viernes, noviembre 28, 2008

Polaridades, Anillos y Territorios en el I-Ching


Autor: Lic. Miguel Weil



Introducción

El presente artículo inicia una serie, cuyo objetivo principal es informar acerca de una investigación realizada por mí hace casi 17 años.

El tema es lo suficientemente complejo como para que tenga sentido presentarlo en etapas, a saber: las Polaridades en el I Ching, los Anillos y los Territorios.


Generalidades

Yo siempre he imaginado al I Ching como una especie de “flor” muy compleja, cuya “semilla” sería el par Yin/Yang, o sea

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Este par de opuestos complementarios ya define una estructura que está en perpetuo movimiento. Algo Yin (o sea, por ejemplo, un NO) muta de repente a algo Yang (o sea, un SÍ). También algo Yang muta eventualmente a algo Yin. Este “ir y venir” define una lemniscata, que es el símbolo que parece un ocho acostado, y simboliza lo infinito. Además, este par parecería la versión china de la numeración binaria (o sistema numérico de base 2, que sólo incluye el Cero y el Uno), desarrollado por Leibnitz unos 5000 años después de que el I Ching se comenzara a usar en China.

Entre la “semilla” y la “flor”, pasamos por varios estadíos intermedios, de los cuales los más significativos son dos. El primero de estos estadíos consiste sencillamente en duplicar el par Yin/Yang, con lo que se llega a cuatro alternativas posibles:

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Yin viejo Yang joven Yin joven Yang viejo

Esta estructura también define una lemniscata, ya que el Yin viejo muta a Yang joven, éste envejece y se hace Yang viejo, que a su vez muta a Yin joven, que envejece etc...

Acá ya podemos detectar que el tema quizás no sea solamente la mutación, sino cuándo ésta se produce.


La otra estructura intermedia, significativa, es el conjunto de ocho trigramas, los Pa Kua u “8 signos”. Éstos también definen una lemniscata, sólo que su descripción ya no es tan sencilla, ya que se trata de lo que se llama “La Secuencia del Cielo Anterior”, atribuida a Fu Hsi, un antiquísimo sabio legendario. La secuencia completa sería

Cielo/Lago/Fuego/Trueno/Viento/Agua/Montaña/Tierra/Cielo...

Aquí aparece claramente la vinculación innegable entre el I Ching y el sistema binario, ya que se podría reemplazar perfectamente la secuencia simbólica por la secuencia 7/6/5/4/3/2/1/0/7...
Esta secuencia simbólico-numérica representa una cosmogonía, que además puede ser recorrida en ambos sentidos: del Cielo a la Tierra (o sea del Espìritu a la Materia), o vice-versa. El camino de la Tierra al Cielo es lo que llamamos el “crecimiento espiritual”.

Finalmente, combinando los ocho trigramas “todos con todos” llegamos a los 64 hexagramas, una estructura simbólico-algebraica de evidente rigurosidad , y que fue utilizada como oráculo mucho antes de que al rey Wen se le ocurriera agregarle nombres, ideogramas y textos a cada hexagrama (unos 1150 años a.C.). Posteriormente, el duque de Chou agregó textos a cada una de las líneas mutantes de cada hexagrama.

En otras palabras, originariamente el I Ching consistía en una sucesión finita de signos no idiomáticos con significados infinitos: un perfecto sistema algebraico.

Una de las “desventajas” de un sistema con infinitos significados posibles, es que en realidad el que lo usa nunca sabe “con seguridad” dónde se encuentra.
Aunque esta característica es más molesta para nosotros occidentales que para los orientales (más acostumbrados a manejarse holísticamente), sin embargo los chinos “organizaron” el I Ching en forma tal que pudieran “ubicarse” de alguna manera en el conjunto de signos.

Tradicionalmente hay varios ordenamientos, todos ellos válidos desde un determinado punto de vista.
El ordenamiento más conocido en Occidente es el que corresponde a la numeración secuencial de los hexagramas.
Sin embargo, hay al menos otros dos ordenamientos que se corresponden con la “Secuencia del Cielo Anterior” y que se suelen representar como un gran círculo (el Cielo), y dentro de él un gran cuadrado (la Tierra).

Es en este marco que se inscriben las Polaridades.


Polaridades

Para cada hexagrama del I Ching se pueden definir (entre otras) tres polaridades:

P'ang T'ung
Es el "negativo fotográfico" del hexagrama origen. A cada línea Yin del hexagrama original le corresponde una línea Yang en el polar, y viceversa.

Ch'ien Kua
Es el hexagrama original puesto "de cabeza". La línea 1 del original es la línea 6 del polar, la línea 2 del original es la 5 del polar, etc.

Chiao Kua
Resulta de colocar el trigrama superior del hexagrama original como trigrama inferior del polar, y el inferior del original como superior del polar.

Algunos ejemplos ilustrarán el concepto:


3 La Dificultad Inicial:
50 El Caldero
4 La Necedad Juvenil
40 La Liberación

15 La Modestia:
10 El Porte
16 El Entusiasmo
23 La Desintegración

Las polaridades son, en realidad, pares de opuestos. En el Tao-Te-King la correspondencia de los pares de opuestos es axiomática. En Occidente también reconocemos la existencia de vínculos entre opuestos, ya sea por contraste o por afinidad; nos ayuda a aprehender el sentido de una idea o situación.
Pero distintas cosmovisiones implican distintos pares de opuestos. El análisis del “enfrentamiento” entre pares de opuestos no habituales para nosotros puede llevar a comprender la esencia de una idea o situación simbolizada en el I Ching.
El I Ching, como sistema, es la representaciòn de un mundo multidimensional. Los pares de opuestos no sólo se encuentran en los polos de un eje unidimensional,ya que según se mire, se puede plantear una serie de posibles opuestos para cada idea o situación determinada.

De las tres polaridades mencionadas, se supone que Ch’ien-Kua es el método más antiguo. El nombre significa “signos ocultos” y parecería basarse en la opinión que “los opuestos se ocultan mutuamente”. Salvo excepciones, este método se encuentra en el ordenamiento secuencial de los hexagramas.
P’ang-T’ung ya existía en la época de los Han, y podría ser visto como la “coincidencia de los opuestos”.

Chiao-Kua se refiere a las eventuales modificaciones que se darían en una situación o idea, cuando las energías que se encuentran en el exterior del hexagrama migran al interior del mismo, y vice-versa.

Es de notar que ciertos hexagramas no tienen tres hexagramas polares distintos, sino solamente dos, y algunos sólo uno. Esto puede llegar a complicar la interpretación, pero bajo ningún punto de vista se trata de un empobrecimiento.