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domingo, octubre 12, 2025

Mi Experiencia como Ayudante de "Don Iván Ramón - Chamán/Sanador Mexicano

Karina Malpica
Iván Ramón es discípulo de la famosa chamana mexicana Pachita (puedes leer sobre ella el libro de Jacobo Grinberg: Los chamanes de México III Pachita, IMPAC, México, 1988.)
Jacobo Grinberg decía que: "Durante las operaciones que realizaba ella era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo de las estructuras orgánicas le permitía realizar trasplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a distancia con un poder y exactitud colosales.
Estar junto a Pachita era una experiencia única en la cual se experimentaba el poder de su mente capaz de conocer los contenidos del pensamiento, las intenciones y las experiencias más íntimas de sus colaboradores y pacientes como si fueran un libro abierto.
Además, Pachita lograba penetrar en el tiempo prediciendo eventos futuros como si su campo neuronal en interacción con la lattice del espacio tiempo decodificara y modificara la estructura temporal de la realidad." (1)
Según cuenta Jacobo, en realidad Pachita abandonaba su cuerpo durante las consultas y permitía que mientras tanto lo ocupará el "Hermano Cuahutémoc". Pachita afirmaba que se trataba del espíritu del último emperador Azteca y era él quien realizaba las portentosas operaciones. Cuando leí el libro yo flipaba, como dicen acá en España y pensaba mucho en la humildad y la sencillez que debió haber tenido Pachita para permitirse abandonar su vehículo a fin de que algún ser con mayores conocimientos lo ocupara en beneficio de la humanidad... Pensé también que me habría gustado mucho conocerla antes de que muriera y haber asistido a alguna de sus operaciones...
Así es que el corazón me dio un vuelco cuando un amigo me preguntó si quería ayudar a un discípulo de Pachita que venía a dar consultas durante dos días en Santiago de Compostela. Por supuesto le dije que sí y enseguida le pregunté si Iván Ramón materializaba órganos como Pachita, pues me daba un poco de miedo a la vez que emoción presenciar algo así. Mi amigo me dijo que no, que él ya había sido su ayudante antes y que nunca lo vio materializar nada, pues su forma de trabajo era muy diferente: él no perdía la conciencia, aunque canalizaba a los guías de cada persona y trabajaba también sobre sus cuerpos físicos y energéticos a través de masajes y limpias con huevo.
Aunque Iván Ramón no heredó los métodos de Pachita, definitivamente sí heredó su humildad y sencillez. Pocas veces he conocido a alguien tan dulce, amoroso y compasivo como él y fue un privilegio estar a su lado esos dos días de tan intenso y feliz trabajo.
Ambos días, al llegar al lugar donde se realizarían las consultas, Don Iván-Ramón saludaba a los "hermanos presentes" en otras dimensiones y procedía a "abrir campos" tocando un cuenco tibetano lleno de agua y pronunciando una larga oración en la que se ofrecía como canal para la sanación de las personas que acudirían. Cada consulta duraba una hora y los dos días hubo consultas desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche ininterrumpidamente y aun así se quedaron varias personas sin ser atendidas...
Llegó todo tipo de gente con todo tipo de problemas: un chico con una infección cutánea muy severa en una pierna, una mujer que no podía perdonar una infidelidad de su marido desde hacía 20 años, un hombre con diabetes, una bailarina que no podía decidirse por ninguno de sus dos novios, una juez que trabajaba con el karma de las personas que le tocaba juzgar, una madre preocupada porque sus hijos estaban atrapados en una secta, y varias personas que necesitaban algún tipo de orientación espiritual o personal sin presentar síntomas físicos. A todos ellos los atendió Don Iván con el mayor cuidado.
Al llegar les pedía que le mostraran la palma de su mano izquierda, se quedaba viéndola unos momentos y luego comenzaba a canalizar a los guías de la persona. Enseguida pasaba un huevo por el cuerpo del consultante, lo rompía y lo dejaba en un vaso. Luego hacía sonar el cuenco tibetano lleno de agua limpia programándola con palabras para la salud y las cuestiones específicas que necesitaba la persona.
Entonces le aplicaba el agua en diversas zonas del cuerpo y le pedía que se recostara en la camilla, donde comenzábamos a darle un masaje mientras Don Iván comentaba alguna cuestión con la persona y en ocasiones me explicaba cómo se hacía o para qué servía lo que sea que estuvimos haciendo en aquellos momentos. Al terminar le dábamos una fricción con un paño mojado y Don Iván realizaba la lectura del huevo añadiendo algunas palabras finales. Este sencillo procedimiento tenía diversas variantes en función de la persona y el problema, por ejemplo, si tenían problemas de tensión arterial, la fricción no era con agua o si tenían una infección había que trabajar con energía y no manualmente...
Por cuestiones de sincronicidad, alguna compañera de nuestra lista de correos de chamanismo esencial había pedido información acerca de las curaciones y diagnósticos con huevos y yo había tenido la oportunidad de leer las respuestas de otros compañeros al respecto. Entonces tenía una clara idea de la forma en que trabajaban otros sanadores con los huevos antes de trabajar con Don Iván y puede comparar sus técnicas.
