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domingo, noviembre 16, 2025

Un "Más Allá" para los Animales y las Plantas

Carlos Fernández
¿Qué pasa con los animales y las plantas cuando muere su materia biológica? ¿Hay un Más Allá para todos los seres vivos, o solo el hombre tiene la "exclusiva" de la trascendencia? Algunos de los argumentos que justifican la supervivencia del hombre también podrían ser válidos para la totalidad de los seres vivos.
Susana Abraham es una joven de origen hindú, afincada en La Coruña (Galicia, España). Estaba muy unida afectivamente a un hermoso gato gris, a quien cuidaba desde que este era muy pequeño. Los padres de Susana compartían también esa relación con la pequeña mascota, a quien consideraban como uno más de la familia.
Quiso la fatalidad que el pequeño gato terminara sus días aplastado por las ruedas de un coche, en un trágico descuido del padre de Susana, llenando de tristeza a toda la familia. El pequeño felino fue enterrado en el propio jardín de la casa, en un último intento por mantener cerca la memoria de la mascota.
Un par de días después de este suceso, Susana observó a su gato merodeando por detrás de la nevera, como acostumbraba a hacer en vida, buscando el calor del radiador del frigorífico. Está fue la última vez que pudo ver a su mascota, que nunca más volvió a aparecer. ¿Era esta aparición el "espíritu" del gato?
Las apariciones de animales son bastante frecuentes, casi tanto como la de personas, aunque siempre se les da más importancia a estas últimas. Uno de los investigadores que se ocupó de este asunto fue el tenaz parapsicólogo norteamericano Raymond Bayless. En su libro Fantasmas de Animales Bayless recoge numerosos casos de apariciones de diferentes animales, especialmente animales de compañía que fueron vistos después de muertos por sus cuidadores. ¿Significa esto que los animales también trascienden a la muerte? ¿Tienen entonces un "espíritu", contrariamente a lo que dicen las religiones occidentales, que otorgan solo a los seres humanos un alma que sobrevive a la muerte biológica?
Antes de profundizar en cómo las creencias religiosas han condicionado nuestro punto de vista sobre este tema, repasemos otros fenómenos paranormales donde animales y plantas son los protagonistas, y que también podrían interpretarse como prueba de su supervivencia.
Imágenes de otra realidad
Las psicoimágenes son un fenómeno paranormal conocido desde fechas relativamente recientes, donde a través de una cámara de vídeo -y empleando unas técnicas adecuadas- son captadas diversas imágenes que podrían pertenecer a un espacio donde viven los seres que alguna vez estuvieron en la Tierra. Y aunque la parapsicología pretende explicar la naturaleza de estas imágenes con teorías centradas en las desconocidas potencialidades humanas, lo cierto es que la inmensa mayoría de quienes se han atrevido a experimentar en este curioso fenómeno, están convencidos del origen trascendente de estas imágenes.
Pues bien, en numerosas ocasiones las psicoimágenes contienen rostros humanos, animales de diversas especies -muy especialmente los domésticos- e incluso plantas y árboles. Algunos de los rostros humanos obtenidos por los investigadores han sido reconocidos como los de personas ya fallecidas, por lo que si se extiende esta comparación al resto de las psicoimágenes, podríamos suponer que también los otros seres -animales y vegetales- habrían sobrevivido a la muerte.
Y no es casualidad que en la filosofía que se desprende de la Transcomunicación Instrumental -que interpreta las psicoimágenes, las psicofonías y otros fenómenos paranormales como un contacto tecnológico con otros planos de existencia donde viven los seres ya fallecidos- también los animales y las plantas continúan viviendo en un mundo semi material. Una vez que dejan de existir aquí en la Tierra, continúan viviendo en el "mundo siguiente". Asimismo, se considera que todos los seres tienen conciencia, e incluso libre albedrío para vivir donde y con quien deseen. De todos modos, la vida en este plano, estaría condicionada por la premisa de que ningún animal debe morir para que la vida de otro siga desarrollándose.
