Desde mi punto de vista la docencia del Yoga es principalmente un trabajo de trasmisión y de comunicación profunda. Un alumno que está formándose tendrá que enfrentarse tarde o temprano al encuentro con un grupo de personas para trasmitirles su experiencia personal y todo lo aprendido teniendo que dialogar con todo lo que esto implica.
En este momento la escucha interior, íntimamente relacionada con el oído, el centro laríngeo, la voz y la creatividad, toma un papel relevante a la ora de ocupar este lugar como docente así como alumno. Responsabilidad que incluye muchos aspectos íntimos y personales en los diferentes espacios internos, emocionales y psicológicos. Es por todo esto que creo que trabajar la voz desde distintos aspectos específicos así como la expresión oral y verbal desde un análisis de la vibración y la respiración pueden facilitar, en algunos aspectos, la tarea del profesor de yoga.
El arte de la enseñanza consiste en crear las condiciones en las cuales la persona que practica pueda descubrir desde sí misma el yoga, partiendo de sus necesidades y de acuerdo a sus posibilidades. Sólo cuando uno descubre las cosas por sí mismo su interés se estimula. Imitar no es suficiente para provocar su interés. Cada persona genera una experiencia distinta y cada experiencia es nueva cada día.
Desde nuestra experiencia hemos observado que el Hatha Yoga nos transforma, nos libera poco a poco de muchos problemas, aclara nuestros pensamientos y nos descondiciona. El Hatha Yoga es un pasaje indispensable que modifica nuestros intereses facilitando el acceso a todo. La enseñanza del yoga pasa ante todo por un trabajo sobre nosotros mismos, a través de nuestra propia transformación. El justo conocimiento del yoga nacerá a través de la trasformación que se genera a medida que la conciencia se desarrolla. El Yoga no es una ciencia abstracta o teórica. No consiste en aplicar una técnica, un método o un sistema. El Yoga es una toma de conciencia de lo que ya existe...
Siempre digo a mis alumnos que he aprendido más a cantar a través de mis conocimientos de Yoga que con las clases de canto propiamente dichas. Así mismo digo a mis alumnos de Yoga que el canto me ha dado claves importantes para entender y trabajar el Yoga.
Persona = per-sonam = a través del sonido
El sonido de la voz revela nuestro ser y estados emocionales, estando así mismo influenciado por la personalidad. Trabajar la voz puede modificar y mejorar a la persona. La voz, que siempre ha tenido un rol importante en los rituales de curación de todas las culturas, representa el verdadero ser, uniendo junto con la respiración, nuestra interioridad con todo lo que hay fuera.
La voz es el primero y el más natural de los instrumentos, expresa la originalidad de cada ser como lo hacen las huellas digitales.
Las vibraciones que producen el sonido representan una energía que está presente en toda la naturaleza, no sólo en nuestro interior y en el mundo que conocemos, sino en estructuras más amplias.
Si nos paramos a pensar por un momento que la tierra gira alrededor del sol a una velocidad de más de ciento siete mil Kilómetros por hora es fácil imaginar que no debe de hacerlo en silencio. Al igual que la tierra todos los planetas y las estrellas junto a átomos y electrones tienen sus vibraciones acústicas. De hecho son muchas las cosmologías que identifican el origen del mundo con un sonido y según estas toda la energía del universo está originada por ese único sonido que está en continuo estado de transformación. A causa de las limitaciones fisiológicas del cuerpo humano nuestros oídos solo están capacitados para percibir una minúscula parte de esta gran gama de vibraciones.
La música es un tipo especial de sonido, no es sólo algo agradable de escuchar. La estructura de sus sistemas vibratorios incluye un sistema de ritmos, divisiones, proporciones y armonías que existen tanto en el mundo natural como en lo construido por el ser humano; desde los movimientos de los planetas alrededor del sol, al crecimiento de células y plantas, a los números y cifras sagradas de las antiguas creencias y religiones, al arte, a la arquitectura y a la matemática.
La música es un lenguaje humano universal usado en la iniciación a los rituales de pasaje, como guía a través de los laberintos de la conciencia en desarrollo y como camino hacia la curación profunda y la realización espiritual.
La música interesa porque es música porque expresa algo más allá del ego, más allá de la personalidad. Decimos de una música cuando es verdaderamente sublime que trasciende o transforma el sufrimiento o impedimento que puede habitar al compositor en ciertos momentos al igual que a todos los demás seres humanos, produciéndose así un fenómeno de autocuración a través de la actividad creativa que hace que esa música pueda ser como un bálsamo para una patología específica. El músico es alguien que trabaja a través de la creación en la fabricación de este bálsamo que le lleva más allá de su sufrimiento. No es irrelevante la vinculación del arte con la parte oscura de la experiencia humana. El bálsamo que este músico elabora no sólo le sirve a él sino a todos, se puede decir que la herida interior del músico es una herida de la cual emana una curación. La peculiaridad, no sólo del músico sino también por ejemplo del chamán, es que no sólo han pasado por un proceso de autocuración, sino que gracias a haber pasado por este proceso pueden curar a otros.
