viernes, noviembre 14, 2008

Sanación Psíquica y Medicina Complementaria

La sanación psíquica es un término empleado en una práctica muy antigua de sanación también conocida como mesmerismo, sanación espiritual, sanación ritual, sanación paranormal, sanación mental, medicina psiónica, toque terapéutico sin contacto, e intento terapéutico.

El tratamiento está basado en la no-intervención. Todos los sanadores trabajan concentrándose en el paciente y deseando la sanación de éste. Puesto que el concepto de enfermedad como desequilibrio es ampliamente sostenido, el sanador frecuentemente hace "pases", movimiento de las manos a lo largo del cuerpo, lo cual supone restaurar el equilibrio y por lo tanto mejorar la salud. Otra idea, importante para el tratamiento, es la de que los sanadores estan capacitados por medios paranormales para transferir energía al paciente para restaurar la salud. A causa de que la transmisión de energía no esta limitada por la distancia, los sanadores psíquicos también practican la sanación a distancia. Con la sanación a distancia el paciente permanece en el hogar y en períodos pre-convenidos, el sanador se concentra en el paciente e intenta sanarlo.

La sanación psíquica es una forma de medicina alternativa o complementaria, es decir, los tratamientos que no son parte de la medicina científica tal como se la enseña en las universidades. La mayoría de las personas evalúa la sanación psíquica en base a los méritos de la explicación que proporcionan sus practicantes, el supuesto intercambio paranormal de energías. Aquí nuevamente prefiero aplicar un enfoque más pragmático, esto es, distinguir entre lo que los sanadores hacen, la sanación de sus pacientes, en lugar de la explicación que ofrecen acerca de lo que hacen, por ejemplo, que el efecto sanador se debe a algún proceso paranormal en particular. De este modo, se estudian los principales aspectos que son relevantes para el proceso de sanación. Los más importantes entre ellos son: ¿la sanación psíquica tiene realmente un efecto en los pacientes?; suponiendo que asi sea, ¿la efectividad está relacionada con variables tales como el tipo de enfermedad o las características personales?; ¿porqué la gente acude a los sanadores?; etc. Para poder establecer lo especificos de estos datos para la sanación psíquica, hemos incluido también los datos de la medicina complementaria en general. Puesto que los sanadores aplican sus capacidades exclusivamente a los seres humanos, solo se consideraron los estudios que implican a seres humanos. Tambien se han dejado de lado todos aquellos estudios que no tengan relación con la sanación, excepto aquellos con claras evidencias de un efecto psicokinético sobre los sujetos. Sería importante discutir estos estudios solo si las características de la sanación psíquica señala claramente una explicación paranormal.

A causa de que términos imprecisos como "mejoramiento" y "efecto del método" pueden ser realmente confusos en cuanto a lo que exactamente significan, me parece útil en principio determinarlos. Para un paciente, en general, una mejoría significa que la sensación de bienestar y que la capacidad para funcionar ha mejorado. Esta es una mejoría experimentada subjetivamente. Para la medicina convencional, mejoría normalmente significa una mejor apreciación sobre alguna variable mensurada, por ejemplo, una disminución de la presión sanguínea. Lo llamamos mejoría objetiva. En la medicina convencional generalmente se supone que una mejoría experimentada subjetivamente es una consecuencia de una mejoría objetiva y ahí las dos están altamente correlacionadas. Esta presunción me parece demasiado cuestionable. En el caso de algunas enfermedades podria ser cierto, pero para otras no lo es. Me parece aconsejable considerar ambos criterios como indicadores independientes del efecto del tratamiento. Para la mayoría de los pacientes el estado de salud experimentado subjetivamente es el más importante criterio de los dos. Además en el caso de aquellas enfermedades con causas no-objetivas, para que puedan descubrirse enfermedades, el estado de salud experimentado subjetivamente es el único criterio dejado para la medición del efecto de un tratamiento.

Para los pacientes, el efecto de un tratamiento está principalmente asociado con la diferencia en el estado de salud entre el comienzo de una enfermedad hasta el fin del tratamiento. La diferencia estará determinada por el efecto del tratamiento. Para los científicos el efecto del tratamiento está normalmente operacionalizado como una diferencia entre los grupos experimentales y los de control o placebo. Esto se denomina el efecto del método.

Seguidamente describiremos algunos estudios sobre sanación psíquica en los cuales se evaluaron cambios subjetivamente experimentados en la salud, tanto subjetivos como objetivos. También se presentarán los datos sobre la efectividad de otros tipos de medicina complementaria.

Otras fuentes importantes de información son los estudios sobre los efectos sociológicos de la medicina complementaria, estudios en los cuales también se examinaron a satisfacción de los pacientes con diferentes tipos de tratamientos complementarios.