Según leí en los escritos de Lolita Vragas y Shelma ha, hay quienes limpian a la persona con el huevo para que se quede con las energías densas y enseguida lo tiran. Hay quienes lo usan para el diagnóstico antes de comenzar la curación, hay otros que lo esconden del paciente para que no recepte la energía liberada, en fin...
Que todo responde a la intención y las costumbres del chamán que usa el huevo.Las interpretaciones de las figuras que forman la yema y la clara del huevo en el agua son también subjetivas, dependiendo de los códigos del chamán que la lee. Don Iván Ramón señalaba algunas cosas que a veces yo veía de una forma distinta. Por ejemplo, lo que para él era una corona, para mí era un círculo; si él veía una flecha, a mí me parecía un puente, etc. Creo que al "leer" el huevo, lo que hacemos simplemente es conectarnos con las coordenadas del mundo que Serge King en "Los cuatro mundos del chamán" llama Ike papakolu: el mundo simbólico.
O sea, las coordenadas mentales en las que nos situamos para que funcionen los oráculos, aquellas donde todo te habla simbólicamente de ti mismo y de tu momento y de lo que estés interesado en saber: "...un conjunto mental dotado de su propio supuesto básico: todo es simbólico. Con una formación chamánica uno puede ir más allá y procurar discernir augurios orientadores en la formación de las nubes, de las hojas o de los pájaros en vuelo...
En este nivel sería correcto afirmar que todo es simbólico de todo lo demás, pero esencialmente de quien lo percibe...
O, alternativamente, podríamos afirmar que en el nivel simbólico la totalidad de la experiencia personal del sujeto es un reflejo de sí mismo, incluida toda la gente y objetos que le rodean." (2)
El primer día, supongo que, por cuestiones de sincronicidad, llegaron las personas con problemas más graves, mientras que el segundo día prácticamente todos los que acudieron estaban bastante bien y algunos sólo iban para la "revisión anual" (era el tercer año de Don Iván visitaba la ciudad) y para comentarle cosas positivas acerca de lo bien que les iba la vida...
Recuerdo mucho a una juez a quien Don Iván-Ramón había atendido anteriormente en dos ocasiones. Ella simplemente llegó a saludarlo y a contarle que cada vez se sentía más feliz, que había cambiado de juzgado, que tenía mucho menos trabajo y que, mágicamente, casi todos los casos que le llegaban se resolvían por sí solos, los abogados llegaban a acuerdos antes de los juicios y todo marchaba de maravilla en su vida...
Me acordé mucho de mi maestro de visión aural, Cristian Salado, quien alguna vez nos comentó en clase que cuando trabajaba en Cuba sus pacientes ya le llegaban curados porque había cambiado su configuración aural y era capaz de afectar a las personas a distancia, o sea, a niveles supra aurales.
Lo que más me repitió Don Iván es que por sobre todas las cosas, un chamán tenía que tener fe porque si uno mismo no cree que la sanación pueda tener lugar o que no cree, sin duda alguna, que puede ocurrir lo que uno está pidiendo para la persona, entonces no se puede ayudar a nadie. Y otra cosa que no me explicó, pero que pude apreciar al escucharlo hablar con tantas personas fue que era súper importante escuchar a la persona que acudía a la consulta, no juzgarla, ni "señalarle sus faltas", sino amarla incondicionalmente y devolverle su poder y su confianza en sí misma.
El primer día llegó una señora muy contrariada porque estaba casada, tenía dos hijos y acababa de tener un "affaire" con un hombre que parecía haberla engañado pues entró a su casa como maestro de feng-shui, para hacer un diagnóstico y terminó seduciéndola, argumentando que ellos se conocían de otras vidas donde habían sido pareja. Luego le cobró una gran cantidad al marido de la mujer y desapareció. El hombre le regaló un amuleto a la mujer y ella quería saber si estaba "embrujado" porque no dejaba de pensar en él y de sentirse mal consigo misma.
Don Iván le dijo muy amorosamente que ella era muy ingenua y que, aún si fuera cierto que ellos se habían conocido en otras encarnaciones, él debió haber respetado su matrimonio actual y contentarse con el reencuentro, no embaucarla para terminar haciéndola sufrir. Le habló desde el corazón con una gran ternura que hizo que se "derritiera" toda su culpa. Luego hizo una oración especial para "desactivar" el amuleto y programó el agua de la mujer pidiendo que el hombre embaucador se comunicara con ella y tuvieran oportunidad de cerrar ciclos quedándose ambos en paz.
La mujer dijo una y otra vez que no pensaba que él fuera a llamarla nunca más. Así es que al otro día estaba sorprendidísima cuando vino a vernos entre una consulta y otra, sólo para decirnos que efectivamente, aquella misma mañana el maestro de feng-shui le había llamado por teléfono, pero ella tuvo miedo y no quiso contestarle.
Don Iván le dio otros consejos que ya no pude escuchar porque tuve que ir a notificarle del retraso a la siguiente persona. Me gustaría mucho haber tenido oportunidad de observar la configuración aural de Don Iván-Ramón, sobre todo mientras preparaba el agua, pero como ayudante yo tenía que estar más en la "primera atención" pasándole huevos, yendo y viniendo del baño a tirarlos, cambiando el agua del cuenco, cambiando sábanas, acercándole el cuenco o vertiendo aceite durante los masajes, hacer pasar a las personas, cobrarles, en fin... En muy breves instantes pude mirarle el aura sin que "me despertara" señalándome que no estaba haciendo algo que se suponía que debía estar haciendo...