Un ángel para cada brote de hierba
Las enseñanzas promovidas por el espiritualismo inglés tienen muchos puntos en común con los mensajes obtenidos a través de la Transcomunicación Instrumental. Respecto a la supervivencia de animales y plantas, los espiritualistas sintetizan su punto de vista en frases como "Hay un ángel para cada brote de hierba", poniendo de manifiesto la importancia que tienen todos los seres vivos.
Leslie Flynt fue uno de los más famosos médiums de voces directas, enmarcado en las corrientes espiritualistas inglesas. En las sesiones de Flynt, las voces de los supuestos comunicantes no eran producidos por las cuerdas vocales del médium, sino que proyectaba la voz a un punto cualquiera de la habitación. Los comunicantes de Flynt eran a veces personas sencillas que habían fallecido, cuyas voces eran reconocidas por sus familiares.
En otras ocasiones, se manifestaban personajes históricos como Gandhi, Frederic Chopin, Oscar Wilde, o Confucio. Estos personajes, habrían transmitido abundante información sobre el "Otro Mundo", donde frecuentemente se aludía a las plantas y animales que allí vivían; y del reencuentro de seres humanos con sus animales de compañía e incluso con "su jardín", o "sus flores".
Otro personaje relevante dentro del espiritualismo es la médium irlandesa Geraldine Cummins, quien habría recibido a través de psicografía, centenares de mensajes atribuidos a Frederic Myers, fundador de la Society for Psychical Research, primera asociación de investigación sobre fenómenos paranormales.
En el libro The Road of Inmortality (El Camino a la Inmortalidad), donde se recopilan buena parte de estos mensajes psicografiados, se hace mención del alma de otros seres vivos y a su evolución: "Deberéis comprender que si el alma humana continúa evolucionando en otra vida, en otro estado de existencia, necesariamente otras formas animadas que tienen la capacidad de evolucionar tienen también la posibilidad de desprender una esencia misteriosa que se puede equiparar a aquello a lo que llamamos alma en el hombre". Los escritos atribuidos a Myers, hacen mención también a grupos formados por minerales, vegetales, animales y humanos, que forman una unidad en los mundos siguientes a los mundos físicos como el nuestro.
A pesar de que las comunicaciones mediúmnicas son la fuente de información tanto del espiritualismo como del espiritismo divulgado en los libros de Allan Kardec, existen algunas diferencias notables, que se reflejan en puntos muy concretos. Mientras el espiritismo kardecista refleja una visión ligeramente antropocéntrica, el espiritualismo propone una cosmogonía donde todos los seres tienen una importancia en la mecánica de la vida y la evolución.
Otro de los aspectos que los diferencia, es la creencia en la reencarnación. Mientras en el espiritualismo la idea de las sucesivas encarnaciones apenas aparece mencionada por algunos autores, en el espiritismo constituye uno de los pilares de la creencia en la supervivencia.
Según los postulados compilados por el espiritismo, evidentemente influenciados las religiones occidentales, presenta al hombre como uno de los ejes de la creación, relegando a los animales a un segundo término. Según los escritos de Kardec, los animales tendrían un alma que sobrevive a la muerte, y que -a diferencia del hombre no tiene libre albedrío, encarnándose rápidamente tras la muerte en otro cuerpo físico de su misma condición.
Reencarnación de las almas
Si bien el espiritismo adoctrina que los hombres no pueden reencarnarse en animales y viceversa, algunas otras religiones milenarias defienden este particular tipo de reencarnación.
En el hinduismo, la vida es una cadena de continuas reencarnaciones, donde el alma puede encarnarse en seres humanos o animales según el comportamiento y el sufrimiento que hayan experimentado en cada una de sus vidas. Aunque desde una perspectiva algo distinta, bastante menos clasista, el budismo sostiene también que existe una rueda de encarnaciones en las que el alma puede encarnar en animales o humanos. Y si bien el budismo no tiene dogmas, esta creencia es aceptada por la gran mayoría de las escuelas y sus pensadores. Incluso algunos sostienen que los vegetales entran también en esta rueda de migraciones del alma a través de distintos seres vivos, aunque esta opinión no es del todo unánime. En todo caso, se considera que rara vez un hombre reencarna otra vez en un ser humano, siendo lo más frecuente que lo haga en el cuerpo de un animal. La búsqueda budista consiste en liberarse de esa rueda de encarnaciones alcanzando el nirvana, cuando el deseo cesa y la conciencia se extingue.
