Samael Aun Weor, guía de la Asociación Gnóstica Internacional. Maestro: continuación, por “Radio Icur”, la siguiente entrevista con el Maestro.
¿Podría usted decirnos en qué forma y cómo se desarrollan los programas de estudio dentro de la Asociación Gnóstica?
Con el mayor placer daré respuesta a esa interesantísima pregunta. Los descubrimientos que vamos haciendo sobre cuestiones antropológicas. Tales descubrimientos se relacionan, precisamente, con los programas y sobre el basamento de los mismos. Obviamente, existe mucho material didáctico esparcido por aquí, por allá y acullá, en nichos, pirámides, sepulcros y diversas piezas arqueológicas. Obviamente nosotros sabemos extraer, mediante reglas precisas, el pensamiento contenido en cada pieza arqueológica, para bien de la humanidad contemporánea y por amor, naturalmente, a nuestra querida patria mexicana.
Ha sido una respuesta muy interesante, Maestro. Ahora, por favor, quisiéramos saber por qué la enseñanza gnóstica afirma la existencia de algunas otras dimensiones, dentro de las cuales ciertas personas preparadas pueden incursionar. Nuestra pregunta es la siguiente: ¿Cuántas dimensiones existen y cómo podría uno capacitarse para penetrar en ellas?
Ciertamente, esa pregunta me ha gustado mucho, es muy interesante...
La geometría tridimensional de Euclides ha sido en verdad muy discutida, nunca se ha aceptado en forma de dogma. Empero no hay duda de que todavía existen, por ahí, muchas gentes retardatarias, embotelladas completamente en ese tipo de geometría que ya empieza a pasar de moda. Einstein aceptó una cuarta coordenada; así lo está demostrando, precisamente, en su teoría sobre la ley de la relatividad. No hay duda de que la cuarta vertical está demostrada matemáticamente.
Continuando con estas disquisiciones, diremos que nuestros antepasados de Anahuac también conocieron la cuarta dimensión. Si uno lee cuidadosamente algunos códices, se queda asombrado al poder corroborar esta afirmación.
Me viene a la memoria, en estos instantes, el relato del Padre Durán (que es maravilloso de por sí). Se refiere tal narración a un episodio de la vida del famoso Emperador Moctezuma. Queriendo él saber algo sobre nuestros antepasados, sobre los antepasados de la gran Tenochtitlán, llamó a Tlacaelel, su primer Ministro, y le dijo: “Quiero saber algo sobre nuestros antepasados, sobre los antepasados de la gran Tenochtitlán, llamó a Tlacaelel, su Primer Ministro, y le dijo: “Quiero saber algo sobre mis mayores, sobre Quetzalcoatl, sobre Huitzilopochtli, sobre la madre de Huitzilopochtli y sobre muchos otros insignes varones. Desearía visitarlos. ¿Qué saber tú de eso y dónde moran?” “¡Señor (contestó Tlacaelel), noble es tu corazón porque veo que recuerdas en verdad a nuestros mayores! Llegar allí, donde ellos moran (a la lejana TULE, a la Isla de Cristal, en el Polo Norte), es algo más que imposible. El camino está cerrado por muchas selvas, hay lagunas sin fondo y fieros monstruos y nadie podría llegar hasta allí, creo que esto es cuestión, más bien, de encantadores, magos o qué se yo. Sólo tales gentes podrían llegar hasta ese lejano lugar. Sin embargo, hay un gran historiador en nuestro reino; podrías consultarlo...