viernes, septiembre 05, 2025

Aproximación a la Vida y Obra de G. I. Gurdjieff

INTRODUCCIÓN
Cuando los locos años 20 reunían un crisol de personalidades en Paris, un hombre de extraño aspecto recorría sus calles con grandes mostachos y cráneo pelado, un sombrero de ala ancha y bastón de oro en la mano, luciendo su figura imponente y enigmática.
Sentado en los bohemios cafés parisinos, frente a un coñac o una taza de café, mantenía largas y animadas conversaciones con la gente que podía sostener el potencial de su mirada.
Era George Ivanovitch Gurdjieff, uno de los maestros espirituales más controvertidos de nuestro tiempo.
Su pensamiento y sus métodos sin duda revolucionaron las creencias de Occidente acerca de las reales posibilidades evolutivas del ser humano. Muchos lo califican de charlatán porque no entienden algunos de los procedimientos empleados por Gurdjieff para que la gente accediera a la conciencia de sí. Otros lo ven como un avatar espiritual en un mundo entregado al estado hipnótico.
Lo cierto es que la vida de Gurdjieff es extraña y apasionante. Su figura se perfila hasta hoy como mítica y polémica porque es muy difícil disponer de registros históricos verificables, sobre todo en lo que se refiere a la primera etapa de su vida.
Prácticamente, solo contamos con lo que él quiso decirnos en su obra “Encuentros con Hombres Notables”.
Dotado de notables poderes psíquicos, a muchos les parecía estar frente a un mago seductor y autoritario. Obsesionado con el despertar de la mecanicidad a las personas, se conducía a veces, de manera chocante e inadmisible para los cánones sociales. Pero quienes veían más allá de este disfraz, descubren a un hombre auténtico, capaz de generar trascendentales cambios en quienes lo rodeaban.
Gurdjieff lego al mundo la riqueza de su obra constituida por una serie de 3 libros, un ballet, 300 piezas para piano y alrededor de 100 danzas sagradas o “movimientos”. Y lo mas importante, un sólido cuerpo de ideas interrelacionadas acerca de la existencia y la evolución consciente del hombre y el universo.
NACE UN MITO
Giorgios Giorgiades, nombre con el que fue bautizado Gurdjieff, nació, según algunos estudiosos, en el barrio griego de Alexandropol, Armenia, aproximadamente en 1866. Otros consignan 1872, 1873 o el 28 de septiembre de 1877.
Asimismo, y debido a que los rusos conquistaron su ciudad natal durante la guerra ruso-turca, hoy es casi imposible de determinar su nacionalidad.
Su madre era armenia y su padre, Ioannas Giorgiades, de origen griego. Dueño de numeroso ganado, Ioannas pastoreaba por obligación y cantaba por elección. Había heredado, como ashokh (bardo y poeta), un amplio repertorio de mitos y leyendas folclóricas que contaba a su familia en las crudas noches de invierno. En el Gurdjieff niño, quedó la huella indeleble de los cuentos del Mulla Nasrudin, sabio folclórico turco que trastocaba la realidad con historias hilarantes y pedagógicas.
La vida en Transcaucasia era dura y difícil, y por eso Gurdjieff fue criado espartanamente por su padre. El pequeño debía salir al patio, en invierno, de madrugada, para lavarse el aire libre y correr desnudo hasta que el sueño se disipara por completo.
Gurdjieff tenía 7 años cuando una plaga azotó la región y exterminó todo el ganado, enfrentando a la familia a una nueva vida llena de necesidades. Con una calma ancestral, el padre se adaptó a las nuevas circunstancias e instalo una bodega de madera. La situación se complicó aún más cuando los ejércitos rusos pasaron por la ciudad a raíz de la guerra con el sultán Abdul. En medio de este panorama, Gurdjieff crecía con la convicción de ser único y diferente, quizás por la influencia de su abuela que en el lecho de muerte lo incito a ser renovador: “... tú el mayor de mis nietos, escucha y acuérdate de mí última voluntad: en la vida, jamás hagas nada como los demás. O bien no hagas nada en absoluto –ve solamente a la escuela- o bien haz algo que nadie hace...” recuerda Gurdjieff en Relatos de Belcebú.
