martes, junio 14, 2022

Paleo Astronáutica del Egipto Oculto

Francis Crick

La paleo astronáutica, astro arqueología o exo arqueología, son disciplinas no académicas que tratan de establecer los orígenes y la historia de la humanidad desde la creencia de que en el pasado existieron civilizaciones tecnológicas muy avanzadas, que probablemente tuvieron inicio en la intervención de seres procedentes de otros mundos.

La presencia de objetos anacrónicos, restos arqueológicos de difícil interpretación y una nueva visión de las viejas leyendas y mitos de las antiguas civilizaciones constituyen su principal fuente de análisis e investigación, todo dentro de un amplio campo de estudio multidisciplinario que abarca a la mayoría de ramas de la ciencia, como biología, historia, arqueología, física, astronomía, etc., etc.

Autores como Charroux, Däniken, Kolosimo, Chatelain, etc., popularizaron hace ya algunas décadas la teoría de una intervención extraterrestre en tiempos remotos. Si bien repudiada por la ciencia oficial, no han faltado quienes desde sus filas hayan reconocido la posibilidad de tan revolucionaria teoría, por ejemplo el Premio Nobel Francis Crick, a pesar de poder caer en desgracia. Una teoría que, por otro lado, ha sido tratada de enterrar en varias ocasiones definitivamente, pero que la curiosidad y el inconformismo de muchos investigadores ante las explicaciones ortodoxas de la ciencia oficial, hacen que renazcan y tomen fuerza de nuevo, a medida que la propia ciencia descubre progresivamente la inmensidad del Universo y la posibilidad de la existencia de vida en otros mundos.

La propia aparición de la vida en la Tierra, la existencia del hombre, así como el desarrollo de la inteligencia, son campo de batalla de la comunidad científica. Mientras, en el otro extremo, el mundo de las religiones da respuestas a las incógnitas del hombre dando la espalda a la ciencia. La teoría paleo astronáutica pudiera ser un punto de encuentro, un tercera vía, que diese respuesta al origen del hombre a mitad de camino de lo expuesto por la ciencia y la religión. Los viejos dioses de todas las religiones tomarían entonces el aspecto de los actuales astronautas y de los futuros, que colonizaran nuevos mundos, y muchas de las dudas que hoy no encuentran respuestas verían la luz bajo una nueva perspectiva histórica...

Nuestra intención en esta sección de Mundo Oculto es mostrar un pequeño catálogo de evidencias que apuntan a la posibilidad de que en el pasado existieron elevados conocimientos tecnológicos, bien foráneos o bien quizá de civilizaciones procedentes de las estrellas. Se podrá estar de acuerdo o no, pero lo que si es seguro es que la historia, tal como nos la han contado, no tiene nada que ver con la realidad.

Que cada uno saque sus propias conclusiones...., y por favor, no cerremos ninguna puerta ni caigamos en dogmas. Como dice la letra de una canción del canta-autor L.E. Aute:... "...que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar, siempre de paso...".

PALEOASTRONÁUTICA - UNA HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE - UN POCO DE EXOBIOLOGIA

Cada día esta más extendida entre la comunidad científica la existencia de vida fuera de nuestro planeta. Incluso los más atrevidos e innovadores científicos estudian la posibilidad de que el inicio de la vida en la Tierra, tuviese un origen exterior, proveniente del bombardeo de meteoritos, cometas u otros elementos procedentes del espacio, portadores de la semilla necesaria que causase una reacción en cadena hasta llegar a la aparición del hombre millones de años después. Esta posibilidad ya aparecía en la prestigiosa revista Nature en 1.961, de la mano del científico español Joan Oró.

En 1.962 se entregaba el Premio Nobel a Francis Crick, conjuntamente con James Watson, por el descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico o ADN. Tras años de trabajo e investigación , Crick comenzó a defender la idea no sólo de que la vida en la Tierra se originó en el espacio, sino que ésta fue traída deliberadamente hasta aquí, por alguna civilización extraterrestre. En su libro "Life Itself", el premio Nobel nos asegura rotundamente sobre estos remotos visitantes extraterrestres: ..."esos seres descubrieron nuestro mundo en formación. Entonces se embarcaron en una experiencia que hoy nos parece imposible pero que, dentro de unas decenas de años, estaremos en condiciones de emprender..."

