viernes, mayo 27, 2022

Mitología Celta de Asturias

Seres principales

El Cuelebre. 
Es una serpiente con alas de murciélago, escama impenetrables y una cola enorme. Ataca a las personas y a los animales, y esa escama es tan dura que solo se le puede matar atacándole en el cuello o dándole una hogaza de pan llena de alfileres o una piedra calentada al rojo. Por lo demás es inmortal. Vive en los bosques, cuevas y fuentes de gran cavidad subterránea. Pierde su poder la mañana y noche de San Juan.

Las Xanas. 
Las xanas son ninfas o hadas benéficas, vinculadas generalmente a cuevas, fuentes y cauces de los ríos. Tienen aspecto totalmente humano, si bien son pequeñas de estatura, suelen poseer una larguísima cabellera, y son de extraordinaria belleza. Suelen vestir el traje tradicional asturiano y según dicen cristianas.

Suelen habitar en cuevas y fuentes: en las profundidades de las primeras guardan ellas sus tesoros: por los caños de las fuentes salen ellas al exterior o hacen que salgan ovillos de hilo para poderlos devanar, actividad esta que les gusta en demasía y que suele ser común a casi todas las historias. A las puertas de las cuevas, hilan y colocan ellas sus tenderetes con peines, cadejos y tijeras de oro y plata, no se sabe si con el afán de venderlos, por mera ostentación de los tesoros que guardan, o con el fin de llamar la atención de la gente que pase por ahí, a ver si las desencanta; a la vera de los ríos lavan y peinan sus cabellos.

Normalmente son personajes benéficos: regalan ovillos de hilo que no se acaban nunca, pagan con alhajas los favores que les hacen y vuelven ricos a los que las desencantan. Sin embargo suele recriminárseles el que cambien a los niños recién nacidos por sus propios hijos, los xaninos, porque ellas no pueden alimentarlos. En todo caso, la mayoría de las historias acaba con la restitución del xanin a la xana por el trato que ha recibido el xanin. En algún caso se llega a afirmar incluso que el motivo del robo no es la crianza del xanin sino su bautizo, lo cual corrobora también el carácter cristiano de la xana.

El Trasgu. 
Este personaje es pequeño, cojo, con rabo y cuernos. Viste de bayeta roja y gorro colorado. Tiene muchísimo apego a las casas en las que vive, y solo se muda de ellas para seguir a los dueños de la casa. Hace bien si le tratan bien y mal si le tratan mal. En el caso de que pase lo primero atiende la casa, poniéndola en orden y limpiándola. Pero si le trata mal entonces rompe los muebles, no deja dormir a los niños, y un largo etcétera...

Solo se le puede echar de la casa de tres maneras... ordenarle traer un cesto de agua, recoger del suelo con la mano linaza (lo que le es imposible por tener un agujero en la mano izquierda)o mandarle blanquear la piel de carnero negro. Estas tareas son imposibles de realizar por el trasgo que se siente humillado y se va de la casa.

Seres relacionados con la muerte

La Guestia. 
La guestia es una comitiva formada por almas en pena, que sale por las noches y que en vez de alumbrar el camino con velas encendidas, lo hace con huesos encendidos. Se cubren con sudarios blancos el cuerpo. Si se encuentran a alguien en el camino le darán el hueso encendido y este se vera obligado a desfilar en la macabra procesión hasta el final de los tiempos. El desafortunado que se encuentre con ella la única manera que tendrá para protegerse es hacer un circulo en el suelo y meterse en el, aunque en las leyendas mas antiguas solo pueden ver a la Güestia aquellas personas que disponían de una sensibilidad especial. También se la conoce como Santa Compañía, Buona xente, Hostia Vaqueira, Guaspida...

El carro de la muerte. Es una aparición nocturna que anuncia la muerte, Vuela por los aires, va sin caballos ni carretero. Aparca a las puertas de la casa y se lleva pacíficamente al que muere. Otras veces produce la muerte a quien lo ve.

