lunes, abril 20, 2015

Nuestras zonas tóxicas.

Sura Lillo
Especialista en Psicosomática Clínica y Humanista (FPSH)
Máster Terapia con Obsidiana (SITO) México DFTus zonas tóxicas

Una reflexión desde la Psicosomática Clínica acerca de LA SOMBRA en las RELACIONES.

“Las relaciones interpersonales son un arte, saber relacionarnos con los demás con amor, respeto, consideración y educación debería ser una prioridad en nuestra vida.”
El modo en que nos comportamos con los otros refleja nuestro interior, nuestra psique, así cuando nos referimos a “personas tóxicas” hacemos referencia a aquellas, que de modo inconsciente, proyectan su lado oscuro sobre los demás, proyectan todo aquello que no está sanado e integrado dentro de sí mismos.
Es en la relación interpersonal donde la persona tóxica se manifiesta, esta puede llegar a desgastar, intimidar, cosificar, ningunear o culpabilizar, manipular… En definitiva la persona tóxica te cansa te agota, te deja sin energía.

Origen del Comportamiento Tóxico
La RELACIÓN nos lleva al modo de comunicarnos, de expresarnos con los otros, el cómo yo me relaciono con los demás, cómo interactúo. Ambientes familiares disfuncionales pueden llevarnos a manifestar problemas para relacionarnos con los demás equilibradamente, puedo sentirme inseguro expresándome, tener miedo “al qué dirán”, sentirme excluido, apartado, ausente,.. Ser el payaso triste, ser demasiado bueno….etc.
Las razones por la que una persona funciona así pueden ser muchas, pero una gran carga de programasTransgeneracionales pueden estar detrás, programas intrauterinos, infantiles…etc.
Por tanto el no juicio es un aspecto esencial para poder entender tales comportamientos, la persona que es dañina, en verdad se daña a sí misma, no se soporta dentro de sí misma, por esto necesita proyectar su ira al exterior, quizás ha sufrido demasiados reveses o procede de un clan que los sufrió, quizás su experiencia de vida ha sido muy dura. Siempre hay una razón.
La sombra o inconsciente no es algo particular que afecta a unos pocos, es la fuerza que mueve tu vida sin que tú te des cuenta, aparece en tus sueños, tus patologías y conflictos relacionales. El inconsciente mueve las leyes naturales de la supervivencia humana.

Un desequilibrio o enfermedad es el lenguaje que usa nuestro inconsciente para transmitirnos un mensaje. Y es nuestro cerebro biológico el que rige esas leyes de supervivencia, un determinado comportamiento puede asegurar la perpetuación de la especie humana. Nos proyectamos dentro del clan no solo somos individuos aislados, sino que por el contrario, estamos conectados genéticamente con nuestro linaje.
Por tanto a la hora de entender un comportamiento tóxico hemos de valorar todas las posibles influencias que hayan podido causar ese desequilibrio en la persona, no somos tan libres como pensamos, la vida de nuestros ancestros sigue presente a modo de programas celulares, dentro de nosotros, llevándonos a evocar inconscientemente a los mismos a través de elegir profesiones reparadoras, enfermedades hereditarias, comportamientos o conductas nocivas, desordenes amorosos, etc.

No nos engañemos, todos tenemos un lado menos bonito, un lado oculto que no consideramos a la altura de nuestros principios morales, principios a veces absorbidos por la educación recibida, etc., sea cual sea nuestra más intima razón, queremos tapar, ocultar, negar esa parte de nosotros, para ello construimos un personaje que mostrar al exterior, un personaje que actúa intentando ser alguien que realmente no es. Todo ello conlleva un desgaste de energía psíquica considerable, propiciando en muchos casos un desequilibrio comportamental.
Todas las personas tenemos un lado consciente, es decir, aspectos que aceptamos de nosotros mismos, y un lado inconsciente, este aspecto no es reconocido por el individuo y se refleja y proyecta en su comportamiento hacia los otros.