No obstante, tuve la oportunidad de sentir muchos fenómenos energéticos distintos estando a su lado. El más espectacular sucedió el segundo día, cuando una mujer que entró a la consulta (a quien por cierto conocí en un curso de meditación vipassana en Barcelona), esposa de un sanador, educadora y madre de un niño pequeño, recibió la visita de su poderoso guía.
Cuando Don Iván Ramón comenzó a mirar su mano y a permitir que el guía hablara a través de él, irradiaba un calor increíble y mientras hablaba comenzó a "irse", hacía largas pausas y se quedaba como dormido unos momentos, finalmente regresó y ya no habló más. La presencia del guía era tan poderosa que imponía un hermoso y poderoso silencio.
No obstante, yo sentí la imperiosa necesidad de comentarle algunas cosas sobre los efectos del tabaco en el campo áurico, y hablé sin que nadie me lo pidiera, sintiéndose que estaba rompiendo físicamente el silencio al pronunciar cada palabra, pero según parece ella necesitaba recibir esa información.
Al final el guía le dijo que tuviera siempre rosas en su casa y ella se sorprendió porque, según comentó, le había regalado una rosa a su marido después de una discusión y a la rosa le había pasado algo extraordinario que no pude escuchar porque tuve que ir a cambiar el agua del cuenco... gajes del oficio, jeje.
El caso es que, a partir de esa visita, la habitación y nosotros quedamos elevados a otra frecuencia que aún se incrementó más, o al menos así lo experimenté yo, porque con la siguiente paciente que entró, tuve que hacer un gran esfuerzo para no ponerme a llorar de emoción por el éxtasis en el que entré mientras le masajeaba las piernas. Me encontraba en un estado de sacralidad en el que sentía que era un enorme honor estar colaborando en la "realineación y balanceo" del cuerpo del maravilloso ser que lo habitaba, junto con el chamán más sencillo, tierno y humilde que había conocido.
Entré en unas coordenadas tipo cumbre de ayahuasca, pero sin ayahuasca, y lo más extraordinario es que duré muchísimo tiempo en ese estado, lo cual no me había ocurrido espontáneamente más que una vez en la vida, estando en el Parq Güell en Barcelona, pero aquello sólo duró unos quince o veinte minutos. Este estado era más consistente y lo más sorprendente es que ¡me duró varias horas! Recuerdo (como en un sueño, por cierto) que terminamos las consultas, me despedí de Don Iván recibiendo sus últimos consejos y los de mis guías a través de él.
Luego me fui corriendo a dar mi clase final en un taller de chakras en donde justamente me tocaba hablar de los efectos de los psicoactivos en el campo áurico... Y me sentía tan agradecida con las personas que me escuchaban, sentía que eran unos verdaderos héroes por haberse embarcado en la aventura de entrar en lo desconocido tomándose el esfuerzo de ir semanalmente a las clases durante dos meses para aprender algunas nociones básicas de anatomía sutil a fin de comenzar a acelerar su desarrollo evolutivo de manera consciente y de paso tener unos conceptos comunes que les permitían comprender lo que yo deseaba explicarles acerca de los efectos en el campo energético humano del café, el tabaco, el azúcar, el alcohol, la marihuana, la ayahuasca y otros psicoactivos.
En medio de la clase, aprovechando que mi esposo estaba allí y yo tenía el corazón tan abierto, le di las gracias públicamente por comportarse como "zar antidrogas" conmigo durante mucho tiempo a fin de ayudarme a encontrar el equilibrio en mis investigaciones. ¡Y mientras lo iba diciendo lloré y comprendí en varios niveles distintos que así era y que había sido un gran acto de amor y un gran trabajo en equipo el que estábamos haciendo! Y bueno, en fin, el caso es que fue un regalo enorme para mí haber tenido la oportunidad de pasar esos dos días trabajando con Don Ramón Iván (¡sin cansarme, para nada por cierto), ya que además de lo que me enseñó mediante su ejemplo y su palabra -la importancia capital de la fe, el poder de actuar abandonando la importancia personal, cómo ser manso, humilde y no juzgar a los pacientes- también se me brindó la oportunidad de experimentar que es posible acceder a un estado ampliado de conciencia, durante mucho tiempo, sin utilizar psicoactivos.
Entrar en este estado de forma voluntaria y duradera, sin utilizar ninguna herramienta, es mi meta desde hace tiempo y esto ha sido un gran aliciente para saber que es posible y está a nuestro alcance... Unos días antes de conocer a Don Iván soñé con un ovni. En la simbología onírica con la que trabajo -la de la cabalista Milena Llop- esto significa que se te va a presentar una oportunidad redireccionante en tu vida que no debes desaprovechar pues la magnitud de sus implicaciones está directamente relacionada con tu misión en la vida. Así es que, ya lo saben, si sueñan con un ovni estén alertas... y si tienen oportunidad de conocer a Don Iván Ramón, no dejen de hacerlo...
Vive en México, pero hace giras anuales a España, a Estados Unidos y creo que a otros países.
Karina Malpica www.karinamalpica.net PD: Para tod@s l@s que me han escrito pidiéndome los datos de don Ramón Iván, aquí les paso su teléfono en la Ciudad de México (zona Ajusco): 56456852. Es el único contacto que me dejó, no tengo su dirección y él no tiene correo electrónico.

