miércoles, noviembre 26, 2008
La Expresión Emocional y el Cuerpo
Boadella, D.
Hay que reconocer desde el principio que es imposible que un individuo no se comunique. Incluso el silencio total nos dice algo sobre una persona y sobre el modo en que aborda el mundo. El enfoque de los síntomas neuróticos descritos con palabras por el sujeto perturbado se complementa en la terapia bioenergética con un enfoque de los signos del estrés emocional y el trastorno expresivo revelados por los aspectos no verbales del paciente.
El primer científico que subrayó la importancia fundamental de la comunicación no verbal fue Charles Darwin, en su notable libro The Expression of the Emotions in Man and Animals, que debe considerarse un texto básico de la psicología y la etología. Deseo incluir una cita breve de lo que de lo que dijo Darwin, porque ello ayudará a establecer el marco de referencia para el trabajo que describiré.
Los movimientos expresivos del rostro y el cuerpo tienen gran importancia para nuestro bienestar. Son los primeros medios de comunicación entre la madre y su niño; ella sonríe -con aprobación o frunce el ceño desaprobando, y así alienta al niño a tomar la senda correcta... Los movimientos expresivos dan vivacidad y energía a las palabras pronunciadas; pueden revelar -y a menudo revelan- los pensamientos con más sinceridad que las palabras, que pueden ser falseadas. La expresión' libre de una emoción se intensifica por medio de signos externos. Poniendo a las personas en actitudes apropiadas, es posible generar pasiones. Por otro lado, la represión de todos sus signos exteriores suaviza nuestra emoción.
I
Esto fue escrito en 1872, un cuarto de siglo antes de que Freud empezara a descifrar el inconsciente. En la historia temprana del psicoanálisis hay muchas pruebas de que Freud había descubierto el principio fundamental que Darwin bosquejó en el pasaje citado. Por ejemplo, Freud reconoció muy pronto que recordar experiencias infantiles olvidadas no tenía ningún efecto curativo a menos que también se recobrara la emoción enterrada. Mediante sus técnicas verbales trataba de alentar los recuerdos afectivos, pero muchos pacientes parecían incapaces de experimentar sus emociones largo tiempo contenidas. Algo parecía interponerse en el camino. En la terminología freudiana se habla de "resistencia" a la curación: la resistencia a enfrentar lo que un amigo mío denomina "la crisis suprema de ser ayudado".
Wilhelm Reich, uno de los primeros estudiosos del marco de referencia psicoanalítico, fue quien empezó a comprender cuál era el obstáculo. Reich es bien conocido por su libro clásico Character Analysis, en el cual proporcionó el primer mapa detallado de los elaborados sistemas de defensa que construyen los pacientes neuróticos para protegerse del mundo exterior y del impacto de sus propios sentimientos. Pero no quedó satisfecho con esa importante comprensión del funcionamiento de la personalidad neurótica, y desarrolló la teoría bioenergética. Después fue mucho más lejos. Desde 1935 realizó una cuidadosa investigación de las tensiones musculares de sus pacientes.
Es cierto que, independientemente de Reich, autores como Jacobsen y Schulze habían publicado libros sobre sistemas de relajación. Rudolf Laban, asimismo, había creado un sistema completo de movimientos expresivos que revitalizó la enseñanza de la danza, del ritmo en el trabajo y los principios de la educación física en las escuelas. En 1966 el Instituto Laban convocó a su primera conferencia sobre "el movimiento como terapia" (Senate House, Londres) en la cual se exploró la posibilidad de utilizar la terapia del movimiento con niños y adultos emocionalmente perturbados.
El abordaje de Reich era más profundo y dinámico, precisamente por su orientación psiquiátrica. A Reich le preocupaba el hecho de que sus pacientes se comportaran como si estuvieran medio muertos, con su funcionamiento normal bloqueado en todos los niveles. Advirtió que tenían problemas sexuales, que en el trabajo sus procesos corporales carecían de ritmo, y que respiraban sin coordinación. En otras palabras, Reich comenzó a estudiar y abordar a sus pacientes como lo había propugnado Darwin, considerándolos primero y principalmente organismos en cuyas dificultades neuróticas estaba involucrada su conducta total.