El yogi repite el OM y canta Mantrams, los monjes budistas recitan letanías al unísono en los monasterios, los sacerdotes de la iglesia romana entonan entre otros cantos gregorianos, etc... El hombre ha intentado siempre reproducir este sonido musical, ya sea con instrumentos o con su voz. A través de la identificación del músico con un instrumento, hasta convertirlo en una prolongación de su cuerpo, este transforma en sonido sus impulsos psicomotores liberándolos. En el uso de la voz el proceso es diferente; al ser la voz la expresión más directa de la esencia de la persona, esta se encuentra más libre de cualquier proceso racional necesario para controlar conscientemente un instrumento en el tiempo, el espacio y en la obediencia a ciertas leyes acústicas.
Salud, estados mentales y emocionales
La voz posee todo el magnetismo del que carece un instrumento, pues es el instrumento primigenio en la naturaleza, a partir del cual se han modelado todos los instrumentos del mundo.
Está demostrado que el descubrimiento y la emisión de la voz benefician la salud física, los estados mentales y emocionales. Comprender y activar la voz es un optimo ejercicio para adquirir conciencia de uno mismo y paralelamente es fundamental para aprender el arte de escuchar. Prestando mucha atención es posible percibir en la voz de los demás los significados no expresados verbalmente, aquellos escondidos detrás de las palabras.
En el plano psicológico el uso de la voz desarrolla la confianza en uno mismo, reforzando el yo y la autoestima, esto se manifiesta en una subida del volumen sonoro de la expresión verbal. La forma en que utilizamos la voz nos permite comprender con profundidad todo nuestro ser. Los sonidos articulados que producimos revelan la forma en la que nuestros sentimientos, pensamientos e intuiciones concurren en la producción de nuestro estilo vocal único el cual reacciona frente a las influencias externas y nuestros sentimientos profundos, evolucionando en el tiempo a medida que nuestras emociones y experiencias pasadas se acumulan y maduran. Así la voz es diagnóstica además de terapéutica.
¿Por qué se canta?
En general es extraño hacerse esta pregunta, casi siempre lo que nos cuestionamos es el cómo se canta o cómo podemos alcanzar un resultado determinado. A la mayoría de los cantantes contemporáneos no nos preocupa saber si el cantar corresponde a una necesidad profunda o si simplemente satisface una dimensión expresiva entre otras muchas de las que dispone el hombre.
Parece que el ser humano canta por una necesidad instintiva y podríamos afirmar que primero modula el canto (en la primera etapa de bebés) y luego se expresa a través del lenguaje, como si esta primera modulación del canto fuera necesaria como dinámica inicial. No parece exagerado la formulación de una hipótesis que situara el origen del canto como algo previo al lenguaje. El canto generalmente se manifiesta en el ser humano como una simple cantinela y rápidamente deja paso a la facultad de hablar. De la misma forma sobre el sustrato de modulaciones arcaicas se superpone imperativamente la expresión lingüística. En el fondo cualquier idioma es una organización estructural con sus ritmos, matices, inflexiones, timbres específicos, etc, es decir todas las características que definen la fraseología musical.
Digamos que tenemos ganas de cantar cuando nos sentimos en forma y que nos encontramos más en forma cuando nos ponemos a cantar. Existe una relación circular que se auto alimenta; como si el estar bien nos proporcionara el medio para cantar y el cantar mismo nos devolviera un estado de bienestar que intensifica el deseo de seguir cantando.
El canto estimula el cerebro
En realidad es el cerebro el que incitado por el oído empieza a cantar. Está demostrado que el cerebro para generar pensamientos y desarrollar la creatividad necesita recibir estímulos. El efecto de los estímulos implica procesos psicoquímicos celulares de los que deriva una estimulación dinámica que se traduce en un impulso nervioso. Por ello podemos decir que cantar estimula el cerebro. El sonido emitido moviliza las sensaciones internas y las de los tejidos mucosos, incluso los viscerales, generando un movimiento más intenso que el que provocaría un sonido procedente del exterior.
Según el doctor Alfred Tomatis, casi todos los nervios craneales conducen al oído. En particular, se piensa que el oído está neurológicamente relacionado con los nervios ópticos y motores del ojo y que, por lo tanto, está interrelacionado con el proceso de la visión y el movimiento. El oído también se relaciona con el nervio vago, el décimo nervio craneal. Este nervio afecta a la laringe, los bronquios, el corazón y el tracto gastrointestinal y, por lo tanto, nuestra voz, nuestra respiración, nuestro ritmo cardíaco y nuestra digestión se ven afectados por el oído.
