lunes, diciembre 01, 2008
Leyes Herméticas: Cualidades Primitivas y los 4 Elementos
Dr. Spicasc
Vier Elemente, innig gesellt
bilden das Leben, bauen die Welt
(Cuatro elementos, íntimamente asociados representan la vida, construyen al Mundo) Friedrich von Schiller
Primero escucha que de todas las cosas cuatro son las raíces
Fuego, Agua, Tierra y la altura inmensa del Aire .
Todas las cosas de tales raíces surgieron
Las que serán, las que son y las que fueron.
Empédocles ( “Poema”, comienzo)
1- INTRODUCCIÓN
El presente articulo presenta una elaboración y clarificación personal de nociones tradicionales, reuniendo mucho material disperso e incorporando nuevos puntos de vista y analogías que confío resultarán de interés y utilidad tanto al astrólogo avezado como al principiante. Proporciona además una somera introducción a las Leyes Herméticas, tema fundamental para todo astrólogo preocupado por conocer la razón de los hechos y las raíces de nuestra disciplina. Persigo aquí ante todo una utilidad didáctica dado que no es fácil hallar una exposición completa y satisfactoria de los temas tratados. Un serio mal de nuestra época es, en nuestro ámbito, la “astrología light ”, la que carece de toda seriedad. Tal cosa solo acarrea desprestigio para la verdadera Astrología a la que es menester defender. Este artículo persigue precisamente ese propósito.
Aclaremos que solo rescataremos nociones de los antiguos en la medida en que sean parte de la auténtica Tradición Universal (en el sentido de René Guénon), libres de elementos espurios, las que se revelan correctas en sí mismas y en sus conclusiones. Nada de cuanto aquí se afirma debe ser considerado como dogma sino como afirmaciones que cada uno es libre de examinar, aceptar o rechazar. Los dogmas de todo tipo resultan absolutamente negativos a la corta y a la larga pues conducen a la cesación del pensar individual y al fanatismo: tales cosas no deben por cierto ser favorecidas en modo alguno. Pero recordemos que lo mismo se aplica a nuestra disciplina cuando repetimos sin discernimiento y mecánicamente recetas, técnicas y aforismos prefabricados absolutamente falsos...
2- LEY DEL TERNARIO Y LEY DE CORRESPONDENCIA Y ANALOGÍA
Comencemos exponiendo brevemente un tema que resultará de importancia en los desarrollos posteriores. Nos referimos a las Leyes Herméticas, algunas de las cuales expondremos sucintamente remitiendo a la bibliografía indicada para las restantes. Las doctrinas herméticas forman parte esencial de la Tradición Universal o Primordial también denominada Philosophia Peremnis. Esta última encierra el saber espiritual transmitido desde tiempos inmemoriales en las más diversas escuelas iniciáticas de todos los países y todos los tiempos. Este saber es esencialmente único en su contenido esencial, si bien reviste formas exteriores distintas al haberse adecuado a las cambiantes situaciones acordes al tiempo, lugar, costumbre y circunstancia. Para más detalles, que no podemos consignar aquí por razones de espacio, remitimos a las obras de René Guénon, las que son guía segura y confiable en este campo para la mayor parte de los asuntos que abarca.
Desde luego los lectores de mentalidad racionalista- y en particular los científicos- consideraran este retorno al hermetismo cosa anacrónica e impropia del conocimiento de estos tiempos. Sin embargo los que así piensan olvidan que carecemos en realidad de una posición filosófica “moderna” que provea una explicación siquiera de lejos tan completa de los hechos astrológicos. Es a los disconformes a quienes toca no criticar sino ofrecer algo mejor, Pero es más: adoptando el punto de vista científico es fácil ver que muchas conquistas de la Física Clásica y Moderna aparecen como simples casos particulares o aplicaciones de las Leyes Herméticas. De esto me ocupo en un extenso trabajo que espero poder publicar en un futuro no remoto.
Existe un Principio Hermético que se halla en la base misma de todo desarrollo astrologico. No olvidemos que esta es la primera de las tres Ciencias Herméticas, siendo las otras dos la Alquimia y la Teurgia. Este Principio al que nos referimos y al que se designa a menudo como Principio de la Naturaleza Mental del Todo, es de muy gran alcance y no corresponde desarrollarlo aquí. Lo que si debemos subrayar como caso particular o consecuencia de importancia para lo que sigue es la Ley del Ternario (o de la Tríada), la que afirma:
Cada forma expresa una fuerza y entraña una idea,
cada fuerza responde a una idea y genera una forma,
cada idea despierta una fuerza y forja una forma.
En algunos textos se prefiere con razón hablar de “mediador plástico” en lugar de fuerza (lo que es más correcto) pero la idea implícita es, desde luego, exactamente la misma. Cuanto existe se origina en una idea y surge como forma a través de lo que la expresa, materializa y concreta, es decir un imprescindible e insoslayable mediador plástico que construye o genera a la forma física expresada. Para dar un ejemplo simple, una máquina existe primero como idea en la mente de su inventor. Luego se concretará por medio del esfuerzo de ese inventor y, eventualmente, el de otros técnicos que realizarán proyectos, planos, prototipos y ensayos. Esta será la etapa del mediador plástico. El resultado final será la máquina en sí, la que será la forma expresada o material.
Así como hemos elegido una máquina como ejemplo, podríamos haber escogido un libro o una casa o tantas otras cosas. El proceso que debe atravesar una idea para llegar a ser forma material expresada es siempre el mismo.
Si aceptamos ahora otro tradicional Principio Esotérico que afirma que LO VISIBLE Y MATERIAL ES IMAGEN Y REPRESENTACIÓN DE LO INVISIBLE Y METAFÍSICO, fácil será llegar a la conclusión de que cuanto existe en este mundo y en el Cosmos entero preexiste como idea en la Mente de Dios. Este segundo Principio es, en realidad, una consecuencia lógica de postular la Armonía Universal y Total, empleando una expresión clásica. Esta Armonía nos expresa la concordancia y analogía de formas que existe entre todos los planos de existencia y todos los estados del Ser.
Pero, precisamente por aplicación del Principio mencionado, llegamos a la conclusión de que cada ente o forma manifestada o material y visible es SÍMBOLO y representación de su contraparte INVISIBLE o inmanifestada. El mundo pasa así a ser, como señalara con lucidez Salustio, un OBJETO SIMBÓLICO. Y es menester además coincidir con Jules le Bêle en cuanto que CADA OBJETO MANIFESTADO ES UN SIGNO NATURAL Y SENSIBLE DE UNA VERDAD EN EL ORDEN METAFÍSICO. Es un Principio fundamental del Esoterismo Tradicional que, a partir de esto, debemos elevarnos en el Conocimiento pasando (por medio de una suerte de inducción trascendental) de lo visible a lo invisible pues esto se posibilita precisamente por la Ley de Analogía y Correspondencia que es, en suma, la expresión de esa ARMONÍA UNIVERSAL Y TOTAL de la que después nos ocuparemos. Y el estudio de los símbolos es la vía natural e insoslayable para lograrlo, especialmente en Astrología. Eugen Drewermann señala al respecto, en forma muy acorde a la Tradición Hermética, que la Ley de Correspondencia y Analogía ha de entenderse como un hilo conductor de la investigación para la comprensión de un mundo de representaciones y semejanzas en los diferentes planos y estados del Ser.