El abordaje terapéutico de Reich fue poco comprendido porque las escuelas terapéuticas de la época no tenían cómo orientarse con este marco de referencia. La etología, el estudio sistemático del carácter humano, había surgido muy poco antes. La mente era todavía considerada una especie de compartimiento separado del cuerpo. El énfasis de Reich en la expresión corporal divergía tanto de muchas de las prácticas prevalecientes de los otros analistas que se le vió como una herejía excéntrica; muchos pensaron que Reich iba por mal camino.
En este punto desearía referirme brevemente a las cuatro personas que más han hecho por seguir desarrollando el sistema terapéutico de Reich, por enseñado y preparar a otras personas para que 10 apliquen. En Escandinavia, donde Reich trabajó inicialmente, el doctor Ola Raknes utilizó esta forma de terapia durante más de 35 años. 5 La doctora Nic Waal, que ocupó muchas posiciones destacadas en psiquiatría en Noruega y Dinamarca; y fue también directora del Institut for Psykiatri de Oslo, se formó con el propio Reich y, a su turno, entrenó a muchos grupos en este enfoque bioenergético. Uno de los múltiples vástagos de su trabajo es la escuela de “terapistas del movimiento", que en los hospitales psiquiátricos de Holanda están tratando a psicóticos severamente perturbados."
De Escandinavia, Reich pasó a Estados Unidos donde el doctor Elsworth Baker ha formado a toda una generación de terapeutas jóvenes en los métodos que aprendió de Reich. Finalmente, el doctor Alexander Lowen ha ampliado y desarrollado el trabajo de Reich, en muchos sentidos radicalmente, y es el fundador del Instituto de Análisis bioenergético de Nueva York. A través de su influencia, el conocimiento de los principios y la práctica bioenergéticos se ha difundido ampliamente en Estados Unidos y otras partes.
Llamamos "bioenergéticas" a esas terapias porque abordan reacciones emocionales poderosas. Es bien conocida la capacidad que tienen las emociones para movilizar o paralizar el cuerpo. Además puede decirse que, sin excepciones, un neurótico o un psicótico han perdido una parte de la gama total de las expresiones emocionales humanas. Han perdido, o nunca desarrollaron, ciertos movimientos que puede hacer el niño sano. En alguna medida está perturbada la motilidad. Una neurosis equivale entonces a un sistema de bloqueos que impiden el libre flujo de los sentimientos a través del cuerpo. La meta de la terapia bioenergética es superar esos bloqueos y restituir el libre flujo.
Antes de describir detalladamente algunos de los bloqueos sobre los que hablaremos, y los medios empleados para removerlos, debo dejar en claro que en esta obra definimos la emoción como "moción o movimiento hacia afuera". En este sentido constituye una expresión fundamental de' todas las formas de vida. Incluso los animales unicelulares presentan una función simple de expansión y contracción del protoplasma en respuesta a estímulos.
Esa función simple podría considerarse el prototipo de lo que en los animales superiores reconocemos como una extensión hacia el medio cuando se prevé un goce, o como un repliegue doloroso ante situaciones desagradables. En el caso de las reacciones protoplásmicas, el término "flujo" tiene un significado literal. En los organismos superiores, los procesos de expansión y contracción son mediados por las dos ramas del sistema nervioso autónomo, cuyos impulsos pasan a los órganos y músculos del cuerpo. Esos impulsos regulan el metabolismo energético del cuerpo y controlan funciones básicas tales como la circulación y los latidos cardíacos, los procesos digestivos, la respiración, la sexualidad y el orgasmo. En un estado de salud, o de funcionamiento maduro, todos esos procesos se producen rítmicamente. Los seres humanos, que pueden verbalizar sus emociones, describen como agradable la experiencia de tales procesos rítmicos. En todas las neurosis y psicosis esos procesos rítmicos de libre flujo están considerablemente perturbados.
Si un animal es amenazado por algún hecho u objeto de su ambiente, aparece un estado de tensión y reacciona a la amenaza como a una emergencia. Cuando el cuerpo es movilizado por el sistema nervioso para enfrentar las emergencias, por lo común hay dos reacciones posibles, que son en síntesis las de "lucha" y "fuga". Si el animal se zafa de lo que amenazaba, sea atacándolo o huyendo, ha logrado manejar la emergencia con éxito, y puede volver a su estado rítmico normal. La perturbación es temporaria y aguda. La excepción se presenta en ciertos animales domésticos o de laboratorio, sometidos a un tratamiento humano (tal vez deberíamos decir inhumano) que los mantiene permanentemente en situaciones en las que no pueden ni atacar ni escapar. Esos animales se neurotizan y presentan síntomas psicosomáticos; es el caso de las úlceras desarrolladas por monos repetidamente colocados en situaciones de estrés que ellos no pueden evitar.