El oído es el organizador de todo este conjunto, el director de orquesta de este complejo mecanismo de recepción y estimulación.
El canto parece estar pensado para hacer más presente el entorno que nos rodea y por esto hace más activa la estimulación de fondo. Todo es vibrante y todo está vivo. Una de las facultades del cuerpo humano es la de entrar en sintonía con el ambiente que nos rodea. Así el acto de cantar permite establecer un diálogo con el espacio. No es necesario cantar con un volumen como el del tenor, lo esencial es proporcionar a la corteza suficiente recarga para que el cerebro tenga siempre una actividad creativa. En definitiva el canto corresponde a una necesidad expresiva, de exploración de uno mismo, de conocimiento del cuerpo y de comunicación con el entorno.
El oído, la escucha y el quinto Chacra
Para cantar y para hablar se necesita poner simultáneamente en funcionamiento numerosas partes del cuerpo. Hay un punto en el que todos estos elementos encuentran una coordinación que naturalmente se centraliza a través del cerebro. Para llegar a este resultado el cerebro pide colaboración a los órganos de control que están a nuestra disposición en distintas posiciones sensoriales.
Sin escucha no existe el canto porque no hay control; ¿Qué son los órganos de control? Así se definen los órganos que una función dentro de una actividad específica. Por ejemplo el ojo tiene la capacidad de control en el acto de dibujar, pintar y escribir; el oído asegura el control del canto y de la fonación en general así como del equilibrio y la escucha.
Se trata del otro y de uno mismo, de una disposición a escuchar todo hasta en lo más profundo del universo y más allá de los límites de nuestro entendimiento, para descubrir la fuente de cada energía, de cada mutación de cada forma de vida. En esta inmensidad en la cual estamos sumergidos y que constituye el cosmos nosotros somos ciertamente un nada, pero un nada que escucha. Gracias a esta dimensión el ser humano está estrechamente ligado al el todo.
Estoy convencido de que el oído es esencial, en el sentido de que representa la puerta a la esencia. Su desembocadura está en el ser, en tanto que representa la apertura del cuerpo al mundo.
Estar a la escucha significa predisponer todo el cuerpo a colocarse en el nivel que la escucha requiere. Es decir, inducir al propio sistema nerviosa a ponerse al servicio de lo que este órgano demanda. Así el ser humano se vuelve una antena receptora cuando decide ponerse en el estado de ánimo que la escucha requiere. Esta voluntad de atención “hacia...” es aún más evidente cuando se trata de escucharse a uno mismo, cuando es necesario asumir el propio control, como por ejemplo al cantar, al hablar o en la escucha interior o de los otros.
En el Yoga el Chacra Vjishudda, que tiene su raíz en la nuca y las vértebras cervicales C6 y C7, exactamente detrás de la garganta, es el centro laríngeo. Centro de la creatividad superior y del lenguaje, de la escucha interior, de la expresión, de la comunicación y control de la escucha. Este es la estereorización física de la glándula de la tiroides. El quinto Chacra es punto de unión entre los Chacras inferiores y los de la cabeza. Es como un puente entre nuestra forma de pensar y nuestro sentir, entre las pulsiones y las reacciones, transmitiendo también el contenido de los demás Chacras hacia el exterior. Gracias a él expresamos nuestras experiencias, sentimientos, instintos y deseos, ideas, la comprensión y percepción del mundo interior, su vehículo es el sonido.
La relación de este chacra con las funciones del aparato fonador encuentran un referente en los estudios de Alexander Lowen que ubica en esta zona tres anillos de cierre o bloqueo:
• El primero se forma alrededor de la boca. La boca es el punto en el que se reflejan sentimientos y la emotividad. Una boca contraída puede bloquear la expresión de sentimientos. Labios y dientes contraídos no dejan pasar el sonido libremente. La expresión “apretar los dientes” indica agresividad, lucha, resistencia; también la exasperación y la desconfianza se expresan en la contracción de la mandíbula inferior.
• El segundo anillo se forma en el punto de unión de la cabeza y la garganta. Representa un mecanismo inconsciente de defensa hacia situaciones que no queremos aceptar (“cosas que no queremos tragar”). A través de este mismo mecanismo se retienen comportamientos inadecuados o inoportunos socialmente. Las sensaciones de placer o disgusto se corresponden con una apertura o cerrazón de la garganta.
• El tercer anillo se forma en el punto de unión entre el cuello y el tórax. Este cierre está causado por la contracción de los músculos elevadores de la s costillas superiores, bloqueando los movimientos respiratorios naturales.