Pensando en mejorar la vida de sus numerosos hijos, Ioannas los traslado a la población montañosa de Kars, donde formó un pequeño taller de carpintería. La ciudad estaba habitada por una amplia gama de nacionalidades: aisores, tártaros, karapakas, yezidas. Maravillado, Gurdjieff aprendía de todas estas razas y costumbres.
EL DESPERTAR
Curioso y de notable inteligencia, el niño dominaba ya varios idiomas: turco, armenio, ruso y griego. Fue enviado a la escuela municipal rusa y quizás no habría pasado de allí si no fuera porque llamó la atención del padre Borsh, un alto dignatario de la Iglesia ortodoxa rusa quien, a pesar de su rango, vivía con modestia y ayudaba a los pobres. Hombre inquieto tocaba el violín y era un apasionado de la astronomía, la química y la cultura asiria.
En 1879, la familia decidió que Giorgiades seria sacerdote o médico, y el padre Borsh se hizo cargo – junto con los diáconos militares – de su entrenamiento: matemáticas, química, astronomía, historia, geografía, teología, anatomía y fisiología. La sed por aprender de Gurdjieff era inmensa. Leía todo lo que caía en sus manos, cuestionaba, preguntaba y ponía en jaque a sus maestros. El padre Borsh dedicaba mucho tiempo a conversar sobre las “leyes de la vida” con este joven en el que reconocía aptitudes intelectuales excepcionales.
En esa época Gurdjieff sobrevivía como la mayoría de los niños y jóvenes de Kars: con pequeños hurtos. Y aprendía de su tío, Giorgi Mercourov, a reparar máquinas y bordar almohadones. Al mismo tiempo, tomaba contacto con lo “mágico”, a través de experiencias paranormales que exacerbaron su interés por comprender lo que estaba más allá de lo cotidiano.
LA BÚSQUEDA
A los 17 años, viaja a Tiflis para emplearse en el ferrocarril. Allí conoce a sus primeros compañeros en la búsqueda de conocimientos ocultistas: el seminarista Sarkis Pogossian y un vendedor de libros llamado Abram Yelov. Los tres se mezclan con una ciudad poco escrupulosa en materia de moral y se ganan la vida con ciertos contratos poco claros.
Gurdjieff sentía un impulso irresistible por comprender claramente la precisa significación, en general, del proceso de la vida en la Tierra de las diferentes formas de criaturas, y en particular de la finalidad de la vida humana a la luz de estas interpretaciones.
Las interrogantes eran demasiado profundas para ser respondidas por los sistemas filosóficos y religiosos conocidos. El joven empezó a sentir el susurro de antiguas voces que quizás tendrían las respuestas. Se preguntaba si la verdad no estaría escondida en los templos ocultos de los iniciados, ¿existían aún los esenios, los pitagóricos, la mítica hermandad de Sarmung?
En 1886, los amigos encuentran la primera clave cuando escarbaban en las ruinas de Ani.
Entre unos pergaminos, descubren una referencia de la “Hermandad Sarmung”, que sugería que había sido una escuela de los aisores, situada “entre Urnia y Kurdistan”.
Gurdjieff decide viajar a esa amplia zona. Su meta es encontrar el monasterio y ser aceptado en él. Este proyecto incierto es el comienzo de una búsqueda por Transcaucasia y Asia Central protagonizada por un verdadero guerrero espiritual que después de veinte años volverá al mundo para no descansar, sino para transmitir con increíble energía todo lo aprendido en esos épicos viajes.
SENDEROS MÍTICOS
Alrededor de 1895 se constituye alrededor de Gurdjieff el grupo de los “Buscadores de la Verdad”. Eran unos quince hombres jóvenes y una mujer: Vitvitskaia; entre ellos había expertos en arqueología, ingeniería, música, geografía....