 

jueves, octubre 09, 2025

Mitología Asturiana

Seres principales
El Cuelebre
Es una serpiente con alas de murciélago, escamas impenetrables y una cola enorme. Ataca a las personas y a los animales, y esa escama es tan dura que solo se le puede matar atacándole en el cuello o dándole una hogaza de pan llena de alfileres o una piedra calentada al rojo. Por lo demás es inmortal. Vive en los bosques, cuevas y fuentes de gran cavidad subterránea. Pierde su poder la mañana y noche de San Juan.

Las Xanas
Las xanas son ninfas o hadas benéficas, vinculadas generalmente a cuevas, fuentes y cauces de los ríos. Tienen aspecto totalmente humano, si bien son pequeñas de estatura, suelen poseer una larguísima cabellera, y son de extraordinaria belleza. Suelen vestir el traje tradicional asturiano y según dicen cristianas. Suelen habitar en cuevas y fuentes: en las profundidades de las primeras guardan ellas sus tesoros: por los caños de las fuentes salen ellas al exterior o hacen que salgan ovillos de hilo para poderlos devanar, actividad esta que les gusta en demasía y que suele ser común a casi todas las historias. A las puertas de las cuevas, hilan y colocan ellas sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata, no se sabe si con el afán de venderlos, por mera ostentación de los tesoros que guardan, o con el fin de llamar la atención de la gente que pase por ahí, a ver si las desencanta; a la vera de los ríos lavan y peinan sus cabellos. Normalmente son personajes benéficos: regalan ovillos de hilo que no se acaban nunca, pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a los que las desencantan. Sin embargo, suele recriminárseles el que cambien a los niños recién nacidos por sus propios hijos, los xaninos, porque ellas no pueden alimentarlos. En todo caso, la mayoría de las historias acaba con la restitución del xanin a la xana por el trato que ha recibido el xanin. En algún caso se llega a afirmar incluso que el motivo del robo no es la crianza del xanin sino su bautizo, lo cual corrobora también el carácter cristiano de la xana.

El Trasgu.
Este personaje es pequeño, cojo, con rabo y cuernos. Viste de bayeta roja y gorro colorado. Tiene muchísimo apego a las casas en las que vive, y solo se muda de ellas para seguir a los dueños de la casa. Hace bien si le tratan bien y mal si le tratan mal. En el caso de que pase lo primero atiende la casa, poniéndola en orden y limpiando. Pero si le trata mal entonces rompe los muebles, no deja dormir a los niños, y un largo etcétera. Solo se le puede echar de la casa de tres maneras... ordenarle traer un cesto de agua, recoger del suelo con la mano linaza (lo que le es imposible por tener un agujero en la mano izquierda) o mandarle blanquear la piel de carnero negro. Estas tareas son imposibles de realizar por el trasgo que se siente humillado y se va de la casa.

Seres relacionados con la muerte

La Guestia
La guestia es una comitiva formada por almas en pena, que sale por las noches y que, en vez de alumbrar el camino con velas encendidas, lo hace con huesos encendidos. Se cubren con sudarios blancos el cuerpo. Si se encuentran a alguien en el camino le darán el hueso encendido y este se verá obligado a desfilar en la macabra procesión hasta el final de los tiempos. El desafortunado que se encuentre con ella la única manera que tendrá para protegerse es hacer un círculo en el suelo y meterse en él, aunque en las leyendas más antiguas solo pueden ver a la Güestia aquellas personas que disponían de una sensibilidad especial. también se la conoce como Santa Compañía, Buona xente, Hostia Vaqueira, Guaspida...

El Carro de la Muerte
Es una aparición nocturna que anuncia la muerte, Vuela por los aires, va sin caballos ni carretero. Aparca a las puertas de la casa y se lleva pacíficamente al que muere. Otras veces produce la muerte a quien lo ve.

La Llavandera
Es una mujer vieja, muy arrugada, de mirada dura y ojos rojizos que durante la noche lava la ropa en el río y durante el día se esconde. Visten túnicas amarillas y habitan en las orillas de los ríos, en cuevas o en el interior de los árboles. Provocan inundaciones y mandan sobre las nubes. Su voz es lúgubre, y parecida a la de los búhos. Generalmente no hacen más que lavar la ropa por la noche, haciendo sonar las palas y riéndose; no les gusta nada que se las vea entonces y al que insiste en hacerlo lo arrastran consigo a las turbulentas aguas de los ríos. Sin embargo, tiene su lado bueno, y es que cuando hay un incendio en el bosque, lo apaga batiendo sus palas en el agua del río.

Seres relacionados con el mar

La Sirena
Se considera mitad mujer y mitad pez. Suelen ser, generalmente, mozas maldecidas por su afición a andar por los roquedos de los acantilados, o por alguna otra razón que se desconoce. Extraordinariamente bellas de rostro, cantan magníficamente, lo que lleva a la perdición a los marineros que las oyen.

El Home Marin
Son la versión masculina de las sirenas, cosa que subrayan usando barba.

Espumeros
Son espíritus del mar, pequeñitos, hermosos, juguetones, llevando también su trompa marina hecha de un caracol vacío; de figura humana, de niños. Cabalgan algunas veces sobre las olas, revolcándose en las espumas de las rompientes, coronados de algas, sonando su trompa, van en la estela de los buques que parten. Pero nunca se alejan de la costa, porque tienen miedo a la tempestad. Apenas estalla, salen del mar envueltos en grandes mantos de polvo de agua y se refugian en las cavernas que habitan en los cantiles. Esas nieblas que muchas veces vienen rodando sobre la superficie del mar a estrellarse en el acantilado no son tales nieblas, sino Espumeros, envueltos en sus mantos y que buscan sus moradas.

Seres relacionados con animales y monstruos

El Pataricu
Son unas criaturas gigantescas con un solo ojo, con un olfato extraordinario y no conocen el fuego. Habitan en la costa occidental de Asturias.