La Llavandera. 
Es una mujer vieja, muy arrugada, de mirada dura y ojos rojizos que durante la noche lava la ropa en el rio y durante el día se esconde. Visten túnicas amarillas y habitan en las orillas de los ríos, en cuevas o en el interior de los arboles. Provocan inundaciones y mandan sobre las nubes. Su voz es lúgubre, y parecida a la de los búhos. Generalmente no hacen mas que lavar la ropa por la noche, haciendo sonar las palas y riéndose; no les gusta nada que se las vea entonces y al que insiste en hacerlo lo arrastran consigo a las turbulentas aguas de los ríos. Sin embargo, tiene su lado bueno, y es que cuando hay un incendio en el bosque, lo apaga batiendo sus palas en el agua del rio.

Seres relacionados con el mar.

La Sirena. 
Se considera mitad mujer y mitad pez. Suelen ser, generalmente, mozas maldecidas por su afición a andar por los roquedos de los acantilados, o por alguna otra razón que se desconoce. Extraordinariamente bellas de rostro, cantan magníficamente, lo que lleva a la perdición a los marineros que las oyen.

El Home Marin. 
Son la versión masculina de las sirenas, cosa que subrayan usando barba.

Espumeros. 
Son espíritus del mar, pequeñitos, hermosos, juguetones, llevando también su trompa marina hecha de un caracol vacío; de figura humana, de niños. Cabalgan algunas veces sobre las olas, revolcándose en las espumas de las rompientes, coronados de algas, sonando su trompa, van en la estela de los buques que parten. Pero nunca se alejan de la costa, porque tienen miedo a la tempestad. Apenas estalla, salen del mar envueltos en grandes mantos de polvo de agua y se refugian en las cavernas que habitan en los cantiles. Esas nieblas que muchas veces vienen rodando sobre la superficie del mar a estrellarse en el acantilado no son tales nieblas, sino Espumeros, envueltos en sus mantos y que buscan sus moradas.

Seres relacionados con animales y monstruos.

El Pataricu.
Son unas criaturas gigantescas con un solo ojo, con un olfato extraordinario y no conocen el fuego. Habitan en la costa occidental de Asturias.

El home Llobu. 
En castellano, Hombre Lobo. Es un hombre que se convierte en bestia. Tienen posibilidad de ser hombres lobos: Por una maldición paterna, Ser hijo ilegitimo de un cura, El séptimo varón consecutivo de una familia ( a no ser que le apadrine un hermano) y aquellas personas que que tengan el dedo corazón tan largo como el dedo índice de la mano. No teme para nada al hombre y no duda en devorarlo cuando tiene ocasión; cuando se le consigue herir vuelve a ser hombre y cuando se le mata aconsejan que se incinere.

Seres sin forma

El Sumiciu 
El sumiciu es un ser o bien invisible o bien tan pequeño que no se le puede ver, y que se dedica a hacer desaparecer todo lo que uno acaba de dejar en un sitio.

La Guaxa. 
Es una especie de chupasangre femenino. Se la representa como una vieja seca y abre las venas de las personas y criaturas con el único diente que tiene para chuparles la sangre y la vida.

Otros seres de la naturaleza

El Busgosu 
Es el espíritu de los bosques. Tiene rostro, torso y brazos humanos, dos cuernos retorcidos en la cabeza y las patas de cabra con pezuñas hendidas. En general es el protector de los bosques y de sus animales, por lo que suele dedicarse a extraviar a los cazadores que se encuentra. Si se le encuentra no conviene importunarle siguiéndole pues es muy capaz de estrellar a sus perseguidores e el fondo de cualquier barranco. Se le pinta un tanto melancólico recorriendo el bosque; si lo único que quieres es que te saque del bosque, porque estas perdido, no hay problema y te muestra el camino con toda amabilidad, aunque con total discreción. Malas lenguas aseguran que, a veces, se lleva alguna pastora a sus cuevas.

Los Ventolines 
Son remolinos de aire. Son mas pequeños que los nuberus, de día por lo regular están en la región del fuego; de noche flotan en el espacio y a través de los rayos de la luna se les logra a veces distinguir.

