Sarastro (Dr. Carlos Raitzin)
En este trabajo queremos revistar brevemente aspectos de las vinculaciones que tuvo René Guénon con distintas órdenes esotéricas. La principal de éstas vinculaciones fue, sin duda, con la Masonería. Este nexo revistió sin duda características singulares desde varios puntos de vista. Si bien el paso de Guénon por logias de distintas obediencias fue relativamente breve, su relación con la Orden y su problemática duró hasta el día de su muerte. La influencia perdurable de sus escritos no ha cesado de aumentar hasta hoy a pesar de la resistencia furiosa de algunos grupos racionalistas que jamás han comprendido que el objetivo esencial de la Masonería es iniciático.
A esto deben sumarse naturalmente los ataques de los fanáticos religiosos los que, por supuesto, no tienen la menor idea clara respecto de la verdadera naturaleza de lo masónico.
Como hecho de singular importancia debe mencionarse que en el año 1947 fue creada en el ámbito de la Gran Logia de Francia una logia destinada a perpetuar la obra de Guénon y que lleva el nombre de una de sus obras: "La Gran Tríada". En esa oportunidad Guénon, desde hacia ya mucho tiempo residente en El Cairo, fue informado de este hecho, a raíz de lo cual escribió al Venerable Maestro de dicho taller masónico estas palabras: "Se trata esta de una Logia destinada a permanecer muy cerrada (una de las condiciones de admisión será un conocimiento suficiente de mi obra) y en la que hay que proponerse aplicar, en toda la medida de lo posible, los puntos de vista que yo he expuesto, especialmente en "Aperçus sur l'Initiation". Me hace feliz este resultado al brindarme la certeza de que no se perderá el trabajo que he realizado y al que he consagrado toda mi vida". (Carta del 17 de mayo de 1947 citada por Jean Baylot).
Veamos in extenso las opiniones de René Guénon mismo expresadas en su artículo “La Gnosis y la Francmasonería” (artículo publicado en "La Gnose", marzo de 1910, con el nom de plume de "Palingenius"). Estas opiniones merecen algunas observaciones críticas que hacen al resguardo de la Tradición Esotérica:...
“Toda doctrina esotérica puede únicamente transmitirse por medio de una iniciación y cada iniciación incluye necesariamente varias fases sucesivas, a las cuales corresponden otros tantos grados diferentes. Tales grados y fases pueden ser reducidos, en última instancia, siempre a tres; podemos considerar que marcan las tres edades del iniciado, o las tres épocas de su educación y caracterizarlas respectivamente con estas tres palabras: nacer, crecer, producir. A este respecto, Oswald Wirth escribió: "La iniciación masónica tiene como objetivo iluminar a los hombres, a fin de enseñarles a trabajar útilmente, en plena conformidad con las finalidades mismas de su existencia. Ahora bien, para iluminar a los hombres, en primer lugar se hace necesario liberarlos de todo lo que puede impedirles ver la Luz. Esto se logra sometiéndolos a ciertas purificaciones, destinadas a eliminar las escorias heterogéneas, causales de la opacidad de aquellas envolturas que sirven como cortezas protectoras del núcleo espiritual humano. Cuando las mismas se vuelven cristalinas, su perfecta transparencia deja penetrar los rayos de la Luz exterior hasta el centro consciente del iniciado".
En esto último es menester señalar que no se puede coincidir con Wirth pues no se trata de que la Luz entre sino- exactamente al revés- de que esta salga y se manifieste. De hecho los vehículos o cuerpos superiores del ser humano (el anandamayakosha y el vignanamaya kosha) son purísimos pero los tres inferiores (annamaya, pranomaya y manomaya koshas) generalmente no lo son. Esto impide que la radiancia átmica proveniente de la chispa divina entronizada en la cámara etérica del corazón de cada ser vivo irradie plenamente hacia lo exterior convirtiendo a cada ser humano en una fuente de Paz de Paz, Amor y Sabiduría. Solamente entonces se alcanza y se ve la Verdadera Luz.
"Todo su ser, entonces- continúa Wirth- se satura progresivamente, hasta llegar a convertirse en un Iluminado, en el sentido más elevado de la palabra, vale decir un Adepto, transformado ya en un foco irradiante de Luz". Consecuentemente, la iniciación masónica conlleva tres fases distintas, consagradas sucesivamente al descubrimiento, a la asimilación y a la propagación de la Luz. Estas fases están representadas por los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, que corresponden a la triple misión de los masones, que consiste en buscar primero, para poseer después y, finalmente, se llega a poder difundir la Luz".