Estas ideas hace tan solo unas décadas, eran calificadas dentro del genero de la ciencia-ficción . Sólo un mayor conocimiento del Universo y del mundo que nos rodea en general, ha sido capaz muy lentamente de ir ganando terreno entre los sectores más conservadores de la ciencia, que aun hoy siguen teniendo "la sartén por el mango", y que continúan siendo muy críticos con esta hipótesis. Para estos científicos más conservadores, nuestro planeta es un caso único y excepcional en el Universo, donde una serie de casualidades han dado lugar a la vida y a la inteligencia. En pocas palabras, este insignificante planeta perdido a las afueras de una de los muchos millones de galaxias existentes en el cosmos es…, "irrepetible", y nosotros como especie, somos la élite máxima que puede encontrarse . ¡Viva la madre que nos parió!.

La prueba definitiva de la existencia de vida extraterrestre aunque sea en formas muy elementales, cada día parece estar más cerca, y en esa dirección trabajan en la actualidad todos los grupos de trabajo que investigan el Universo, y muy probablemente sea una de las primeras grandes noticias a nivel mundial que veamos en el inicio del siglo XXI.

En este difícil equilibrio que hay dentro de los distintos sectores que engloban la comunidad científica, parece haber un consenso, un intento tranquilizador para unos y una válvula de escape para las conciencias de otros a la hora de determinar el tipo de vida que van a encontrar. Pequeños microorganismos, bacterias u otras formas de vida muy simples, que no compliquen mucho más, el ya de por sí complejo problema al que se enfrentan.

Como primer paso no está nada mal pero, esta misma delimitación choca frontalmente con uno de los principios básicos de la vida, que es la de abrirse paso y evolucionar hacia formas más complejas, como sucedió en la Tierra, por lo que admitir la existencia de pequeños microorganismos conlleva inmediatamente a barajar la posibilidad casi segura, de que existan otros elementos mucho más evolucionados, ¿hasta dónde podría haber llegado esa evolución?. Y a partir de aquí, que cada uno llegue hasta el limite que su conciencia y prejuicios le marquen.

Este mismo miedo, este terror a salir del cascarón de la ignorancia ya lo hemos podido ver en otras ocasiones. Hablar de la existencia de vida extraterrestre produce el mismo vértigo que causaba hasta hace muy poco, la posible existencia de agua en otros rincones del Universo y la más que ingenua duda de la existencia de planetas extrasolares (en 1.994 no se conocía ninguno). Hoy ya se cuentan por decenas, a pesar de la enorme dificultad de su localización, pues la luz que reflejan procedente de sus soles, es demasiado débil para ser captada por nuestros telescopios. Incluso uno de ellos ha podido ser visualizado directamente desde el observatorio William Herschel en las Islas Canarias, a pesar de estar a una distancia de 55 años luz,...por cierto, que nadie se asuste pero....., es azul.



¿Sería posible para una civilización extraterrestre que nos observase que, no fuésemos más que una cultura primitiva en un periodo de evolución vigilado?

Los satélites de Júpiter las primeras referencias en la búsqueda de vida extraterrestre dentro de nuestro Sistema Solar.

Constituyen una de Reconstrucción de "Lucy" a partir de los restos óseos encontrados por D. Johanson y que bautizó con ese nombre. Fueron encontrados en 1.974 en Etiopía. Este esqueleto de Australopithecus Afarensis tiene una antigüedad de casi 3.000.000 de años. El Universo se aproxima a los 20.000.000.000 de años.

HACE MILES DE MILLONES DE AÑOS

La antigüedad de la Tierra por un lado, y la del Universo por otro, siguen siendo caballo de batalla de los investigadores, pero todos coinciden en que el proceso del origen de la vida que llevó a esos pequeños organismos primigenios sobre la Tierra a través de un largo periodo hasta la aparición del Homo Sapiens, constituyen un periodo irrisorio de tiempo si lo comparamos con la existencia del Universo. Un Universo por otro lado que, desde su nacimiento hasta el día de hoy, ha visto nacer y morir a millones de estrellas, y con ellas a muchas posibles formas de vida. ¿En cuántos de esos procesos habrán evolucionado hasta cotas similares o superiores a nosotros, esos mismos organismos que nuestros científicos esperan encontrar?. ¿Cuántas civilizaciones habrán surgido para volver a desaparecer engullidas por el inexorable paso del tiempo, cuando sobre la Tierra ni siquiera existía la vida?.

En todo el tiempo de existencia de la Tierra e incluso mucho antes, ¿cuántos otros casos iguales al nuestro, se han podido dar sólo en nuestra galaxia?. ¿Cuántos planetas estarán pasando ahora por una Edad de Piedra y cuantos nos llevaran más de 1.000 años de evolución tecnológica?. Todas estas preguntas y muchas más, pueden surgir con la sola idea de la existencia de esos pequeños microorganismos extraterrestres, que por ahora sólo contemplan nuestros científicos. Demos tiempo al tiempo.