En el caso de la existencia humana, vemos que casi todas las personas mal adaptadas viven como en un estado permanente de emergencia. Los estados de tensión, y la hiperactividad del sistema nervioso simpático que los mantiene, se han vuelto crónicos. En este punto encontramos que los procesos normales de autorregulación han dejado de funcionar, y se necesitan estímulos o ayuda externa. El único modo de restituirles a las personas la aptitud para encarar su ambiente de modo racional y sano consiste en disolver los bloqueos para un libre flujo.
Lo que esos sujetos necesitan, más que ninguna otra cosa, es relajarse, precisamente lo que no pueden hacer. Si a quienes durante años han encapsulado sus sentimientos de (digamos) rabia les pedimos que se relajen no pueden hacerlo. Tienen que abroquelarse para contener su ira. Si un niño no puede liberar tensiones de estrés inevitable mediante el llanto, debe seguir en tensión como si subsistiera el estado de emergencia. En cambio, si puede llorar, el estrés es más soportable.
En la terapia bioenergética se ayuda a los pacientes a experimentar su rabia, su tristeza, su ansiedad y sus anhelos subyacentes, y a expresados en las sesiones del modo más completo posible. Sólo después de que el cuerpo ha cedido a sus impulsos bloqueados puede empezar a recuperar una verdadera capacidad para la alegría y para un funcionamiento vital rítmico y agradable. Para la terapia somática es esencial comprender de qué modo comienza y se refuerza un estado de tensión hasta constituirse en una situación crónica imposible de liberar. Esta comprensión, que surge esencialmente de la propia experiencia, elimina toda forma de lastre neurótico y por lo tanto es un prerrequisito necesario y deseable para ser terapeuta.
Desearía ahora entrar más específicamente en los detalles de algunos de estos bloqueos musculares, y describir algunos de los cambios que se advierten al disolverse esos bloqueos. Los patrones de tensión corporal se pueden describir de dos modos posibles. Puedo examinar los diferentes segmentos del cuerpo, exponiendo las principales inmovilidades que se pre¬sentan y relacionándolas con el bloqueo expresivo subyacen¬te, o bien puedo tomar los diferentes patrones de carácter y tratar de mostrar las tensiones subyacentes específicas de cada patrón en los distintos sisternas. El segundo enfoque es por mucho el más sutil y discrirninativo, 9 pero exige un excesivo detallismo. Además un individuo no necesariamente sufre de 'todos los sistemas de tensión al mismo tiempo.
Volviendo por lo tanto al primer método, podemos ver las tensiones del cuerpo como una serie de constricciones, creadas en situaciones de emergencia, cuyo propósito y efecto son limitar el movimiento, la respiración y los sentimientos, como única alternativa disponible a la acción efectiva. Cada constricción divide el cuerpo en segmentos separados, a la manera de un ajustado aro de presión que escinde el movimiento flu¬yente de una serpiente en dos mitades disjuntas. Reich identi¬ficó varios segmentos corporales a lo largo del cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. Si por un momento nos concentramos en la mitad supe¬rior del rostro, al terapeuta le interesa de inmediato la expre¬sión de los ojos. El paciente puede mirar al terapeuta con una seriedad estudiada o con ojos ansiosos y huidizos, con un ges¬to de superioridad o con el ceño fruncido. El esquizoide tiene una mirada característicamente vacía, como si mirara a la dis¬tancia; Reich la llamaba "mirada lejana". Las diferentes expre¬siones reflejan el modo en que esas personas enfrentan el mundo; también contienen, en forma condensada, la historia del modo en que se experimentaron las primeras relaciones con padres y hermanos.