"El número de estos grados es inamovible: no debería haber ni más ni menos que tres. La invención de los distintos sistemas llamados de altos grados descansa sobre un error, que llevó a confundir los grados iniciáticos, estrictamente limitados a tres, con los estados transitorios de la iniciación, cuya multiplicidad es necesariamente indefinida”.
"Los grados iniciáticos corresponden al triple programa perseguido por la iniciación masónica.
Esotéricamente, aportan una solución a las tres cuestiones del enigma de la Esfinge: “de donde provenimos? que somos? adonde vamos?”, y con ello responden a todo cuanto puede interesar al hombre. Son inmutables en sus caracteres fundamentales y conforman en su trinidad un todo acabado, al que nada se puede quitar ni agregar: los grados de Aprendiz y de Compañero son los dos pilares que sostienen a la Maestría. En cuanto a los estados transitorios de la iniciación, ellos permiten al iniciado penetrar más o menos profundamente en el esoterismo de cada grado; de aquí resulta un número indefinido de maneras distintas de tomar posesión de los tres grados de Aprendiz, de Compañero y de Maestro. Puede poseerse solo la forma exterior, la letra y no la comprensión; en Masonería, como en todas partes, hay, bajo este aspecto, muchos llamados y pocos elegidos, ya que solamente a los verdaderos iniciados les está dado aferrar el espíritu íntimo de los grados iniciáticos. No todos llegan, por otra parte, con igual éxito; muy a menudo apenas logran superar la ignorancia esotérica, sin marchar de manera decidida hacia el Conocimiento integral, hacia la Gnosis perfecta". "Esta última, representada en la Masonería por los símbolos y misterios del Grado de Compañero, se aplica simultáneamente al programa de búsqueda intelectual y de entrenamiento moral de los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro. Con el Aprendizaje, busca penetrar el misterio del origen de las cosas; con el Compañerismo, descubre el secreto de la naturaleza del hombre, y revela, con la Maestría, los arcanos del destino futuro de los seres. Enseña, además, al Aprendiz a potenciar al máximo sus propias fuerzas; muestra al Compañero como captar las fuerzas del medio ambiente y enseña al Maestro a regir soberanamente sobre la naturaleza obediente al cetro de su inteligencia. No hay que olvidar, en efecto, que la iniciación masónica se remonta al Gran Arte, al Arte Sacerdotal y Real de los antiguos iniciados" (L'Initiation Maçonnique, artículo publicado en L'Initiation, enero de 1891). Lo lamentable es que los masones ya no comprenden lo que encierran en realidad sus símbolos. Por ejemplo en el Grado de Compañero se encierra el Conocimiento que conduce a la realización efectiva de los Misterios Menores. Los masones dan al respecto de estos símbolos cien explicaciones alternativas pero la verdadera (que es de naturaleza trascendente) está completamente ausente dado que los masones de hoy no la conocen en absoluto. Es triste además señalar que si alguien insistiera en explicarles la cuestión simplemente rechazarían este Conocimiento incluso con burlas...
Guénon subraya que la Masonería debe permanecer fiel a si misma y volver a ser lo que originalmente fue. Agrega algo que demasiado frecuentemente no ha sido practicado “Cada uno de sus miembros, al entrar en el Templo, debe despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor todos debieran unirse para trabajar unidos en la Gran Obra de la Construcción universal”. Lo importante es alcanzar por esta vía el Conocimiento, no como información sino como Gnosis, como realización efectiva:
“Podemos decir que es este Conocimiento mismo lo que, hablando con propiedad, constituye realmente el secreto masónico y por esta razón dicho secreto resulta esencialmente incomunicable”.
No es fácil trazar una historia precisa y completa de las vinculaciones de Guénon con ordenes esotéricas. La naturaleza misma del asunto hace que muy poco se haya divulgado. Complica más la cuestión el hecho de que muchos profanos (y beocios incluso en nuestro medio) hayan escrito sobre el asunto dando rienda suelta a su ignorancia y a sus fantasías individuales. Aquí solo esbozamos estas cuestiones prometiendo más extensos detalles para un futuro.
