miércoles, julio 14, 2021

¿Alguien Llama Desde el Más Allá?

Carlos Fernández

Cualesquiera de los modernos aparatos de comunicación modernos, parecen servir como soporte para el ansiado contacto con el más allá, especialmente los que se utilizan para las comunicaciones. No son pocos los casos en que personas sin ninguna vinculación a cualquier tipo de manifestación paranormal, han recibido de forma aislada llamadas telefónicas donde han reconocido la voz de un familiar o amigo fallecido.
1925, Primer contacto

Quizá la primera referencia que se tiene sobre las primeras llamadas telefónicas de naturaleza paranormal, sean las obtenidas por el brasileño Oscar D`Argonnel en el primer cuarto de siglo. Espiritista convencido, D`Argonnel relató sus experiencias telefónicas en el libro Vozes do Além pelo Telefone (Voces del Más Allá por teléfono), publicado en Río de Janeiro en 1925. En su libro, D`Argonnel describe como estos "contactos" eran posibles gracias a la "energía" de dos mediums: su hermano y su sobrino.

El presunto espíritu comunicante se identificaba como el Padre Manoel dos Santos Silva, con el cual mantuvo largas conversaciones (según el autor, algunos duraron más de una hora) que se prolongaron por espacio de dos años. D'Argonnel habría puesto a prueba a su interlocutor, combinando sus llamadas con sesiones mediúmnicas y convenciéndose así de la realidad de su "contacto con el Más Allá".

Por aquellas fechas, también otro brasileño aseguró haber oído la voz de su nieta fallecida. El escritor Coelho Neto fue uno de los fundadores de la Academia Brasileira de Letras, y por aquellas épocas un consumado detractor del espiritismo en su país. En 1923 su hija Julia había quedado viuda, y al poco tiempo falleció también su pequeña hija Ester, nieta del escritor...

Alertado por su mujer, Coelho Neto vio que su hija estaba hablando por teléfono expresando en sus palabras mucha alegría y cariño. Según parecía, estaba hablando con su hija Ester. Indignado por la situación, el escritor cogió una extensión del teléfono y pudo oír la voz de la misteriosa comunicante. Coelho reconoció la voz de su nieta con todos sus matices y los telefonemas perduraron durante algún tiempo. A partir de aquellos sucesos, el escritor quedó convencido de la supervivencia y de las tesis espíritas.

La clasificación de Scott Rogo

En un completo trabajo publicado por Scott Rogo y realizado en colaboración con Raymond Bayless, bajo el sugerente título de Phone Calls from the Dead (Llamadas telefónicas de los muertos), ambos autores recogen más de setenta casos de supuestas llamadas telefónicas realizadas por personas muertas.

Scott Rogo y Raymond Bayless clasificaban este tipo de casos en tres apartados, dividiéndolos según la naturaleza del telefonema recibido en los siguientes tipos:
1) Casos de personas aparentemente fallecidas, apartado que comprende la gran mayoría de los casos.
2) Casos de respuestas, donde el testigo telefoneó a un fallecido o a alguna persona ausente en esa época.
3) Casos de personas conocidas o desconocidas aparentemente vivos, donde los interesados no podían establecer la conexión, pero lo habían deseado intensamente.

Los casos clasificados en el tercer apartado, no son abundantes. Veamos alguno de ellos:

Una mujer que se encontraba sola deseaba telefonear a la policía para darles una dirección, desde antes de la muerte de su marido; pero no había realizado aun la llamada. Mientras ella dormía, alguien llamó a la policía identificándose como la madre de la interesada y que telefoneaba en lugar de su hija. Los casos donde el receptor de la llamada reconoce a una persona fallecida no son -ni mucho menos- casos únicos.

¿Su padre muerto al teléfono?

Los casos que hemos visto hasta ahora se producen porque el presunto fallecido llama al teléfono. En otras ocasiones, es éste quien parece contestar algunas llamadas realizadas por personas vivas. El día 15 de enero de 1980, la señora Kathe S., vecina de Pietersen (Bélgica), informó a la prensa de un suceso insólito que le habría ocurrido tan solo unas horas antes, donde asegura que pudo conversar con su padre muerto.