Avanzando un paso más, destaquemos que en el ser humano hallamos esta misma trilogía: espíritu, alma y cuerpo físico. Estos tres se corresponden con las tres componentes ya mencionadas idea, mediador plástico y forma material o física. Pero, precisamente por ser lo visible imagen y representación de lo invisible, el analizar este modelo del ser humano nos lleva directamente a conclusiones sobre el Ser o Causa Primera que llamamos Dios. De esto resulta la máxima que se leía en el frontispicio del templo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Esta sabia sentencia se continuaba en el sancta-santorum de dicho templo donde se encontraba escrito “...y conocerás a Dios”. En realidad este asunto es muchísimo más complejo y profundo pues de la conexión interna (de esencia metafísica y trascendental) entre Dios y el ser humano resulta por analogía la necesaria unión y corrrespondencia entre el Macrocosmos y el Microcosmos. De hecho la Divinidad se halla presente en cada ser viviente y es en nosotros mismos donde debemos buscarla. Esto, desde luego, es parte fundamental de la Enseñanza Tradicional y no debe ser considerado como un dogma sino como expresión de las vivencias de múltiples seres elevados de todos los tiempos y de los más diversos lugares.
Esta Ley Hermética de Correspondencia y Analogía constituye la base y esencia de la totalidad de nuestra disciplina astrológica. Como se ha dicho antes y es necesario reiterar, aquí está implícito otro Principio Hermético inseparable del anterior: la Armonía Universal y Total del Todo manifestado e inmanifestado, que es lo que asegura el nexo de correspondencias y analogías en que se funda todo el quehacer astrológico.
Otro Principio Hermético fundamental es EL TODO EN EL TODO de los antiguos. Este Principio nos dice que el Todo está presente y se refleja en todo y así, como consecuencia, todas las cosas se reflejan en todas las cosas. La ciencia moderna comienza a reconocer lentamente este hecho. El célebre teorema de Bell (que dio por tierra con la concepción einsteniana de una realidad física consistente en elementos independientes no interactivos separados espacialmente, cosa que resulta incompatible con las leyes de la mecánica cuántica) pone en evidencia que el universo está fundamentalmente interconectado, que es interdependiente e inseparable. Como señala Fritjof Capra (en su muy interesante obra “El Tao de la Física”) este logro científico concuerda exactamente con la afirmación del sabio budista Nagarjuna quien afirmaba hace cientos de años “Las cosas derivan su ser y su naturaleza de su dependencia mutua y en sí mismas no son nada”. Es innecesario subrayar la importancia que tiene este hallazgo de Bell para la perspectiva hermético-astrológica (que todo astrólogo sigue, lo quiera o no, lo sepa o no). Este resultado ratifica cuan certero es lo afirmado por la Tradición Primordial en relación al TODO EN EL TODO. En una obra reciente (“Giordano Bruno oder der Spiegel des Unendlichen”) Eugen Drewermann ha expresado al respecto de este Principio Hermético ideas dignas de análisis para un astrólogo y que por ello citamos: “Si existe un Dios que quiere manifestarse, comunicarse y revelarse en su creación no puede hacerlo con leyes puramente mecánicas. Tendrá entonces que impulsar al mundo desde dentro y no desde fuera; tendrá entonces que poner una partícula de sí en cada átomo. Y así cada cosa particular, cada animal, cada ser humano tendrá en sí una copia del todo aunque de una manera que solo le corresponde a él de manera muy especial. Y esa imagen peculiar del conjunto ha de capacitarle para moverse como corresponde en la marcha del todo”. Pasa así a ser “la forma expresada que viviendo se desarrolla”(Goethe).
Vemos que la concepción hermética del Todo en el Todo conduce en forma natural e inmediata a la concepción hindú del Sutra-Atma o sea la Divinidad presente e inmanente en cada átomo del Cosmos. Nada podría ajustarse más a la Tradición Primordial en el sentido que le daba a esta expresión René Guénon. Pero Drewermann tiene más aciertos cuando afirma: “Si el universo se asemeja realmente a un organismo animado, se impone la hipótesis de que en lo más pequeño está contenido el Todo. Pero cada parte es una imágen del conjunto, en tanto que configurada por este y en tanto que contribuye a la configuración total... Por sobre todo aparece bien claro que la idea de una pura interacción mecánica, incluso solo dentro del mundo material, representa una increíble reducción de la realidad”. Muy adecuado es esto como tema de reflexión para quienes pretenden “explicar” la Astrologia con ondas, vibraciones y energías que jamás se detectaron ni midieron... Por otra parte, el hecho de que no se pueda existir en forma independiente y separada del resto nos pone frente a otra concepción hermética tradicional: EL MISTERIO DE LA UNIDAD. El pensar este misterio conduce en forma natural a la Fraternidad Universal. El vivenciarlo constituye una elevadísima experiencia iniciática.
Mencionemos además que dentro de la Astrología, la mas evidente y contundente aplicación que se conozca del Principio hermético del Todo en el Todo es la Astrología Espacial, descubierta por el Dr. Jorge García y quien escribe en 1980.
Pero, además, hay un asunto central que por su importancia debe señalarse especialmente en cuanto al Todo en el Todo y a la Armonía Universal y Total. Ese asunto es nada menos que la trascendencia de lo ético-moral. Si nada ni nadie se halla aislado del resto del Todo cada inarmonía del individuo no solo lo aparta de lo correcto sino que repercute en el Todo quebrando esa Armonía primordial. La inarmonía del individuo consiste no solo en una falla o falta ético-moral sino en un alejamiento o incumplimiento respecto del Dharma. Esta palabra sánscrita (para la que no hay un equivalente castellano) significa más que una regla moral. Dharma es “el conjunto de los medios correctos y eficaces, necesarios y trascendentes para alcanzar el bien y evitar el mal”. Desde luego el Dharma es trascendente por su misma naturaleza y contenido. Esto hace que la moral y la actitud del individuo sean mucho más que “una regla práctica de convivencia social” como pretendía René Guénon. Este autor se equivocaba cuando pretendía que la moral carece de trascendencia no pasando de ser una simple regla de convivencia social.
3- LEY DE POLARIDAD
Otro punto esencial de la doctrina hermética es lo relativo a la Ley de Polaridad, la que es necesario conocer precisamente en relación a los pares de opuestos, su juego e interacción recíprocas y su síntesis (Ver más adelante). Lo aparentemente paradójico aquí es descubrir que dentro de la manifestación todo es dual y tiene su polo opuesto y, lo que es más, los opuestos no difieren esencialmente en naturaleza sino que tan solo son grados diferentes de una misma cosa. Es fácil dar ejemplos a modo de preguntas: donde finaliza el calor y comienza el frío? Donde finaliza la luz y comienza la oscuridad? La misma pregunta sigue siendo válida y pertinente en relación a otros órdenes de la realidad: Donde termina la Bondad y comienza la Maldad? Donde concluye la Belleza y se inicia la Fealdad?