ESTUDIOS SOBRE SANACIÓN PSÍQUICA

Son escasos los estudios experimentales sobre la sanación psíquica, tales como los de J.T.M.Attelvelt y D.P.Wirth, que cumplen requisitos básicos tales como grupos de apareamiento y diseños de doble ciego.

En anteriores investigaciones, Attelvelt (1981, 1982, 1983, 1988) encontró que el 80% de pacientes asmáticos tratados por sanadores psíquicos mostraban cierto grado de mejoría. En cooperación con un Departamento médico universitario se llevó a cabo un experimento en el que también se aplicaron mediciones objetivas usando un espirómetro para observar cambios en la condicion asmática.

Se invitó a los pacientes a tomar parte de un estudio y basados en la información diagnóstica tomada después del registro, se conformaron 32 grupos de tres pacientes cada uno, agrupados por edad, sexo, y estado físico. Se asignaron al azar los pacientes de cada terceto en tres condiciones. Los pacientes en estado "óptimo" fueron tratados por sanadores psíquicos de acuerdo a la rutina aplicada en su práctica cotidiana de sanación. Los pacientes en la condición "a distancia" fueron tratados por los mismos sanadores por detrás de una pantalla de una sola-vía. Todos los sanadores que participaban en este estudio estaban confiados en la eficacia de la sanación psíquica bajo estas condiciones. La condición de control era en todo comparable a la condición "a distancia" excepto que ninguno de los sanadores estuvieron presentes por detrás de la pantalla de una sola-vía y de aqui que no hubo realmente un tratamiento psíquico. Los pacientes bajo las condiciones "a distancia" y "control" ignoraban a que condición habian sido ellos asignados.

El diseño permitió distinguir solo entre los efectos de los factores psicológicos asociados con los pacientes, p.e. el grado de mejoría de las condiciones de "control"; un efecto paranormal, p.e. la diferencia entre mejoría en las condiciones "a distancia" y "control"; y los factores psicológicos asociados con el sanador, p.e. la diferencia entre las condiciones "óptimo" y "a distancia". Los tratamientos finalizaron después un período de ocho semanas, un tratamiento por semana, a causa de que en anteriores estudios se esperaba una mejoría luego de ocho tratamientos. Ambas mediciones, las objetivas, en base a tests a ciegas, y las subjetivas, se tomaron durante el período del estudio. Los aspectos médicos fueron supervisados por un médico.

Los pacientes bajo la condición "óptimo" mejoraron significativamente. La mitad de ellos reportaron condiciones de mejoría en el estado de salud experimentado subjetivamente. Dos pacientes reportaron desmejoría. Se observaron resultados similares, sin embargo, en las otras condiciones y de acuerdo a un análisis de la varianza los grupos no diferían en el grado de mejoría, excepto por una tendencia que, experimentada subjetivamente, los pacientes del grupo "óptimo" se mostraban mejorados. De este modo, se observaron algunos efectos positivos aunque debido a factores psicológicos asociados a pacientes y sanadores. Las correlaciones entre las mediciones y la salud subjetivamente experimentada fue significativamente positiva (r = .32). No obstante, es evidente que hay todavía una discrepancia entre las mediciones objetivas y subjetivas de la condición desde el punto de vista médico (Attelvelt, 1988).

El segundo estudio con un diseño similar involucró a pacientes que padecían de hipertensión (presión sanguínea alta). Esta vez cada grupo involucró 40 pacientes. Para evitar defectos en el diseño del experimento por sus características, los niveles de presión sanguínea elevados dentro de cada grupo variaban de casi normal a gravemente alta. El experimento incluyó 15 tratamientos, cada de uno de 20 minutos. Este estudio incluyó un diseño triple ciegas, es decir, los análisis estadísticos también se evaluaron sin saber cuales eran el grupo experimental y cual el grupo de control.

Todos los grupos mostraron una marcada declinación de la presión sanguínea durante las 15 semanas en las que duró el experimento. Los valores de presión sanguínea promedio para la condición "a distancia" fueron sistemáticamente más bajas que las de las otras condiciones y un análisis multivariado mostró una leve diferencia significativa (p< .05) entre grupos. Sin embargo, una comparación directa entre las condiciones "a distancia" y "control" no produjeron resultados significativos. El 83% de los sujetos reportaron mejoría subjetiva en las condiciones óptimas opuesta a cerca del 40% en las otras condiciones. En consecuencia parece que el tratamiento tuvo efecto principalmente lo relacionado a factores psicológicos asociados con los pacientes. Se descubrió cierta evidencia de un factor paranormal aunque la importancia de este efecto fue pequeña en comparación con los factores asociados a los pacientes. Por otra parte, se observó una diferencia entre mejoramientos subjetivamente experimentados entre "óptimo" y otras condiciones, indicativa de un efecto de variables psicológicas asociadas con los sanadores. Es interesante porque los pacientes no usaban medicación y los que no la usaban, mejoraron en el mismo grado. No se halló correlación significativa alguna entre niveles de presión sanguínea y un estado de salud experimentado subjetivamente (Attelvelt et al., 1987; ver también Beutler et al. 1987, 1988).

