está en fase de desarrollo y pruebas de un circuito de desconexión con vistas a su futura comercialización. Las instalaciones domésticas de bajo voltaje 12 o 24 V en corriente continua no crean los mencionados campos eléctricos y pueden ser una alternativa en algunas casas.
Tengamos claro que, en caso de problemas, siempre pueden existir una o varias soluciones. Lo lamentable del tema es la total ignorancia al respecto en la que vivimos, lo desconocemos casi todo de cómo actúa, interactúa o interfiere la electricidad externa natural o artificial en nuestros complejos procesos biológicos. Más triste aún es constatar el hecho de que las grandes empresas de alta tecnología gastan sumas millonarias en proteger de interferencias eléctricas o electromagnéticas los sofisticados circuitos electrónicos de los aparatos que fabrican, mientras que poco se hace por evitar tales interferencias en los más aún sofisticados y sensibles circuitos bioeléctricos corporales.