Entre la diversidad de cultos y creencias procedentes de Oriente, hay una que lleva el respeto hacia los animales y los seres vivos a su máxima expresión: los Jainistas.
No matar ni herir a ningún animal
Los Jainistas son una religión nacida en la India, presumiblemente fundada por Vardhamana Mahavira en el siglo VI a.C. que surgió como una reacción al sistema de castas hindú y a los sacrificios de animales. Comparten muchas creencias con los budistas, entre ellas la de la migración del alma entre seres humanos y animales a través de sucesivas encarnaciones. Esta consigna condiciona notablemente su vida cotidiana, ya que es uno de sus preceptos fundamentales el no matar ni herir a ningún animal. Así es que entre las costumbres jainistas, está la de barrer el suelo que van a pisar para no herir a ningún insecto ni siquiera accidentalmente, o de llevar mascarillas para no inhalar ningún pequeño ser vivo. Algunos jainistas llevan al extremo este precepto y ni siquiera se lavan para no matar sus piojos. El propio Mahatma Gandhi, impulsor de la no violencia, estuvo muy influido por los conceptos jainistas, a pesar de considerarse hinduista.
En Occidente fue la secta religiosa griega de los orfistas quien introdujo el concepto de reencarnación, primero influenciando en el pensamiento de Pitágoras y más tarde en el de Sócrates y Platón. A su vez, los conceptos de Platón sobre la supervivencia a través de la reencarnación, tuvieron su influencia en el surgir de doctrinas religiosas neoplatónicas y en algunas sectas medievales. Sin embargo, el cristianismo predominante en occidente las rechazó por ser la idea de la transmigración del alma, incompatible con la de la resurrección y el juicio final. En todo caso, la práctica totalidad de las teologías cristianas, consideran que el ser humano es el único dotado de alma, y niegan al resto de los seres vivientes la continuidad de su existencia tras la muerte. Y no es de extrañar esta actitud, que se antoja algo soberbia, cuando hace tan solo unos pocos siglos los más "sabios" hombres de la Iglesia Católica discutían si los aborígenes americanos o las mujeres tenían un alma trascendente. Y por más que San Francisco de Asís se empeñó en tratar a los animales y plantas como sus hermanos, en la teología aún no se acepta que posean un alma.
Los musulmanes también comparten la idea de que solo los humanos tienen derecho a un alma, que tras su muerte despertará -si acaso- en un paraíso. A pesar de ello, y al igual que los antiguos judíos hacían sacrificios rituales de los animales que iban a ser consumidos, tratando de provocarles el menor sufrimiento.
Una postura más integrada en la naturaleza tiene las religiones animistas, quizá condicionados por dotar de alma a todos los seres vivos y creer en su supervivencia.
Los espíritus de los animales
El animismo considera que los animales, las plantas e incluso los objetos tienen un alma. En el siglo XIX el antropólogo Edward Taylor consideró -casi despectivamente- al animismo como la religión más primitiva, punto de vista que los estudiosos no comparten hoy en día.
Para los navajos, todos los seres, animados e inanimados tienen "alma de aliento", el cual equilibran mediante rituales en los que se extrema la precisión para lograr los efectos deseados. La mayoría de las tribus americanas sentían un profundo respeto por los seres vivos, considerando alguno de ellos sagrados, y al igual que el hombre, trascendentes.
También los chamanes de las tribus Siberianas creían en la supervivencia del alma de los animales. Entre las funciones de los chamanes Tungús, está la de llevar el alma de los animales al cielo, o en éxtasis "hablar en el lenguaje de los pájaros". En otras culturas, desde Laponia hasta Norteamérica, existían creencias similares.
Incluso los antiguos pueblos europeos sentían un profundo respeto por los animales y las plantas. Romanos, celtas y otros pueblos que habitaban Europa antes de la llegada del cristianismo, creían que todos los seres vivos tenían alma, y de una manera u otra ésta trascendía a la muerte.