Los patrones de tensión del cuerpo pueden verse como la historia congelada de la persona. La verdad de esta afirma¬ción surge primero en la cara. Se ha demostrado la importan¬cia vital del contacto visual en el tratamiento de los niños autistas, 6 pues éstos presentan inmovilidad y bloqueo masivos en esta área en particular. Todos los neuróticos tienden a presentar algún grado de perturbación en al área ocular, que se extiende desde los propios ojos, a través de la frente y los músculos largos del cuero cabelludo, hasta el punto donde éstos se insertan en el cuello. La inhibición del llanto, del miedo o la cólera puede establecer tensiones severas en el cuero cabelludo y los músculos de la base del cráneo. Esas tensiones constituyen la base fisiológica de los severos dolores de cabeza frecuentes en muchos tipos de carácter.
Para movilizar esa área es necesario mover el cuero cabelludo y abrir grande los ojos. Hay también mucho margen para trabajar desarrollando la conciencia de los modos en que reaccionan o no reaccionan los ojos del paciente ante el terapeuta. Entre las emociones que hay que liberar en esa área para que pueda restaurarse el ver y mirar con contacto total se cuentan el pánico, la desconfianza soterrada, la ira asesina, expresad en los ojos, y el llanto, ligado particularmente a los músculos interoculares.
Esto indica el tipo de tensiones, las emociones que están detrás de ellas, y permite un cierto discernimiento del modo en que se las pueda liberar. Desde luego, el tratamiento completo de este tema tomaría todo un manual de entrenamiento en biosíntesis, que no es nuestro propósito escribir ahora. Pero confío en que lo que hemos dicho y lo que sigue sirva para introducir e ilustrar algunos elementos básicos.
Naturalmente, cada área del cuerpo está vinculada a las adyacentes, y dividirlas es un tanto arbitrario. Las tensiones de la mitad superior del rostro están relacionadas funcionalmente con la mitad inferior, centrada en la boca y las quijadas. Los pacientes llegan con muecas fijas o con la boca curva hacia abajo típica de la desesperación. El carácter compulsivo se ve casi siempre entristecido por un labio superior rígido. Hay mandíbulas apretadas, barbillas débiles y mejillas magras, todo lo cual refleja el uso que el paciente ha aprendido a hacer de los músculos faciales. El niño o el adulto sanos tienen músculos capaces de expresar toda la gama de las emociones, según sean los requerimientos de la ocasión. Son personas cambiantes y agradables. La persona tensa está restringida y limitada a una gama estrecha de expresiones faciales que ha adquirido para tratar con el estrés. Esta persona no puede modificar fácil y conscientemente sus expresiones, que sólo cambiarán a fondo cuando pueda liberar la emoción que está ,detrás de las tensiones del rostro.
Tales emociones, cuando surgen en una sesión, son naturalmente infantiles, puesto que los primeros bloqueos de la expresión emocional por lo general se producen en infantes. En la terapia es posible liberar de esas áreas del rostro impulsos reprimidos a morder, chupar, llorar y hacer gestos. Con cada uno de tales estallidos y liberaciones, el paciente suele recobrar el recuerdo de alguna experiencia traumática infantil, pero esto no es esencial para la mejoría. Lo esencial es liberar la emoción ligada de las tensiones que bloquean su expresión. El rostro puede entonces relajarse adecuadamente, tal vez por primera vez desde la época del trauma original, y el paciente es más capaz de enfrentar el mundo sin las limitaciones mutiladoras del pasado literalmente corporizadas.
El cuello es uno de los estrechamientos principales del esquema corporal; el otro es la cintura. El cuello puede verse como un tubo conductor que vincula la cabeza con el resto del cuerpo. Las tensiones en su área son particularmente comunes. Además de Reich, las han descrito Feldenkrais 10 y Alexander, 11 y sirven para privar a la cabeza de la sensación de estar conectada al cuerpo. Muchas personas se identifican con su cabeza y se sienten separadas del cuerpo. En cambio, algunos esquizofrénicos sufren presiones tan intolerables en la cabeza (inducidas por constricciones) que se identifican con el cuerpo y sienten la cabeza como ajena; incluso quieren que se la saquen y la reemplacen por una nueva. La sensación de identificación es proporcional a la capacidad para tomar conciencia de lo que se siente en el cuerpo.