LA INFALIBLE CIENCIA DEL AYER (LA HISTORIA SE REPITE)

Para la tranquilidad de algunos individuos, el universo es demasiado gigantesco para que, pese a la posibilidad que alguna civilización hubiese surgido incluso en nuestra propia galaxia, la distancia impediría la posibilidad a esta civilización de un contacto con nuestro mundo. La estrella más cercana dista aproximadamente 4,5 años luz de la Tierra, y sólo seria posible alcanzarla si dispusiésemos de una tecnología capaz de impulsar nuestras naves a una velocidad similar a la de la luz. Pero tampoco nos serviría de mucho, pues las distancias se disparan con relación a otros puntos de nuestra galaxia, comenzando a hablar ya de cientos e incluso miles de años luz, y de millones si nos mudamos de la Vía Láctea a otra galaxia.

Pero estos mismos individuos parecen olvidar que todos estos datos y todos estos inconvenientes, vienen delimitados en todo momento por nuestros conocimientos. Unos conocimientos que apenas arrancan hace unos 500 años y que algunos creen inamovibles. ¿No es esto un acto de soberbia y egocentrismo de gran magnitud?. Quinientos años de acumulación de conocimientos parecen ser razón más que suficiente, para poder competir con miles de millones de años de evolución en el Universo.

Parece ser también que algunos ignoran premeditadamente que, hace menos de 100 "ridículos años", algún que otro "genio" de la época se mofaba y se divertía, ante la posibilidad de que el hombre pudiese volar, ¿a alguien le suena la palabra aeronáutica?. Cincuenta años después, un digno heredero de tan singular genio, repetía la misma operación al negar esa misma posibilidad para que el hombre llegase a la Luna. E incluso antes que se pusiese el pie en la Luna, ¿Cuántas risas se escucharon, cuando alguien habló de alcanzar la velocidad del sonido?.

¿De verdad que es imposible alcanzar la velocidad de la luz?. ¿No existen otras posibilidades de desplazamiento por el Universo?. ¿Sería posible utilizar los agujeros negros para viajar?. ¿Se pueden alterar el espacio y el tiempo?. ¿Está ya todo dicho dentro de la física cuántica?. ¿Conocemos todos los secretos de la materia?. Por desgracia, no faltan nuevas generaciones de herederos en la actualidad, dispuestos a reírse como antaño hicieron los otros "maestrillos de la ciencia", y negar toda posibilidad de nuevos avances tecnológicos. Avances que hoy ni siquiera son imaginados por los más soñadores.

¿Cómo será nuestra tecnología dentro de 100, 500 ó 1.000 años?. Tal vez sea igual a la de algún "grupo de microorganismos extraterrestres" que en su momento evolucionaron durante millones y millones de años lejos de aquí, hasta desarrollar una tecnología. Incluso esa misma tecnología les pueda haber servido para visitar otros mundos distantes y distintos, y…. ¿por qué no el nuestro?.

Estas son algunas de las reproducciones de dibujos rupestres investigados y recopilados por el ufólogo francés Aime Michel, en un conjunto de grutas existentes en el departamento de Dordoña (Francia), entre otras cuevas como las de "Villars", "Les Combarelles", "Font-de-Gaume", "Rouffignac" y "Lascaux".

En este tipo de representaciones podemos ver, toda clase de aeronaves y a algunos seres que recuerdan las descripciones realizadas por algunos testigos , que aseguran haber visto humanoides de origen extraterrestre. En cualquier caso, son bastante expresivas, y podrían confundirse perfectamente con cualquier dibujo realizado en la actualidad.

EL NUEVO COMPLEJO DE PETER PAN

Llegados a este punto surge de nuevo otra pregunta: Si han llegado hasta aquí después de tanto esfuerzo y evolución tecnológica, ¿por qué no se dan a conocer?. No parece muy inteligente a priori semejante actitud, y más aun con lo inteligentes, guapos y bien peinados que estamos los habitantes de la Tierra, ejemplo claro donde los haya de tolerancia entre nosotros mismos, entre nuestras razas, nuestros mil cleros y nuestras mil banderas, ¿verdad?, recordad que somos la élite del Universo.