Sus primeros pasos los dá a partir de 1907. Se vincula a Papus (Dr. Gerard Encausse), personaje de seriedad a menudo discutible. Sigue cursos en la escuela hermética que este dirige, y es iniciado en el martinismo (de la más que dudosa filiación papusiana). Allí comienza la meteórica aún cuando breve carrera masónica de Guénon en obediencias francesas. Su paso siguiente fue justo y perfecto al ser iniciado en Masonería en la Logia Humanidad 204 del Rito de Misraim y formada en su mayoría por españoles, lo que ocurrió el el 25 de octubre de 1907. Y destacamos la elección por cuánto este Rito conjuntamente con el de Memphis, ambos egipcios, son indiscutiblemente los más tradicionales y regulares desde desde el punto de vista iniciático (Veáse nuestro artículo "El Simbolismo de la Flauta Mágica"). Debe prevenirse sin embargo que existe una forma espúria e irregular de estos ritos capitaneada por el autodenominado "Soberano Santuario de Francia" y que ha hecho su aparición recientemente en diversos paíces sudamericanos. Este organismo no posee en absoluto la verdadera filiación de Memphis-Misraim proveniente de los Misterios Isíacos del antiguo Egipto y de la Masonería drusa. Puede verse al respecto la obra del Conde Ventura sobre estos dos tan valiosos Ritos. También es absolutamente falso que AMORC posea una filiación regular de Memphis-Misraim, como se les informa muy secretamente a sus miembros en el Grado Duodécimo de Templo. Poseer tal filiación supone una preservación del espíritu, doctrina y formas rituales tradicionales, lo que ciertamente no es el caso de esta agrupación.
Retornando a Guénon, digamos que el 10 de abril de 1908 fue exaltado al tercer grado o sea Maestro Masón. Del 7 al 10 de junio de ese año tuvo lugar un Congreso Masónico Espiritualista en la Gran Sala de las Societés Savantes en París y Guénon es designado Secretario de dicho evento, en el que participaron numerosas obediencias masónicas y otras múltiples sociedades esotéricas. Es de destacar que Guénon no había cumplido aún veintidós años! Sin embargo, momentos después de la apertura Guénon se retiraba del lugar indignado a causa de conceptos expresados por Papus (Dr. Gérard Encausse) en su discurso. Y no le faltaba razón a Guénon pues Papus en su discurso había insistido en la noción falsa de reencarnación. A pesar de esta actitud recibe Guénon la misión de confianza de guiar a los participantes en una excursión a Notre-Dame y brindarles una explicación relativa al simbolismo de ese templo. Poco después, y gracias a la influencia de Theodor Reuss, fue hecho a la vez Caballero Kadosch y Grado 90. A pesar de ello Guénon no tardaría en alejarse de esta Obediencia Masónica al ocasionar la ira de Papus (inspirador directo y deus-ex-machina del seudo Martinismo y de la Franc-Masonería Espiritualista) al fundar una pretendida
"Orden del Temple Renovada" en la que él figuraba como Gran Comandante. Esta última creación (o engendro) fue de vida efímera lo cual fue afortunado pues la carencia de filiación real y a las extravagancias de los rituales se unían cosas tales como prácticas espiritistas durante las tenidas. Sin duda este fue un error de juventud de Guénon que le valió tanto a él como a sus seguidores ser separados de los grupos papusianos.
En 1910 René Guénon es afiliado como Maestro Masón en la Logia Thebah 347 dependiente de la Gran Logia de Francia. Guénon será asiduo concurrente a las tenidas hasta el comienzo de la guerra de 1914, alcanzando pronto gran predicamento entre los Hermanos y participando muy activamente en el quehacer masónico.
Una de sus conferencias en Logia, "La Enseñanza Iniciática" aparece en "Le Symbolisme" (publicación dirigida por Oswald Wirth) en febrero de 1913. La guerra, sin embargo, vino a interrumpir definitivamente su asistencia a los talleres de dicha Obediencia. A partir de ese momento solo se tienen noticias de su afiliación en un Rito Operativo heredero del antiguo Compañerazgo, el que era muy tradicional y muy secreto, la que se prolongó al parecer hasta que Guénon se alejó de Francia definitivamente. Se sabe de esto por cuanto su amigo F. Vreede afirmó en 1973 que había recibido en 1923 confidencia de Guénon en cuanto a su pertenencia a un grupo masónico de "Maestros en todos los grados" (vale decir de masones del más alto grado, empleando allí Guénon una expresión muy común en las obediencias francesas).
Esto no excluyó otras andanzas de Guénon en los medios esotéricos, por ejemplo su vinculación en 1927 con el grupo de los autodenominados Polares. De estos no se posee en realidad demasiada información.
De 1925 datan sus contactos con el grabador y simbolista L. A. Charbonneau-Lassay. Es a través de este que Guénon tiene conocimiento de la existencia de grupos muy cerrados de hermetismo cristiano. Pese al indudable interés de Guénon al respecto no parece que haya podido vincularse con estos.
