miércoles, diciembre 03, 2008

Los Mudras y la Música


En la actualidad, en algunas clínicas y centros de rehabilitación, se ha introducido el uso de la música como un elemento terapéutico más. Los efectos positivos de la terapia musical han quedado demostrados a través de diversos estudios científicos. La música no solamente favorece a las personas enfermas, sino también a las personas sanas que de vez en cuando se ven afectadas por estados de debilidad o por algún tipo de desarmonía física.

Como en la terapia las piezas de música suelen durar entre 3 y 12 minutos - que es justo el tiempo que se requiere para practicar un mudra - es de suponer que los mudras y la música pueden complementarse mutuamente. Muchas molestias originadas por un incremento de tensión en el ámbito físico y anímico - mental pueden así verse aliviadas por composiciones que serenan, calman, e incluso conducen a estados de relajación profunda. Lo mismo es aplicable en casos de presiones originadas por el entorno, que producen estados de agotamiento agudos o crónicos. La música puede influir en ellos de manera favorable.

Obtendrá el máximo de efectividad si tiene en cuenta los siguientes puntos:
• Respetar las propias inclinaciones musicales;
• Determinar de antemano la duración de la sesión;
• Escuchar la misma pieza, a la misma hora, durante tres días seguidos, como mínimo;
• Escuchar de manera consciente y abandonar de inmediato cualquier pesamiento que acuda a la mente.
¿Qué piezas de música son más adecuada? Según Helen Bonny, que ha trabajado bastante teimpo en el desarrollo de la GIM ( Guided Imagery Music, o Música para visualizaciones guiadas): " La música sedante y relajante tiene como objetivo el corazón humano, en un pulso tranquilo y relajado. La música sedante se caracteriza, en su conjunto, por su serenidad y armonía, se trata de melodías que fluyen con facilidad. No es necesario quedarse dormido mientras se escucha, aunque este tipo de música estimula de manera directa sensaciones de paz interior, relajación y bienestar".

En opinión de la entrenadora de GIM, la música clásica es muy apropiada para la curación y la relajación; los conciertos de solistas producen efectos más intensos que las sinfonías. Los fraseos lentos como el andante, el adagio y el largo, poseen una fuerza particular. Y en lo que se refiere al efecto relajante de los distintos instrumentos, el oboe es el más adecuado de todos ellos, seguido del piano, el violoncelo, los violines, el clarinete y el órgano. El canto es menos adecuado para la relajación. Los modos más efectivos son: do mayor, re mayor, si mayor, fa mayor. En resumen, se puede decir que hay muchas más frecuencias bajas que altas para la relajación profunda, y que la música "airosa" de frecuencia elevada se adecua más bien a un estado de ánimo ligero, exaltado. Teniendo en cuenta estos datos, usted podrá organizarse su propia farmacia musical, adaptada a sus circunstancias.

Vale la pena averiguar a qué tipo de música responde usted mejor y adquirir conciencia de su propia individualidad. Lo digo porque hay música para relajarse que, por ejemplo, a mí me produce justo el efecto contrario, me pone nerviosa e incluso agresiva.
Observación al margen: cuando no se consigue realizar con presteza las labores del hogar, una música con ritmo, una marcha, un rock movidito o la música techno, pueden aportar nuevos bríos a una tarea aburrida.