De nuevo volvemos a ser en exceso orgullosos y egocentristas por suponernos a la altura de una civilización tecnológicamente superior (el llegar hasta aquí, así lo demuestra). ¿Qué se habrán creído esos marcianillos trompeteros?. Por otro lado, ¿Quién dice que no nos hayan visitado en tiempos pasados? Pero no voy a incidir en este capítulo por ahora.

No hay que buscar muy lejos para ver una situación en la cual una cultura superior y una inferior tecnológicamente hablando se encuentren, y la primera de ellas decida no comunicarse con la inferior. Cualquier antropólogo o sociólogo sabe muy bien que una cultura muy superior acaba canibalizando a la más débil, ejemplo de ello lo tenemos a lo largo de la historia.

En la actualidad de vez en cuando los teletipos informativos nos hablan de que alguna tribu perdida en el Amazonas ha sido descubierta, y la forma de proceder es siempre la misma, excepto por razones de fuerza mayor, se procede siempre a la no intervención. No existe pues el contacto.

Una de estas noticias sobre la aparición de estas tribus aisladas, saltaba a la prensa en Junio de 1.998. A continuación se reproduce una parte del artículo aparecido en el diario El País el día 9 de Junio, en la página 29:
"...El Gobierno brasileño intentará mantener aislados y lejos del contacto de cualquier hombre blanco a los miembros de una tribu indígena hasta ahora desconocida y que fue descubierta en medio de la Amazonia, según aseguraron ayer miembros de la gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI). -Es lo que hacemos generalmente en este tipo de casos-, indicó el Jefe del Departamento de Indios Aislados (DII) de la FUNAI, el antropólogo Sidney Posuelo, tras confirmar que un grupo de colegas suyos localizó hace pocos días a la tribu en el estado amazónico de Acre y cerca de la frontera con Perú, cuando sobrevolaban la zona. -Mientras no tengamos necesidad de comunicar con ellos para advertirles sobre alguna posible catástrofe, no haremos contacto. Ningún contacto es justificable-, aseguró el antropólogo. El Gobierno Federal ya aprobó un decreto que convierte esa región en área antropológica especial y que prohíbe el ingreso de cualquier persona a la misma...".

La "no intervención", la falta de injerencia directa en nuestros asuntos, lleva implícito un claro sentido de evolución natural, y eso es algo que como anteriormente decía, nuestros antropólogos saben perfectamente. ¿Por qué ellos iban a ser diferentes con nosotros?. ¿Nos duele mucho nuestro orgullo el no estar a la altura requerida?, ¿es que no marcamos suficiente paquete?. Pasamos de estar solos y ser los reyes de la creación, a ser una comunidad más, y con el agravante de no tener ni voz ni voto. Nos da miedo hacernos mayores y salir de nuestro protector mundo preconcebido.

Ante esta actitud parece ser que algunos prefieren una huida hacia adelante, y negar por sistema, negar con miedo, toda posibilidad a que algunos de los incidentes que protagonizan los conocidos popularmente como OVNI's , tengan un origen extraterrestre.

ASPECTOS BASICOS

Hasta ahora podríamos destacar varios puntos a forma de resumen, que tenemos que tener muy en cuenta:
1.- La vida extraterrestre es una posibilidad que la ciencia oficial contempla.
2.- Las formas de vida más simples tienden a evolucionar y abrirse camino ante cualquier tipo de dificultad que se le presente.
3.- El Universo tiene una antigüedad más que suficiente para que, la vida haya evolucionado desde las formas más elementales, hasta alcanzar cotas iguales e incluso superiores a las que conocemos en nuestro mundo, incluido el ser humano.
4.- Los conocimientos humanos están limitados por una corta experiencia en el tiempo. Hace poco más de 500 años, creíamos que la Tierra era plana. Suponer la imposibilidad de viajes entre distintas galaxias, no es más que un dogma propiciado por nuestra falta de preparación. Los parámetros técnicos que utilizamos, están a años luz de los que dispondremos dentro de otros 500 años.
5.- La no intervención en sociedades poco desarrolladas es habitual entre nuestros antropólogos. Con ello se busca la no destrucción de la cultura más débil, víctima propiciatoria habitual que sucumbe ante los encantos tecnológicos de la cultura superior. Ejemplo de ello lo hemos visto en algunas tribus de las selvas del Amazonas, donde se preserva el aislamiento de estos pueblos por parte del gobierno de Brasil.

La hipótesis extraterrestre como origen del fenómeno OVNI, ¿es básicamente una necesidad sociológica, una moda o el nacimiento de una nueva pseudo religión?.

