En un ambiente natural hay mucho para observar. Con un buen par de prismáticos podemos maravillarnos con las aves del lugar o contemplar en la noche la blanca majestuosidad de la luna
Sin convertirnos en especialistas ornitólogos, podemos ver a través de la gracilidad y la simpatía de las aves la Obra Divina, como lo revelara San Francisco de Asís, que fue un gran amigo de las aves.
Esta observación puede realizarse sin instrumentos, pero si poseemos un par de binoculares, podremos apreciar mejor los detalles que tanto fascinan a los amantes de las aves. Los binoculares más apropiados para disfrutar de la observación son de 7 a 10 aumentos.
Tan gratificante como la observación de las aves es la contemplación del cielo estrellado. Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha sentido fascinado por los astros, creyendo que en ese lugar se hallaban algunas claves para comprender mejor su existencia.
Según Mircea Eliade: "La simple contemplación de la bóveda celeste basta para desencadenar una experiencia religiosa".
Las constelaciones tienen mensajes para nosotros y es gratificante descubrirlos. La majestuosidad del cielo nos lleva a la reflexión, dejándonos mil preguntas: "¿Estamos sólos en el Universo?", "¿Cómo serán los otros mundos?"...
Para empezar en esta práctica no son necesarios telescopios ni binoculares. Usaremos la vista para reconocer las principales constelaciones y los planetas. Cuando el cielo nos sea familiar y nos sintamos a gusto con esta actividad, podemos comprar un par de binoculares o un telescopio.
Sin duda, el conocimiento de las constelaciones es el "ABC" de la astronomía. En una noche despejada, más de 1800 estrellas pueden verse a simple vista. Su conocimiento debe ser gradual, comenzando por las más brillantes hasta las más insignificantes.
Las leyendas mitológicas del cielo pueden ayudarnos a identificar a las estrellas y aumentaran nuestro interés en el tema.
Además de observar el cielo en los campamentos, podemos realizar salidas de campo nocturnas para ese fin exclusivo. A estas salidas debemos llevar un termo de café, abrigo, y binoculares (opcional al principio) y una guía de estrellas o un mapa estelar que nos servirá como base para el reconocimiento. Además es imprescindible llevar una linterna especialmente acondicionada para la observación para mirar los mapas estelares. Una linterna puede ser preparada para este fin pegándole una cartulina roja en el foco, o cubriendo el cristal con esmalte de uñas, ya que la visión nocturna necesita un período de adaptación a la oscuridad. Este lapso de tiempo es de 20 minutos, por lo cual una luz brillante puede arruinarlo, debiendo volver a empezar.
La polución luminosa ha arruinado las observaciones estelares en la ciudad, por lo cual un lugar al aire libre apartado de los centros urbanos será excelente para tener una buena visión de los astros. La luna llena también puede ser una molestia para el observador, pues su luz nos impedirá una observación adecuada. Por esta razón las mejores observaciones del cielo se realizan con la luna nueva.
Las salidas de este tipo son interesantes para charlar sobre mitología y relacionarla con el tema, ya que casi todos las tradiciones poseen referencias a los astros. Los relatos mitológicos poseen algunas claves de la sabiduría antigua, que podemos interpretar mediante una reflexión serena. El estudioso James George Frazer se hacía eco de esta idea al afirmar que "la mitología es la filosofía del hombre primitivo".