El Home Llobu
En castellano, Hombre Lobo. Es un hombre que se convierte en bestia. Tienen posibilidad de ser hombres lobos: Por una maldición paterna, Ser hijo ilegitimo de un cura, El séptimo varón consecutivo de una familia (a no ser que le apadrine un hermano) y aquellas personas que que tengan el dedo corazón tan largo como el dedo índice de la mano. No teme para nada al hombre y no duda en devorarlo cuando tiene ocasión; cuando se le consigue herir vuelve a ser hombre y cuando se le mata aconsejan que se incinere.

Seres sin forma

El Sumiciu
El sumiciu es un ser o bien invisible o bien tan pequeño que no se le puede ver, y que se dedica a hacer desaparecer todo lo que uno acaba de dejar en un sitio.

La Guaxa
Es una especie de chupasangre femenino. Se la representa como una vieja seca y abre las venas de las personas y criaturas con el único diente que tiene para chuparles la sangre y la vida.

Otros seres de la naturaleza

El Busgosu
Es el espíritu de los bosques. Tiene rostro, torso y brazos humanos, dos cuernos retorcidos en la cabeza y las patas de cabra con pezuñas hendidas. En general es el protector de los bosques y de sus animales, por lo que suele dedicarse a extraviar a los cazadores que se encuentra. Si se le encuentra no conviene importunarle siguiéndole pues es muy capaz de estrellar a sus perseguidores en el fondo de cualquier barranco. Se le pinta un tanto melancólico recorriendo el bosque; si lo único que quieres es que te saque del bosque, porque estas perdido, no hay problema y te muestra el camino con toda amabilidad, aunque con total discreción. Malas lenguas aseguran que, a veces, se lleva alguna pastora a sus cuevas.

Los Ventolines
Son remolinos de aire. Son más pequeños que los nuberus, de día por lo regular están en la región del fuego; de noche flotan en el espacio y a través de los rayos de la luna se les logra a veces distinguir.

Las Ayalgas
Son hermosísimas mujeres que guardan tesoros en sus cuevas o bajo los árboles.

Árboles que hablan
En muchas partes de los bosques se encuentran árboles dotados con el poder del habla. A veces el árbol se dirige a una persona que necesita ayuda, pero otras veces es el espíritu residente en el árbol el que pronuncia un hechizo o comunica alguna información útil. Los árboles disponen de mucho tiempo para pensar y observar, y aceptan filosóficamente su destino, que es ser útiles a las criaturas del mundo, desde los leñadores a los pájaros carpinteros. De acuerdo con esta filosofía, su conversación suele ser de carácter orientador y servicial. Los árboles asturianos son especialmente volubles y algunos dan información a los que buscan Ayalgas y nos hablan en bable. Las personas que han hablado con los árboles encuentran difícil el describir el sonido de sus voces. Aseguran que es como una combinación de suspiros, murmullos y gruñidos. Los árboles grandes tienen voces más profundas mientras que los árboles pequeños y delgados susurran en una voz tan baja que resulta casi inaudible. Cuando un árbol habla con voz clara y sobre todo si es la de una mujer, debe suponerse que no es el mismo árbol el que habla, sino algún espíritu que vive en el tronco. En tales casos, la información recibida debe aceptarse sin reservas.