Los dos estudios de Attelvelt demostraron que la sanación psíquica puede ser efectiva en el mejoramiento subjetivo y objetivo de los pacientes, pero que estas mejorías son debidas, principalmente, a variables psicológicas asociadas con los pacientes y por extensión, a factores psicológicos asociados con los sanadores. El efecto sobre los pacientes parece sustancialmente mayor que el efecto del método. El estudio de Wirth (1990) no involucró verdaderos pacientes sino sujetos saludables y la sanación estuvo dirigida sobre heridas cutáneas provocadas artificialmente. F. Knowles llevó a cabo experimentos similares, ya que primero aplicó las sanación a heridas provocadas, pero no pudo demostrar un efecto, a pesar que Wirth había tenido más éxito. Las heridas cutáneas fueron inflingidas en los brazos de 44 sujetos luego que cada sujeto fue asignado al azar para ser tratado o para el grupo de control. El experimento involucró 16 sesiones de cinco minutos de tratamiento para el grupo experimental. Se midió el tamaño de las heridas a ciegas a los ocho días y a los 16 días. El día 16 la proporción de sujetos sanados versus los no-sanados fue significativamente diferente indicando que el Toque Terapéutico Sin Contacto, como el autor designó al tratamiento, puede ser efectivo.

Otros estudios con el Toque Terapéutico, un término acuñado por Dolores Krieger, ha mostrado resultados discímiles. En algunos se hallaron evidencias sugestivas de un efecto del método, en otros no. Sin embargo, la calidad metodológica de la mayoría de estos estudios no parece óptima. En pocos de ellos se aplicó el procedimiento de doble-ciego. Especialmente, es muy discutible la comparabilidad del tratamiento y los grupos de control con respecto a las variables que influyen las variables dependientes. En la mayoría de los estudios que involucran un bajo número de sujetos, asignar al azar a los sujetos para los grupos de tratamiento y de control ya es un procedimiento riesgoso. Los grupos deberían haber sido comparados respecto a las variables que influyen en la evolución de la enfermedad. Suponiendo que los resultados no hayan sido influenciados por causa de defectos metodológicos, estos estudios sugieren que ocasionalmente un efecto del método ocurre pero que, como observamos en los estudios de Attelvelt, no hay intensidad en la fuerza de tales efectos (ver también Benor, 1990).

Hay algunos estudios sobre sanación psíquica en los que se tomaron mediciones objetivas de las condiciones de salud, pero que no se ajustan a una metodología estricta, aplicada normalmente en la investigación experimental. A pesar de eso, han producido resultados sorprendentes. Antes de 1949, el neurólogo holandés Musaph estudió pacientes paralíticos tratados por el psíquico y sanador Croiset. La combinación de sanador y psíquico en una sola persona, como Croiset, no es inusual. Musaph observó interesantes reacciones, p.e. contracciones repentinas en los miembros paralizados. Luego Musaph llevó a cabo varios experimentos cortos en los cuales encontró que esas reacciones no estaban asociadas con los momentos en que el sanador intentó la sanación aunque solo un poco en los momentos en que el paciente esperaba que el sanador se concentrara en él. Musaph mismo fue capaz de inducir reacciones similares por diferentes métodos y concluyó que la sanación psíquica era en realidad una forma de psicoterapia (Musaph, 1949). Rehder, director de un hospital clínico en Alemania, logró algo similar pero con un resultado aún más dramático (Rehder, 1955). Rehder tuvo tres pacientes gravemente enfermos, para los cuales la medicina tradicional aparentemente no podía hacer más. De este modo, Rehder le pidió a un conocido sanador psíquico que aplique la sanación a distancia sobre estos pacientes. Los pacientes no sabían de este tratamiento, pero no se observó efecto alguno. Entonces Rehder, al igual que Musaph, comenzó algunos experimentos por si mismo. Le tomó mucho esfuerzo convencer a estos pacientes de los tremendos poderes de ese sanador, entregándoles libros acerca del tema, e hizo todo lo posible para inspirarles confianza de que el sanador podía curarlos. Entonces les dijo a los pacientes que los intentos de sanación comenzarían en cierta fecha y hora, sabiendo que en determinados momentos el sanador, que esta vez no estaba informado, no estaría activo en absoluto. Todos los pacientes se recuperaron rápidamente y dentro de unos pocos meses abandonaron el hospital. Según Rehder, si nada opera, la creencia sin embargo lo hace, especialmente en pacientes que han sufrido por largo tiempo y que se encuentran realmente desesperados.