El acertado ejemplo de Sindbad-Weiss referente a una solución coloidal de oro merece ser repetido: al aumentar la concentración de tal solución esta recorre gradualmente todos los colores del espectro. Vale la pena además reflexionar sobre otro ejemplo: si cortamos una barra imantada no obtendremos dos polos separados sino dos barras imantadas distintas, cada una de ellas poseyendo ambos polos . Esto nos dice que los polos o pares de opuestos son inseparables entre sí pues participan de la misma naturaleza.
Del simbolismo taoista todos conocemos que el Yin contiene en germen al Yang y este último contiene en germen al Yin. También es digno de ser meditado el principio de la Medicina Homeopática (de homoios : similar, pathos : sufrimiento o mal). Tal principio afirma aquello de similia similibus curantur : lo semejante se cura con lo semejante. Tras esta afirmación se traslucen tres Principios Herméticos: el de Correspondencia y Analogía, el de Polaridad y el de Ritmo o Ley Cíclica de la Existencia. Resulta así que la oposición es solo aparente y que el paso de un extremo a otro se efectúa en forma continua por grados o estadios intermedios innumerables y no a saltos. Resulta de esta Ley Hermética como corolario que el Bien y el Mal, par de opuestos por excelencia, son solo una cuestión de grados y una creación propia e inevitable de nuestra mente al funcionar nuestra conciencia en este mundo de dualidades. Por ello afirmaba el Maestro Sri Anantram: “El verdadero Mal consiste en moverse entre el Bien y el Mal y distinguir entre ambos. El verdadero Bien es trascender a ambos”. Desde luego esto último alude directamente a la síntesis o reconciliación de los opuestos mediante la trascendencia a través de la elevación de nuestra conciencia y la espiritualización de nuestra vida: el Bien y el Mal juegan un papel solamente mientras nuestra conciencia funciona a nivel del mundo de las dualidades. Véase al respecto nuestro ensayo “René Guénon y el problema del Mal”, publicado en la revista “Hitos”.
Este Principio o Ley de Polaridad en combinación con las otras Leyes Herméticas de Vibración y de Ritmo es parte esencial de la verdadera Astrología Esotérica, la que es por supuesto algo muy distinto de las vulgaridades “light” que circulan por el mundo con ese nombre.
Mayores desarrollos sobre la Doctrina Hermética serían inadecuados en un escrito dedicado a otros asuntos y nos remitimos a “El Kybalion”. Sin embargo su mención breve es necesaria para replantear de nuevo el hecho innegable de que la Astrología es Doctrina Espiritual y Esotérica por excelencia. Negarlo es mutilar y prostituir a nuestra disciplina. Otra referencia útil y fácilmente obtenible (aún cuando de mucho menor nivel y envergadura) es “La Doctrina Secreta de los Rosacruces” de Magus Incognito.
A partir de estas premisas se torna inmediato descubrir la naturaleza y sentido de la Astrología. De todo esto nos hemos ocupado largamente en nuestro artículo “Correspondencia analógica y sincronicidad: el caso de la Astrología” (MEDIUM COELI No. 9). En el presente artículo nuestra preocupación es otra. Se trata de poner en claro la naturaleza de las CUALIDADES PRIMITIVAS y de los CUATRO ELEMENTOS. Estas nociones son básicas y fundamentales para la comprensión de los hechos astrológicos. Por desgracia las exposiciones disponibles de estos asuntos dejan que desear por una u otra causa. Esto justifica plenamente a nuestro juicio tratar de llenar un vacio tan importante de manera tan clara, completa y directa como sea posible.
4- LAS CUALIDADES PRIMITIVAS O ELEMENTALES
Una referencia útil sobre este punto desde una perspectiva puramente práctica es la obra de Boris Pâque “Traité d’ Astrologie Médicale” pero, precisamente por querer el autor ser práctico a toda costa, omite los fundamentos y la exposición se torna así dogmática. La obra de Sindbad (Friedrich Schwickert) -Weiss “Die Bausteine der Astrologie” es bien conocida en nuestro medio por la versión castellana que publicara el Dr. Adolf Weiss, omitiendo mencionar al autor principal Sindbad. En cuanto a las obras de Papus (Dr. Gérard Encausse), una de las cuales fuera traducida del frances al alemán precisamente por el Dr. Weiss, bueno será evitarlas pues su punto de vista mágico y su superficialidad poco hacen por poner en claro estos temas. Lo antes dicho justifica el esfuerzo de intentar una breve exposición que pueda resultar útil a lectores estudiosos. A otros autores “modernos” solo los mencionaremos para criticarlos pues en sus obras hallamos una serie de divagaciones inadecuadas para los cultores de la Astrología seria...
En relación a las CUALIDADES PRIMITIVAS O ELEMENTALES conviene anteponer las consideraciones que siguen. El mundo antiguo carecía totalmente de la ciencia y tecnología actuales y, por ende de su vocabulario propio. Solo eran conocidos los procesos naturales más simples y el vocabulario filosófico a menudo se adueñaba de los nombres de estos hechos físico-materiales para designar, por analogía, a sucesos y fenómenos de naturaleza tanto espiritual-religiosa como anímico-psicológica y orgánico-fisiológica.
Mucha de esta terminología sobrevive en nuestro lenguaje actual. Así es que nos referimos usualmente a una persona o bien a una recepción cálida, a un temperamento frío, a un intelecto o argumento sólido, a una exposición seca o bien árida, a un amor ardiente, a un individuo pegajoso, a los términos elásticos de un contrato, a adhesiones a ideas o causas, a fluidez de expresión o discurso, a una persona frígida, a una mirada helada, a una sonrisa radiante, a rigidez de principios o de personalidad, a una respuesta tajante o quemante, a tensión en una relación, a la movilidad social, a la difusión de información, a la ventilación de secretos, a gente trepadora. Desde luego estos ejemplos podrían multiplicarse y en todos ellos se observaría que un hecho físico es empleado para describir analógicamente un proceso o fenómeno de orden muy diferente. Como veremos luego en detalle este otro orden al que hemos aludido puede comprender a lo mental, anímico-psicológico, orgánico-fisiológico, etc.
Nada de lo que se afirma en los dichos y ejemplos anteriores es literalmente exacto pero es expresivo y representativo. Estas correspondencias simbólico-analógicas son la llave misma de la auténtica Astrología: el razonamiento astrológico es intrínsecamente analógico por la naturaleza misma de la disciplina. Pero, desde luego, sería grave disparate confundir la analogía con la realidad y pensar todos los casos anteriores en términos de procesos puramente físicos. Alan Watts decía con razón que la analogía es como un alimento que debe ser llevado hasta su justo punto de cocción y luego comido. No se puede ni se debe ir más lejos. Además, toda consideración astrológica es, por excelencia, simbolista. Sin símbolos no hay Astrología posible y es más: todo diagnóstico o pronóstico astrológico surgen como decodificación de un lenguaje cifrado de carácter simbólico , el que abarca por cierto todos los órdenes y aspectos de la existencia.
Es por esto, reiteremos, que la Astrología no puede ser causal (en el sentido de la Física) sino exclusivamente analógico-simbólica. Pero lo interesante y esencial está en la Idea tras la idea: si un aspecto, posición o dirección astrológica suscita en nuestra mente un correspondiente significado analógico-simbólico es porque tras ese símbolo hay una Mente que así ha dispuesto el ordenamiento e interrelación del Cosmos. Vale la pena reflexionar sobre esto pues aquí reside el orden implicado que se manifiesta en la Astrología.
