Casi inevitablemente, las teorías que involucran a los antiguos astronautas, los viajes a través del tiempo y sucedáneos sobrenaturales invaden el ambiente con todo tipo de explicaciones. Sin embargo, y a pesar de que el misterio persiste bajo un manto de incertidumbre, el enigmático astronauta de la Catedral de Salamanca parece tener una explicación bastante mundana.
La enigmática figura se encuentra situada en la entrada a la Nueva Catedral, posado en un pilar, y representa a un astronauta con botas, casco y lo que parece ser un sistema de respiración sobre su pecho, con tubos que se conectan a una mochila en la parte posterior de su traje. Con la mano derecha agarra una especie de vid y con la izquierda sujeta una hoja cercana para apoyarse. Su cara manifiesta una perplejidad inmutable.
¿Cómo puede ser que alguien haya tallado la nítida imagen de un astronauta moderno, cuando la catedral fue construida cientos de años antes de que tal personaje irrumpiera en la faz de la Tierra?
Al parecer, todo habría sucedido en realidad hace muy poco tiempo, cuando en 1992 la catedral fue restaurada. Por entonces, la “Puerta de Ramos”, tal el nombre que recibe la entrada norte a la catedral, sufría un gran deterioro por el paso del tiempo. Así, la escultura del astronauta sería una añadidura del mampostero Miguel Romero, hecho que se habría escapado a la observación del arquitecto Jerónimo García de Quiñones, a cargo de la restauración. El hecho habría obedecido a una vieja tradición, por la que los restauradores suelen incluir algún elemento moderno, propio de la época en que se realiza la restauración; en este caso, un astronauta.
Claro que es sólo una hipótesis, mientras que son muchos los que sostienen que la figura está allí desde la construcción original de la catedral y solamente habría sido restaurada por algunos daños en su estructura. Sin fotos, testigos ni evidencias que permitan saberlo a ciencia cierta, las conclusiones, sea cuales fueren, son aún mera teoría.