Las Ayalgas 
Son hermosísimas mujeres que guardan tesoros en sus cuevas o bajo los arboles.
Arboles que hablan En muchas partes de los bosques se encuentran arboles dotados con el poder del habla. A veces el árbol se dirige a una persona que necesita ayuda, pero otras veces es el espíritu residente en el árbol el que pronuncia un hechizo o comunica alguna información útil. Los arboles disponen de mucho tiempo para pensar y observar, y aceptan filosóficamente su destino, que es ser útiles a las criaturas del mundo, desde los leñadores a los pájaros carpinteros. De acuerdo con esta filosofía, su conversación suele ser de carácter orientador y servicial. Los arboles asturianos son especialmente volubles y algunos dan información a los que buscan Ayalgas y nos hablan en bable.

Las personas que han hablado con los arboles encuentran difícil el describir el sonido de sus voces. Aseguran que es como una combinación de suspiros, murmullos y gruñidos. Los arboles grandes tienen voces mas profundas mientras que los arboles pequeños y delgados susurran en una voz tan baja que resulta casi inaudible. Cuando un árbol habla con voz clara y sobre todo si es la de una mujer, debe suponerse que no es el mismo árbol el que habla, sino algún espíritu que vive en el tronco. En tales casos, la información recibida debe aceptarse sin reservas.

LA BANSHEE

A través de la historia y de las distintas culturas hay historias y mitos de formas de vida que avisan de la muerte humana. Como la felicidad y las ansias por vivir son innatos en casi todos los humanos, asi lo son el miedo por la muerte. Ver un fantasma no es tan alarmante como el hecho de que "Esto que yo soy, tu lo serás". (..) En siglos pasados ( y todavía hoy en dia) los hombres buscan signos de excentricidades en lo cotidiano que marquen el tijeretazo en el hilo de la vida. Relojes que marcan las horas irregularmente o se paran, gallos que cantan de noche, velas que se mecen con el viento, o abejas que se acercan a puertas y ventanas para acompañar a un alma. (...)

En Escocia, la "bean-nighe" o la lavandera [Es interesante que en Asturias existe el mismo personaje, que se llama llavandera y con la misma función: la premonición de desgracias] es vista por viajeros cerca de lagos o fiordo lavando las mortajas de aquellos que están destinados a morir, cantando o llorando. La bean-nighe se piensa que es el fantasma de una mujer que murió al nacer. El genero femenino de este espíritu es algo que volvemos a encontrar en la exclusiva forma irlandesa de la "beansi" o banshee.

La tradición de la Banshee acontece en Irlanda y las islas cercanas. Los terminos gaélicos usados más frecuentemente para describir a la Banshee son "bean-si" ( un habitante mujer de una shide, o un montículo encantado); "bean chaointe" (una mujer que se lamente, un termino encontrado al este de Munster y Connaught) y "badhb" ( refiriéndose al mas peligroso y aterrador espectro) De todas maneras "bean-si" amplia el Otro mundo o una existencia mágica; la banshee es una criatura solitaria sin compañero masculino que nunca participa en la comunidad humana ni en la vida social mágica. Especulaciones también asocian a la banshee con la raza mística de los Tuatha De' dannan, de quienes descienden todo el folclore mágico.

Hay una pequeña evidencia en el folclore que sostiene las explicaciones cristianas de que la banshee es un demonio que se lamenta por las almas de aquellos que se pierden en su ascenso al cielo, o que son ángeles de la guarda familiares, o que almas de niños sin bautizar o también almas de mujeres que cometieron el pecado del orgullo en vida.

El duelo por el difunto no un asunto de los familiares vivos en Irlanda. En el pasado, la medida del respeto y el nivel de una persona en su comunidad era visto en el numero de asistentes a su funeral y el grado de su lamento. Lamentadoras profesionales, normalmente ancianas, eran pagadas para beber y llorar en la tumba de figuras prominentes en la comunidad. La Iglesia desaprobaba este arreglo de estas a menudo mujeres alcohólicas y sus servicios funerarios, quizás dando auge a otra teoría de que las banshees eran los fantasmas de lamentadoras profesionales condenadas a vagar como resultado de su llorar no sincero. Es interesante que esto toca con un componente básico de la leyenda de la banshee: que las banshee siguen a ciertas familias. Si las banshees son los fantasmas de las lamentadoras muertas, su acompañamiento es mas un sentido de lealtad que de culpa. mas o menos la banshee ha de ser tomado como el "espíritu de la familia", un espíritu que atiende a la familia en tiempos de transición.