Las principales emociones refrenadas en el área de la gar¬ganta tienden a ser expresiones ruidosas, tales como sollozos, gritos y alaridos. En nuestra cultura se supone que los niños no harán demasiado ruido. Pero, ¿qué puede hacer un infan¬te en situaciones intolerables de estrés? Sólo aprender a tra¬garse su cólera y sofocar su pena. Arios más tarde, en la tera¬pia, es posible reactivar esos sen ti mi en tos inexpresados y refrenados, con toda su fuerza original, mediante la estimula¬ción de los músculos del cuello y la garganta. Son notables los cambios de color entre el rostro y el tronco cuando se liberan esas emociones. Los pacientes sien ten que la cabeza se les "despeja". Se desarrolla una sensación de unidad del tronco y la cabeza. Empiezan a experimentar la sensación de coordina¬ción y gracia que una persona exenta de tales tensiones tiene la suerte de dar por sentada.
El enojo, retenido en el cuello está conectado con tensio¬nes en los músculos de los hombros, que abarcan grandes áreas de la espalda. Desde luego, es ira letal, que condena a hombros y espaldas rígidos, así como a brazos' anestesiados, en muchos casos con una circulación sanguínea pobre. El único modo de restituir la movilidad en esa área consiste en propor¬cionar oportunidades para la descarga segura de la cólera en una situación controlada, con la forma de movimientos vio¬lentos de brazos y puños. Ciertas disposiciones especiales del consultorio le permiten esa salida segura a impulsos como los de golpear y pegar, en los que puede estar involucrada toda la espalda. Por supuesto, tiene que existir una relación muy bue¬na entre terapeuta y paciente, Pero es perfectamente posible ventilar de este modo una cólera antigua, y al mismo tiempo tener conciencia de la situación presente y no dañar la habita¬ción ni al terapeuta. Poder evaluar las condiciones correctas para liberar la ira de esta manera es una de las aptitudes que se le requieren a un terapeuta bioenergético.
Después del estrechamiento del cuello, pasamos al seg¬mento del tronco, que contiene uno de los indicadores clave de este tipo de terapia: la respiración. Corno la respiración es tan básica para la vida y la expresión emocional en cualquier forma, el trabajo sobre la respiración resulta esencial en esta terapia. Subyace y acompaña a todo el trabajo sobre tensiones específicas en distintas partes del cuerpo.
La totalidad del tronco, en estado de salud, pulsa suave¬mente, con movimiento de onda, durante la respiración. Si observamos a un niño o un animal sanos mientras respiran, vemos que la respiración envuelve la movilidad total del pecho y el abdomen. Pero una de las primeras cosas que aprende el niño cuando procura suprimir un sentimiento es a controlar su respiración. Ese control sirve para someter los procesos del cuerpo a los fines de la mente, que en este caso tratan de evitar los conflictos que la expresión abierta de los sentimientos puede provocar en los hogares represivos.
Todos los neuróticos presentan perturbaciones en su res¬piración; hay dos formas extremas: el pecho saliente y el abdo¬men entrado de la característica postura militar (criticada por Matthias Alexander en sus libros sobre coordinación y postu¬ra), y, por otro lado, una respiración deficiente en términos generales, que sólo lleva a los pulmones una cantidad mínima de aire. Los esquizoides, y particularmente algunos histéricos, se marean pronto cuando profundizan su respiración; lograr que esas personas acepten una respiración más completa se parece a una aclimatación: hay que obrar gradualmente para que aprendan a tolerar un nivel más alto de vitalidad.
Al final del tronco encontramos otro estrechamiento: la cintura. Esta se vincula con tensiones en la parte inferior del abdomen, en la baja espalda y en los músculos del piso pélvi¬co, todo lo cual sirve para constreñir la pelvis, que en muchos neuróticos está fijada en una posición retraída. La inmovili¬dad de la pelvis genera naturalmente dificultades sexuales, pero no se puede considerar que los problemas sexuales están confinados en esta área de un modo disociado. El buen funcionamiento sexual supone la completa expresión de la, personalidad. La descripción explícita por Reich de las perturbaciones del orgasmo fueron en algunos casos mal comprendidas por quienes creyeron que él había ofrecido una especie de panacea sexual. Nada podría estar más lejos de la verdad. La capacidad para entregarse completamente a una experiencia es una e indivisible, ya sea que se trate de un compromiso con el trabajo, de la reacción a una pieza musi¬cal o un cuadro, de una interpretación teatral sincera, de la participación profunda en una relación estrecha con otra persona, o de cualquier otra experiencia vital fundamental. La tensión' excesiva en cualquier parte del cuerpo restará intensidad a la experiencia.