Esta es una de las épocas más confusas de su biografía, Gurdjieff viaja incansablemente con sus amigos, regresando cada cierto tiempo a Tiflis para reponerse de exóticas enfermedades contraídas en tierras del Kurdistán, Ashkhabadian o el Tíbet. En medio de guerras, revoluciones y luchas civiles, Gurdjieff contacta con los más santos entre los santos de casi todas las organizaciones herméticas, de casi todas las sociedades, congregaciones, partidos, uniones, etc., religiosas, filosóficas, ocultas, políticas y místicas que eran inaccesibles para los hombres ordinarios.
En ese periodo, su autorretrato lo muestra ganándose la vida como un astuto empresario de alfombras orientales, antigüedades y cloisonne chino; negociante de petróleo y arenques en vinagre; reparador de máquinas de escribir y coser; dueño de restaurantes que abría y cerraba con la mayor facilidad. Y con la habilidad de artista, pintaba gorriones y curaba por hipnosis a drogadictos y alcohólicos. Según rumores no confirmados, también fue agente político.
Gurdjieff solía decir a sus discípulos que hay que ser maestro de este mundo antes de poder dominar el otro mundo, un ejemplo de ello es el modo en que siempre se procuró las necesidades mundanas para sustentar su trabajo espiritual.
Creta, Tíbet, India, Jerusalén, Egipto .... Es difícil seguir su huella. En este último país encontró a su mejor amigo, el príncipe ruso Yuri Liuboviedsky, con quien compartió un maravilloso descubrimiento: un mapa de “Egipto antes de las arenas”.
El “Tigre de Turkestan”, como lo llamaban algunos, recoge en un sitio un símbolo, en otro técnicas y en otras danzas. Los senderos secretos lo llevaron, entre 1898 y 1899, a algún lugar del norte de Afganistán. Con los ojos vendados, por fin fue guiado por cuatro jinetes hasta el monasterio Sarmung, donde Gurdjieff comprendió en profundidad el significado de las Danzas Sagradas, el Eneagrama y la armonía de los números, corpus iniciativo de su enseñanza futura. Este encuentro con la milenaria sabiduría oculta en las montañas es tomado por muchos como una alegoría, ya que es imposible comprobar su verdad histórica. Gurdjieff jamás dio la ubicación exacta del monasterio.
En su recorrido por los centros iniciáticos, no podía faltar el Tíbet, donde estudio (alrededor del 1900) danzas rituales, medicina y técnicas psíquicas. De allí, a causa de una refriega entre tribus montañesas, vuelve gravemente herido de bala. Sufre entonces, una profunda experiencia mística que lo lleva a asumir el sentido de responsabilidad, “lo que a Él le es posible e imposible en el dominio del gran mundo, debe serme posible e imposible en el dominio de mi pequeño mundo” – dijo. A partir de ese día intensifica su búsqueda del autodominio.
Todo el horror de la situación de las comarcas donde estuvo lo hace percibir al hombre en su estado de sueño profundo, sufriendo por sus pasiones y sin ningún objetivo. Y comienza a experimentar el “impulso eseral ” o amor a sus semejantes. En adelante, la compasión ira de la mano de la sabiduría y buscará el ideal del “buen egoísta”. Después de un breve retorno a Alexandropol, parte hacia el Asia Central y recibe, por tercera vez, el impacto de una bala perdida, en esta ocasión como resultado de una pelea entre cosacos y gourianos.
Aunque se había prometido a sí mismo no usar sus poderes psíquicos, se establece en Tashkent, capital de Turkestan, para transformarse en “Instructor Profesor” de ciencias supra naturales. Quizás lo hizo porque necesitaba tener tranquilidad económica para sintetizar el conocimiento acumulado y enseñarlo. Y, también, porque los rusos europeizados eran un rico campo para el estudio de la psicología humana.
GURDJIEFF SE REVELA
A principios de 1912, llegó un pasajero muy especial a Moscú. En su equipaje traía nada menos que un crisol ideológico que era al mismo tiempo cosmología, psicología, topología humana, critica semántica, epistemología, cosmogonía, fenomenológica de la conciencia y filosofía existencial práctica.
Veinte años había tomado a Gurdjieff cristalizar y organizar los fragmentos del conocimiento adquirido y se sentía listo para congregar discípulos. Y lo hizo con su particular estilo.