La Banshee es descrita como una mujer pequeña con pelo largo blanco, rubio o castaño rojizo que aparece en la vecindad del lugar del nacimiento del que pronto morirá. Cuando son vistas visten las ropas de una campesina, normalmente blancas, a veces grises, marrones o rojas. Los colores antiguos representan los colores del duelo mientras que el rojo es asociado con la magia, las hadas y lo sobrenatural. En algunas ocasiones ella es vista peinándose el cabello a medida que se lamenta. Ella es oída con mas frecuencia que vista, llorando en la noche tardía o al comienzo de la mañana, a veces encaramada a una ventana 2 o 3 horas o algunos días antes de la muerte. Cuando se mueve en la oscuridad, los testigos describe un sonido como el que hacen los pájaros volando en la noche. Quizás hay la creencia errónea de que las banshees se manifiestan en aves como el cuervo. La asociación con cuervo son por una confusión de la banshee con la diosa celta primitiva Badb, la diosa de la guerra que aparece frecuentemente en la forma de cuervo.

Las banshees también vagan con formas naturales como los arboles, ríos y piedras. Algunas rocas con formas son conocidas como "las sillas de las banshee" y las podemos encontrar en Waterford, Monaghan y Carlow. También hay noticias de banshees que acompañaron a familias irlandesas que emigraron a las Américas, aparecen mas a menudo las banshees lamentándose por un emigrante en el asentamiento ancestral de su familia en Irlanda. Las historias cuentan de las maldiciones que cayeron sobre hombres que interfirieron en la banshee enfrentándose a ella o quitándoles su peine. En estas historias vemos que el punto de bravuconería venia por parte de cortejar a una mujer, o el empuje de la bebida u horas intempestivas.

El anuncio de la banshee es oído por no familiares y amigos y no normalmente por miembros de la familia cercana del moribundo. Con esta advertencia, los amigos de lejos y cerca pueden viajar con el conocimiento de que es la ultima oportunidad de decir adiós. Una vez avisados del pronunciamiento de la banshee, los miembros de la familia supervivientes pueden admitir el final de la situación y agradecer la ayuda de la comunidad que se ha arremolinado en torno a ellos. La visita de la banshee da la oportunidad a la tribu de hablar abiertamente sobre la muerte con los miembros de la familia y hace mas fácil el momento de duelo.

LEYENDAS ASTURIANAS

|Los asaures del muerto| |La mano fría|

Las asaures del muerto

" Un día mando el padre a su hija María, de recados al pueblo, y le pidio que, entre otras cosas, llevara también unas asaduras para cenar por la noche. La hija bajo al pueblo, hizo sus compras y, cuando iba de vuelta a casa, empezó a mordisquear las asaduras, ya que le gustaban en sobremanera y por un poco que faltara no iba a pasar nada. El caso es que mordisqueando y mordisqueando se las comió todas y eso ya no tenia remedio. María que era muy espabilada, pero conocía bien el malhumor y la mano suelta de su padre, se puso nerviosa a cavilar como podía hacer para no llegar sin las asaduras a casa, hasta que se le ocurrió acercarse al cementerio y abrir una de las ultimas tumbas que se habían abierto y cerrado. Saco de aquel cadáver las asaduras que necesitaba. Volvió a casa tan tranquila y aquella noche puso su padre cenar las asaduras aquellas que tanto le gustaban a el también, sin notar nada raro en ellas.

Después de cenar y limpiar los platos, fueron los dos a dormir a sus habitaciones, pero cuando ya estaba casi dormidos, oyeron unos golpes en la puerta y una voz que decía: - María , devuélveme la asaura que sacaste de mi sepultura. A la puerta de tu casa estoy.