La "hipótesis extraterrestre", nace de la necesidad de respuestas que hasta ahora han sido camufladas, manipuladas o sencillamente ignoradas (normalmente el testimonio de los protagonistas de incidentes OVNI, son ignorados o minimizados) por parte de distintos organismos oficiales, en los miles y miles de incidentes OVNI que se han protagonizado en todo el mundo. Si bien muchos de ellos han tenido una explicación lógica dentro de los conocimientos y parámetros que la ciencia utiliza, otros sin embargo permanecen sin una respuesta clara, o lo que es peor, cuando esta respuesta se da, resulta muy poco convincente. Lejos de ser una moda que viese la luz a finales de los años 40, con el mítico avistamiento de K. Arnold y el no menos famoso incidente Roswell, el fenómeno OVNI acompaña al hombre desde sus orígenes, formando parte de sus tradiciones, mitos y leyendas.

Por otro lado y como más arriba hemos visto, esta hipótesis viene avalada por los últimos descubrimientos que la ciencia ha aportado, entre los que figuran, la posibilidad de vida extraterrestre, el desarrollo de la tecnología aeroespacial, y un mayor conocimiento de la física, la biología, y el resto de ciencias que propician el desarrollo tecnológico en nuestro pequeño mundo.

REFLEXIONES SOBRE LA ATLANTIDA

Existen numerosas referencias llegadas desde la antigüedad hasta nuestros días sobre distintas civilizaciones desaparecidas por cataclismos naturales o castigos divinos. De entre todas ellas, la que quizá más destaque sea la que hace referencia a la Atlántida, una enorme isla continente que el filósofo griego Platón dio a conocer en sus diálogos Timeo y Critias. Otros textos de la antigüedad como el códex maya conservado en el British Museum y conocido con el nombre de manuscrito Troano, relata una catástrofe sufrida por toda una civilización que desapareció de la noche a la mañana con sus sesenta y cuatro millones de habitantes:
"...después de haber sido levantado dos veces, el país de Mu fue engullido durante una noche, después de haber sido minado por debajo de manera ininterrumpida por volcanes subterráneos. El continente subió y bajó varias veces. Por último, el globo cedió y diez naciones quedaron arrasadas y aniquiladas..."

Otros textos como las "Tablillas Naacal", descubiertas en la India y otras más en México y el Tibet hacen referencia al mismo tipo de catástrofe sufrida por los habitantes de Mu. Muchos de estos mitos y leyendas se entremezclan con el "Diluvio Universal" de la tradición judeocristiana, donde personajes como Noé se confunden con varios héroes de otras culturas como podrían ser el Decaulión griego, Baisbasbata el superviviente de los vedas de la India, Yima en Irán, Utnapishtim en

Babilonia, Ziusudra en Mesopotamia o los del otro lado del Océano Atlántico, Coxcox, Tezpi, Tamandere, Bochica, etc... . Todos, absolutamente todos, supervivientes de grandes cataclismos sucedidos en tiempos remotos.

Del mismo modo, la aparición en diferentes partes del mundo de gigantescos cementerios de animales prehistóricos con señales de haber sufrido una muerte repentina e inmediata por avalanchas de tierra y lodo, junto con el descubrimiento de esqueletos de ballenas y otros animales marinos en macizos montañosos del Himalaya y América del Norte, han hecho sospechar a diferentes expertos en geología y arqueología que en un pasado lejano la Tierra fue víctima de fuertes convulsiones geológicas que hicieron cambiar radicalmente su geografía.

¿Todos estos relatos de la antigüedad dan crédito a lo escrito por Platón cuando hace referencia a la existencia de la Atlántida?

LA ATLANTIDA, EL COMIENZO DE UN MITO

En un texto que en la actualidad no sobrepasaría las 20 hojas y que se interrumpe justo en el momento en que se va a relatar lo sucedido a los habitantes de la Atlántida, Platón ha logrado impulsar uno de los mitos más arraigados en la memoria de la humanidad, disparando desde entonces todo tipo de especulaciones, fantasías e increíbles teorías sobre su ubicación, historia, desarrollo técnico y místico.