Mencionemos como dato adicional que en 1949 y por iniciativa de Guénon se crea en París una logia masónica extra obediencial "Les Trois Anneaux", la que tuvo existencia efímera.
No cabe duda de que Guénon captó en todos sus vastísimos alcances la importancia decisiva de la Masonería para el futuro espiritual e intelectual de Occidente. En el capítulo V de sus "Aperçus sur l'Initiation", nuestro autor dice explícitamente: "Es un hecho que de todas las organizaciones con pretensiones iniciáticas que se hallan repartidas actualmente en el mundo occidental, no hay más que dos...que pueden reivindicar un origen tradicional auténtico y una transmisión iniciática real, estas dos organizaciones que, en verdad, no fueron primitivamente sino una sólo múltiplemente ramificada son el Compañerazgo y la Masonería. Todo el resto no es más que fantasía o charlatanismo o incluso una forma de disimular algo peor aún". Naturalmente Guénon hace alusión aquí al final a la Pseudo-Iniciación y a la Contra Iniciación, temas de enorme importancia por los riesgos que suponen y que hemos tratado en otros artículos. Sin embargo creemos que estas palabras tan duras de Guénon debieran ser mitigadas pues existen otras filiaciones iniciáticas legítimas, regulares y rescatables aún cuando por cierto son muy pocas. Mencionaremos por ejemplo a las filiaciones rusas del Martinismo, en particular a la que deriva de la iniciación otorgada por Louis Claude de Saint Martin al Príncipe Galitzin (filiación de “Los íntimos de Louis Claude de Saint Martin). Agreguemos la filiación templaria alemana del Barón von Hund (que proviene de los Estuardo) y al Rito Masónico Sueco fundado por los templarios.
Por otro lado, numerosos ritos masónicos más o menos difundidos como el escocés y el de York son completamente irregulares y carentes de toda filiación iniciática real, pese esto a quién pese. El origen espurio de la Gran Logia Unida de Inglaterra, hecho que es causa de esta afirmación nuestra, es cosa demasiado bien conocida a esta fecha como para insistir aquí al respecto. De hecho cuando el Pastor Anderson y otros fundaron la Gran Logia Unida de Inglaterra no había entre ellos un solo Maestro Masón, condición indispensable para transmitir válidamente la Iniciación Masónica en cualquier Grado.
Remitimos de todas formas a las obras fundamentales de Guénon, demasiado poco conocidas aún en nuestro medio. Su lectura es invalorable, especialmente para aquellos que nunca han tenido contacto con la genuina enseñanza esotérica tradicional o que lo han perdido y que, como consecuencia, olvidan demasiado fácilmente nociones tan esenciales como la regularidad iniciática (y no administrativa), la transmisión, las cualidades imprescindibles de los aspirantes y la enseñanza iniciática (que desconocen por completo).
Bueno será citar nuevamente a Jean Baylot en relación a su luminosa síntesis de la influencia de René Guénon en la Masonería actual (citado por Jean Tourniac "Propos sur René Guénon"): "La Francmasonería vive hoy en Francia un retorno bien marcado a sus fuentes lo que le era necesario, más no todos se han apercibido de este proceso. Los que se dan cuenta de ello invocan a Guénon... La asociación de su pensamiento a la vida masónica es un fenómeno irreversible". No olvidemos además que la Masonería genuina ofrece un camino hacia formas de realización espiritual efectiva que son totalmente inalcanzables para las formas corrientes en Occidente de religiosidad o de pensar filosófico. El gran error de Frithiof Schuon (discípulo en rebeldía de Guénon) fue suponer lo contrario al sostener por ejemplo, que había una componente iniciática en las religiones exotéricas ordinarias y corrientes. Pero es Guénon precisamente quién refuta esto con luminosas palabras que vale la pena meditar: "... a pesar de los orígenes iniciáticos del Cristianismo, éste en su estado actual no es nada más que una religión, es decir una tradición de orden exclusivamente exotérico y no tiene en sí mismo otras posibilidades que aquellas de cualquier otro exoterismo... Antaño existía una iniciación que podía tener lugar e incluso convenía que tal cosa sucediera para que la tradición se completara en sus dos aspectos, esotérico y exotérico; pero, en su forma occidental al menos, en la actualidad esta Iniciación no existe más ("Aperçus sur l'Ésotérisme Chrétien" 1977, pág. 26). Con lo dicho basta para captar de inmediato la lúcida posición guénoniana en cuanto a señalar las muy limitadas perspectivas que puede brindar la religiosidad corriente como camino de realización espiritual.