Después de recorrer las conmocionadas calles moscovitas, recibía en las noches a la gente disfrazado de “el príncipe Orzay”, con turbante y bata de seda. En esos días, conoció a la condesa Julia Osipovna Ostrowska, con quien permaneció casado hasta la muerte de ella.
Poco a poca, se va formando un grupo de seguidores importantes, entre los que se destaca P.D. Ouspensky, a quien conoció en 1915. Un año antes, Gurdjieff había supervisado la primera obra literaria de su enseñanza, escrita por un discípulo anónimo y titulada Vislumbres de la Verdad.
Hay vientos de guerra y revolución lo que obliga a Gurdjieff a moverse buscando una plaza segura. A fines de 1917 se traslada a Essentuki, en el Cáucaso. La nueva sede del Instituto para el desarrollo Armónico del Hombre sería una prueba de fuego para sus alumnos. En jornadas inacabables e intensas, practican danzas sagradas, telepatía, ayunos, caminatas y sus famosos ejercicios del “stop” y los “brazos extendidos”. Se producen alejamientos, como el de Ouspensky, quien continua entregando el conocimiento adquirido pero en forma independiente, aunque sin perder del todo el contacto con Gurdjieff.
En plena revolución, la ciudad pasaba de mano en mano y nadie tenía la vida asegurada.
Como un prestidigitador, inventa una expedición en busca de dólmenes; consigue los permisos correspondientes y parte con sus alumnos en un viaje complicado y no exento de peligros, que culmina en Tiflis, capital de Georgia, todavía en manos del ejército zarista.
Allí establece por tercera vez su Instituto, en 1919, lo siguen Mdme. Ostrowska, los Stjoernval y los De Hartmann y se agregan Alexandre y Jeanne de Salzmann. Pero las condiciones políticas de Georgia nuevamente lo obligan a emigrar, esta vez a Constantinopla. Ouspensky, que está allí, le confía su propio grupo de alumnos y lo apoya por un tiempo, pero vuelven a separarse, y Gurdjieff decide aceptar una invitación de Jaques-Dalcroze para instalarse en Hellerau, cerca de Dresden.
La idea de avecinarse en Alemania no prospera por litigios legales, tampoco el ofrecimiento de sus seguidores en Londres, por lo que Gurdjieff pone sus ojos en Francia. A pesar de todos estos cambios, “el trabajo” (término con el que se denomina a la práctica concreta de las enseñanzas gurdjieffianas) se mantiene y el grupo continua, ya que precisamente, el cuarto camino, vía evolutiva dentro de la cual se inscribe este trabajo, se desarrolla entre las tormentas de la vida cotidiana.
LOS FILÓSOFOS DEL BOSQUE
Al comienzo, Gurdjieff arrendó una casa que compartía con sus alumnos en el distrito de Auteuil, en la cual los días transcurrían entre diálogos acerca del trabajo y la práctica de las danzas. En octubre de 1922, el grupo se cambió a Fontainebleau, al sur de París, a una hermosa mansión de la aristocracia francesa.
Como siempre, Gurdjieff apelo a todos sus recursos para financiar el subido alquiler, alimentar a todos y enfrentar la titánica misión de levantar una nueva sede. Rodeado de bosques y magníficos jardines, este era el lugar ideal para el Trabajo. Inmediatamente, comienzan las tareas para adaptar la casa. Desde el amanecer hasta la noche, los seguidores preparan las salas para los ejercicios físicos y las danzas sagradas, construyen el teatro, los establos y la casa de estudios.
Los “filósofos del bosque”, como se les denominaba en la época, suscitaban no pocos comentarios. Especialmente conflictiva fue la muerte, por tuberculosis, de la escritora Catherine Mansfield, ocurrida en Fontainebleau en 1923. Los periodistas condenan el Instituto haciéndose eco de la opinión de muchos detractores. A pesar de esto, es visitado por lo más representativo de la “inteligencia” europea.