Queremos efectuar aquí una disgresión y mencionar algunos términos astrológicos que aparecen encubiertos mucho o poco en nuestro lenguaje cotidiano. Así hablamos analógicamente de carácter jovial (de Jove, Júpiter) para referirnos a una persona alegre, de estar en la Luna (sinónimo astrológico de distracción y dispersión especialmente cuando se combina con Mercurio), de carácter marcial (de Marte) para aludir a lo varonil y enérgico, de enfermedades venéreas (de Veneris, Venus), de saturnismo para referirnos a la enfermedad causada por el plomo (metal tradicionalmente ligado por correspondencia astrológica a Saturno). También es frecuente aquello de ser el Sol para alguien (Sol: dador de vida). Incluso es usual que los médicos se refieran a los homosexuales con las palabras “uranista” o “invertido” (es sabido que Urano se relaciona muy directamente con tales casos y tambien con todo tipo de inversiones. Curiosamente es el único planeta del sistema solar que gira en torno a su propio eje en sentido contrario a todos los restantes). Los lunáticos son quienes padecen enfermedades mentales (vinculadas en todos los tiempos a determinadas configuraciones y fases lunares). Y no omitamos por supuesto hermetismo (de Hermes-Toth-Mercurio) como sinónimo de secreto o reserva. Incluso cabe aquí el humor como sucede con el dicho de antaño “Por una noche con Venus todo un año con Mercurio”.
Como otro ejemplo muy curioso de resonancias esotéricas en el lenguaje corriente actual mencionemos el siguiente. Muy pocos médicos podrían hoy explicar porque el hueso sacro ( de sacrum : sagrado) recibe semejante nombre pues el lugar de la anatomía en que se encuentra poco tiene en apariencia de sagrado. Pero los médicos de la antigüedad eran iniciados y sabían que ese hueso se encuentra en la proximidad del chakra Muladhara donde de acuerdo a la Tradicion Esotérica se transmuta la energía sexual en energía espiritual (Kundalini).
Sería muy simplista por cierto pensar que cuanto habrá de ocuparnos hoy se reduce a modalidades idiomáticas y juegos de palabras. No es así ni por asomo y la doctrina a exponer permitirá un gran enriquecimiento de conocimientos y posibilidades de comprensión y profundización en el campo astrológico. Pero, previo a tales desarrollos, resulta imprescindible ponernos de acuerdo en cuanto al significado real del vocabulario a emplear y al alcance de este último.
5- ANÁLISIS DE LAS CUALIDADES PRIMITIVAS O ELEMENTALES
Expondremos a continuación los grupos de palabras claves correspondientes a las cuatro cualidades primitivas o elementales. En este primer cuadro nos referimos al plano físico-material (elemental). Hemos seguido en esto a J. Hièroz: ”L’Astrologie selon Morin de Villefranche” con adaptaciones y agregados necesarios. Dos obras muy útiles y siempre recomendables son las de H. Selva “Traité Théorique et Pratique d’ Astrologie Généthliaque” y “La Théorie des Déterminations Astrologiques de Morin de Villefranche. También nos ha sido útil en esto la obra de Sindbad-Weiss, previa corrección de algunas “exageraciones retóricas” y que sigue muy de cerca a Selva en estos puntos.
Lo obvio en lo siguiente es, de acuerdo a lo ya expuesto, no concebir a las cuatro Cualidades Primitivas o Elementales en términos físico-materiales sino como símbolos que sugieren analógicamente las características, propiedades y fenómenos que se indican en asociación con ellas: son, ni más ni menos, modos de existir. Para favorecer esto y evitar las confusiones hemos preferido denominarlas en forma ligeramente distinta a lo habitual, empleando CÁLIDO en lugar de Caliente y FRÍGIDO en lugar de Frío. Esto es lógico dado que, en rigor, corresponde usar adjetivos calificativos y no substantivos para designar a las cuatro Cualidades Primitivas. Además resulta muy conveniente escribir sus nombres con mayúscula siguiendo a Selva para evitar confusiones con el significado físico-material usual de tales palabras.
En este punto resulta conveniente seguir a H. Selva (pero dejando nosotros de lado sus divagaciones sobre la “energía” astral: su obra data de 1900 cuando la naturaleza de los hechos astrológicos era aún muy mal comprendida por la mayoría. Desgraciadamente esto sigue siendo verdad hoy...). Para este autor la manifestación del Primer Principio o Causa Primera se realiza en forma cuadripolar, siendo precisamente las Cualidades Primitivas ya mencionadas los polos en cuestión. En rigor, de acuerdo a la Doctrina Hermética, la manifestación es siempre bipolar como el mismo Selva reconoce luego implícitamente. Dos son pues los polos de manifestación, el Principio Masculino-Activo-Positivo (que designaremos con +) y el Principio Femenino--Negativo-Pasivo (que indicamos con - ). Resultan así por combinación e interacción de ambos las cuatro Cualidades Primitivas que simbólicamente se indican como sigue
CÁLIDO + + HÚMEDO - - FRÍGIDO + - SECO - +
anteponiendo en cada caso el signo prevaleciente en esa cualidad primitiva.
Los cuadros que siguen son suficientemente claros y extensos como para sugerir con toda claridad las nociones y palabras-clave asociadas a cada una de las Cualidades Primitivas o Elementales.
CÁLIDO: Calor, expansión, dinamismo, impulso, acción, motricidad, dilatación, expansión centrífuga, difusión, penetración, impulso. De esto resulta calentamiento, combustión, expansión, dispersión, fusión y homogeneización.
En el plano orgánico-fisiológico: se traduce como animación y estimulación, manifestación de la energía vital en todas sus formas. Calor orgánico. Activación de las funciones orgánicas hasta llegar a lo febril e inflamatorio, vigorización.
En el plano anímico-psicológico: es lo vital, la actividad, voluntad, valor, decisión, apasionamiento, expansión, acción, empuje, energía, vuelo, vivacidad, fe en si mismo, actitud emprendedora, entusiasmo, excitación, estimulación, ambición impulsiva. Emotivo: el corazón y los impulsos se imponen al intelecto. Actitud activa de persuasión y captación de voluntades. Desarrollo de la naturaleza instintiva e intuitiva. Emotivo-centrífugo. Influencia activa sobre los demás por el propio yo. Egocentrismo. Optimismo, entusiasmo, alegría y ardor vitales. Formas acusadas, plenas, de contacto cálido, resaltantes, tez coloreada. Musculatura.
HÚMEDO: Humectación, fluidez, elasticidad-plasticidad, inestabilidad, relajación, disgregación, receptividad, pasividad. De esto resulta licuación, molificación (acción emoliente o de ablandamiento), suavizamiento, ductilidad, acción temperante, aligerante y refrescante, aflojamiento, dilución. El “Humidum radicale”de los antiguos. En el plano orgánico-fisiológico: activación de los líquidos orgánicos. Partícipe necesario de CÁLIDO en la generación. Aflojamiento, ablandamiento, relajamiento, atonía vital, linfatismo.