Con mas miedo que otra cosa, le grito María a su padre, en su habitación que no entendía nada: Ay, papa, mira a ver, enciende una vela. Pero nada había que ver y ahora los golpes sonaban mas fuertes y como mas cerca y con mayor claridad y la voz tenebrosa ahora decía:
María, devuélveme la asaura que robaste de mi sepultura. En la escalera estoy. Volvieron a encender una vela y nuevamente nada pudieron ver, aunque los golpes volvían a acercarse mas y mas, y la voz, tan cercana que parecía estar ahí mismo, seguí diciendo:
María, devuélveme la asaura que robaste de mi sepultura. En la puerta de tu cuarto estoy.

Presa del terror, María volvió a chillar: Ay, papa, que miedo, enciende una vela. El padre, armándose de valor, encendió una vela y se acerco al cuarto de su hija. Y ciertamente nada vio, ni a su hija siquiera, que ya allí no estaba y que nunca volvió a estar."

Leyenda extraída del libro de M. Arrieta Gallastegui: Historias y leyendas de Asturias.

La mano fría

" Según cuentan (...) vivía hace un tiempo y en una casa pequeña, sin muchos miramientos, un albañil tranquilo que gustaba de hablar por los codos, pero que era muy apreciado por los vecinos, porque, entre tanto hablar, a veces , contaba cuentos y no estaban mal, y tenían hasta su gracia y, en todo caso, garantizaba la atención de niños y mayores cuando se reunían en casa en torno al fuego. El sitio donde vivía, un tanto alejado del pueblo y rodeado de arboles, daba un ambiente especial a las polavilas ( reuniones que se celebraban en torno al llar de la casa para contarse cuentos en la largas noches de inviernos) que se hacían en su casa: los pájaros, el ruido del viento y esa particular oscuridad que se siente cuando se acaba de acabar la ultima luz, ayudaban a sobrecogerse un tanto antes de empezarlas.

Un día de los suyos, y que cambiaría su forma de ver y sentir las cosas de este mundo, estaba cenando con toda tranquilidad el albañil, un candil por alguna parte, el viejo tronco en ascuas en el que se había calentado la cena, por otra, como toda luz. Estaba solo y no encontraba en la cena mas consuelo que el que puede encontrar un cabo en regañar a un soldado: no pensaba mucho, sino que dejaba vagar la mente por entre la insipidez de lo que comía, que tanto a toda su vida se parecía. Así lo llevaba: comer así, como si nada, lavar los platos de cualquier manera, sentarse a echar el ultimo pitillo del día mientras se va enfriando la casa y las ansias de ahorrar hacen apagar el candil.

A punto estaba de hacerlo o, por lo menos ya llevaba un tiempo pensando en ello cuando una sombra indefinible apareció por la pared que no debía, por la que debía, luego, por otra tercera, después, que era donde estaba el candil, y apago la vela. Aquello con susto y todo, llevo a nuestro albañil a moverse y, con esa practica que da costumbre, con solo el ligero resplandor del llar, busco cerillas y trato de encender la vela.

Cosa rara, no había manera. Lo intento mas veces, tantas como le permitió el miedo que indefectiblemente empezaba a sentir y que le erizaba el vello de la piel; el, que era tan pausado en su vida y que solo se entretenía haciendo pasar miedo a los demás ( y de que forma, bien sabia el), estaba ahora con la ultima cerilla en la mano y el escuálido resplandor del fuego como todo futuro por esa noche. Casi de pronto, como si no hubiese sido de golpe, segundos antes de que procediera a encender la postrera cerilla, algo así como una mano fría, algo frío, una textura fina, un calor frío, se poso en su cuello.

- Nada que hacer- se dijo el albañil, que entre tanto sobresalto aun guardaba la serenidad del cuentista profesional -, ni cerillas, ni velas, ni luz, que esta noche si no son los muertos los que rondan, son sus descendientes.