De nuevo Gurdjieff emplea la técnica del sobreesfuerzo para “despertar” la conciencia dormida y mecánica de sus discípulos. Las jornadas son agotadoras: danzas, ejercicios gimnásticos, difíciles prácticas de concentración, meditaciones .... El 13 de diciembre de 1923 se realiza la primera representación pública de las danzas sagradas, en el Teatro de los Campos Elíseos, impresionando al sofisticado público parisino.
Aquí, una etapa de agitadas y sucesivas giras se inicia con representaciones de las danzas en Nueva York y Chicago. El éxito es estruendoso y se empieza a hablar de Gurdjieff en los periódicos de todo el mundo.
LLEGA “BELCEBÚ”
En el verano de 1924 Gurdjieff sufre, camino a París, un accidente de automóvil casi fatal. Los médicos no dan esperanza de vida, pero el agonizante se recupera milagrosamente, creando a su alrededor una atmósfera todavía más mítica. El accidente sume a Gurdjieff en una crisis y resuelve dar un rumbo distinto a su labor. Aleja a los “parásitos” con el pretexto de que se cerraría el Instituto y empieza a escribir, con la ayuda de Olga de Hartmann, su obra Relatos de Belcebú a su nieto. Desde luego, no uso el lenguaje establecido. Muy por el contrario. Su atrevida sintaxis, disgregaciones, dislocaciones secuénciales y complicado estilo, la hacen una obra espiritual complicada y polémica. Quizás porque como todo lo gurdjieffano, la verdad solo puede alcanzarse experimentando por sí mismo.
Los siguientes años no son fáciles. En 1926, muere su mujer, Julia Ostrowska, de un cáncer prolongado. Las deudas de Fontainebleau son cuantiosas y la salud del maestro está muy debilitada. Se suma su desesperación por el poco nivel de desarrollo de sus discípulos.
Inicia la producción de su libro, que más tarde se llevaría al cine, Encuentros con Hombres Notables, al mismo tiempo que facilita el alejamiento de los De Hartmann y otros seguidores, y continúa con sus viajes a Norteamérica. Finalmente, en 1933, pierde en definitiva la mansión que lo albergo durante más de una década.
EL OCASO
De regreso en Paris, Gurdjieff se aboca a continuar su obra literaria y a emprender varios viajes, muchas veces conflictivos. Nuevos y antiguos seguidores se agrupan en torno de él en su departamento. Gurdjieff comienza a cosechar en terreno complicado, ya que debe conjugar, pensando en el futuro, la interacción de discípulos de origen, nacionalidad y desarrollo muy disímiles.
Sus habilidades comerciales le permiten sobrellevar la segunda guerra mundial sin mayores sobresaltos. Los pupilos se agrupan para compartir y aprender en un departamento atestado de gente, en el que la actividad comenzaba al mediodía con la lectura de los escritos aún inéditos del maestro. Le seguía una comida ceremonial de media tarde. Entonces, los invitados se retiraron para regresar en la noche, continuando los diálogos y lecturas. Después de una cena tardía, se iban a las dos y media de la mañana.
En 1949, realiza su última visita a Estados Unidos para supervisar la edición de sus libros. Ese mismo año, su salud empeora y, tras realizar la coreografía de su último “movimiento”, se desploma y es conducido al Hospital Americano de Neuilly.
Rodeado de discípulos, antes de caer en la inconsciencia, les lega su última ironía: “os dejo metidos en un lio ...”
Falleció en la mañana del 29 de octubre y fue sepultado en Fontainebleau, Avon, junto a su madre y esposa. Después del solemne entierro, Jeanne de Salzmann dijo a sus discípulos: ... cuando un maestro como el señor Gurdjieff se va, no puede ser reemplazado...
