martes, junio 09, 2015

El físico "Seth LLoyd" ejemplifica el acertijo cósmico que representa el Multiverso

PIJAMASURF

Una de las teorías más fascinantes y ampliamente aceptadas que han surgido en la física en la última época es la interpretación de los muchos mundos o “universos paralelos”. Hace unos años una encuesta mostró que, entre un grupo de los físicos más reconocidos, 58% consideró que está teoría es verdadera. Esto es algo que merece detenerse a reflexionar, ya que esta interpretación, primero articulada por Hugh Everett, altera radicalmente la naturaleza de la realidad como la conocemos.

En resumidas cuentas, la teoría resuelve elegantemente muchos de los predicamentos matemáticos de la física cuántica en relación con la teoría de la relatividad apelando a que cada vez que tomas una decisión o haces una observación todos los posibles desenlaces ocurren, sólo que no los percibes porque en ese momento continúan en otro universo donde existe otra versión de ti, y así hasta el infinito realizando infinitesimales variaciones. En cierta forma todo ocurre todo el tiempo, todas las posibilidades –aunque nosotros sólo tengamos conciencia o, mejor dicho, coherencia, de una.
Un divertido y didáctico ejemplo es la correspondencia entre David Deutsch y Seth Lloyd, dos de los físicos más importantes de la actualidad. En lo que se convirtió en un formidable episodio de “tenis mental”, Lloyd le escribió a Deutsch:
Te escribo para contarte un suceso extraño que ocurrió hace un par de semanas en la librería de MIT. Estaba enfrente de un anaquel, intentando decidir si comprar tu nuevo libro o el de Roger Penrose. Ahora bien, como tú sabes las neuronas son células notoriamente sensibles, capaces de amplificar los efectos más diminutos. Como resultado de una pequeña fluctuación mecánica-cuántica, unos pocos químicos transmisores extras llevaron a una neurona a su umbral provocando que disparara, detonando una ráfaga de actividad neural que me hizo, a manera de un impulso, comprar tu libro, The Fabric of Reality. Al leer el libro descubrí que tú sostienes la llamada “interpretación de los muchos mundos” de la mecánica cuántica, en la que cada fluctuación cuántica causa que el mundo se bifurque en partes diferentes, cada una de las cuales es igualmente real. Parece que estas sugiriendo que en otro mundo igualmente real hay otro yo, igualmente real, que está leyendo el libro de Penrose. ¿Cómo te atreves a afirmar esto? Realmente compré tu libro y realmente prefiero estar leyéndolo en vez del de Penrose. ¿Quién eres tú para decir que ese impostor que está leyendo a Penrose es tan real como yo? Espero tu respuesta.

El físico Seth Lloyd, aunque sea sólo con fines narrativos para poder debatir a David Deutsch, vivió aquí lo que podemos llamar una metasincronicidad. Reflexionando sobre el proceso cuántico de tomar una decisión compró un libro sobre cómo con cada acto el universo se bifurca, un libro que explica justamente el proceso que vivió al decidir comprar ese libro (que en realidad anula la decisión). Esto es una coincidencia significativa –la definción de Jung de la sincronicidad– en un ámbito metarreferencial. En el caso del universo significante de Jung, lo que da realidad o “coherencia” (para usar el término cuántico) es el significado de las cosas, más allá de causalidad: todas las bifurcaciones ocurren en relación con la mente, son fenómenos mentales que se imprimen en el espacio-tiempo del multiverso. Hay una paradoja implícita, según Deutsch: “La realidad es un multiverso, una entidad enorme que, en una escala masiva, tiene una estructura que semeja múltiples copias del universo de la física clásica, pero que es, en una escala suficientemente fina, un sólo sistema unificado”.

La correspondencia –la partida de tenis cuántico– entre Lloyd y Deutsch discutiendo el tema de qué tan reales son las “copias” que se disgregan en otros universos es fascinante y un tanto compleja. Aquí el link para seguirla. Al primer cuestionamiento de Lloyd, Deustch contestó:
En el sentido en el que tu decisión dependió de eventos aleatorios, ciertamente hay otras versiones de ti, igualmente reales, en otros universos, que eligieron de manera diferente y ahora viven las consecuencias. ¿Por qué creo esto? Sobre todo porque creo en la mecánica cuántica. Sólo escribe la ecuación describiendo la moción de esas ominosas moléculas transmisoras, y su efecto en ti y en el ambiente. Nota que su “aleatoriedad” consta de que hacen dos cosas a la vez: cruzando esa sinapsis y no cruzándola; y que su efecto en ti fue igualmente que hiciste dos cosas a la vez: comprar mi libro y comprar el libro de Penrose. Dichos efectos se difundieron, haciendo que todo hiciera varias cosas a la vez, que es lo que significa decir que hay “universos paralelos”. Y aún más, los universos se afectan entre sí. Aunque los efectos sean diminutos, se pueden detectar en experimentos cuidadosamente diseñados.
Pocas cosas más fascinante y cognitivamente vertiginosas que escuchar los ecos de otro universo o percibir el punto de “decoherencia” en el que se bifurcan nuestras vidas, ese permanente ramificarse en otro que podría ser una definición del infinito y de ser infinito.