En el plano anímico-psicológico: es por excelencia lo femenino-pasivo. Lo hipersensible, receptivo e impresionable. Blando, plástico, flexibilidad y movilidad imaginativas de gran riqueza, soñador, divagador. Reacción interna a estímulos externos, impresionable y sensible, mitigante, moderador, reconciliante. Naturaleza suave de impulsos delicados, soñador, inestable, voluble y caprichoso, tendencia a la sumisión total. Abúlico, inerte, abandónico, haragán crónico. Defensa pasiva, incapaz de agresiones salvo como reacción defensiva. Gran adaptación y asimilación. Débil de carácter, necesita apoyarse en otros. Pasivo, divagación y dispersión, tendencia a la sumisión pasiva, no conflictivo (evita enfrentamientos, cobarde). Desarrollo de la naturaleza sensitiva-receptiva-imaginativa. Emotivo-centrípeto. Tendencia a la unión con los demás por la rendición pasiva, entrega y fusión. Se adapta y asimila buscando apoyo. Bondad ingenua y aceptación de la vida que a menudo provienen de su debilidad: resignación inerte, atonía vital, lasitud, desfallecimiento. Descuido, desaliño, abandono.
Formas redondeadas, contacto suave, blando y húmedo, fibras sueltas, elásticas. Tez clara, blanquecina.
FRÍGIDO: Frigidez (frialdad), fijación, concreción, coagulación, contracción centrípeta, cohesión, adhesión, atonía, inercia, cristalización, solidificación, restricción. De esto resulta enfriamiento, condensación, retracción y conglomeración, solidificación.
En el plano orgánico-fisiológico : disminución o neutralización del calor orgánico, de la vitalidad y vivacidad. Demora de los fenómenos de combustión y debilitamiento del metabolismo. Paralización, atonía orgánica y muscular, inercia, astringencia.
En el plano anímico-psicológico: concentración en todos los órdenes, condensación y defensa (auto-abroquelamiento: movimiento centrípeto reflejo en la propia salvaguardia). Inactividad, resistencia a lo externo e indiferencia. Carácter absorbente y obsesivo, pesadez y lentitud de espíritu, Reflexión y análisis como leitmotiv y manía. Impasibilidad, escepticismo, egoísmo. Desarrollo de la naturaleza reflexiva, meditativa y contemplativa. Ausencia de empatía. Tendencia a la absorción de los demás por el propio yo. Indiferente a lo externo. Lentitud, vacilación que llega al temor o al menos a la prudencia extrema, desaliento, tristeza, pesimismo. El cerebro domina al corazón, introvertido y distante. Se desarrolla y prospera a expensas de los demás: manejador.
Formas magras y enjutas. Contacto frío, tez pálida, marfilina, tinte mate, lívido.
SECO: Desecación, tensión, aridez, retención, rigidez, reacción, irritación, agregación, retracción, crispación. De esto resulta tensión, atezamiento En el plano orgánico-fisiológico: crispación, tensión de las energías orgánicas, irritación orgánica inflamatoria en combinación con CÁLIDO e irritación nerviosa en combinación con FRÍGIDO. Apetito voraz. Condensación y espesamiento de los líquidos orgánicos: trastornos metabólicos y circulatorios por esta causa. Falto de vigor y lozanía. Áspero. En el plano anímico-psicológico: decisión, precisión, rigor, obstinación y vehemencia. Carácter tenso. Posesividad y egoísmo. Vehemencia en la energía que conduce a la exageración. Actitudes incoherentes y cambios repentinos. Desarrollo de la naturaleza motivada internamente hasta el apasionamiento y obsesión y tendencia al dominio de gente y objetos materiales por el propio yo. Reacción, oposición, retención. Afán de dominio y voluntad de poder. A veces exageración. Ataques vehementes. Voluntad, apasionamiento, perseverancia, disciplina rígida y comando. Fundamentalismo absolutista. Intransigencia, maniqueísmo, intolerancia. Formas angulosas y acentuadas. Contacto firme y áspero, fibras tensas, tez grisácea, terroso, oscura, desecada, curtida, tostada.
6- LOS CUATRO ELEMENTOS
Es solo a partir del cuadro anterior (cuyo análisis y reflexión minuciosos recomendamos) es que cabe dar el paso siguiente, definiendo a los Cuatro Elementos. Para ello, sin embargo, debemos hacer algunas consideraciones preliminares que consideramos de gran importancia. Para ello necesitamos referirnos nuevamente a esa obra invalorable que es “EL KYBALION”. Todos los progresos pasados, presentes y futuros de nuestra disciplina se hallan en germen en sus páginas para quien sepa ver. Allí se lee el aforismo hermético “Todo tiene padre y madre en el Universo” (el cual equivale al ex-nihilo nihil o “Nada proviene de la nada” de Lucrecio). Precisamente de esto se tratará aquí al subrayar que en toda generación deben interactuar un principio activo-masculino-positivo y otro que es pasivo-femenino-negativo. El principio masculino es dinámico-activo y el femenino plástico-receptivo, empleando estos términos como siempre en un sentido analógico y no literalmente. El Principio Masculino se designa como CÁLIDO y el femenino como HÚMEDO. Pero en el Cosmos todo Principio activo tiene su contrario y así surgen las dos restantes Cualidades Primitivas: FRÍGIDO (como opuesto a CÁLIDO) y SECO (como opuesto a HÚMEDO). Esto es una consecuencia de la LEY DE POLARIDAD, ya mencionada. Resultan así dos pares de opuestos CÁLIDO-FRÍGIDO y HÚMEDO-SECO. La primera de estas oposiciones es considerada como MASCULINO-ACTIVA en función de su energía predominante y la segunda, HÚMEDO-SECO, como FEMENINO-PASIVA.
Al respecto de lo anterior debe evitarse cuidadosamente caer en un maniqueísmo absurdo, sosteniendo que de un extremo o polo se pasa al opuesto sin gradaciones intermedias. Esto evidentemente no es así (como la experiencia cotidiana demuestra) y para pasar de un extremo al otro nos tropezamos con infinitos matices y variantes intermedias. Por ello será burdo pretender que en determinados individuos se presenten todas las cualidades de un determinado Principio o Elemento tales como aquí se exponen. No hay, lo subrayamos, ejemplares puros. Esto también previene contra el uso de recetas mecánicas de interpretación que solo conducen al error y al ridículo. La vida es incomparablemente más rica y variada que tales aforismos tontos y rígidos.
De los cuatro Principios o Cualidades así resultantes, ninguno se puede manifestar en forma aislada o pura sin mezcla de los otros y lo mismo se puede afirmar sin vacilar de los Cuatro Elementos que trataremos acto seguido.
