J. Cámara
Los guías han recibido diferentes nombres a lo largo de la historia. Unos los llaman “Maestros“, los católicos y cristianos los llaman “ángeles“, etc. En verdad, lo que menos importa es el nombre. Nosotros preferimos el término de Guía o Maestro. Estos seres nos acompañan a lo largo de toda nuestra existencia en la Tierra y aún después de ella. Tienen diferentes misiones, entre ellas ayudarnos y guiarnos en la incertidumbre.
A través de hipnosis, como le sucedió por ejemplo a Brian Weiss en el libro “Los mensajes de los sabios“, los Guías pueden hablar con nosotros a través de la persona hipnotizada. Elisabeth Kubler Ross, por ejemplo, habla también de su guía en el libro “La rueda de la vida “. Este fue el caso de J. Crowley, a través de la cual los Guías revelaron información muy importante sobre cómo podemos trabajar con ellos y quienes son:
“Nuestro propósito, en lo que concierne a ustedes, es ayudar a conectarlos a su divinidad, a lo milagroso de su ser.
También, para acortar algunas de las luchas que tienen al tomar un camino largo y tortuoso de aquí a la iluminación. Estamos aquí como instructores de base, diciéndoles cuando deben quedarse a salvo y cuando deben correr. Somos lo más efectivos y podemos hacer lo mejor, cuando nos escuchan porque es una invitación implícita. Seguimos las leyes del universo, de no interferir en la vida o en el karma o libre voluntad, a menos de que se nos sea solicitado. Por ello, una parte importante de trabajar con nosotros es el aprender a solicitarlo. No importa que tan pequeño o que tan grande sea esa el solicitarlo, luego escuchen y estén abiertos para la respuesta o lo fructífero de esa petición. Siempre estamos ahí. Nunca te juzgamos”...
El doctor Michael Newton, psicólogo e hipnoterapeuta, habla muy extensamente de estos guías, estos seres de luz, en “Destino de las almas” y “Journey of souls“. Sobre sus investigaciones hablaremos en otro post, ya que es necesario tener más información básica antes de adentrarse ahí.
Ya conocemos algo más a estos Guías. Pero ¿cómo podemos contactar con ellos? Los niños lo tienen fácil, aunque los adultos los confunden con “amigos imaginarios”. Según vamos creciendo, ese contacto se pierde por nuestra culpa, pero ellos siguen ahí. El diálogo interior y la meditación son dos buenas formas de llegar a ellos. En primer lugar debemos creer que existen, y creerlo desde el interior. Esto hace que estemos más receptivos a sus palabras. Una vez que lo creemos, podemos entablar una conversación con nosotros mismos. Plantearnos preguntas, hablar a solas y ver cómo poco a poco, una voz en nuestro interior nos comienza a contestar. A veces creemos que es la imaginación, y no vamos mal encaminados, sin embargo en nuestra imaginación es donde ellos aprovechan para comunicarse con nosotros. Ellos son positivos, siempre tienen soluciones, por lo que si lo que escuchamos es negativo, nuestra imaginación nos está jugando una mala pasada. Los Guías, a través de J. Crowley, lo explican así: “Generalmente, sientes el consejo. Si el consejo te hace sentir seguro, fortalecido y amado, entonces diríamos que es digno de confianza. Si el consejo, no lo hace, entonces seguramente lo has traducido mal. Porque, el consejo que llega de los guías nunca llega desde el miedo. Te transmitimos en paquetes de energía, pero eres humano y no estás acostumbrado a ello, por lo que puedes cometer errores en su traducción”
Además de este diálogo interior, está la meditación. Aprender a meditar es fantástico y nos abre las puertas a varias cosas, como contactar con nuestros guías y con nosotros mismos, ver vidas pasadas, relajarnos e incluso sanarnos. Todos los estudios científicos sobre la meditación hablan de grandes resultados a nivel físico. Desde aquí no puedo enseñarte a meditar, aunque trataremos de traer texto que ayudan, pero hay muchos libros y cedés que puedes encontrar en Internet o en librerías y que te serán tremendamente útiles. A través de la meditación abrirás tu mente a nuevas experiencias y estarás más receptivo a sus mensajes.
Los Guías se valen de cualquier cosa para enviarnos señales. Una frase, un texto, una canción, unos números que se repiten sin parar, un anuncio en televisión… todo te sirve para escucharlos y saber si ese mensaje va dirigido a ti. Tu intuición te lo dirá si estás abierto a ello. A modo de ejemplo, recuerdo cuando una amiga estaba muy enamorada de un chico que no le correspondía. Ella ya lo sabía, pero seguía teniendo dudas. Una noche, mientras hablábamos de ello, sonó en la cafetería la canción de Laura Pausini “Él no está por ti”. Eso fue una señal. Eso le sirvió para confirmar sus dudas. Poco después se enteró de que este chico tenía novia desde hacía varias semanas. Recuerdo otro caso en el que una canción sirvió de pista. Un amigo mío tenía dudas sobre su relación de pareja. Quería irse, cada vez se sentía peor, pero le costaba saber si estaba en lo correcto. Mientras hablábamos de esto paseando por la calle, escuchamos de lejos, en un coche, la canción “Me voy”, de Julieta Venegas. Era otra gran pista para ayudarle a tomar su decisión.
Pero, sin duda, las pistas que nos envían a través de los números son realmente alucinantes. ¿No te ha pasado nunca que de pronto empiezas a ver siempre los mismos números? Cada día, al mirar el reloj, son las 3:33. Los teléfonos a los que llamas siempre tienen muchos sietes, por ejemplo. Las matrículas de los coches no dejan de repetir números cuando las miras. Es como si alguien estuviese poniendo frente a ti esos números, como si tratasen de decirte algo. Pues esos números son pistas.