Uno de los más extensos estudios iniciales sobre los efectos objetivos y subjetivos de la sanación psiquica han sido reportados por Inge Strauch, del Instituto de Bender en Alemania (Strauch, 1958, 1963). Durante siete meses, en 1955, un conocido sanador trató a 650 pacientes en el Instituto. Se recopilaron los datos sobre su historia médica, las variables psicológicas, y los cambios subjetivamente experimentados en la salud. Dos médicos examinaron un subgrupo de esos pacientes para obtener datos sobre cambios objetivos en la salud debidos al tratamiento. Cerca del 75% de los pacientes había sufrido por más de cinco años su enfermedad. Cuando se les preguntó cuán satisfechos estaban esos pacientes con el tratamiento médico convencional que habían tenido, el 54% contestó que los había ayudado en cierto grado.

Al final del estudio se demostró que el 61% experimentó mejorías en forma subjetiva y un 10% experimentó desmejoría. De acuerdo a los médicos, la mejoría objetiva se observó en un 11%, sin cambio en un 75%, y un desmejoramiento en un 14% de los pacientes. Sin embargo, obtuvieron estos cáculos en forma poco ortodoxa. Simplemente promediaron el cambio de la salud pero no como una diferencia entre mediciones objetivas antes o después del tratamiento, sino como una diferencia entre los cambios objetivos observados y los cambios objetivos que ellos esperaron de estos pacientes. De este modo, los cálculos no dicen más que cuán capaces se consideraban ellos mismos para predecir aquellos cambios que -para ellos- indican los resultados del tratamiento. La correlación entre mejoría subjetiva y objetiva se muestra muy bajos.

La mayoría de los pacientes informaron sensaciones subjetivas durante el tratamiento, lo cual demuestra ser un buen predictor en términos de probabilidad para que el tratamiento resulte en una sensación de bienestar para el paciente. Las variables de personalidad no se diferenciaron entre los pacientes "beneficiados" y los "no beneficiados."

Todos los estudios antes mencionados involucraron a la sanación psíquica como una parte de los cambios objetivos en la salud. No todos los estudios están descritos aquí. Parece como si la sanación psíquica tuviera un efecto sobre la salud de los pacientes. Los efectos parecen mucho más fuertes para el estado subjetivamente experimentado de salud que para un criterio de salud evaluado objetivamente. Parece que es muy importante que los pacientes sepan que hay un tratamiento que está siendo llevado a cabo. El efecto debido al método, en si mismo, es débil o inexistente, considerando las variables psicológicas asociadas con el paciente y con la interacción sanador-paciente que contribuye a la mayoría de los efectos de sanación. En ninguno de los estudios hubo intensos efectos negativos en el tratamiento observado.


DATOS SOBRE EL EFECTO DEL ESTUDIO PARA OTROS TRATAMIENTOS COMPLEMENTARIOS

Recientemente se han publicado algunas revisiones que presentan datos de investigaciones generales sobre homeopatía y acupuntura. Jacobs et al. (1991) ha revisado la literatura acerca de la efectividad de tratamientos complementarios en el reumatismo. La mayor parte de los estudios incluyeron dietas especiales, etc., aunque los estudios han incluído también los efectos de la acupuntura y de la terapia manual en el reumatismo. De once estudios metodológicamente aceptables que incluyen a la acupuntura, solo dos proporcionaron evidencia significativa de un efecto del método. El puntaje fue el mismo que para la terapia manual. Dos resultaron con efecto positivo, y los otros dos no. Los autores concluyen que la mayor parte de los tratamientos complementarios no son más efectivos que el control o el tratamiento placebo.

Ter Riet et al. (1990) hizo un estudio similar de la literatura sobre el efecto de la acupuntura sobre el dolor crónico. Encontraron 51 experimentos clínicos controlados. De acuerdo al criterio metodológico, por ejemplo, el relacionado con la aplicación del doble ciego y los procedimientos de aleatorización, se clasificaron los estudios sobre una escala de 100 puntos. En promedio, la calidad de los estudios se mostraba bastante trivial y ninguno obtuvo más de sesenta y dos puntos. En la mitad de los estudios no se observó ningun efecto del método, y de los 24 estudios en los cuales se observó una diferencia significativa, solo ocho obtuvieron un puntaje metodológico de 40 o más. Considerando los resultados confusos y especialmente la baja calidad en el total, los autores consideraron prudente no deducir ninguna conclusión en relación a la efectividad de la acupuntura sobre el dolor crónico.