Con motivo de resolver un asunto pendiente, la protagonista de esta historia marcó el número de teléfono de casa de sus padres, ubicada en Buenpliz. Cuando el teléfono ya había sonado cuatro veces, recordó que su madre no podría encontrarse en casa porque había salido de viaje rumbo a Kenia junto a su hermana. Su padre había fallecido 15 días antes por lo que no habría nadie en casa, con lo cual se dispuso a desistir de su llamada. Y estaba a punto de hacerlo, cuando alguien, del otro lado de la línea, contestó a la llamada.

La mujer oyó una voz que la llamaba por el nombre que usaba de pequeña, lo cual le llamó poderosamente la atención. Acto seguido, preguntó " ¿Quién está al aparato?" Nuevamente la llamaron por su antiguo nombre, y creyó reconocer en esa voz a la de su padre. Ella preguntó entonces: "¿Eres tú Atti?" y la voz le respondió: "¿No me conoces Kathe?"

Ante lo inexplicable de los hechos, la reacción de Kathe fue responder: "Pero tú has muerto". Seguidamente oyó una risa afable que ella reconoció como la de su padre. Luego él agregó: "¿Yo muerto? Yo no he muerto". Ante lo impactante de la situación, Kathe colgó el teléfono presa del susto y seguidamente rompió a llorar. ¿Se trata realmente de una comunicación con un ser fallecido? Explicaciones podemos aventurar para todos los gustos, ya que solo existe un testimonio de unos hechos totalmente insólitos, casi contraculturales para nuestra concepción del mundo.

Por un lado podemos especular con que este tipo de casos puedan deberse a alucinaciones provocadas por momentos de extrema tensión y donde esa vivencia adquiera una intensidad en quien la vive, comparable a una experiencia real. Por otro lado, y casi en la misma línea de especulación, podemos concebir la posibilidad de que se hayan producido los hechos, pero provocados por un fenómeno de telekinesis inconsciente de la propia testigo, que afecta a los propios aparatos telefónicos. Y si es así, aun cabría preguntarse donde y de que manera puede producirse un fenómeno como éste.

De entre todas, la hipótesis más extendida, quizá sea la basada en la supervivencia, donde la trascendencia del espíritu se vería confirmada con este tipo de "contactos".

Y aun cabe preguntarse algo igualmente importante ¿Cómo influyen este tipo de experiencias en los protagonistas? ¿Resultan positivas o negativas para ellos? Pero antes de adentrarnos más en el terreno de las hipótesis, veamos algunos casos más para tener mejores referencias sobre el fenómeno.
Las llamadas a Manfred Boden

Manfred Boden había experimentado además en la obtención de voces en cinta magnética, logrando algunos resultados positivos. Y las propias psicofonías le anunciaron que dialogarían por teléfono. A partir del verano de 1981, Manfred comenzó a recibir además extrañas llamadas telefónicas. En un principio se trataba de llamadas anónimas, de sonidos extraños, música y comunicantes que daban breves respuestas a preguntas que él formulaba. A partir de los últimos meses de 1982 las llamadas comenzaron a ser cada vez más frecuentes. En un principio, aparecieron mientras hablaba con su amiga Ursel o con el técnico en computación Jürgen W.; surgiendo en las conversaciones numerosas voces por detrás, que incluso desconectaban a los amigos de Boden.

Poco a poco fue descartando que pudiera tratarse de algún otro abonado que entrara en su conversación por error. Ante la persistencia de este fenómeno, Boden comenzó a grabar aquellas misteriosas conversaciones. Así pudo comprobar que aquellas voces dominaban -además del alemán- varios idiomas, entre ellos el francés, el inglés, el italiano y el castellano. Las voces grabadas del teléfono, eran siempre muy claras, e indistintamente aparecían como masculinas y femeninas.