LA BANSHEE
A través de la historia y de las distintas culturas hay historias y mitos de formas de vida que avisan de la muerte humana.
Como la felicidad y las ansias por vivir son innatos en casi todos los humanos, así lo son el miedo por la muerte. Ver un fantasma no es tan alarmante como el hecho de que "Esto que yo soy, tú lo serás". (..) En siglos pasados (y todavía hoy en día) los hombres buscan signos de excentricidades en lo cotidiano que marquen el tijeretazo en el hilo de la vida. Relojes que marcan las horas irregularmente o se paran, gallos que cantan de noche, velas que se mecen con el viento, o abejas que se acercan a puertas y ventanas para acompañar a un alma. (...) En Escocia, la "bean-nighe" o la lavandera [Es interesante que en Asturias existe el mismo personaje, que se llama llavandera y con la misma función: la premonición de desgracias] es vista por viajeros cerca de lagos o fiordo lavando las mortajas de aquellos que están destinados a morir, cantando o llorando. La bean-nighe se piensa que es el fantasma de una mujer que murió al nacer. El género femenino de este espíritu es algo que volvemos a encontrar en la exclusiva forma irlandesa de la "bean-si" o banshee.
La tradición de la Banshee acontece en Irlanda y las islas cercanas.
Los términos gaélicos usados más frecuentemente para describir a la Banshee son "bean-si" ( un habitante mujer de una shide, o un montículo encantado); "bean chaointe" (una mujer que se lamente, un término encontrado al este de Munster y Connaught) y "badhb" ( refiriéndose al más peligroso y aterrador espectro) De todas maneras "bean-si" implica el Otro mundo o una existencia mágica; la banshee es una criatura solitaria sin compañero masculino que nunca participa en la comunidad humana ni en la vida social mágica. Especulaciones también asocian a la banshee con la raza mística de los Tuatha De' dannan, de quienes descienden todo el folclore mágico. Hay una pequeña evidencia en el folclore que sostiene las explicaciones cristianas de que la banshee es un demonio que se lamenta por las almas de aquellos que se pierden en su ascenso al cielo, o que son ángeles de la guarda familiares, o que almas de niños sin bautizar o también almas de mujeres que cometieron el pecado del orgullo en vida. El duelo por el difunto no un asunto de los familiares vivos en Irlanda. En el pasado, la medida del respeto y el nivel de una persona en su comunidad era visto en el número de asistentes a su funeral y el grado de su lamento.
Lamentadoras profesionales, normalmente ancianas, eran pagadas para beber y llorar en la tumba de figuras prominentes en la comunidad. La Iglesia desaprobaba este arreglo de estas a menudo mujeres alcohólicas y sus servicios funerarios, quizás dando auge a otra teoría de que las banshees eran los fantasmas de lamentadoras profesionales condenadas a vagar como resultado de su llorar no sincero.
Es interesante que esto toca con un componente básico de la leyenda de la banshee: que las banshee siguen a ciertas familias. Si las banshees son los fantasmas de las lamentadoras muertas, su acompañamiento es más un sentido de lealtad que de culpa más o menos la banshee ha de ser tomado como el "espíritu de la familia", un espíritu que atiende a la familia en tiempos de transición. La Banshee es descrita como una mujer pequeña con pelo largo blanco, rubio o castaño rojizo que aparece en la vecindad del lugar del nacimiento del que pronto morirá. Cuando son vistas visten las ropas de una campesina, normalmente blancas, a veces grises, marrones o rojas. Los colores antiguos representan los colores del duelo mientras que el rojo es asociado con la magia, las hadas y lo sobrenatural.
En algunas ocasiones ella es vista peinándose el cabello a medida que se lamenta. Ella es oída con más frecuencia que vista, llorando en la noche tardía o al comienzo de la mañana, a veces encaramada a una ventana 2 o 3 horas o algunos días antes de la muerte. Cuando se mueve en la oscuridad, los testigos describen un sonido como el que hacen los pájaros volando en la noche.
Quizás hay la creencia errónea de que las banshees se manifiestan en aves como el cuervo. La asociación con cuervo es por una confusión de la banshee con la diosa celta primitiva Badb, la diosa de la guerra que aparece frecuentemente en la forma de cuervo.
Las banshees también vagan con formas naturales como los árboles, ríos y piedras. Algunas rocas con formas son conocidas como "las sillas de las banshee" y las podemos encontrar en Waterford, Monaghan y Carlow. También hay noticias de banshees que acompañaron a familias irlandesas que emigraron a las Américas, aparecen más a menudo las banshees lamentándose por un emigrante en el asentamiento ancestral de su familia en Irlanda. Las historias cuentan de las maldiciones que cayeron sobre hombres que interfirieron en la banshee enfrentándose a ella o quitándoles su peine. En estas historias vemos que el punto de bravuconería venía por parte de cortejar a una mujer, o el empuje de la bebida u horas intempestivas.
El anuncio de la banshee es oído por no familiares y amigos y no normalmente por miembros de la familia cercana del moribundo. Con esta advertencia, los amigos de lejos y cerca pueden viajar con el conocimiento de que es la última oportunidad de decir adiós. Una vez avisados del pronunciamiento de la banshee, los miembros de la familia supervivientes pueden admitir el final de la situación y agradecer la ayuda de la comunidad que se ha arremolinado en torno a ellos. La visita de la banshee da la oportunidad a la tribu de hablar abiertamente sobre la muerte con los miembros de la familia y hace más fácil el momento de duelo.

LEYENDAS ASTURIANAS

Las Asaures del muerto
" Un día mandó el padre a su hija María, de recados al pueblo, y le pidió que, entre otras cosas, llevara también unas asaduras para cenar por la noche. La hija bajo al pueblo, hizo sus compras y, cuando iba de vuelta a casa, empezó a mordisquear las asaduras, ya que le gustaban en sobremanera y por un poco que faltara no iba a pasar nada. El caso es que mordisqueando y mordisqueando se las comió todas y eso ya no tenía remedio. María que era muy espabilada, pero conocía bien el malhumor y la mano suelta de su padre, se puso nerviosa a cavilar como podía hacer para no llegar sin las asaduras a casa, hasta que se le ocurrió acercarse al cementerio y abrir una de las ultimas tumbas que se había abierto y cerrado. Sacó de aquel cadáver las asaduras que necesitaba. Volvió a casa tan tranquila y aquella noche puso su padre cenar las asaduras aquellas que tanto le gustaban a él también, sin notar nada raro en ellas.
Después de cenar y limpiar los platos, fueron los dos a dormir a sus habitaciones, pero cuando ya estaba casi dormidos, oyeron unos golpes en la puerta y una voz que decía:
- María , devuélveme la asaura que sacaste de mi sepultura. A la puerta de tu casa estoy.
Con más miedo que otra cosa, le gritó María a su padre, en su habitación que no entendía nada:
-Hay, papa, mira a ver, enciende una vela.
Pero nada había que ver y ahora los golpes sonaban más fuertes y como más cerca y con mayor claridad y la voz tenebrosa ahora decía:
-María, devuélveme la asaura que robaste de mi sepultura. En la escalera estoy. Volvieron a encender una vela y nuevamente nada pudieron ver, aunque los golpes volvían a acercarse más y más, y la voz, tan cercana que parecía estar ahí mismo, seguí diciendo:
-María, devuélveme la asaura que robaste de mi sepultura. En la puerta de tu cuarto estoy.
Presa del terror, María volvió a chillar:
-Hay, papa, que miedo, enciende una vela.
El padre, armándose de valor, encendió una vela y se acercó al cuarto de su hija. Y ciertamente nada vio, ni a su hija siquiera, que ya allí no estaba y que nunca volvió a estar." Leyenda extraída del libro de M. Arrieta Gallastegui: Historias y leyendas de Asturias.