Una revision similar realizada por Kleijnen et al. (1991) en relación a los efectos de la acupuntura en cuanto a la curación del asma. Se encontraron trece estudios pero nuevamente la calidad del promedio fue baja. Ocho estudios reportaron una efecto positivo del método, aunque solo tres de ellos obtuvieron un promedio metodológico de más de 50. Parece que el éxito disminuye con la calidad de los estudios. De este modo, se llega a la conclusión que la eficacia del método no está demostrada. Se observó un resultado similar en un estudio de revisión sobre los efectos de la acupuntura como una ayuda para dejar de fumar.

La eficacia de la homeopatía fue estudiada por los mismos autores (Kleijnen et al., 1991). Una exhaustiva investigación en la literatura reveló 107 experimentos controlados en 96 informes publicados. Aquí también se llevó a cabo una clasificación siguiendo un criterio metodológico. Aunque -nuevamente- la baja calidad de los estudios dominaba, esta vez los 22 estudios lograron un promedio de 55 o más, mientras que 16 estudios, un promedio de más de 60. De acuerdo a los autores de los estudios, en 81 pruebas se observó un efecto positivo del método y en 24 pruebas no. Sin embargo, en 42 pruebas la información era demasiado inadecuada como para controlar las conclusiones de los autores. Si se tomaron en cuenta solo los 22 mejores estudios, 15 pruebas demostraron un efecto positivo. En contraposición con los estudios anteriormente descritos, la proporción de resultados significativos para los estudios de mejor calidad no es significativamente más baja que para los estudios de menor calidad. De este modo, para su propia sorpresa, los revisores tuvieron que concluir que hasta ahora la evidencia parece positiva. Sin embargo, la baja calidad metodológica de la mayoría de los estudios impide inferir una conclusión definitiva.

En algunas de esas revisiones se observó que en la mayoría de los estudios relacionados con el efecto del tratamiento de síntomas subjetivos se podría esperar una sustancial mejoría en los grupos de control. Entonces parece seguro suponer que, como se observó en los estudios sobre sanación psíquica, con estos tratamientos, las variables psicológicas asociadas con los pacientes tienen un efecto mucho más fuerte que el efecto del método en si mismo. Otra similitud entre las revisiones es que en algunos estudios el efecto del método puede ser demostrado y en otros no. Esto indica que ninguno de esos tratamientos ejerce un efecto intenso debido al método en si mismo. Hubo una tendencia de que el grupo experimental podría haberlo hecho peor que los grupos de control. Parece que estos métodos no tienen fuertes efectos negativos sobre el estado de los pacientes.


DATOS ADICIONALES SOBRE SANACIÓN PSIQUICA Y MEDICINA COMPLEMENTARIA

Una cantidad de estudios, principalmente de naturaleza sociológica, han proporcionado datos sobre variados aspectos de la sanación psíquica y la medicina complementaria en general. Estos aspectos incluyen, entre otros, el número de personas que acuden a los practicantes de las medicinas complementarias, los datos socioeconómicos de esos pacientes, la naturaleza de las enfermedades por cual se solicita un tratamiento, la mejoria debido al tratamiento, y los posibles efectos negativos. No discutire esos estudios aquí, ya que representan la parte principal de la revisión presentada en otra parte (Schouten, 1992b; 1997), pero resumiré los resultados. La mayoría de esos estudios son de Europa Occidental.


Número de personas que consultan a terapeutas complementarios

Haciendo un promedio de los datos de 10 estudios se sabe que el 32% de la población, al menos una vez, recibió un tratamiento de terapia complementariay de estos 12 estudios parece que el 12% de la población lo hizo de este modo el año anterior cuando los datos fueron recogidos. Este porcentaje no es sorprendente, cuando se tienen en cuenta que las terapias complementarias aumentan considerablemente un 46% (basado en 26 estudios) con respecto a los pacientes. Cerca del 80% al 98% de los pacientes consultan primero a un terapeuta convencional y la mayor parte de los pacientes que acuden a la medicina complementaria se mantienen en contacto con su terapeuta general o especialista. Por lo tanto, los pacientes no ven a estos tratamientos como una alternativa a los tratamientos convencionales, sino como un complemento. Este descubrimiento ha sido el motivo por cual este informe usa el término "medicina complementaria". Se observa una correlación positiva entre el uso de la medicina convencional y la complementaria. Los pacientes que consultan terapeutas complementarios están por encima del promedio de usuarios del sistema de salud en su totalidad. Parece una consecuencia del historial de una enfermedad prolongada que padecen estos pacientes. Con estos datos, es evidente que la medicina complementaria no puede ser considerada como un competidor potencial para la medicina convencional. Esto no implicaría también que, legalizando la medicina complementaria, probablemente se reduzca el costo de la atención del sistema sanitario, como algunos argumentan.


