lunes, diciembre 01, 2008
El Poder de Discernir y Decidir
El poder de discernir es la capacidad para percibir lo sutil y distinguir lo verdadero de lo falso. Un joyero que distingue entre una joya verdadera y una falsa nos proporciona una adecuada representación del poder de discernir. Discernir es el arte de ver. No de ver con los ojos físicos sino con el tercer ojo, el ojo interno. Ver lo que es verdadero y lo que es falso. La visión espiritual es como el ojo del joyero. Ver lo que es verdadero sólo es posible cuando hay una comprensión de las leyes y principios que gobiernan el discurrir de la vida humana. Es el conocimiento de estas leyes de la naturaleza, tanto físicas como espirituales, lo que nos devuelve la visión y la capacidad para discernir.
El poder de discernir nos ayuda a distinguir la verdad real de la verdad aparente, entre las cosas de valor temporal y aquellas de valor eterno, entre lo superficial y lo sutil. Este poder nos ayuda a reconocer las trampas de la ilusión, por muy exquisitamente adornadas o tentadoras que se presenten. Con este poder podemos desenmascarar los engaños y actuar con confianza y sabiduría. Con la meditación se desarrolla la claridad mental para discernir en un segundo lo falso de lo verdadero, lo correcto de lo incorrecto.
El poder de decidir es la capacidad para evaluar la calidad de nuestras elecciones, decisiones y acciones. La balanza de precisión representa este poder. A la hora de juzgar o decidir mis respuestas, tiene que haber un equilibrio entre la cabeza y el corazón, la razón y los sentimientos o la ley y el amor.
Una decisión precisa, en términos espirituales, abarca tres aspectos:
1) Evaluar una situación para poder reconocer la respuesta apropiada que podemos generar y llevar a cabo.
2) No evaluar o juzgar a las personas en base a sus acciones. Éste es un error que cometemos cuando evaluamos a los demás con una visión limitada. Podemos diferenciar cuando las acciones son correctas o erróneas y aprender de ellas, pero no debemos juzgar a las personas simplemente por sus acciones. Una percepción más profunda es la de que detrás de una acción errónea o perjudicial, hay un ser espiritual que probablemente está bajo la influencia de un hábito negativo. La acción puede ser censurable, pero no juzgamos al ser que realiza la acción. Hacia el ser espiritual mantenemos buenos deseos y sentimientos benevolentes.
3) Es correcto evaluarnos a nosotros mismos, no para castigarnos, sino simplemente para comprobar si nuestros pensamientos, palabras y acciones son coherentes e íntegros.
El poder de decidir nos ayuda a evaluar cualquier situación con mayor certeza, con mayor precisión y claridad. Con un estado mental desapegado e imparcial, podemos usar este poder para discernir la calidad de nuestros pensamientos, palabras y acciones y no ser críticos con los demás.
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