Materialismo
El materialismo predominante del último siglo parece haber justificado la soberbia del hombre. Las ideas evolucionistas pusieron al ser humano en la cúspide de la evolución al proclamarlos como el ser que mejor se había adaptado al medio. Una vez más el hombre estaba a los mandos de la nave Tierra y -en un desborde de prepotencia- hizo y deshizo en la naturaleza despreciando el sufrimiento del resto de los seres vivos que comparten su planeta.
Pero quizá no fue la ciencia sino la escalada industrial y comercial las causantes de la arrogancia y el desprecio hacia los seres que ya las religiones dominantes había privado de alma. Nuevas corrientes de pensamiento y nuevos descubrimientos científicos están devolviendo a los animales y las plantas, su justo lugar y su importancia en la gran maquinaria de la naturaleza.
Cuando Cleve Backster conectó un polígrafo a una planta, y descubrió que se adelantaba a sus estímulos, quizá comenzaba a descubrir que hay algo más en ellas que una simple máquina viviente. Hace pocos días científicos el Instituto de Tecnología de Massachusetts, dirigidos por Mathew Wilson, descubrieron que los animales soñaban y descifrando incluso de qué manera lo hacían. Mañana, quizá la ciencia descubra más cosas sobre la naturaleza de los seres vivos, y si realmente sobreviven a la muerte.
Y si nuestra creencia en la supervivencia a la muerte puede modificar nuestra forma de vida, e incluso nuestras costumbres, el aceptar una oportunidad de trascendencia y una conciencia para todos los seres vivos, sin duda cambiará nuestro punto de vista sobre ellos. Seguramente no volveremos a ver con los mismos ojos a los bosques arrasados por intereses económicos, ni a los animales torturados por "deporte". Y paradójicamente, quizá esta actitud nos convierta en seres más humanos.

 

sábado, noviembre 15, 2025

Vías del Misticismo Oriental - El Taoísmo

"Tao de la Física" Fritjof Capra - Traducción Mogens Gallardo
Cuando el budismo llegó a la China, aprox. el primer siglo d.C., se
encontró con una cultura que tenía más de dos mil años de
antigüedad. En esta antigua cultura, el pensamiento filosófico había
llegado a su culminación en el periodo Chou (500-221a.C.), los años dorados de la filosofía china, y desde ese momento siempre se le tuvo en alta estima.
Desde el comienzo, esta filosofía tenía dos aspectos complementarios. Los chinos siendo gente práctica con una conciencia social altamente desarrollada, todas sus filosofías se relacionaban de una manera u otra con la vida en sociedad, con las relaciones humanas, los valores morales y el gobierno. Este es sólo uno de los aspectos del pensamiento chino. Complementario a éste, está el lado místico del carácter chino, que exigía que el objetivo más importante de la filosofía fuese trascender el mundo de la sociedad y la vida cotidiana y llegar así a un plano superior de conciencia. Este es el plano del sabio, el ideal chino del hombre iluminado que ha logrado una unión mística con el universo.
Los sabios chinos no se mantienen exclusivamente en este alto plano espiritual, sino que igualmente se conciernen de los hechos terrenales. Une en él, dos lados complementarios de la naturaleza humana --la sabiduría intuitiva y el conocimiento práctico, la contemplación y la acción social-- que los chinos han asociado con las imágenes del sabio y el rey. Seres humanos plenamente realizados, en las palabras de Chuang Tzu,"por su tranquilidad se hacen sabios y por sus movimientos reyes".
Durante el siglo 6deg. a.C., los dos lados de la filosofía china se desarrollaron en dos escuelas distintivas, el Confusionismo y el Taoísmo. El Confucionismo fue la filosofía de la organización social,
del sentido común y del conocimiento práctico. Le entregó a la sociedad china un sistema de educación y con estrictas convenciones de etiqueta social. Uno de los propósitos principales fue formar una base ética para el sistema de familia tradicional china con su estructura compleja y sus rituales de veneración de antepasados.
Taoísmo, por el otro lado, se concernía primariamente con la observación de la naturaleza y el descubrimiento de su Camino, o Tao. La felicidad humana, de acuerdo con los taoístas, se logra cuando los humanos siguen el orden natural, actuando espontáneamente y confiando en sus conocimientos intuitivos.