Características de los usuarios de la medicina complementaria

Las mujeres constituyen las dos terceras partes de los pacientes que consultan la medicina complementaria. La mayoría de las pacientes oscilan entre los 40 a 60 años de edad considerando que el grupo de edad de más de 60 años hace menos uso de los tratamientos de la medicina complementaria. Los niveles socio-económicos y educacionales son en general más altos comparados con los pacientes que no consultan la medicina complementaria, aunque este dato no es válido para los pacientes de los sanadores psíquicos. La mayoría de las pacientes padecen de enfermedades crónicas. Por ejemplo, en el estudio de Attevelt se encontró que la duración promedio de las enfermedades de los pacientes de los sanadores psíquicos eran de más de siete años.


Naturaleza de las enfermedades

Desde simples resfríos hasta el cáncer, los pacientes buscan un tratamiento complementario para todo tipo de enfermedades, pero por regla general la mayoría está todavía suficientemente apta como para poder visitar por si mismos al sanador. Los problemas músculo-esqueléticos constituyen el 32%, como el reumatismo, seguido por los desequilibrios psíquicos de todo tipo. El dolor crónico como síntoma se reporta en casi la mitad de los casos. En general parece haber poca relación entre el tipo de enfermedad y el tipo de medicina complementaria.


La motivación para usar la medicina complementaria

Curiosamente, ninguna de las características asociadas con los pacientes de los sanadores, como una preponderancia de las mujeres o de los pacientes de mediana edad, parecen ser consultantes típicos de la medicina complementaria. Esto deviene de unos pocos estudios, especialmente el de von Sonsbeek (1983), en el que se aplicó un análisis multivariado sobre datos anteriores, recogidos de una gran muestra a nivel nacional de pacientes de terapeutas de medicina complementaria y pacientes que no habían usado estos tratamientos. Los dos grupos de pacientes no difieren en absoluto. Se observó solo una tendencia en aquellos pacientes de los terapeutas complementarios quienes padecían un estado de salud algo empeorado. Hay pacientes que recurren a la medicina complementaria por diferentes razones, por ejemplo, porque creen en la filosofia más que en el tratamiento, o porque estaban en desacuerdo con la escasa comunicación o la relación que mantenían con sus médicos tradicionales. Existe principalmente una razón pragmática para recurrir a la medicina complementaria, y es que el médico convencional no resuelve la dolencia que ellos padecen.


Mejoría debido al tratamiento complementario

De los 56 estudios solo está disponible el grado de mejoría experimentado subjetivamente. Solo el 65% de los pacientes (mediana = 66, alcance 17% - 91%) reportan mejoría. Catorce estudios evidencian muestras de deterioro. Aqui el promedio resulta de 8% (alcance 1% - 21%). Enfermedades más serias como el cáncer o en el caso de pacientes con una historia clínica extremadamente larga, los porcentajes de beneficio son muy bajos. La mejoría subjetivamente experimentada parece principalmente relacionada o a una reducción en la gravedad de los síntomas, por ejemplo el dolor, o a un aumento de la habilidad de hacer frente a tales síntomas.

Es importante notar que los datos sugieren que, con respecto a la efectividad de la muestra, no hay mucha diferencia entre varios tipos de enfermedades ni entre varios tipos de medicina complementaria. Solamente la gravedad y duración de la enfermedad parecen tener un efecto sobre el promedio de beneficio.


Efectos negativos del tratamiento complementario

Hay pocos indicios de que el tratamiento complementario como tal pueda tener un mal efecto sobre los pacientes. Ya sea retrasar una visita médica convencional o terminar la medicación sin antes consultar al doctor han sido dos efectos negativos observados como consecuencia del paciente. He aqui los potenciales efectos nocivos del tratamiento complementario que se pueden evitar en la medida que el paciente tenga cuidado de continuar consultando a sus médicos convencionales.


PRINCIPALES CONCLUSIONES DE TODOS LOS DATOS

Pese a la baja calidad de algunos estudios, pienso que estos datos nos permiten extraer algunas conclusiones tentativas. Aparentemente, es importante que el paciente sepa que está habiendo un intento de curación. Esto aparece claramente en el caso de la sanación psíquica, pero sospecho que también se aplica para los otros tipos de medicina complementaria. En la mayoría de los estudios, los efectos han sido medidos con criterio objetivo, y si han sido impresionantes y si hubieron cambios objetivos, a menudo éstos ocurrieron en pacientes del grupo de control. Los cambios en los grupos experimentales y los de control son -en general- más largos que la diferencia en cambio entre estos grupos. En efecto, en muchos estudios no se advirtió ningún efecto del método, es decir, una diferencia entre los grupos experimental y de control. La medicina complementaria tiene evidentemente el efecto más fuerte sobre los estados subjetivamente experimentados de salud, y las variables asociadas con los pacientes parecen tener la influencia más fuerte. De los datos disponibles, parece que, con respecto a la efectividad, no hay mucha diferencia entre el tipo de enfermedad tratada o entre los diversos métodos de la medicina complementaria. Esto sugiere que los efectos de todos estos diferentes métodos son debidos al mismo proceso pese a las diferentes filosofías sobre las cuales se apoyan. Hay que señalar que solo en pocos estudios se comparó directamente la efectividad de los diferentes tipos de medicina complementaria.