Con algún trastabillo (tropezón) que otro, se acerco a la puerta y como intentado no incomodar a quien allí hubiera, corrió el pestillo, abrió ligeramente la puerta, paso al otro lado como queriendo ser mas flaco de lo que era y bendijo aquella oscuridad simple, nada ominosa, que dejaba ver las sombras de los arboles como sombras azules de un cielo negro. No corrió, pues, aunque albañil, su renombre de cuentista le había dado una cierta imagen de hombre, si bien algo de alloriau (atolondrado), cabal a ciencia cierta, y no quería que le vieran a esas horas (todavía era temprano para que la gente anduviese durmiendo) corriendo por todo el pueblo. A donde se dirigía lo decidió sobre la marcha: a ver a su amigo del alma, a que le dejara descansar en su casa, a que le ayudase a quitar de su piel aquel frío que sentía en su cuello.

Dicen los vecinos que llego a casa de su amigo, que abrió la puerta sin llamar ni decir nada, que se llego a la cocina donde cenaba su amigo, que lo miro con ojos de espanto, que quiso hablar pero no pudo y que se desmayó. Santiago, que así se llamaba su amigo, aunque ello no importe nada ahora, no sabemos si preocupado o divertido por tan súbita aparición, hizo como pudo para sacar a nuestro albañil a que le diera el aire; unas cuantas tortas y otras pocas exploraciones que había aprendido a hacer de pequeño, le bastaron para tranquilizarse y bastaron también para que se espabilara el durmiente.

Nada pudo hacer, entonces, el albañil para evitar que unas lagrimas sordas, mudas y ciegas, acabaran su camino entre todas las nuevas arrugas que esa misma noche llegaron a su rostro."

La leyenda de Tristán e Isolda se encuadra dentro del ciclo artúrico. Sir Tristán tiene una importancia bastante grande dentro de las narraciones de Sir Thomas Malory en "La Muerte de Arturo". La historia de amor prohibido entre estos dos jóvenes guarda mucha similitud con otras historias de la tradición céltica. Un triangulo amoroso entre dos jóvenes que se aman, mientras que un hombre de mayor edad es el que tiene derecho sobre la mujer está presente en la leyenda de Diarmud y Grainne (donde el tercero en discordia era Finn Mac Cuhmail), o en La leyenda de Deirdre con su amado Naois frente al Rey Mark. Aparte de eso, otros triángulos amorosos a resaltar es el de Sir Lancelot-Rey Arturo y Reina Ginebra. 

Tristán es hijo del rey de Lyonesse y Blancaflor, hermana del Rey Marco. Su padre muere poco antes de su nacimiento y su madre, al traerle al mundo. Es educado por Governal, que le enseña a manejar la lanza y la espada, a socorrer a los débiles y a detestar la felonía. Se hace poco a poco maestro en tocar el arpa y en el arte de montar a caballo. El otro personaje, Isolda, es hija del Rey de Irlanda. Es rubia, joven y guapa.

El tío de Tristán , el Rey Marco reina en Cornualles, una zona que está comprometida por un tratado con Irlanda. En virtud de ese tratado, Cornualles debe entregar a trescientos jóvenes y a trecientas jovenes a Irlanda cada año. Sin embargo el Rey Mark cada vez los da con menos agrado hasta que ese año decide que no quiere cumplir el trato. Para ese tiempo Tristán estaba en la corte de su tío, pues ya había terminado su educación como caballero. El rey de Irlanda al enterarse de que el Rey Mark no quería cumplir su trato acepta que esta obligación no sea cumplida si un campeón vence en combate al gigante Morholt, su cuñado. La lucha se debería hacer solamente entre Morholt y el elegido para tal hazaña.

Tristán acepta el desafío sediento por ganarse el favor de su tío y de la corte. Y la lucha tiene lugar en una isla apartada de cornualles. Luchan durante mucho tiempo, pero Tristán consigue vencer a Morholt, aunque es herido: una jabalina envenenada le ha alcanzado. Declarado incurable, es abandonado en una barca para esperar la muerte. La barca llega a las costas de Irlanda, y Tristán, que no se da a reconocer, es llevado a palacio y curado por un embrujo de la reina maga (la madre de Isolda). Confiesa su identidad a Isolda, a quien encuentra por primera vez. Esta le consagra entonces un odio feroz a causa de la muerte de su tío Morholt. Poco después regresa donde el rey Marco a Cornualles pues cree que si continúa mucho más tiempo en Irlanda su vida correría peligro.