Las Cualidades Primitivas se combinan entre ellas para formar los CUATRO ELEMENTOS, que es lo que estudiaremos acto seguido. En estas combinaciones ninguna de las cuatro Cualidades Primitivas puede combinarse con su opuesta pues de ello resultaría anulación y/o equilibrio recíprocos. Por lo que solo quedan cuatro combinaciones posibles. Por supuesto, queda bien entendido que la palabra Elemento no tiene aquí por cierto el significado químico usual (como substancia simple) sino que con este vocablo se alude a estados del ser o modos de existir a nivel filosófico, compuestos a partir de las Cualidades Primitivas, y que se traducen y manifiestan en cualidades y actitudes características en distintos ordenes de la existencia (de manera en todo similar a lo que ocurría con las Cualidades Primitivas). De modo que cualquier interpretación literal o meramente física queda por completo excluida: todo sentido es aquí exclusivamente analógico-simbólico. El FUEGO no es aquí fuego ordinario sino un modo de ser. Lo mismo ocurre exactamente con los otros elementos Aire, Agua y Tierra los que no significan en modo alguno un gas, un líquido ni la sustancia sólida que cada día pisamos. Como bien señala Boris Pâque la preocupación esencial de los antiguos hermetistas y alquimistas era la transmutación la que referían a los elementos. Pero en realidad tal transmutación se refería en forma velada a los seres humanos exclusivamente como proceso profundo de cambio interior y elevación espiritual de la existencia. He aquí una clave verdaderamente valiosa para seguir adelante los que puedan hacerlo. La palabra transmutación (como señalaba muy explícitamente el Prof. Reichelt) tiene en esto un significado distinto al de transformación, ya que esta última solo alude a un cambio exterior y superficial que no llega a lo profundo, a la esencia.
Veamos como se generan los Cuatro Elementos (Fuego, Aire, Agua y Tierra) por combinación de las Cualidades Primitivas dos a dos.
ELEMENTOS ACTIVO-MASCULINO-POSITIVOS
CALIDO+SECO®FUEGO (predomina CÁLIDO)
CÁLIDO+HÚMEDO®AIRE (predomina HÚMEDO)
El Elemento FUEGO se genera por la combinación de la predominante Cualidad Cálido con Seco. AIRE surge como combinación de la predominante Cualidad Húmedo con Cálido. En la misma forma se interpretan los dos restantes casos. Según Henri Gouchon (en su “Dictionnaire Astrologique”) la combinación en los Elementos de las Cualidades Primitivas se produce siempre en proporción 5 a 4 pero esta afirmación resulta ciertamente muy discutible. Todo indicaría proporciones que varían no solo para cada elemento sino además en cada caso.
ELEMENTOS PASIVO-FEMENINO-POSITIVOS
FRÍGIDO+HÚMEDO®AGUA (predomina FRÍGIDO)
FRÍGIDO+SECO®TIERRA (predomina SECO)
En el Elemento FUEGO predomina la potencia expansiva, penetrante, activante, iluminante. En el Elemento TIERRA predomina la potencia de coherencia, adhesiva y centrípeta que materializa la solidez.
El hecho que la Cualidad HÚMEDO predomine en el Elemento AIRE y no en el Elemento AGUA nos dice a las claras que aquí también estas denominaciones deben ser entendidas de manera analógica y no literalmente. Las antiguas enseñanzas herméticas precisamente definían lo HÚMEDO como “lo que no posee límites en sí mismo”, lo que se aplica y corresponde mucho más ajustadamente a nuestra noción física de “fluidez” que a nuestra noción de “humedad”. El AIRE es eminentemente fluido y elástico (HÚMEDO) y expansivo (CÁLIDO): corresponde bien y representa a la combinación de esas dos Cualidades Primitivas. El AGUA (como substancia) tiene menor fluidez (o mayor viscosidad) que el aire: así vemos que al elemento AGUA le corresponde como Cualidad Primitiva dominante lo FRÍGIDO. En el Elemento AGUA corresponde destacar la potencia de disolución, de desintegración, de absorción y sobre todo de receptividad de lo que le llega.
A partir de lo anterior podemos construir un nuevo cuadro donde volcaremos las características y palabras claves correspondientes a los cuatro Elementos en relación a los distintos ordenes de la existencia.
FUEGO
Combustión, ignición, febrilidad, ebullición. Dinamización, violencia e intermitencia del movimiento, entrecortado, brusco, impactante, “quemante”, irregular, destrucción, desecación, prisa. Plano anímico-psicológico: Creación-Empuje (Igne natura renovatur integra decían los antiguos en otro contexto). Temperamento colérico (bilioso). Expansión, naturaleza dominante, entusiasmo, celo, dignidad, ambición, , actividad, energía, ardor, seguridad, ambición-empuje, ordenar, organizar, fervor, pasión, coraje, generosidad, prodigalidad, ímpetus y arrebatos, independencia, justicia, franqueza, espontaneidad, fogosidad, ardor, , extremos en devoción (y en fanatismo), auto-confianza notoria, , creer-afirmar-animar-activar. Lo negativo: temeridad a menudo descontrolada. Voluntad de poder y ansia febril de liderazgo: incita a otros. Irascibilidad, agresividad, violencia, exageración, impaciencia crónica, soberbia, parcialidad, precipitación, cólera, absolutismo, intolerancia, temeridad, descontrol, el workholic: hiperactivo en exceso, destructivo, imprevisión, en individuos inferiores la envidia es muy notoria, desconsideración, inconsecuencia, parcialidad, agresividad, combatividad atropello, arrebato, presunción, orgullo, vanidad, susceptibilidad, pasiones ardientes, imperio despótico violencia, impaciencia. Posición filosófico-estética: idealismo (doctrina platónica). Aquí (en contraposición al realismo) predomina la idea-concepto (o representación subjetiva en el espíritu) de la realidad objetiva sobre esta última. El conocimiento es fruto de la experiencia personal y directa: poco permeable para recibir consejos o aprovechar la experiencia ajena. El individuo se desvanece frente al rol que él mismo adopta y que goza representando: poco o nada de tiempo le queda para la imaginación. Sublimación real o pretendida adoptando una causa.
AIRE
Fecundación, maduración, expresión, volatilización, cocción, “ventilación”, movilidad, variación, putrefacción, generación intelectual, nutrición, atracción.
Plano anímico-psicológico: Expresión (de ex-: fuera de). Temperamento sanguíneo. Sociabilidad, filantropía, sutileza, fineza, destreza, ingeniosidad, adaptación. Diplomacia que a menudo llega a la falsedad y el cinismo. Entusiasmo y ardor puramente intelectuales. Armonía, urbanidad, buen gusto, movilidad en deseos, ideas y sentimientos, intuición y juegos con las ideas, rapidez mental, asimilación, espontaneidad, sensualidad refinada. No se involucra demasiado en nada a pesar de ser cooperativo y sociable. Flexibilidad de espíritu y de carácter, impresionabilidad, sensitividad intelectual: altamente perceptivo. Intuición, imaginación, creatividad, “Esprit”, reacciones mentales vivaces, excitabilidad intelectual, sensibilidad artístico-estética, habilidad, magnanimidad: espíritu amplio y liberal, sociabilidad, distracción, “savoir faire”, Disposición para expresarse mediante juegos de fisionomía (expresiones faciales), palabra, escritos, dibujos. Necesidad de transmitir y comunicar. Inclinación a la metáfora, el sobrentendido y el juego con ideas y palabras. Lo negativo: Escapismo mental. Salta de una idea a la otra como el pajarito de rama en rama: es colibrí o gorrión intelectual de acuerdo a su nivel. Frivolidad, superficialidad: “deslumbradores” de poco peso intelectual real, ligereza, su inteligencia y lucidez aparentes a menudo son solo un “bluff”. Frecuentemente dosis pequeñas o grandes de crueldad mental, intrigas y conspiraciones como juego intelectual, insidia. Sentimientos afectivo-amistosos muy superficiales: su principal preocupación es egocéntrica-narcisista, volubilidad en todos los órdenes. Tendencia a la impaciencia intelectual. Capacidad de análisis y juicio limitadas pues no se detiene demasiado en una sola idea o asunto: poco profundo. Donjuanismo en el hombre o coquetería extrema y refinada en la mujer, “divismo” narcisista: querer ser visto y admirado. Tendencias utopistas. Exuberancia verborrágica a veces abrumante e insoportable: charlatán. Inmadurez (poca resistencia a la frustración), infantilismo egoísta.