La mano fría
" Según cuentan (...) vivía hace un tiempo y en una casa pequeña, sin muchos miramientos, un albañil tranquilo que gustaba de hablar por los codos, pero que era muy apreciado por los vecinos, porque, entre tanto hablar, a veces, contaba cuentos y no estaban mal, y tenían hasta su gracia y, en todo caso, garantizaba la atención de niños y mayores cuando se reunían en casa en torno al fuego. El sitio donde vivía, un tanto alejado del pueblo y rodeado de árboles, daba un ambiente especial a las polavilas (reuniones que se celebraban en torno al llar de la casa para contarse cuentos en las largas noches de inviernos) que se hacían en su casa: los pájaros, el ruido del viento y esa particular oscuridad que se siente cuando se acaba de acabar la última luz, ayudaban a sobrecogerse un tanto antes de empezarlas. Un día de los suyos, y que cambiaría su forma de ver y sentir las cosas de este mundo, estaba cenando con toda tranquilidad el albañil, un candil por alguna parte, el viejo tronco en ascuas en el que se había calentado la cena, por otra, como toda luz.
Estaba solo y no encontraba en la cena más consuelo que el que puede encontrar un cabo en regañar a un soldado: no pensaba mucho, sino que dejaba vagar la mente por entre la insipidez de lo que comía, que tanto a toda su vida se parecía. Así lo llevaba: comer así, como si nada, lavar los platos de cualquier manera, sentarse a echar el ultimo pitillo del día mientras se va enfriando la casa y las ansias de ahorrar hacen apagar el candil. A punto estaba de hacerlo o, por lo menos ya llevaba un tiempo pensando en ello cuando una sombra indefinible apareció por la pared que no debía, por la que debía, luego, por otra tercera, después, que era donde estaba el candil, y apago la vela. Aquello con susto y todo, llevo a nuestro albañil a moverse y, con esa práctica que da costumbre, con solo el ligero resplandor del llar, busco cerillas y trato de encender la vela.
Cosa rara, no había manera. Lo intento más veces, tantas como le permitió el miedo que indefectiblemente empezaba a sentir y que le erizaba el vello de la piel; el, que era tan pausado en su vida y que solo se entretenía haciendo pasar miedo a los demás (y de qué forma, bien sabía él), estaba ahora con la última cerilla en la mano y el escuálido resplandor del fuego como todo futuro por esa noche.
Casi de pronto, como si no hubiese sido de golpe, segundos antes de que procediera a encender la postrera cerilla, algo así como una mano fría, algo frío, una textura fina, un calor frío, se posó en su cuello.
- Nada que hacer- se dijo el albañil, que entre tanto sobresalto aún guardaba la serenidad del cuentista profesional -, ni cerillas, ni velas, ni luz, que esta noche si no son los muertos los que rondan, son sus descendientes.
Con algún trastabille (tropezón) que otro, se acercó a la puerta y como intentado no incomodar a quien allí hubiera, corrió el pestillo, abrió ligeramente la puerta, paso al otro lado como queriendo ser más flaco de lo que era y bendijo aquella oscuridad simple, nada ominosa, que dejaba ver las sombras de los árboles como sombras azules de un cielo negro.
No corrió, pues, aunque albañil, su renombre de cuentista le había dado una cierta imagen de hombre, si bien algo de alloriau (atolondrado), cabal a ciencia cierta, y no quería que le vieran a esas horas (todavía era temprano para que la gente anduviese durmiendo) corriendo por todo el pueblo. A donde se dirigía lo decidió sobre la marcha: a ver a su amigo del alma, a que le dejara descansar en su casa, a que le ayudase a quitar de su piel aquel frío que sentía en su cuello.
Dicen los vecinos que llego a casa de su amigo, que abrió la puerta sin llamar ni decir nada, que se llegó a la cocina donde cenaba su amigo, que lo miro con ojos de espanto, que quiso hablar, pero no pudo y que se desmayó. Santiago, que así se llamaba su amigo, aunque ello no importe nada ahora, no sabemos si preocupado o divertido por tan súbita aparición, hizo como pudo para sacar a nuestro albañil a que le diera el aire; unas cuantas tortas y otras pocas exploraciones que había aprendido a hacer de pequeño, le bastaron para tranquilizarse y bastaron también para que se espabilara el durmiente. Nada pudo hacer, entonces, el albañil para evitar que unas lágrimas sordas, mudas y ciegas, acabaran su camino entre todas las nuevas arrugas que esa misma noche llegaron a su rostro."