Según el filósofo griego, la Atlántida era una gigantesca isla continente situada en el centro del Océano Atlántico, situada más allá de las Columnas de Hércules, que es como conocían los griegos al estrecho de Gibraltar y poseedora de todas las virtudes que se puedan desear a cualquier nivel; material, climatológico, espiritual, técnico, científico, etc. En definitiva, un gran imperio rico, culto y poderoso, una especie de intento de materializar físicamente un enclave geográfico donde una vez el hombre vivió una "edad de oro". Los atlantes rendían culto a Poseidón, curiosamente uno de los dioses del panteón griego. Su organización política y social tampoco difería mucho de la establecida en Grecia. Diez dinastías reales gobernaban el conjunto de estados en los que se dividía la Atlántida, con una capital central que ejercía como centro neurálgico de toda la actividad cultural y política del imperio. Pero como si de un cuento de hadas se tratase, esta inigualable civilización cayó en los excesos terrenales dejando de lado las leyes de los dioses, sus normas y convicciones morales, por culpa de "hombres más degenerados de otras latitudes", dato este que tenemos que tener muy en cuenta en un posterior análisis. Concluye Platón diciendo que la ira de los dioses hizo desaparecer de la faz de la Tierra hacia el año 9.560 a.C. todo vestigio de lo que una vez fue el más importante centro de civilización de la antigüedad.

Realidad, mito o un simple cuento con una fuerte moraleja final, este relato de Platón ha constituido para muchos estudiosos la prueba más irrefutable de la existencia de una civilización madre que dotó posteriormente de las infraestructuras y conocimientos necesarios a civilizaciones como la egipcia, la maya o la sumeria. Principalmente por una sencilla razón, la imposibilidad material en el tiempo de que estas culturas desarrollasen de la forma que lo hicieron todas sus estructuras sociales, religiosas y técnicas.

Una gran ciudad formada por varios anillos concentricos constituía la capital de la Atlántida. En el centro de la ciudad se erigía el Templo a Poseidón. Cada cinco años los diez reyes de la Atlántida se reunían en la capital para hablar de los problemas del imperio.

Mucha gente parece olvidar que el relato de Platón no es más que una historia que de joven, como el mismo advierte, escuchó narrar a Solón, quien, por su parte, la tomó originalmente durante un viaje de Sais a Egipto. Por tanto, ¿Cómo se ha podido dar tanto crédito a una narración de al menos tercera o cuarta mano?.

EGIPTO Y LA ATLANTIDA

Como decíamos anteriormente, la necesidad de explicar los numerosos anacronismos históricos detectados en algunas civilizaciones, ha llevado a numerosos investigadores a buscar respuestas capaces de dar algo de luz a muchas de las explicaciones oficiales sobre los orígenes de estas primeras culturas avanzadas de la humanidad. Una de ellas, la civilización egipcia, permanece como uno de los ejemplos más claros. La antigüedad de algunos de los principales monumentos del Imperio Antiguo como la Esfinge o las propias pirámides de Giza, cuestionados recientemente con pruebas geológicas e incluso astronómicas, retroceden sus orígenes varios miles de años atrás a los cifrados oficialmente. Basta informarse sobre los últimos trabajos realizados por el Dr. Robert Schoch y el Dr. Thomas Dobecki o los investigadores John Antony West, Robert Bauval, Graham Hancock o Colin Wilson, para darse cuenta que ha llegado el momento de cuestionarse de una vez por todas la cronología histórica que sobre Egipto se ha establecido. Y es que el florecimiento repentino de esta civilización en torno al año 3.300 - 3.000 a.C., solo pudo ser debida a la intervención exterior de una cultura superior, pero ¿cuál pudo ser esta sino existen vestigios de ninguna otra civilización en aquellos tiempos?. La solución no podía ser otra, una civilización desaparecida bajo las aguas del mar, y que en un último instante dejo su impronta y sus conocimientos por medio de algunos supervivientes en el Valle del Nilo.

La Atlántida es el comodín perfecto en el que muchos investigadores se ha refugiado para dar explicación a muchos de los interrogantes que plantean los orígenes de la civilización egipcia, seguidos por una estela de seguidores de distintas corrientes esotéricas y de la nueva era, junto con algún que otro místico y visionario como el famoso vidente americano Edgar Cayce, quien profetizó a comienzos del siglo pasado que, en el año 1.998 sería descubierta una cámara secreta delante de la esfinge, donde se encontrarían depositados los archivos de los atlantes, para salvaguardar todos los conocimientos de la Atlántida en un futuro. Aunque resulte increíble, las profecías de Edgar Cayce que relacionan el origen de la civilización egipcia con la desaparecida Atlántida han calado profundamente en toda una legión de seguidores, y lo que resulta aún más increíble es que estas mismas profecías diesen lugar a la fundación de una organización, el ARE, que ha sido y continua siendo en la actualidad, uno de los grupos más activos y que más millones de dólares ha dedicado a la investigación arqueológica del antiguo Egipto.

Mapa de los continentes según Platón.