Para poner a prueba a los misteriosos telefonistas, Boden comenzó a realizarles algunas preguntas cuyas respuestas solo él conocía. Se sorprendió del número de veces que las voces acertaban.

Además de las interrupciones que las voces hacían cuando hablaba con sus amigos por teléfono, comenzó a recibir llamadas especialmente realizadas por las voces, entre diciembre de 1982 y marzo de 1983. Estas llamadas se hicieron regulares y en algunas ocasiones bastante prolongadas, debidamente grabadas y posteriormente catalogadas por Boden.

Según el principal protagonista de esta historia, las voces solo eran oídas por él, mientras que su amiga, al otro lado de la línea telefónica, no podía escucharlas. Incluso las voces le habrían censurado a Manfred algunas palabras de su amiga, cuando ésta decía alguna palabra impropia. Preocupado por el fenómeno que acontecía cada vez con más frecuencia en su teléfono, Manfred Boden hizo revisar la línea telefónica por parte de técnicos particulares y por los de la propia compañía telefónica. La respuesta era siempre que no existía ninguna irregularidad ni ningún indicio de que el teléfono estuviese manipulado.

Para Manfred Boden estas llamadas no eran en absoluto agradables. La frecuencia cada vez mayor con la que se repetían producían una gran desgaste psicológico que iba aumentando cada vez más. En cierta ocasión, y en un período de tiempo de tan solo cincuenta y tres minutos, recibió la cantidad de veintiséis llamadas, donde en algunas se producía la ya habitual conversación, pero en otras solo eran ruidos y sonidos repetitivos. A causa de la situación, Boden comenzó a sentir verdadero terror por este fenómeno que lo acosaba, hasta el punto de presentar quejas formales contra personas desconocidas. Por este motivo, su instalación telefónica fue sometida a un riguroso examen técnico, con el resultado de que no había ninguna característica especial en su línea telefónica.

¿Qué decían las voces?

El contenido de las conversaciones telefónicas de Boden, grabadas muchas de ellas en cinta, tratan de diversos temas. Por lo general le hablaban en inglés o alemán y se identificaban como espíritus. Manfred Boden llegó a considerar tan desagradable aquel fenómeno que interpuso una denuncia contra aquellos desconocidos que continuamente llamaban a su teléfono. A partir de principios de febrero de 1983, las llamadas se interrumpieron, al menos aparentemente. Ursel, la amiga de Boden rompió su amistad con él en medio de un estado casi paranoico, donde había realizado algunos rituales de pretendida magia negra; y terminó acusando a Boden de incomodarla en horas nocturnas con sus llamadas telefónicas, llamadas que Boden no habría realizado.

En 1984 los fenómenos telefónicos en casa de Boden continuaban produciéndose. En una ocasión, desde su residencia en Stuttgart, Manfred llamó por la noche a su amigo Gert Betzold. Ante la aparición de los fenómenos, Boden sugirió a su amigo que desease un tipo determinado de música. Inmediatamente surgió en la comunicación una melodía que se mantuvo por un tiempo. Repitieron la experiencia, y a cada deseo surgía una nueva música. EL compañero de conversación de Boden no oía ninguna de estas intervenciones, por lo que Manfred registraba todo en una cinta magnetofónica.
En busca de explicaciones

El conjunto de casos que hemos repasado en este capítulo, resulta en un principio increíble. El fenómeno resulta por momentos tan lejano a la idea que tenemos del mundo, que se nos antoja como un conjunto de alucinaciones y fraudes difíciles de encuadrar hasta como fenómenos paranormales. Y tanto es así que buena parte de los parapsicólogos rechazan este tipo de sucesos por su fuerte carácter contracultural. Por otra parte, quienes han asumido el investigar y dar un punto de credibilidad a estas experiencias, han barajado las más diversas hipótesis sobre la naturaleza del fenómeno.

La hipótesis de que se trate solo de simples alucinaciones, puede resultar en muchos casos poco consistente. Existen numerosos casos debidamente documentados, donde terceras personas confirman el hecho de la llamada y la escucha de las voces. Las voces de llamadas telefónicas grabadas, no admiten esta explicación, especialmente por la poca capacidad alucinatoria de las grabadoras.