Las dos tendencias de pensamiento representan polos opuestos en la filosofía china, pero en China siempre fueron vistos como polos de una y la misma naturaleza humana y por lo tanto complementarios.
El Confusionismo se enfatizaba, generalmente, en la educación de niños que tenían que aprender las reglas y convenciones necesarias para vivir en sociedad, mientras que el taoísmo usualmente era seguido por gente de mayor edad para así recobrar y desarrollar la espontaneidad original que habían sido destruidas por las convenciones sociales.
En los siglos once y doce, la Escuela Neo-Confuciana intentó una síntesis del Confucionismo, budismo y taoísmo, que culminó en la filosofía de Chu Hsi, uno de los más importantes sabios chinos.
El Confusionismo deriva su nombre de Kung Fu Tzu, o Confucio, un profesor de gran influencia con un gran número de estudiantes que vio como principal función transmitir las herencias culturales antiguas a sus discípulos. Al hacer esto pasó más allá de una simple transmisión de conocimientos pues interpretó las ideas tradicionales de acuerdo con sus propios conceptos morales.
Sus enseñanzas fueron basadas en los llamados Seis Clásicos, libros antiguos sobre pensamientos filosóficos, rituales, poesía, música e historia, que representaba la herencia espiritual y cultural de los sabios santos del pasado de China. La tradición china ha asociado a Confucio con todos esos trabajos como autor, comentador o editor; pero de acuerdo con estudiosos modernos no fue ni autor, comentador ni siquiera editor de estos clásicos. Sus propias ideas se hicieron conocidas a través del Lun Yu, o Analecticas Confucianas, una colección de aforismos que fueron compilados por algunos de sus discípulos.
El originador del taoísmo fue Lao Tzu, cuyo nombre literalmente significa "El Viejo Maestro" y que fue, de acuerdo con la tradición, un contemporáneo de más edad de Confucio. Sería el autor de un corto libro de aforismos considerada la principal escritura taoísta.
En China se le llama simplemente Lao-tzu, Y en el occidente se le conoce como el Tao Te Ching. Notorio es el estilo paradójico y el poderoso y poético lenguaje de este libro que según Joseph Needham es 'sin excepción el más profundo y bello trabajo en la lengua china'. Otro libro es el Chuang-tzu, de mayor tamaño, al parecer escrito por varios autores distintos.
Los chinos, como los hindúes, creían que hay una realidad última que subyace y unifica las múltiples cosas y eventos que observamos: Hay tres términos--"completo", "abarcándolo-todo", "todo". Estos nombres son diferentes, pero la realidad buscada en ellos es lo mismo: refiriéndose al Objeto único.
Llamaron esta realidad el Tao, que originalmente significó 'la Vía'. Es la vía, o proceso, del universo, el orden de la naturaleza. En tiempos posteriores, los Confucianos le dieron una interpretación distinta. Hablaron del Tao del hombre, o el Tao de la sociedad humana, y lo entendieron como la forma correcta de vida en un sentido moral.
En su sentido cósmico general, el Tao es la cúspide, la realidad última, indefinible y como tal es el equivalente del Brahman hindú y el Dharmakaya budista. Difiere de los conceptos hindúes por su calidad intrínsecamente dinámica, que, en el punto de vista chino, es la esencia del universo. El Tao es el proceso cósmico en el que todas las cosas están involucradas; el mundo es visto como un flujo
continuo además de cambio.
El Budismo Hindú, con su doctrina de impermanencia tuvo una visión bastante similar, pero tomó esta visión meramente como la premisa básica de la situación humana y pasó luego a elaborar sus consecuencias psicológicas. Los chinos, por el otro lado, no sólo creyeron que el flujo y el cambio eran características esenciales de la naturaleza, sino que también existen patrones constantes en aquellos cambios que pueden ser observados por los humanos.
El sabio reconoce estos patrones y dirige sus acciones de acuerdo con ellas. De esta manera se hace uno con el Tao, viviendo en armonía con la naturaleza y triunfando en todo lo que intente. En las palabras de Huai Nan Tzu, un filósofo del 2do siglo a.C.: Aquel que se adapta al curso del Tao, siguiendo el proceso natural del Cielo y la Tierra, encuentra que es fácil manejar todo el mundo.