Hablar de personas tóxicas es hablar de personas en desequilibrio, personas que han creado un mascara que compensa sus carencias y miserias internas.
La persona que es tóxica, por lo general, no es consciente del daño que causa a corto plazo, son los otros los que perciben y sufren los estragos de su comportamiento nocivo, pero a largo plazo a la persona tóxica también termina llegándole su san Martín.
Los Comportamientos nocivos terminan, con el tiempo, convirtiéndose en enfermedad, física o mental dependiendo del individuo. Así los problemas de comportamiento terminan mellando en la personalidad, creando un problema Psicológico.
Todos nos hemos encontrado más de una vez con este tipo de actitudes, amigos, compañeros de trabajo, jefes, hermanos, pareja…están por todas partes. ¿Qué puedo hacer yo para reconocer este tipo de personas? O quizás, ¿soy yo una persona tóxica? La cuestión aquí no reside en ver la paja en el ojo ajeno, sino entender que somos RELACIÓN, hemos de interactuar con otros lo queramos o no. Y dentro de las relaciones hemos de encontrar el equilibrio primero uno dentro de cada uno.

Estas son algunas de las actitudes Tóxicas con las que podemos encontrarnos, digo actitudes y no personas porque en algún momento nos podemos ver reflejados, puesto que todos los individuos tenemos un lado oscuro, un lado inconsciente que controla nuestras vidas.
Todos tenemos nuestros días malos, y cada uno de nosotros está propenso a estar nostálgico de vez en cuando. Sin embargo, cuando se trata de personas tóxicas, la nostalgia parece ser un estado permanente de ser y sentirse triste, melancólico, enojado, negativo, acusador, etc… Y se convierte en un rasgo primario de la personalidad en lugar de un estado mental temporal. Debemos estar atentos a los siguientes tipos de modos de comportamiento tóxico:

1.El “cabreado” con la vida: Una persona que siempre está enojada, alterada, gritando y que reacciona contra todo el mundo de forma volátil es una persona tóxica. Estas personas necesitan mucha ayuda, pero no es necesario dejarte maltratar. Estar cerca de una persona como ésta hará que te enojes, veas ofensas donde no las hay, reacciones en lugar de reflexionar y tengas miedo. Debes alejarte o distanciar los encuentros por el bien de tu salud.
2.El que dice que todo el mundo está podrido: Una persona con esta visión del mundo siempre está desanimada y encuentra el lado oscuro en todo. Y le encanta la compañía desdichada. Mientras más pensadores oscuros estén de acuerdo con sus teorías conspiratorias y miedo, mejor. Por extraño que parezca, esta persona a menudo será competitiva con su desgracia, tratando de superar la desgracia de cualquier otra persona. Esta persona es propensa a ver los errores de la gente como enormes transgresiones (y por lo tanto no puede perdonar) y a temer que las personas la decepcionarán en algún momento. Vive en un estado de constante negatividad determinada por el destino y desesperanza. Dado que no se sienten capaces de cambiar su dirección, tratarán de arrastrarte con ellos.
3.El que busca atención: Es una persona insegura, incapaz de crear su propio sentido de autoestima y emocionalmente inmadura. Estas personas tienden a “aferrarse”. Quieren tu atención, la quieren cuando la quieren (¡ahora!) y tienen que ser el centro de todo. La necesidad constante de esta persona de que la escuchen y la rescaten te desgastará. Y su incapacidad de tranquilizarse y dar un buen vistazo a sí misma significa que tratará de absorber la energía y la vida de alguna otra parte, es decir, de ti.
4.El chismoso: “Cuando todo lo demás en tu propia vida falla, divulga las desgracias de otras personas”, es el lema de este complicado personaje. En lugar de guardar las confidencias y ser solidario, esta persona permite que los sentimientos de envidia se apoderen de ella, en vez de canalizar sus sentimientos de envidia hacia otro lado. Desafortunadamente, el chisme es emocionante para quien lo escucha en un principio, pero es como el alto nivel de azúcar: estalla rápidamente y los desagradables efectos posteriores hieren a todos.

Es responsabilidad de cada uno estar equilibrados emocionalmente para poder relacionarnos de forma más constructiva, buscar nuestro centro y equilibrio interno se vuelve necesario, si no es así, harás sufrir o sufrirás al lado de alguien, ¿vale la pena?

Por eso la mejor herramienta que tienes de trabajo para limpiar tus zonas Tóxicas es trabajar tu propia historia, trabajar tu inconsciente, terapias como la Psicosomática Clínica o la Terapia con Obsidiana pueden ayudarte a lograrlo.
Haz visible lo invisible, haz posible lo imposible, tu eres, tu puedes.
Conócete a ti mismo, Conoce tus orígenes, activa tus potenciales.