Con el tiempo Marco decide casarse con Isolda (la de los cabellos dorados como se la llama) y envía a Tristán a buscarla a Irlanda. El contrato es concluido rápidamente y la reina deja marchar a su hija. Sin embargo, sabedora de la diferencia de edad, la maga confía en la sirvienta Brangien que acompaña a Isolda, un filtro de amor que debe dar a beber a los esposos la noche de bodas. Brangien esconde en el barco la copa que contiene el filtro que su ama le ha dado. Pero quiso la fortuna que durante el viaje de vuelta, a Tristán e Isolda les entren ganas de beber. Así que descubren la copa y ambos beben su contenido hasta terminarlo. La desgracia esta hecha: ahora están unidos por un amor que nunca desaparecerá.

Llegan a Cornualles y se celebra la boda. Pero al llegar la noche,  la sirvienta Brangien es quien ocupa el lugar de Isolda en el lecho del Rey Marco, mientras que la Reina se va a encontrar con Tristán. La felonía de los amantes no es descubierta enseguida por el rey. Aunque este no sospecha nada unos barones que envidian la posición tan encumbrada en el Reino de Tristán, van a ver al Rey Marco y le dicen que Tristán y la reina se aman, y que esto se comenta en el reino. Así que siembran las semillas de la desconfianza en el Rey. Pero el rey, queriendo tener pruebas, espía a Tristán y a la Reina. Pero Brangien se da cuenta de ello, y avisa a los amantes. A pesar de todo, al Rey Marco le consumen los celos y le pide a Tristán que se vaya del castillo. Este se instala en la casa de un burgués, y padece numerosas fiebres.

Pero las astucias de los amantes nunca se acaban y consiguen verse a pesar de la vigilancia que tienen que soportar, en un jardín detrás del castillo. Denunciados de nuevo, esta vez por el malvado enano Frocin, son condenados uno y otro a ser quemados vivos. La suerte acaba sonriéndoles una vez más y en el ultimo instante Tristán consigue escaparse y rescata a Isolda en el momento en que la llevan a la hoguera. Los dos huyen hacia el bosque donde llevan una vida miserable. Pero a pesar de todo se aman y no sufren.

El rey los busca y una noche los encuentra: están dormidos el uno junto al otro. Saca su espada, pero se da cuenta de que sus bocas no se tocan y una espada desnuda separa sus cuerpos. Así que el rey lleno de compasión, pone su propia espada en lugar de la de Tristán, pone un anillo en el dedo de Isolda y se va lleno de tristeza. Los amantes, conmovidos por tanta generosidad, vuelven a la corte. Marco consiente en volver a tomar a Isolda, pero no en que se quede Tristán quien parte hacia el exilio hacia Bretaña, donde trata de olvidar a Isolda la de los cabellos dorados en manos de Isolda la de las blancas manos, la hija del duque Hoel, con quien se casa.

Pero el amor verdadero se burla de las separaciones. Tristán no puede unirse a Isolda la de las blancas manos y permanece fiel a su primer amor. Durante un combate es herido por un golpe de lanza envenenada. Acuden muchos médicos, pero ninguno sabe curar el veneno y Tristán siente que su vida se pierde. Entonces, levantándose, dice a su fiel compañero Kaherdino que quisiera volver a ver por ultima vez a Isolda la de los cabellos dorados. Kaherdino decide ayudarle. Convienen en que si consigue traerla, izara la vela blanca pero si fracasa la vela negra. Para desgracia de los amantes, la otra Isolda se entera de toda la conversación.

Isolda la rubia es puesta al corriente de la situación de salud de su amante, y no duda en darle consuelo con su presencia. Tristán cada día pide que se vigile el mar, y cuando Isolda la de las blancas manos anuncia la llegada de la nave de kaherdino, miente y dice que la vela es negra. Entonces Tristán se deja morir. Cuando Isolda la rubia llega y se entera de la desgracia sube a sus aposentos, se acuesta junto a Tristán y entrega también su alma.