Lo primero que un ser humano hace al salir del vientre de la madre es inspirar aire por primera vez. Y con la primera bocanada de aire de este mundo aspira también los primeros olores. Sin saber aún porqué, identificará también instintivamente si un olor le agrada o no, si es ofensivo o agradable. Sabrá a que huele su madre y no confundirá su aroma con otro.
Los aromas, un proceso que empieza en nuestra nariz y va directo al cerebro, es ya de por sí mágico y puede ser potenciado, aprendido y utilizado en el transcurso de nuestra vida. Como comprobaremos los aromas pueden potenciar nuestra imagen, la suerte o servir para atraer a la persona amada.
Un poco de Historia
Como decíamos los aromas se hallan presentes en toda actividad humana desde el principio de los tiempos. Con el descubrimiento del fuego, se le abre al hombre primitivo no solo el apetito por nuevas formas de preparar la comida, sino también todo un universo de fragancias al cocinarla. Desde entonces se comenzaron a utilizar aromas en los rituales, ya fuera de unión de los vivos o de despedida de los muertos, de nacimientos o de ritos de madurez, de bienvenida o curativos, etc.
Todas las civilaciones antiguas tienen un epígrafe aparte para la historia de sus aromas preferidos y para qué se utilizaban. En el Egipto faraónico, la perfumería era considerada para todo un arte y vetada sólo a aquellos que aprendían sus secretos. Los aromas servían para alejar la mala suerte o para honrar a dioses y faraones y el incienso era un elemento indispensable en cualquier templo del imperio.
En Babilonia y Grecia eran muy apreciadas las comidas aromáticas y especiadas y quemaban habitualmente incienso fragante en las hogeras para purificar los rituales de sacrificio y para eliminar demonios hostiles. Y sin duda los árabes fueron grandes maestros en el arte de la perfumería. En documentos de hace 1000 años ya encontramos referencia a la importancia que desempeñaban los aromas en casi todas las actividades de sus gentes. Mágicamente lo utilizaban para potenciar la sexualidad y embriagar los sentidos para entrar en comunión con el universo.