sábado, junio 18, 2022

P.N.L. Transpersonal - Un Camino a los Esencial

La Programación Neurolingüística se ha descrito desde sus orígenes como un conjunto de técnicas que ayudan al ser humano a conocer cómo funciona su mente. Esta definición es de por sí limitativa e inexacta, porque entre sus afanes iniciales está el de comprender la continua interrelación cuerpo-mente y en los desarrollos posteriores, realizados muchos de ellos por Robert Dilts, se incluye lo transpersonal/espiritual dentro del Modelo de los niveles neurológicos

Sin embargo, dentro de las llamadas presuposiciones operativas, que constituyen lo que podemos llamar “las bases epistemológicas” de actuación de la P.N.L. tradicional, la inclusión de lo Transpersonal brilla por su ausencia. Estas presuposiciones marcan los límites de aquello con lo que podemos trabajar y acerca de lo cual podemos pensar. Con esa ausencia reflejan las limitaciones que tiene dicha P.N.L. para modelar todo aquello que se escapa de la concepción tradicional de mente-pensamiento, en el que está implícito un Modelo de realidad que desconoce lo trascendente, o que aunque lo menciona no sabe integrarlo en su estudio y procesos.

Desde esta limitación inicial es totalmente normal y comprensible que las técnicas, modelos y herramientas diseñadas por la P.N.L. para comprender y modelar los niveles neuro-lógicos más profundos del ser humano (creencias, valores, identidad y espiritual) eran insuficientes.

Como ejemplo podemos mencionar una limitación e incongruencia que cualquier persona que haya practicado P.N.L. puede corroborar: se consideraban a los Valores y Creencias como “cosas u objetos”, como algo estático y no como un proceso. O lo que es lo mismo, a través de una nominalización, uno de los patrones básicos del Metamodelo, base y origen de la P.N.L. ya que fue lo primero que formularon Bandler y Grinder, tratábamos a una creencia como si fuera un estado y nos enseñaban a cambiarla??? haciendo modificaciones espaciales y de sub modalidades.

Para que lo dicho no quede como una crítica fácil e insustancial, podemos unirlo con otra de las insistencias básicas de la P.N.L. tradicional, que es la de especificar mucho los Objetivos y olvidarse de que el ser humano es un sistema holístico y que como tal tiene una orientación básica hacia la que el inconsciente nos dirige constantemente y que es la que utilizaba Milton Erickson para realizar “mágicos” cambios en sus pacientes. Ya en 1980 Richard Bandler decía en sus seminarios, y está mencionado en su libro “Use su cabeza... para variar”, que después de modelar a Erickson había comprendido que “el cerebro piensa en direcciones, no en objetivos” y que la dirección implica movimiento, es decir, que me muevo alejándome de algo y acercándome a otra cosa...

De esto se desprende que por más bien especificado que esté un Objetivo, si no está encuadrado en la Dirección en la que el inconsciente dirige nuestra atención, tendremos que utilizar mucha “fuerza de voluntad” (con lo que eso desgasta) para alcanzarlo, corriendo un importante riesgo adicional: si el Objetivo no es congruente con la Dirección, al conseguirlo se transformará en uno de esos logros que al cabo de muy poco tiempo no sabremos para qué lo queríamos y que se convierte en un estorbo, en una “patata caliente” que nos quema en las manos.

Y ahora viene la pregunta clave que cierra este bucle cibernético: ¿Cómo se especifica o determina nuestra Dirección?, y la respuesta es: por medio de procesos a través de los cuales valoramos lo que nos está sucediendo y lo que deseamos, y esto a su vez está relacionado con el proceso de Identidad, a través del cuál nos identificamos con determinados aspectos que nos producen placer o que, aunque produzcan sufrimiento podemos encuadrarlos como que nos alejan de lo que ya no queremos para nosotros y nos acercan a aquello que deseamos. De ahí el error y las dificultades que surgen de tratar a los valores, creencias e identidad como algo estático y sin movimiento.

A partir de estas conclusiones cualquier practicante de la P.N.L. se da cuenta que dentro de la Dirección en la que nos movemos también está implicado, y en alguno de nosotros de una forma muy importante, el sentido espiritual que tiene nuestra vida y las repercusiones sistémicas de nuestros actos y pensamientos, por lo que se hace imprescindible encontrar herramientas con las que modelar el aspecto Transpersonal e incorporarlo a la propuesta de la P.N.L.

Estos planteamientos iniciales nos fueron llevando a revisar otros aspectos de la P.N.L. tradicional y a realizar muchas reformulaciones que en el contexto de este artículo serían muy largas de enumerar y que se encuadran dentro de los avances más recientes de la Teoría de Sistemas, la Física Cuántica y la Biología del Conocimiento, que tienen como una de sus Presuposiciones Básicas la siguiente: “la complejidad efectiva de un sistema observado tiene que ver más con las limitaciones particulares del observador que con las propiedades del sistema observado”.