Lowen en su planteamiento de la bioenergética trata de explicar ciertas molestias de la voz “Cuando los músculos del cuerpo entran en acción empiezan a vibrar. En el estado de estrés la vibración resulta más débil ya que un músculo demasiado tenso no vibra”. Este principio sirve así mismo para las cuerdas vocales:
En general cada forma de estrés modifica el movimiento de la respiración y aumenta inmediatamente el tono muscular de todo el cuerpo. Es por esto que el Yoga tiene una gran importancia en la educación de la voz. Las tensiones psíquicas se acumulan sobre todo en la musculatura de la zona cervical, siendo este un punto muy delicado en muchos aspectos. Desde un punto de vista evolutivo el cuello es para el hombre, así como para los animales, un punto de presa fácil particularmente expuesto a las agresiones. En el cuello se encuentran situados sin ninguna protección órganos de vital importancia como la carótida y la tráquea. Por esto el ser humano tiende a proteger automáticamente este punto vulnerable en situaciones de peligro o de estrés, subiendo los hombros, escondiendo el mentón en el pecho o con una infinidad de respuestas físicas. De todo esto surge una rigidez muscular. Podemos imaginar cómo estas contracciones musculares se expanden hacia la musculatura de la boca y laringe, contrayéndose de tal forma que altera el libre juego de los músculos y el sonido de la voz no se desarrolla de manera adecuada.
Esto demuestra que la laringe se ve más alterada por los traumas emocionales que por los físicos.
Sonidos y mantras
Los sonidos emitidos con las palabras y especialmente la emisión de las vocales, están íntimamente relacionados con los aspectos de la persona que marcan el paso fundamental del animal al hombre.
Al margen del conocimiento generalizado en diferentes culturas del sonido y su influencia vibratoria sobre la materia, las ciencias orientales profundizaron en este elemento hasta convertirlo en una de las formas fundamentales del Yoga de la energía: el mantra.
Mantra es una palabra del sánscrito que significa “pensamiento que libera y protege”. Mantras son sonidos o palabras que cuando se recitan tienen la capacidad de cambiar la conciencia del recitador. En la tradición hindú hay literalmente miles de mantras, cada uno con un propósito y una intención diferentes. Algunos mantras están pensados para unir al recitador con una deidad o forma de energía particular. Otros poseen la finalidad de transmitir al recitador “Siddhas” o poderes específicos. Muchos mantras se emplean para hacer resonar y activar los chacras del recitador.
Se dice que cada chacra resuena con diferentes sonidos. Existe una gran variedad de sistemas.
Trabajar con sonidos vocálicos ha sido según mi experiencia muy efectivo, en primer lugar porque la mayoría de la gente con la que he trabajado ha tenido problemas con las diferentes fórmulas de mantras, al tener que usar palabras de otros idiomas como el sánscrito y el tibetano. En segundo lugar por que los sonidos vocálicos crean una resonancia en el cuerpo físico fácilmente reconocible. Cada vocal, aunque todas se emplean en la máscara, de forma natural responde a una posición de la lengua, de la bóveda palatina y alveolar y existe una relación entre nuestra perfección de emisión de cada vocal y nuestro carácter.
Al margen de todo el significado simbólico que la frase de un mantra pueda contener es evidente el conocimiento fonético de vibración, apoyo y relajación a través de los distintos fonemas para obtener la emisión perfectamente equilibrada y a través de ella el equilibrio de la persona.
Armónicos y meditación
En el sánscrito, la lengua védica, hay una diferenciación entre sonido interior y exterior. Hay un sonido audible llamado ahata. Se denomina también “sonido ejecutado” y es el resultado de la vibración en el plano físico. También está el anahata, los sonidos inaudibles interiores que no resultan de una vibración física, que no se ejecutan. Casi todo el mundo puede oír ahata. Sin embargo, anahata puede experimentarse y ser percibido sólo por practicantes muy avanzados de meditación.
La pregunta es si los armónicos no constituirán de alguna manera el puente entre ahata y anahata, el sonido ejecutado y el no ejecutado. La nota fundamental podría ser el sonido ejecutado, pero los armónicos que se crean no aparecen porque se hayan ejecutado físicamente. Tal vez sean el puente entre lo físico y lo metafísico. Los armónicos pueden utilizarse para conectar a una persona con los niveles de conciencia (físico, astral, causal y mental), ya sea a través de la creación vocal de los sonidos o escuchándolos.
Escuchar armónicos es una clave excelente para la meditación. Los tonos sonoros parecidos a campanas y silbatos que los diversos cantantes de armónicos crean nos dan la oportunidad de acceder a otro nivel de conciencia. Estos son sonidos dentro de sonidos que podemos comenzar a percibir cuando expandimos nuestra manera de escuchar en este sentido.