Cuáles son entonces los patrones de la vía cósmica que el humano debe reconocer? La principal característica del Tao es la naturaleza cíclica de su constante movimiento y cambio. "Volver es el movimiento del Tao", dice Lao Tzu, y "llegar lejos significa volver".
La idea es que todos los desarrollos en la naturaleza, el mundo físico, como en las situaciones humanas, muestran patrones cíclicos de ir y venir, de expansión y contracción.
Esta idea fue sin duda deducida a partir de los movimientos del Sol y la Luna y de los cambios de las estaciones, pero también fue tomada como una regla de vida. Los chinos creen que cuando una situación se desarrolla hasta su extremo, está dado que luego se dará vuelta y se transformará en lo opuesto. Esta creencia básica les ha dado valentía y perseverancia en tiempos de calamidades y los ha hecho cuidadosos y modestos en tiempos de éxitos. Ha llevado a la doctrina de la media dorada en que taoístas y Confucianos creen.
'El sabio', dice Lao-Tzu.' evita el exceso, extravagancia y la indulgencia'.
En la visión china es mejor tener muy poco que tener demasiado, y mejor dejar cosas sin hacer, que hacer demasiado, pues, aunque no se llegue muy lejos de esta manera, se está seguro de estar yendo en la dirección correcta. Aquel hombre que quiere ir más y más lejos hacia el oeste terminará al este, aquellos que acumulan más y más riquezas para aumentar sus bienes terminarán siendo pobres.
La sociedad industrial moderna que continuamente está tratando de aumentar "el estándar de vida" y para ello disminuye la calidad de vida para todos sus miembros es una elocuente ilustración de esta antigua sabiduría china.
La idea de patrones cíclicos en los movimientos del Tao fue dada una estructura definida a través de la introducción de los opuestos polares yin y yang. Son los dos polos que colocan los límites para los ciclos de cambio: El yang habiendo llegado a su clímax retrocede a favor del yin; el yin llegando a su máximo, retrocede a favor del yang.
En el punto de vista chino, todas las manifestaciones del Tao son generados por el juego dinámico de estas dos fuerzas polares. Esta idea es muy antigua y muchas generaciones han trabajado sobre el
simbolismo del arquetípico para yin y yang hasta que se transformó en un concepto fundamental del pensamiento chino. El significado original de las palabras yin y yang era el del lado en sombra y el lado iluminado de una montaña, un significado que da una buena idea de la relatividad de los dos conceptos: Aquel que deja aparecer ahora la oscuridad, ahora la luz, eso es Tao.
El carácter dinámico de yin y yang está ilustrado en el antiguo símbolo chino llamado T'ai-chi T'u o 'Diagrama del Último Supremo'.
Este diagrama es un arreglo simétrico de yin oscuro y yang claro, pero la simetría no es estática. Es una simetría rotacional que sugiere, fuertemente, un movimiento cíclico constante: El yang vuelve cíclicamente a su inicio; el yin logra su máximo y da luego lugar al yang.
Los dos puntos en el diagrama simbolizan la idea de que cada vez que una de las fuerzas alcanza su máximo, ya contiene la semilla de su opuesto.
El par yin y yang son un gran leitmotiv que permea a la cultura china y determina todos los rasgos de la forma tradicional china de vida.
"La vida", dice Chuang Tzu, " es la mezcla armónica del yin y el yang". Esta ciclicidad se observa en las estaciones, en los cultivos, en las comidas, que según los chinos deben estar balanceadas en elementos yin y yang para ser saludables. La medicina tradicional china también se basa en el balance del yin y el yang. Cualquier enfermedad se considera una pérdida de balance.
El cuerpo se divide en partes yin y yang. El balance entre las distintas partes se mantiene por un flujo constante de energía vital o ch'i por un sistema de meridianos que contienen los puntos utilizados en la acupuntura, que se basa en la utilización de agujas en puntos específicos para reestablecer el flujo de la energía vital y curar así las enfermedades.
La interrelación de yin y yang, el par primordial de opuestos aparece por lo tanto, como un principio que guía todos los movimientos del Tao.