LA OBRA ESCRITA DE GURDJIEFF
Bajo el título “del Todo y de todo”, Gurdjieff dejo tres libros muy diferentes pero que, según el, forman un conjunto inseparable: “... quienquiera que se interese en mis obras debe abstenerse rigurosamente de leerlas en un orden diferente del que está indicado, en otros términos, no debería leer jamás ninguno de mis nuevos escritos antes de conocer bien mis obras anteriores ...” Los títulos de estas tres obras son:
1. Relatos de Belcebú a su nieto (en 3 tomos). -
2. Encuentro con hombres notables. -
3. La vida no es real sino cuando “Yo Soy”. –
El primero de estos libros no es solamente una crítica despiadada y llena de humor sobre “la vida de los hombres”, sino también la exposición de las “leyes de la creación y del mantenimiento del mundo”. El Belcebú de los Relatos no es el príncipe de las tinieblas que por lo general evoca este nombre, sino un abuelo rico en experiencias y sabiduría que viaja con su nieto Bassin a través de los espacios intersiderales. En el transcurso de este largo viaje, Belcebú, preocupado por la educación de su nieto, emprende el relato de algunos acontecimientos de su vida, desde el día en que una “decisión de Lo Alto” lo condenó al exilio en uno de los sistemas solares más alejados del centro del Universo, aquel cuyos planetas se llaman Marte, Saturno, Venus .... Tierra. A través de estos relatos, el tiempo de Belcebú tiene un ritmo mucho más largo que el nuestro, descubrimos la civilización de la Atlántida, y las civilizaciones hoy olvidadas del Asia Central, de Babilonia y de Egipto, para desembocar en revelaciones inesperadas, a menudo llenas de humor, sobre los rusos, los alemanes, los franceses o los norteamericanos. Al lector que sabe escuchar a Belcebú con la misma sed de comprensión que su nieto Bassin, se le va a revelar, poco a poco, a lo largo de esta lectura, el sentido de la vida de los hombres en la Tierra, y se le perfilara, particularmente en el capítulo “El Santo Planeta del Purgatorio”, “las leyes cósmicas fundamentales de acuerdo a cuyos principios existe y se mantiene nuestra presencia en el mundo”.
El segundo libro, nos declara Gurdjieff, está constituido de relatos que evocan los “contornos exteriores de mi autobiografía”. Allí evoca en efecto los acontecimientos de su infancia y adolescencia en Alexandropol, en el Cáucaso, así como las influencias de quienes lo marcaron profundamente: su padre, sus maestros. Otros relatos nos transportan a Turquía, al Asia Central, al desierto de Gobi, etc.
Aunque estos relatos mantienen un tono de innegable autenticidad, pronto se evidencia que aquí no se trata de una biografía en el sentido ordinario del término. Al describirse los rasgos de cada uno de los “hombres notables” con los que compartió su aventurera vida, Gurdjieff nos revela los fundamentos del hombre nuevo, lo que debería ser un hombre verdadero.
El tercer libro cumple según Gurdjieff un objetivo específico: favorecer la eclosión en el pensar y en el sentimiento del lector de una representación justa, no fantasiosa, del mundo real, en lugar del mundo ilusorio que el percibe. La obra permanece incompleta. El 2 de abril de 1935, Gurdjieff deja definitivamente de escribir, al parecer abandonado antes de tiempo su proyecto inicial. Aún inconcluso, este libro abre al lector horizontes insospechados, al levantar esencialmente el velo que cubría la lucha interior, a menudo dramática, que Gurdjieff debió asumir para llevar a cabo la tarea que se había fijado: “... compartir con mis semejantes, criaturas de Nuestro Padre Común, casi todos los secretos del mundo interior del hombre que han permanecido hasta entonces ignorados ...”
Las cinco conferencias y el capítulo titulado “El mundo exterior y el mundo interior del hombre” que componen la obra, revelan lo que puede ser el trabajo de un maestro con sus alumnos, para abrir sus ojos a la realidad y darles así la posibilidad de adquirir su propio centro.
LA OBRA ESCRITA SOBRE GURDJIEFF
Si Gurdjieff invitaba a su mesa, también prodigaba las “ideas” a manos llenas y en toda ocasión. Entre las “migas del festín” de ideas al cual tantos hombres vinieron a saciar el hambre de su “alma” desde 1912 hasta 1949, dos libros mayores deben ser citados.
Nos restituyen la palabra de Gurdjieff con la mayor fidelidad.