La hipótesis más extendida entre los parapsicólogos -al menos entre quienes aceptan el fenómeno- es la que apunta a una influencia psicocinética inconsciente en el sistema eléctrico del teléfono, de modo que éste realmente suene; e incluso que module la voz en el aparato. El caso que mejor se podría ajustar a esta teoría, es el Rosenheim, que detallamos al principio de este capítulo. Allí no se producían voces, y las llamadas (y el resto de los fenómenos) solo se producían cuando se encontraba presente la joven Annemarie, por lo que resulta sugerente explicar el caso a través de la psicokinesis inconsciente. Sin embargo, con la aparición de voces y diálogos, esta tesis no resulta tan sencilla ni evidente.

Ya hemos visto cuando tratamos las voces en cinta magnética, que muchos parapsicólogos defienden las teorías animistas, las cuales se trasladan al fenómeno de las voces telefónicas con similar estructura. Otro detalle importante a tener en cuenta, es que muchos de los sucesos únicos o puntuales de recepción de estas voces han sucedido cuando el testigo estaba bajo la fuerte presión emocional ocasionada por el fallecimiento de un ser querido. Y este estado de inestabilidad emocional es, en opinión de algunos estudiosos, fuente de producción de sucesos paranormales.
Telefonistas del Más Allá

La Transcomunicación Instrumental atribuye estos casos -como todos los de pretendida comunicación que tratamos en este libro- a seres ya fallecidos que por uno u otro motivo desean comunicarse con los vivos y que utilizan el teléfono como un medio técnico para establecer este "contacto". Como hemos podido comprobar, existe un paralelismo entre las voces grabadas en cinta y las directas, con las captadas a través del teléfono. En ambos casos existen fenómenos anecdóticos o al menos puntuales, que se caracterizan por su brevedad; y otros -menos frecuentes- donde existe un "contacto" fluido y continuo.

Aun considerando las tesis espíritas para estos fenómenos, cabría preguntarse una vez más como es que ellos pueden interferir en los aparatos electrónicos hasta el punto de producir fenómenos tan espectaculares. Las mismas preguntas que nos hacíamos al considerar el posible origen espirita de las voces en radio y cinta magnética, podemos trasladarlas a las voces telefónicas. ¿Cómo pueden seres que ya han fallecido, carentes de cuerpo físico, producir fenómenos en estos aparatos? Y en todo caso... ¿Dónde se originan las voces? ¿En los cables? ¿En el teléfono? ¿En la membrana del auricular? ¿Se trata de débiles ondas sonoras? ¿O electromagnéticas? ¿Cómo se producen?

Considerando la posibilidad de que los fenómenos pueden producirse bajo estas condiciones, cabría analizarlos desde un punto de vista técnico.

En los teléfonos conectados a través de líneas (excluimos los móviles) se necesitan unas determinadas condiciones físicas para que suene el timbre de llamada y para que se establezca la comunicación.

Para que el timbre que alerta sobre una llamada pueda funcionar, es necesario que el la línea telefónica exista una tensión de aproximadamente 70 voltios, capaz de aportar además una corriente considerable sin decaer. Este requisito es imprescindible para mover el imán y la campanilla en los teléfonos clásicos, todavía en uso. La energía necesaria para este proceso tiene unos valores considerables, inusuales en los fenómenos psicokineticos estudiados en los laboratorios de parapsicología bajo condiciones de control.

Si la "llamada" tiene una duración prolongada, la energía necesaria para producir este fenómeno debería también ser mayor. Este fenómeno no es del todo imposible -al menos en teoría- si tenemos en cuenta que la energía puesta en juego ante un fenómeno espontáneo del tipo poltergeist, es a veces bastante superior a la necesaria para producir un fenómeno como el que estamos tratando.

Una vez más son muchas las preguntas y pocas las respuestas. Solo existen un puñado de hipótesis para un fenómeno que incordia a quienes creen saberlo todo.