La pelvis conduce naturalmente a las piernas, que son los principales soportes del cuerpo. Las tensiones en las piernas provocan una perturbación en el contacto con el suelo. La expresión refrenada en las piernas es principalmente el pata¬leo, al mismo tiempo agresivo y agradable. Lowen, en particu¬lar, y también Keleman han subrayado la importancia de esta¬blecer un flujo libre de sentimientos en las piernas como para generar una sensación de estar "enraizado". Si consideramos algunos de los trastornos más comunes, resulta fácil ver lo que queremos decir con esta palabra. Muchas personas sienten literalmente que no tocan el suelo, mientras que algunos esquizoides pueden incluso tener la sensación de flotar. La debilidad en las articulaciones es una característica de la per¬turbación esquizoide. Las piernas demasiado rígidas pueden proporcionar un soporte firme, pero impiden la flexibilidad. La falta de elasticidad en las piernas se relaciona con la perdi¬da de la alegría de vivir. Obsérvese a cualquier niño bailando por placer y se comprenderá lo que digo.
Cuando las principales tensiones del cuerpo se eliminan por medio de formas especiales de masajes y movimientos pos¬turales, suscitando expresiones corporales fundamentales, el paciente experimenta su cuerpo de un modo nuevo. Se valora a sí mismo y valora su mundo de una manera diferente. La palabra "valor" proviene del latín valere, "estar bien". Estar bien en términos bioenergéticos es estar libre para funcionar rítmicamente sin los bloqueos debidos a tensiones musculares crónicas. Este era el criterio de Reich para descubrir las rela¬ciones sutiles entre las defensas del cuerpo y la vitalidad emo¬cional que contenían, y por lo tanto para idear modos de alte¬rar el equilibrio de fuerzas en dirección a la salud. Esta salud es al mismo tiempo psíquica y física.
Hay un pasaje de D. H. Lawrence que resume el tema. Lo citamos a continuación.
La vida del cuerpo es la vida de las sensaciones y emociones. El cuerpo siente un hambre real, sed real, alegría real al solo en la nieve, placer real con el perfume de las rosas o la visión de un ramo de lilas; cólera real, pena real, ternura real, calidez real, pasión real, odio real, af1icción real. Todas las emociones pertenecen al cuerpo y la mente se limita a reconocerlas. 12
Tomado de: Boadella, D. (1993): Corrientes de Vida. Una introducción a la biosíntesis. Paidós. Buenos Aires .
NOTAS
1.- Darwin, Charles: 17te Ex¡Jression oJ Lhe EmoLions in Man and Animals, Chicago University Press, ]965 (publica do por primera vez en 1872). .
2.- Freud, Sigmund: "The origin and development of psychoanalysis", Amencan.!o71rnal oJ Prycho[ogy, XXI, ] 9] ].
3.- Reich, Wilhelrn: Character Analysis, Vicna, 1933; rceditado por Farrar, Strauss & Giroux, ] 969. [Trad. cast.: Análisis del carácLer; Bue¬nos Aires , Paidós, ]957'.]
4.- Lavan, Rudolf: 77/e Mastery nf Movement, Macdonald & Evans, 1971. 5 Raknes, Ola: "The orgonomic concept ofhealth and its social consc¬ quences", Orgonomic Nledicine, 1,1955.
5.- Waal , Nic: "A special tcchnique of psychotherapy with an aulistic child", en Gcrald Captan (comp.), Emotional Problems o[ Early Child¬hood, Basic Books, 1955.
6.- Bakcr, EIsworth: Man in the '['raIJ, Macmillan, 1968.
7.- Lowcn, Alcxandcr: Physical Dynamics of Character Structure, Grune & Stratton, 1958; rceditado como Language of the Body, Macmillan, 1969.
8.- Boadclla, David: "Stress and character", Energy and Characler, VI, 1, 1974; Y "Organ systcms and lifc styJcs", Energy anrl Characler, ViI, 3, 1975 - VIII, 3, 1976.
9.- FcJdcnkrais, rvloshc: Body and l'vlatuTc l3ehaviow; Ncw York Intcrnationa) Univcrsity Prcss, 1973. 11 Alcxandcr, Matthias: The Use of Self, Chatcrson, 1932. 12 L '1wrcncc, D.H.: Sex, Literature and Cen.50rshifJ, Hcinen}ann, 1955.