1. Perspectivas desde el mundo real – es una compilación de apuntes que dan cuenta de las reuniones que se realizaban casi todas las noches alrededor de Gurdjieff, cualesquiera fuesen las circunstancias en que se encontrara. No son transcripciones directas. En efecto, Gurdjieff no permitía a sus alumnos tomar apuntes durante las reuniones. Felizmente, algunos oyentes dotados de una memoria excepcional se esforzaban posteriormente por reconstruir lo que habían escuchado. La fidelidad, en la medida de lo posible, de estos apuntes a la palabra de su maestro ha sido reconocida por quienes asistieron a las reuniones. Los informes que constituyen la mayor parte de la obra están precedidos de otros tres textos de carácter diferente. El primero, “Vislumbres de la Verdad”, es más antiguo ya que data de 1915, es el relato que hace un alumno ruso de su primer encuentro con Gurdjieff, cerca de Moscú, antes de la revolución. Los otros dos, que datan respectivamente de 1918 y 1924, son conferencias de Gurdjieff dirigidas a un público numeroso. En cuanto a los “Aforismos” que cierran la obra, estaban escritos sobre el toldo del Study House en el Prieure.
2. Fragmentos de una Enseñanza Desconocida – es un libro escrito por P.D. Ouspensky uno de los principales discípulos de Gurdjieff. Fue publicado a fines de 1949, Maurice Nadeau, que se encargaba entonces de la crítica literaria del diario Combat, le consagró un artículo muy extenso y saludo en Ouspensky al Platón del Sócrates-Gurdjieff. Es de esta manera como debemos considerar el trabajo de Ouspensky, quien, respetando la voluntad de quien consideraba su maestro, había postergado la publicación de su libro a fin de que no fuera difundido antes de que la obra escrita del mismo Gurdjieff fuese publicada. Si recordamos que Gurdjieff prohibía tomar apuntes de las reuniones que tenía con sus compañeros de trabajo, podemos medir el extraordinario esfuerzo de memoria llevada a cabo por Ouspensky. No solamente trabajo de memoria, sino también de comprensión y de síntesis para relatar, no en forma sistemática sino según una progresión viviente, el conjunto de las informaciones recibidas durante ocho años, en condiciones de vida a veces muy arduas y bajo las circunstancias difíciles impuestas por la revolución bolchevique. A la vez relato de una experiencia viva y diálogos en los cuales la voz de Gurdjieff es preponderante, este conjunto revela un corpus de nociones fundamentales que ubica perfectamente el pensamiento de Gurdjieff y deja adivinar la amplitud y el alcance real de su enseñanza.
Otros libros:
•Psicología de la Posible Evolución del Hombre - P.D. Ouspensky.
•Gurdjieff, el incognoscible - Margaret Anderson.
•Relatos de Belcebú, una lúcida interpretación de las enseñanzas de Gurdjieff - John G. Bennett.
•Hacia el despertar de si mismo, una aproximación a la enseñanza dejada por Gurdjieff - J. Vaysse.
•De la Atención, conferencias ensayos y cartas basados en las ideas de Gurdjieff - Christopher Fremantle.
•El espejo de la luz, vislumbres del cuarto camino - Rodney Collin.
•Nuestra vida con el Sr. Gurdjieff - Thomas De Hartmann.
•¿Quién es usted Sr. Gurdjieff? - René Zuber.
•El recuerdo de si - Robert Earl Burton.
•Gurdjieff, compilaciones Les Dossier H - Bruno de Panafieu.
PARTITURAS MUSICALES
Gurdjieff / de Hartmann, Music for the piano :
•Volumen 1 – Asian Songs and Rhythms
•Volumen 2 – Music of the Sayyids and the Dervishes
•Volumen 3 – Hymns, Prayers and Rituals
•Volumen 4 – hymns from a Great Temple and other selected Works
DISCOGRAFÍA
•Gurdjieff, Improvisaciones (al armonio) 2 discos Ed. Janus, Paris.
•La música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretado al piano por Thomas de Hartmann - 3 discos compactos o 4 casetes, ECM Records.
•Antología de la música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretada al piano por Alain Kremski - 5 discos compactos, Ed. Audivis-Valois, París.
•Gurdjieff: Himnos Sagrados, interpretados al piano por Keith Jarrete - 1 CD, Ed.