De esto se desprende que en este enfoque Transpersonal de la P.N.L. demos más importancia a conocer nuestras limitaciones particulares que al aprender un conjunto de técnicas, que es a lo que se limitaba la mayor parte de la formación en P.N.L. que se estaba dando, por lo menos en España, y también que la mencionada Presuposición implica que alguien que no tenga integrada en su vida esa orientación Transpersonal, tiene muchas probabilidades de no reconocerla en los demás y en ignorar su importancia y las repercusiones que tienen para esas personas.

En nuestra propuesta entendemos por Transpersonal aquello que está más allá de la máscara (persona) que nos ponemos habitualmente para conectarnos con los demás y el mundo que nos rodea. Creemos que si nos restringiéramos a estudiar ese concepto limitador de persona-lidad estaríamos abocados al fracaso, porque olvidaríamos que somos algo más que máscara e individualidad separada de los demás.

Las nuevas comprensiones del ser humano nos hacen entender que cada uno de nosotros es como la célula de un gran cuerpo al que llamamos Humanidad. Conocer lo mejor posible nuestras capacidades para poder realizar de la manera más adecuada las funciones que nos han sido encomendadas como célula del órgano en el que vivimos, podría ser la responsabilidad de ser humanos. Eso es posible si, al mismo tiempo que tenemos consciencia de parte, somos capaces de realizar que el todo también está reflejado y vivo en nosotros.

Estos dos aspectos, “aparentemente opuestos y necesariamente complementarios”, son los que dan sentido a la palabra transpersonal, aquello que es más que nosotros y que al mismo tiempo es uno mismo.

Otra manera de pensar sobre nosotros mismos es que somos un Universo. Esta palabra significa comprender y transformar lo múltiple, lo di-verso, en un principio único en el que todo está relacionado de innumerables formas. La ciencia tradicional nos está ayudando a conocer las leyes que rigen nuestro Universo y cada día se plantean nuevas teorías que nos ayudan a crear Modelos para comprender mejor las interrelaciones existentes entre los aspectos dispares, y muchas veces aparentemente contradictorios, que hasta este momento conocemos en los espacios infinitos.

Dentro de los Modelos más conocidos y que más nos ayudaron a comprender las leyes universales están el de Newton y el de Einstein. Sus teorías, con todo el avance que representaron en su momento, hoy están, en gran parte, superadas e incluidas en el Modelo de la Física Cuántica, que plantea la existencia de quantums energéticos que son los que dan origen a la materia y a todo lo que existe.

Estos múltiples aspectos que nos componen (en la P.N.L. les llamamos niveles neurológicos) pueden estudiarse por separados si eso ayuda a la comprensión, pero no puede entenderse sin la relación con los demás aspectos internos y externos, a riesgo de caer nuevamente en la separación especializada tan presente en muchos aspectos de la ciencia tradicional. Un ejemplo de esto, que todos conocemos y alguna vez hemos sufrido, es la comprensión de la salud que tiene la medicina convencional, donde cada especialista trata a la parte como un todo y se olvida de las repercusiones que se producen en el resto del organismo por el tratamiento en aquel órgano o sistema en el que él está especializado.

Tampoco hay que olvidar que nuestro Universo personal está en contacto e íntima relación con todos los otros Universos personales que nos rodean, inclusive con aquellas partes de los mismos que están más allá de la percepción de los sentidos físicos. En la P.N.L. Transpersonal tratamos de superar esta limitación de nuestra percepción tratando de desarrollar la Intuición, esa forma especial de percepción que va más allá de nuestros sentidos físicos.

Para ejemplificar esto solemos utilizar metáforas como esta que nos cuenta nuestro gran amigo Toni Bennássar:
Una gaviota volaba inmersa en una hermosa bruma de otoño, cuando a lo lejos vio encenderse el arco iris. Asombrada por lo que creyó la entrada del cielo, se lanzó en su persecución. Pero cuanto mayores eran sus esfuerzos para alcanzarlo, tanto más escurridizo se tornaba el insólito fenómeno, hasta que por fin cayó al suelo exhausta. En aquellas circunstancias límites, oyó una misteriosa voz que le dijo:
- De la misma manera que el arco iris es una condición del que observa y no una realidad, también lo es vuestro mundo con los colores y las formas. Todo depende de las condiciones del observador, y de ellas surge lo que llamáis realidad.

Entonces supo la gaviota que había alcanzado, por fin, el arco iris.

Tratando de hacer un resumen diremos que la P.N.L. Transpersonal plantea una concepción unitiva del ser humano y su objetivo primordial es el de Modelar nuestro aspecto Esencial, que es, para nosotros, el origen y núcleo de nuestra existencia, integrador de nuestros pensamientos, emociones, creencias, valores y hábitos, y donde está la información de lo que somos y la potencialidad de lo que podemos Ser.

Todo intento de explicación es necesariamente limitado porque el sentido de las palabras que cada uno otorga a lo que lee puede cambiar totalmente la comprensión de lo que se quiere transmitir. Pero esta limitación es al mismo tiempo una posibilidad de enriquecimiento, porque si compartimos nuestros mapas de la realidad podemos ayudarnos a comprender un poco más de nosotros mismos y de los demás con quienes comparto el Gran Cuerpo de la Humanidad.

Bienvenidos a este compartir el viaje de exploración de nuestros Universos Interiores.