UNA INTERPRETACION

A causa de que efecto del método parece pobre o inexistente en la medicina complementaria incluyendo la sanación psíquica, esto deviene del concepto de que lo paranormal no puede realmente proveer una explicación de la sanación psíquica. Los datos indican que los efectos de la sanación en todas las formas de la medicina complementaria están principalmente relacionados con las variables asociadas a los pacientes y, en un grado menor, las variables psicológicas asociadas con el sanador. No se encontró relación alguna entre la efectividad y el tipo de tratamiento o el tipo de enfermedad (además de la gravedad de la enfermedad). Por lo tanto, es más probable que la misma explicación sirva para todos estos tratamientos de la medicina complementaria y que los métodos en si mismos contribuyan poco al efecto total de cada tratamiento.

El concepto de placebo es conocido en las ciencias de la salud y, de acuerdo a Fields y Levine (1981), probablemente da cuenta de una mejoría más subjetiva que cualquier otra categoría de medicamento activo. La respuesta al placebo es inherente a toda situación de enfermedad y por lo tanto también en el tratamiento complementario. Sin embargo, existen algunas diferencias, entre otras respecto a efectos de magnitud, que sugieren que los efectos del tratamiento complementario no son en su totalidad un sinónimo de efecto placebo. O quizás las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo un tratamiento complementario son extremadamente favorables para generar respuesta al placebo. No obstante, puesto que no está bien explicada en si misma la respuesta al placebo, no creo que haya mucha información de acuerdo a los resultados del tratamiento complementario solo por placebo o sugestión. Lo cual significa poder simplemente reemplazar un término con otro y contribuir a la explicación del fenómeno.

Creo que se pueden inferir algunos procesos del material usado para esta revisión sobre medicina complementaria, que contribuyen a comprender los efectos estudiados por la medicina complementaria.

• A menudo, el tratamiento explícitamente enfoca la zona enferma del cuerpo. Se ha demostrado que esto ocasionalmente deviene en reacciones psicológicas tales como un incremento de la circulación sanguínea y contracciones. Esto podría contribuir a una mejoría. Además el tratamiento podría tener otros efectos como una relajación profunda que podria derivar en un efecto benéfico sobre la enfermedad, como por ejemplo en el caso de presión sanguínea alta en los pacientes.

• La medicina convencional asume que la sanación experimentada subjetivamente es la consecuencia de la condición objetiva de salud. Por eso la medicina convencional no puede focalizarse en diferentes situaciones, como cuando la enfermedad puede estar influenciada por factores psicológicos. Parte del efecto del tratamiento complementario puede haber incrementado la habilidad del paciente para enfrentar su enfermedad y sus síntomas que podrían entonces resultar en mejoramientos objetivos.

• Los pacientes tienen una expectativa diferente del tratamiento complementario que de la medicina convencional. La medicina convencional presenta una sólida imagen de si misma y, en consecuencia, los pacientes esperan la medicina convencional para curarse. Los terapeutas de la medicina complementaria no presentan esta imagen y, de este modo, la expectativa que los pacientes tienen hacia estos tratamientos tiene un nivel más bajo. Solo esperan mejorar. Esto se apoya, especialmente, cuando el terapeuta complementario acepta asumir un rol secundario en lugar de un rol autoritario. Además, en especial los pacientes crónicos, vuelven a la medicina complementaria. Estos pacientes se sienten algo desesperanzados y por ello tal vez sean menos críticos y menos exigentes que otros pacientes en lo que concierne a los resultados esperados de los tratamientos complementarios.

• Pocos pacientes llegan a la medicina complementaria por motivos ideológicos, esto es, porque aceptan el sistema de creencia sobre el cual está basado el tratamiento. La mayoría llega principalmente por razones meramente pragmáticas. Esto hace mucho más fácil tratar diferentes tipos de tratamientos complementarios, porque dentro de un tipo de medicina complementaria es fácil cambiar de un terapeuta a otro. Creo que esta posibilidad es importante y creo que eventualmente contribuye al efecto de la medicina complementaria.

Una ventaja de este proceso es que permite al paciente, toda vez que lo necesite, proceder acerca de sus problemas e intentar algo nuevo. En la práctica convencional es difícil cambiar un terapeuta o un especialista. Si fracasa, el paciente llega rápidamente a la muerte. Con la medicina complementaria existe siempre la posibilidad de tratar con un nuevo remedio. Incluso en la medicina convencional, hay muchos ejemplos de remedios nuevos que pueden tener un efecto más positivo que, pasada la ocasión, puede ser explicado por el efecto del método.