Posición filosófico-estética: expresionismo, como disposición de un artista o escritor a presentar o alterar la realidad de acuerdo a su elaboración, intuición e imaginación personales. El conocimiento es resultante del intercambio con la gente: interacción mental receptiva con otros. Actitud sociable y comunicativa natural
AGUA
Inestabilidad, acuosidad, desagregación, dispersión, receptividad, ablandamiento, suaviza, enfría y calienta, metabolismo, nutrición.
Plano anímico-psicológico: Impresiones. Temperamento linfático (flemático). Sensibilidad y empatía, calma, emociones fáciles, reposo. Tacto, memoria, tierno sentimentalismo, romanticismo. Altamente imaginativo. Lo negativo: Pasividad, lascividad, indiferencia, abulia, versatilidad, inconstancia, pereza, inestabilidad (naturaleza tornadiza), incapaz de esfuerzos volitivos, “dejarse llevar”, tendencia marcada a la inactividad física, cómodo, somnoliento e incluso letárgico, apatía, indolencia, abulia, incuria, desaliño, inacción, timidez, temores imaginarios, fantasía exacerbada, hipersensibilidad enfermiza. Astenia, falta o decaimiento considerable de energía y de fuerzas. Enemigo de obligaciones y horarios y a veces sensualidad exacerbada y hasta enfermiza. Delirantes, temores fantasiosos, tendencia a persuadirse por razones emotivas y subjetivas que priman sobre las objetivas, ensueños melancólicos, escapismo y dispersión mental emotivo-fantasiosos, sumisión y “dejarse guiar”, inconsciencia e irresponsabilidad, flojedad, molicie, incertidumbre, indiferencia, desinterés por el mundo real. Ambición de prosperidad material como llave de la inacción material: su alegría exige y presupone quietud pasiva y reposo.
Posición filosófico-estética: Impresionismo, centrado en volcar las impresiones recibidas de un modo subjetivo y fantasioso, a menudo divorciado de la realidad. El conocimiento es de naturaleza subjetiva y está centrado en la auto-preservación. La presencia del elemento AGUA es indispensable para que el ser humano sea algo plenamente logrado. De carecer de este Elemento es notoria la ausencia de sentimientos y sensibilidad.
TIERRA
Fijación, cohesión, adhesión, solidez y resistencia, coagulación, estancamiento, cristalización, atonía, contracción, pesantez e inercia, conglomeración, repulsión
Plano anímico-psicológico: Realizaciones, posesividad y sólida objetividad. Temperamento nervioso (melancólico) y tenso. Melancolía, reserva, modestia, prudencia, y objetividad fría, reglas fijas y obstinación, espíritu práctico, sólido, conservador y pragmático, poco o nada flexible, parsimonia, economía, reflexión, ponderación, meditación. concentración, deducción, misantropía en mayor o menor grado: proclividad a refugiarse en la “torre de marfil”. Construcción práctica y concreta, elaboración, juicio, creación elaborada y fatigosa, constancia perseverante, tenacidad, paciencia, abstracción, prudencia, frialdad objetiva. Abstracción del ambiente: concentración mental, reflexión, razón, exactitud, capacidad para examinar, analizar, comparar y juzgar. Disposición para ejecutar y obtener resultados sólidos, tangibles, mensurables y monetizables. Principios del beneficio, de la adquisición, la posesión y la acumulación como normas vitales. Atención observadora y ejecutante, don de observación. Mide y compara juntando datos y hechos. Ansia de acumular conocimientos e informaciones de todo tipo y en todos los niveles y ordenes de la vida. Lo negativo: pereza e inactividad cuando prevalece Frígido. Los afectos dependen más del sentido del deber que de emociones reales y están condicionados por la seguridad material: poca ternura, frialdad sentimental. Rigidez: tiranía consigo mismo y a menudo con los otros. Temperamento económico con tendencia a la avaricia. Su felicidad y seguridad supone y antepone el bienestar material. Predominan a menudo en individuos inferiores el interés material y el afán posesivo sobre el sentido del honor y la ética. Duda, negación, desconfianza, visión rígida de la vida. Obstinación y celo fanáticos y a menudo vengativos. Resentimientos y rencores muy duraderos. Egoísmo (egocéntrico) con tendencia al pesimismo y negatividad. Escepticismo y materialismo.
Posición filosófico-estética: Realismo aristotélico. Todo se basa en los hechos objetivos, en la solidez de argumentos y en las realidades concretas materiales del mundo exterior, no importa cuan feas o repulsivas puedan ser estas. Tendencia al materialismo posesivo. Exclusión sistemática de quimeras, sueños, utopías y fantasías. El conocimiento es resultado de la observación minuciosa, acumulación de datos y el profundo y riguroso análisis crítico-comparativo.