La leyenda de Tristán e Isolda
Se encuadra dentro del ciclo artúrico. Sir Tristán tiene una importancia bastante grande dentro de las narraciones de Sir Thomas Malory en "La Muerte de Arturo". La historia de amor prohibido entre estos dos jóvenes guarda mucha similitud con otras historias de la tradición céltica. Un triángulo amoroso entre dos jóvenes que se aman, mientras que un hombre de mayor edad es el que tiene derecho sobre la mujer está presente en la leyenda de Diarmud y Grainne (donde el tercero en discordia era Finn Mac Cuhmail), o en La leyenda de Deirdre con su amado Naois frente al Rey Mark. Aparte de eso, otros triángulos amorosos a resaltar es el de Sir Lancelot-Rey Arturo y Reina Ginebra. Espero que el relato os guste:
Tristán es hijo del rey de Lyonesse y Blancaflor, hermana del Rey Marco. Su padre muere poco antes de su nacimiento y su madre, al traerle al mundo. Es educado por Governal, que le enseña a manejar la lanza y la espada, a socorrer a los débiles y a detestar la felonía. Se hace poco a poco maestro en tocar el arpa y en el arte de montar a caballo. El otro personaje, Isolda, es hija del Rey de Irlanda. Es rubia, joven y guapa.
El tío de Tristán, el Rey Marco reina en Cornualles, una zona que está comprometida por un tratado con Irlanda. En virtud de ese tratado, Cornualles debe entregar a trescientos jovenes y a trecientas jóvenes a Irlanda cada año. Sin embargo, el Rey Mark cada vez los da con menos agrado hasta que ese año decide que no quiere cumplir el trato. Para ese tiempo Tristán estaba en la corte de su tío, pues ya había terminado su educación como caballero.
El rey de Irlanda al enterarse de que el Rey Mark no quería cumplir su trato acepta que esta obligación no sea cumplida si un campeón vence en combate al gigante Morholt, su cuñado. La lucha se debería hacer solamente entre Morholt y el elegido para tal hazaña. Tristán acepta el desafío sediento por ganarse el favor de su tío y de la corte. Y la lucha tiene lugar en una isla apartada de cornualles. Luchan durante mucho tiempo, pero Tristán consigue vencer a Morholt, aunque es herido: una jabalina envenenada le ha alcanzado.
Declarado incurable, es abandonado en una barca para esperar la muerte. La barca llega a las costas de Irlanda, y Tristán, que no se da a reconocer, es llevado a palacio y curado por un embrujo de la reina maga (la madre de Isolda). Confiesa su identidad a Isolda, a quien encuentra por primera vez. Esta le consagra entonces un odio feroz a causa de la muerte de su tío Morholt. Poco después regresa donde el rey Marco a Cornualles pues cree que si continúa mucho más tiempo en Irlanda su vida correría peligro. Con el tiempo Marco decide casarse con Isolda (la de los cabellos dorados como se la llama) y envía a Tristán a buscarla a Irlanda.
El contrato es concluido rápidamente y la reina deja marchar a su hija. Sin embargo, sabedora de la diferencia de edad, la maga confía en la sirvienta Brangien que acompaña a Isolda, un filtro de amor que debe dar a beber a los esposos la noche de bodas. Brangien esconde en el barco la copa que contiene el filtro que su ama le ha dado. Pero quiso la fortuna que, durante el viaje de vuelta, a Tristán e Isolda les entren ganas de beber. Así que descubren la copa y ambos beben su contenido hasta terminarlo. La desgracia está echada: ahora están unidos por un amor que nunca desaparecerá.
Llegan a Cornualles y se celebra la boda. Pero al llegar la noche, la sirvienta Brangien es quien ocupa el lugar de Isolda en el lecho del Rey Marco, mientras que la Reina se va a encontrar con Tristán. La felonía de los amantes no es descubierta enseguida por el rey. Aunque este no sospecha nada unos barones que envidian la posición tan encumbrada en el Reino de Tristán van a ver al Rey Marco y le dicen que Tristán y la reina se aman, y que esto se comenta en el reino. Así que siembran las semillas de la desconfianza en el Rey.
Pero el rey, queriendo tener pruebas, espía a Tristán y a la Reina. Pero Brangien se da cuenta de ello, y avisa a los amantes. A pesar de todo, al Rey Marco le consumen los celos y le pide a Tristán que se vaya del castillo. Este se instala en la casa de un burgués, y padece numerosas fiebres. Pero las astucias de los amantes nunca se acaban y consiguen verse a pesar de la vigilancia que tienen que soportar, en un jardín detrás del castillo.
Denunciados de nuevo, esta vez por el malvado enano Frocin, son condenados uno y otro a ser quemados vivos. La suerte acaba sonriéndoles una vez más y en el último instante Tristán consigue escaparse y rescata a Isolda en el momento en que la llevan a la hoguera. Los dos huyen hacia el bosque donde llevan una vida miserable. Pero a pesar de todo se aman y no sufren.
El rey los busca y una noche los encuentra: están dormidos el uno junto al otro. Saca su espada, pero se da cuenta de que sus bocas no se tocan y una espada desnuda separa sus cuerpos. Asi que el rey lleno de compasión pone su propia espada en lugar de la de Tristán, pone un anillo en el dedo de Isolda y se va lleno de tristeza.
Los amantes, conmovidos por tanta generosidad, vuelven a la corte. Marco consiente en volver a tomar a Isolda, pero no en que se quede Tristán quien parte hacia el exilio hacia Bretaña, donde trata de olvidar a Isolda la de los cabellos dorados en manos de Isolda la de las blancas manos, la hija del duque Hoel, con quien se casa. Pero el amor verdadero se burla de las separaciones.
Tristán no puede unirse a Isolda la de las blancas manos y permanece fiel a su primer amor. Durante un combate es herido por un golpe de lanza envenenada. Acuden muchos medicos, pero ninguno sabe curar el veneno y Tristán siente que su vida se pierde. Entonces, levantandose, dice a su fiel compañero Kaherdino que quisiera volver a ver por última vez a Isolda la de los cabellos dorados. Kaherdino decide ayudarle. Convienen en que si consigue traerla, izara la vela blanca, pero si fracasa la vela negra. Para desgracia de los amantes, la otra Isolda se entera de toda la conversación. Isolda la rubia es puesta al corriente de la situación de salud de su amante, y no duda en darle consuelo con su presencia. Tristán cada día pide que se vigile el mar, y cuando Isolda la de las blancas manos anuncia la llegada de la nave de kaherdino, miente y dice que la vela es negra. Entonces Tristán se deja morir. Cuando Isolda la rubia llega y se entera de la desgracia sube a sus aposentos, se acuesta junto a Tristán y entrega también su alma.