Entre la ortodoxia de la arqueología oficial y las teorías pro-atlantes de esa civilización primigenia que diese origen a la cultura egipcia, poco parece importar lo que los propios egipcios nos dejaron escrito en numerosos textos sobre sus orígenes, como en el Libro de la Vaca Celeste, donde se asegura que los dioses descendieron desde el cielo, procedentes de algún lugar en las estrellas muy alejado de nuestro planeta.

UNA REALIDAD INCUESTIONABLE

En 1.898 un barco francés que realizaba trabajos del tendido de cables telegráficos entre el nuevo y viejo mundo, enganchó accidentalmente a una profundidad de 3.160 metros una roca de taquilita. La particularidad principal de este mineral formado por lava vítrea es que solo se puedo formar por encima del nivel del mar. Sin duda alguna su formación fue debida a la expulsión de lava por un volcán en una época en el que aquel lugar existía tierra firme. Del mismo modo, distintos estudios realizados sobre fondos marinos en el Océano Atlántico han detectado arena costera prehistórica a profundidades superiores a 3.000 metros, un hecho inaudito si tenemos en cuenta que esta arena solo pudo ser formada por la acción erosiva que se produce sobre la superficie.

A nadie sorprende en la actualidad la aparición y desaparición súbitamente de grandes porciones de terreno sobre el mar, al igual que catástrofes capaces de destruir ciudades enteras como la sucedida por la erupción del Krakatoa en el año 1.883, que desencadenó numerosos movimientos sísmicos y olas gigantes (tsunamis) de más de 40 metros de altura, que terminaron con la vida de docenas de miles de personas y la desaparición de 300 pueblos y aldeas.

Esta imagen correspondiente a un friso de piedra de un templo maya en las ruinas de Cobá representa un cataclismo producido por la acción de volcanes y grandes inundaciones. Para muchos no es más que una

clara alusión a los hechos descritos por Platón a la hora de describir la destrucción de la Atlántida. Para otros

no son más que parte de las leyendas mesoamericanas del Qinto Sol, que aseguran que la humanidad ha sido destruida en varias ocasiones, del mismo modo que nuestro mundo actual también lo será en un futuro.

Los movimientos de las placas continentales, así como el de otras placas de ámbito más local ha provocado situaciones tan curiosas como la sucedida entre los años 1.822 y 1.853, tras suceder tres importantes terremotos en la costa de Chile que consiguieron elevar su altura en 9 metros. No menos sorprendente fue la desaparición a mediados del siglo XIX de la Isla Tuanaki en el Archipiélago de las Cook, donde en escasas horas se hundió con sus 13.000 habitantes, ante la atónita mirada de algunos de sus pescadores que regresaban a puerto después de una jornada faenando en el mar.

Estos fenómenos naturales no explican por sí solos la desaparición de todo un continente del tamaño de "Libia y Asia Menor juntas", según palabras del filósofo griego Platón. Si en algo coinciden todos los geólogos y expertos en movimientos sísmicos es que, no existen las suficientes señales materiales que indiquen una catástrofe de semejante magnitud, aunque no se descartan fenómenos mucho más reducidos tanto en su extensión geográfica como en su intensidad, como pudo ser el caso del conocido "diluvio universal" del que si se han detectado numerosas evidencias. Esta evidencia que desestima la existencia de la Atlántida como un gran continente, está apoyada por la misma falta de unidad de criterio de quienes defienden la desaparición de esta civilización hace casi 12.000 años. Y es que no terminan de ponerse de acuerdo a la hora de localizar donde se emplazó la mítica Atlántida, a pesar de que Platón fue muy claro al situarla al otro lado de las Columnas de Hércules, en medio del Océano Atlántico.

¿DONDE ESTA LA ATLANTIDA?

Desde la Isla Bimini en las Bahamas, donde en los años setenta se creyó encontrar murallas y ruinas sumergidas, pasando por las Islas Canarias y Azores, el Sahara, Irlanda, Brasil, la India, España y hasta las mismísimas Suecia o Alemania, docenas por no decir cientos de lugares han sido propuestos como la cuna y el verdadero lugar de origen del mítico pueblo atlante del que Platón tan sólo, y recordemos una vez más, habló de oídas. La localización de la Atlántida se ha convertido en una obsesión para muchos, en cierta forma una búsqueda del Santo Grial, una idealización de forma de vida y una filosofía más etérea que física.