Otra ventaja es que el proceso de investigación permite al paciente buscar un sanador que psicológicamente resulta un interlocutor óptimo para el paciente. Esto podría explicar porque la mayor parte de los sanadores tienen una clase de pacientes que están realmente adictos a ellos. En tales circunstancias, la interacción de sanador y sanado puede resultar bastante efectiva.

En tercer lugar, este proceso de investigación permite al sanador sacar partido de los altibajos naturales en el estado de salud experimentado subjetivamente. Normalmente, en una situación emergente no se logrará una especial significación si no hay cambios en el tratamiento. Pero cuando se busca, una situación emergente podria coincidir con el inicio de un nuevo tratamiento; de modo que la confianza del paciente se mejora enormemente:

• Una parte esencial de la mayoría de los tratamientos complementarios es un enfoque holístico y un esfuerzo asociado con un estilo de vida más saludable. En los tratamientos convencionales se dan recomendaciones similares pero como algo suplementario, por ejemplo, la medicación. En la medicina complementaria esta recomendación es central para el tratamiento y por lo tanto el paciente debería hacer un esfuerzo mucho más comprometido para cumplir con este requisito.

• Los métodos aplicados en el tratamiento complementario parecen tener poco efecto en si mismos, por eso son inocuos. Pero como una consecuencia, los pacientes usan estos métodos para adoptar un estilo de vida más normal sin medicación u otros mecanismos intervinientes. Permitiendo al cuerpo esforzarse por si mismo por un tiempo, el paciente podría crear mejores condiciones para el inicio de un proceso de autosanación y dar forma a una mejor defensa de la salud.

• Me temo que a veces un paciente es simplemente engañado por el terapeuta complementario en donde el sanador diagnostica una enfermedad que en realidad el paciente no padece o que es mucho menos grave que lo que al paciente se le ha hecho creer. Estas enfermedades son fáciles de curar. Sospecho que esta clase de diagnósticos son la clase de explicación para las historias de curaciones milagrosas.

La conclusión tentativa de que la efectividad de los diferentes tratamientos complementarios sea debido a los mismos procesos que se apoyan en parte en los descubrimientos de la efectividad de todos estos tratamientos parecen todos más o menos similares. Sin embargo, estos descubrimientos se apoyan en los datos de unos pocos estudios. Será necesario tener datos adicionales sobre esta cuestión que podrían probar que todo lo mencionado tiene que ser revisado. A mi me parece que la medicina complementaria merece un lugar en el sistema de salud aunque sea uno modesto. Pueden tener efectos positivos especialmente en el estado de salud subjetivamente experimentado, y de este modo, parecen poder enfrentar mejor sus enfermedades para las cuales no hay una razón objetiva que pueda ser diagnosticada. Sin embargo, debería quedar claro que la medicina convencional es superior a todos las enfermedades que puedan ser objetivamente diagnosticadas y para las cuales se desarrolla un remedio científicamente probado. Los efectos negativos del tratamiento complementario pueden ser enormemente reducidos si se garantiza que el paciente queda bajo supervisión de la medicina convencional. Lamentablemente, algunas veces, los intensos rechazos emocionales de los terapeutas convencionales hacen algo difícil al sanador complementario hacerse responsable de chequear si el paciente lo esta haciendo realmente asi o no.

La aceptación de la medicina complementaria, y la incorporación de sus aspectos positivos en la práctica médica convencional, podría llegar a ser mucho más fácil si el estado de salud fuera considerado como un concepto pluridimensional en el que un estado de salud objetivamente mensurado y un estado de salud subjetivamente experimentado se abordan como dos componentes básicos independientes. Tanto mejor si el tratamiento convencional tiene un efecto positivo en ambas dimensiones. Sin embargo, desde un punto de vista pragmático, no hay nada impropio con aquellos tratamientos que, cuando otros métodos fallan o no pueden ser aplicados, hagan a la gente sentirse y funcionar mejor y que en si mismos no tengan contraindicación alguna.


PARAPSICOLOGIA APLICADA

De acuerdo a ambas revisiones parece que los psíquicos y sanadores pueden ser exitosos con sus pacientes, aunque en el caso de los psíquicos el valor informacional de sus impresiones está muy limitado; pero las características de los fenómenos apuntan a una explicación diferente para estas prácticas de lo que el sistema de creencia detrás de estas prácticas sugiere. Ciertos eventos sugestivos y sin explicación pueden en ocasiones ocurrir de un hecho paranormal, pero parecen debido a diferentes procesos. Esto explica tal vez porque los psíquicos y los sanadores como sujetos han contribuido poco a recientes desarrollos exitosos en parapsicología como el ganzfeld y la investigación RNG.


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cita de: .alipsi.com.ar