sábado, septiembre 24, 2022

Nan Madol

En la zona del Pacífico Occidental se localiza el archipiélago de las Carolinas, cuyo nombre proviene del rey español Carlos II (descubiertas por Magallanes en el año 1.520). La más extensa de todas las islas es Ponhpei (Ponape) con poco más de 345 kilómetros cuadrados, donde se haya Palikir, la capital de los Estados Federados de Micronesia, y compuestos a parte de las Carolinas (Ponape, Truk y Kosrae) por otro grupo de islas del Estado de Yap, formando un total de más de 600 islas distribuidas en un área de 2.500 Kilómetros cuadrados que agrupan a unos 164.000 habitantes, cuya principal actividad económica reside en la agricultura (bananas, coco, frutas tropicales, etc...).

Ponhpei está rodeada de infinidad de pequeñas islas y arrecifes de coral, y en una de estas islas situada en su ángulo sudeste, se encuentra uno de los mayores misterios arqueológicos del mundo. Una enorme ciudad de bloques de basalto se asienta sobre un arrecife de coral cruzada por numerosos canales y formando alrededor de 100 isletas. La isla central donde se asienta este complejo arqueológico es conocida con el nombre de Temuen, pero la ciudad recibe el nombre de Nan Madol, que significa "los espacios entre".

Existen un total de 92 construcciones, muchas de ellas comunicadas entre sí por túneles anegados en la actualidad por el agua y los escombros, con un edificio central principal rectangular que consta de más de 32.000 bloques de basalto, de los más de 400.000 mil que se supone forman la ciudad, y cuyo peso individual ronda las 20 toneladas, aunque existen estructuras que sobrepasan las 50 toneladas. Destaca especialmente la presencia de un gran muro de casi 900 metros de largo, alcanzando en su punto más elevado los 14 metros.

Como en tantos otros lugares del mundo, la visión de esta impresionante ciudad nos sugiere las mismas preguntas repetidas tantas veces, ¿quién, cuándo, cómo y para qué?...

Del quién, absolutamente nada se sabe, no existen indicios que señalen a ningún pueblo o cultura de la zona, ni existen otras construcciones semejantes en las islas que rodean Ponhpei. Del cuándo, sólo algunos arqueólogos defienden una antigüedad de 700 años (1.300 d.C.), tras haberse encontrado un trozo de carbón de leña debajo de uno de los bloques de basalto y ser sometido a los análisis del C-14. Pero esta fecha no puede ser tomada en ningún caso como prueba definitiva, pues cualquier nativo en épocas posteriores a la construcción de Nan Madol bien pudo haber realizado una hoguera, y que posteriormente fuese sepultada de modo accidental o quien sabe si intencionadamente. Además, de haber sido tan reciente su construcción, apenas siete siglos, ¿Cómo es posible que no haya quedado documento alguno de tan grandiosa proeza entre los nativos?.

De cómo fue realizada Nan madol, existen no menos dudas. Se cree que, los gigantescos bloques fueron transportados en balsas de madera de cocotero, pues es imposible el transporte por tierra dada la geografía infernal de las islas, desde alguna cantera no identificada de Ponhpei. Pero no existe explicación de cómo lograron levantar los bloques de gran tonelaje sobre muros a gran altura, ni mucho menos de donde salió la mano de obra necesaria para llevar a cabo tan colosal obra, pues aún hoy en día la población de Ponhpei no sobrepasa los 35.000 habitantes.


Por último, el para qué fue construida Nan Madol, tampoco parece tener visos de respuesta. No existen relieves ni esculturas que puedan darnos alguna pista. El estilo es extremadamente sobrio y las formas frías, absolutamente nada que ver con el estilo y el espíritu jovial y alegre de los nativos de la zona. No se entiende cómo fue elegido este apartado y tortuoso punto de la isla principal de Ponhpei para construir esta ciudad. Desde que los japoneses se hicieron cargo de la administración de Ponhpei de 1.919 y fueran expulsados posteriormente por las tropas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial, son numerosas las pruebas que indican una enorme actividad de extracción de platino y otros metales de gran valor por parte de modernos equipos de buceo del fondo de los canales de Nan Madol, siguiendo las leyendas nativas que indicaban la presencia de una gran ciudad sumergida en la zona, y de la que Nan Madol sólo era la puerta de entrada, la parte más visible de la mítica ciudad de Kanimeiso o Kahnihmweiso (la ciudad de nadie), donde habitaron los reyes del Sol.

Existen gran cantidad de informes de buceadores que denuncian la presencia en los fondos marinos de Nan Madol, de amplias zonas de construcciones, calles y avenidas cubiertas de conchas y corales, bloques, monolitos y otras señales inequívocas de que Nan Madol es tan sólo la punta del iceberg de una gran civilización que yace olvidada en el fondo del Pacífico.

Las leyendas, esas historias que han pasado de boca en boca a lo largo de cientos e incluso miles de años, despreciadas por la comunidad científica, nos hablan de la construcción de esta ciudad por parte de dos hermanos, Olosipe y Olosaupa, que llegaron de la otra orilla de los mares. Estos dos hermanos quisieron construrir su ciudad justo a lado de la antigua ciudad de los dioses, utilizando un gran dragón que limpió el fondo de los canales y haciendo volar posteriormente, con su poderosa magia, los bloques de basalto desde el otro extremo de la isla a su ubicación actual, siendo depositados suavemente uno tras otro, tanto es así que los hombres podían montar sobre los bloques sin ningún peligro mientras eran trasladados por los aires.

Esta forma de hacer levitar o volar la piedra tiene gran eco en otros puntos del mundo. Lo podemos encontrar en lugares tan alejados unos de otros como son la Isla de Pascua, Egipto, Tíbet, Tihuanaco, Stonehenge, etc, ... .

¿Cuál es entonces el nexo de unión entre todas estas culturas?¿... la casualidad?