Si es cierto que la Atlántida fue toda una potencia mundial y que su influencia de dejó notar en todos los rincones del planeta, es de extrañar que no hayan quedado los suficientes vestigios en todo el mundo que nos ayudasen a localizar su exacta ubicación. La influencia de Grecia o de Roma se hizo notar en cada uno de los rincones de sus vastos imperios, y aún en nuestros días se sigue percibiendo, ¿por qué no la de la Atlántida?. Si retomamos una de las causas del fin de la civilización atlante, la influencia de "hombres más degenerados de otras latitudes", tenemos que suponer la existencia de otras civilizaciones satélites de la atlante, a la que tuvieron por modelo de progreso y bienestar, y de las que hubiesen dejado registros que perpetuasen tanto su propia existencia como la de la Atlántida, o bien colonias atlantes repartidas por todo el mundo. Sin embargo nuestros únicos registros nos conducen a la primera civilización humana en Sumeria, en torno al año 3.760 a.C. y al igual que la egipcia, en ningún momento nos habla de sus orígenes atlantes sino de sus orígenes cósmicos, de sus dioses llegados de las estrellas. Su situación geográfica muy alejada de lo que hubiera sido el punto de huída de supervivientes atlantes que llevasen la civilización a Mesopotamia hace poco creíble el relato del filósofo friego. ¿No hubiera sido más fácil el surgimiento de la primera gran civilización como la sumeria en la costas occidentales de África o Europa? ¿Por qué en puntos tan alejados como los valles del Nilo, el Éufrates y el Tigris o el Indo?.

Catástrofes naturales locales, terremotos, inundaciones y otros cataclismos históricos han conformado en toda la geografía del planeta las "muchas Atlántidas" que se creen haber localizado en la actualidad, eso es cierto y no se puede negar, pero Lemuria, Mu o la Atlántida no son nada más que el eco de hechos puntuales y aislados a lo largo de la historia que ha llevado a la desaparición de pueblos y culturas enteras, mezclados con un fuerte deseo del ser humano desde hace ya siglos de explicar de una vez por todas sus orígenes, una llave que permanece perdida en algún lugar recóndito de nuestra pobre memoria histórica.

Pero,...¿Dónde está la Atlántida?, ¿Dónde está esa llave que nos abriría el cofre de tantas y tantas preguntas sin respuesta?.

LA OTRA ATLANTIDA

La presencia de pueblos negroides en América como los olmecas, de estatuas y relieves con rasgos claramente semíticos, objetos, monedas y otros utensilios por toda la costa Este del continente americano de Norte a Sur, así como la visita mucho antes de la llegada de Colón al nuevo mundo de pueblos como los vikingos, son una evidencia muy a tener en cuenta a la hora de establecer dónde y qué fue la Atlántida.

Cabeza olmeca con claros rasgos faciales negroides. ¿Qué hacia un pueblo de origen africano en América?

Pocos son los que hoy dudan que, Cristóbal Colón utilizó mapas que señalaban la presencia de las nuevas tierras que iba a descubrir. De todos es conocido la existencia de mapas de la antigüedad que se remontaban a tiempos de los griegos y que a su vez copiaron de mapas aún más antiguos. Tenemos pruebas como lo son los mapas de Piri Reis, de los que hablamos en uno de los capítulos de Mundo Oculto, que nos indican claramente que muchos siglos antes de la llegada de Colón existía una comunicación física entre el viejo y el nuevo mundo. No nos sirve la explicación de naufragios aislados a través de la historia de navegantes fenicios o cartagineses en las costas de América. La exactitud y la presencia de datos tan precisos como la representación de la Antártida sin hielos en estos mapas, son la prueba inequívoca de que en un pasado los viajes entre estos dos mundos existieron y que por alguna razón desconocida se perdieron. Pero eso sería otra historia, una historia de intransigencia e intolerancia, de fuego y de destrucción, como lo fue en su momento la desaparición a manos de bárbaros de la Biblioteca de Alejandría, o de cualquier otro atisbo de nuestra herencia histórica por parte de la intolerancia religiosa o política.

Guerrero barbudo con rasgos semíticos en una estela de una puerta del Templo de Kukulcan en Chichén Itzá, México. De todos es sabido que los pobladores mesoamericanos son imberbes.

La Atlántida no es más que un recuerdo de ese contacto, potenciado por el deseo innato de cada uno de nosotros de la búsqueda de respuestas a nuestros orígenes. Existen muchas Atlántidas, tantas como las innumerables huellas y señales que nos hablan de una historia totalmente desconocida y a la que algunos quieren dar carpetazo. Que siga pues esa búsqueda de la Atlántida, no hay nada de malo en ello, sin duda contribuirá a encontrar pequeños trozos de nuestra historia perdida.