6.1- NOTA SOBRE LO APOLÍNEO Y LO DIONISÍACO
En su conocido libro sobre los Cuatro Elementos, Stephen Arroyo pretende hacer pasar por científicas a muchas afirmaciones incorrectas que fácilmente pueden confundir al lector desprevenido. La exposición de Arroyo es superficial y, aún queriendo aparentar ser moderna, resulta propia de siglos pasados por su apego continuo a nociones tan falsas e insostenibles como la “energía astral”. Sin embargo de su libro queremos analizar un párrafo donde trata al pasar una idea importante que merece más detalle. Marc Edmund Jones sostiene que el aire y el fuego son expresiones “manipulativas y extensionales” de la energía vital mientras que la tierra y el agua son “sustentadoras y extensivas”. Arroyo sugiere erróneamente que ambas calificaciones se ajustan respectivamente a las nociones de lo apolíneo y lo dionisíaco, provenientes de la Grecia clásica (lo de apoloniano y dionisiano corre por cuenta del traductor de Arroyo: aquí los escribimos como siempre se hizo y se debe hacer). Estas nociones son bastante más complejas en realidad. De lo apolíneo subrayaremos la olímpica serenidad, la contemplación, la plástica armonía, el orden claro y luminoso de la sabiduría y de la mesura, el orden racional y el límite justo para todas las cosas. Como subrayó genialmente Friedrich Nietzche (“El nacimiento de la tragedia” sin olvidar sus “Ensayo de autocrítica”y “Ditirambos dionisíacos”) en contraposición a lo apolíneo y formando con este en apariencia un par de opuestos hallamos a lo dionisíaco. Este consiste en impulsos de pasiones turbias y desordenadas, de la afirmación y de la fortaleza vitales y de lo heroico que avanza por sobre todas las penas y dolores, de lo creativo y destructivo propio de la voluntad vital, de contrastes y luchas, de envidias e inhumanidad, de desarmonía y exceso, de exaltación y pesimismo. Sin este lado oscuro o nocturno del alma griega no se podría entender y apreciar plenamente el aspecto luminoso y armónico que el apolíneo representa en su efectiva y plena vitalidad. Lo dionisíaco es muy peligrosamente anti-racional como se puede ver en los ataques de Nietzche a Sócrates (Ver al respecto R. Mondolfo:”El infinito en el pensamiento de la antigüedad clásica”. También resulta útil el "Wõrterbuch der Philosophie" de Eisler y Müller-Freienfels). La síntesis de este par de opuestos es lo que da origen a la tragedia ática. No es casual en todo esto que el mismo Nietzche haya sido el filósofo dionisíaco por excelencia. Carl Gustav Jung ha retomado el asunto en su célebre libro “Tipos psicológicos”. Con Nietzche subraya Jung la correspondencia de este par con el sueño (el ideal) en lo que toca a lo apolíneo y la embriaguez (Rausch: la intoxicación) en lo referente a lo dionisíaco. Pero Jung no cae en la infección dionisíaca y en su obra denuncia a Nietzche muy claramente. Lo anterior pone bien de manifiesto que Arroyo no entendió el tema ni el problema. Para quien escribe resulta que la verdadera correspondencia de este par debe buscarse en las tres gunas (o cualidades) hindúes. Estas son sattwa (espiritualidad, sabiduría, conocimiento, comprensión, percepción de la unidad del Ser en la multiplicidad, armonía, pureza, ritmo, destreza, inegoísmo, ejecución correcta e impersonal de las acciones necesarias, ofrenda) corresponde exactamente a lo apolíneo. Tamas (inercia, pesadez, escepticismo, apego a pequeñeces, corrupción, acciones incorrectas y que ocasionan daño o pérdida a los demás, materialismo, obstinación, falsedad, indolencia, rencor, pesimismo negativo, materialismo y ambición material, obstinación, falsedad )en cambio solo corresponde a una parte de lo dionisíaco. Al respecto de las gunas la mejor referencia es el Srimad Bhagavad Gita (versión Suddha Dharma Mandalam) y el gran libro de Oskar Adler “La Astrología como Ciencia Oculta”. Pero esto abre un gran interrogante que no se plantearon al parecer ninguno de los hasta aquí citados y que surge de la correspondencia de lo apolíneo y de lo dionisíaco con dos de las tres gunas o cualidades: cual es la correspondencia con la tercera guna o sea rajas ?
Rajas corresponde tradicionalmente a la percepción de la multiplicidad como permanente y desigual, la concepción del proceso del mundo como carente de objeto y sentido final, la ejecución de las acciones con codicia egoísta, violencia y apego a sus frutos de la acción, el apasionamiento, la naturaleza cruel y dominada por las dualidades de placer y dolor. Nietzche no se podía plantear este interrogante pues esta guna nada tiene que ver ni con armonía espiritualizada ni con hedonismo embriagante: no juega un rol en el nacimiento de la tragedia sino como motivo de inspiración pero si lo tiene y muy grande en la vida. La respuesta obvia es que, a la luz de las definiciones dadas, habría que desdoblar lo dionisíaco en lo rajásico y en lo tamásico pues tiene componentes de ambas gunas. Adler (loc. cit.) toma la posición correcta en relación a la Astrología al asociar las gunas a las cuadruplicidades de los signos cardinales (rajas), fijos (tamas) y mutables (sattwa).
Por último señalaré que no debe confundirse la dicotomía de Nietzche con la de Oswald Spengler. En su obra capital “La decadencia de Occidente”, Spengler subraya la oposición entre lo apolíneo y lo fáustico. Aquí las palabras tienen diferente significado que en Nietzche: lo apolíneo hace a la perfección puramente corporal y externa mientras que lo fáustico hace a la belleza interior y, en su aspecto sagrado, a la búsqueda de lo infinito, en una palabra al espíritu. Como se ve fácilmente aquí lo apolíneo en su exageración conduce directamente a posiciones antitradicionales que niegan todo lo más bello y elevado en el ser humano. Como ejemplo puede citarse al conocido astrólogo Hans Baumgartner, apolíneo a la Spengler, quien ha terminado predicando “la salvación por el cuerpo”. Para este autor el alma es quimera inexistente: el ser humano ideal pasa así a ser un bello animal con más voluntad de vida y poder que de racionalidad y nada más que eso.
7-CONCLUSIÓN
A partir de lo anterior resulta relativamente simple extraer corolarios del más grande interés para el astrólogo. Solo mencionaremos aquí una aplicación que hace a la naturaleza elemental de los astros y que permite, mediante simples deducciones a partir de lo anterior, hacernos conocer los atributos y naturaleza propios de cada uno de ellos. Para esto necesitamos conocer la constitución elemental de los planetas en cuanto a proporciones de cada Cualidad Primitiva en cada uno de ellos. En esto las cifras varían según los autores. Resulta más conveniente y objetivo mencionar los valores que cada uno consigna para su discusión.
Como detalle curioso mencionaré que Karl Brandler-Pracht, esoterista y astrólogo eminente, fue el maestro del Prof. Carlos Reichelt (maestro a su vez de quien escribe) en Berlín allí por 1919-20. Me he permitido agregar mi propia estimación de algunos valores ya que no siempre he coincidido con los importantes autores citados y, además, se carecía de estimaciones para Plutón.
ASTRO CALIDO FRIGIDO HUMEDO SECO
LUNA 5 6 [5.5 *]
MERCURIO 1.5 1 [1.5 *]
VENUS 0.5 4 [3.5 *]
SOL 5.5 2
MARTE 2.5 3
JUPITER 1.5 [1 *] 1
SATURNO 3.5 3 [1.5 *]
URANO 4 ** 2 ** [0 ***] 2 *** [0 **]
NEPTUNO 3 ** 5 **
PLUTON 3 *** 3 ***
Las cifras sin indicación son atribuidas a Morin por Sindbad-Weiss.
(*) Según Hièroz. (**) Según Brandler-Pracht
(***)Según Dr. Spicasc.
Nota: Señalemos que el orden adoptado para los planetas es el de la cadena cinética, la que es importante en distintos desarrollos que no trataremos aquí.
No obstante los valores consignados en el cuadro es menester resaltar lo que todos saben: cada astro posee cualidades propias (su analogía natural o general) que no puede ser deducida totalmente de su naturaleza elemental (como sería lo ideal) sino que es, desde luego, materia experimental o sea conocimiento que surge de la observación de los hechos.
Es fácil ver que en varios puntos no existe acuerdo entre los autores citados. El tema merece discusión pues clarificar este asunto propende a un objetivo muy deseable como es la sistematización de la Astrología. La cuestión está abierta. A partir de este cuadro y sus variantes puede comenzarse un análisis pormenorizado de la naturaleza esencial y correspondencias de cada astro y de sus indicaciones y analogías generales de acuerdo a su estado cósmico (celeste y terrestre). Esto, tratado de acuerdo a la Teoría de Determinaciones de Jean Baptiste Morin de Villefranche, ha sido y será tema de otras publicaciones de quien escribe. Remitimos a la sección sobre Morin en esta misma página web. Por último, deseo dedicar el presente artículo a todos los estudiosos serios que puedan aprovecharlo plenamente.