martes, diciembre 02, 2008

La Naturaleza y Escencia del Alma


Yosef Shani


En el habla cotidiano estamos acostumbrados a decir que cada persona tiene un alma. utilizamos expresiones tales como: "Le salió del alma", "Dentro de su alma", "Está hiriendo lo más profundo de su alma". Estas frases se utilizan en forma diaria, sin una noción de la esencia del alma ni del lugar en donde reside ésta dentro del cuerpo humano. ¿Estará en la cabeza, en el corazón o en los pies?.

Enseñanzas judaicas exponen el punto de vista que el hombre, como toda la creación, fue formado por medio de cuatro elementos físicos (energías): Fuego, aire, agua y tierra. Sin embargo, estos son los componentes materiales de su estructura corpórea- carne, sangre y huesos. Pero todavía carece de la fuerza vital, el espíritu que active al sistema nervioso y maneje todas las funciones psicológicas, a traves del cual el hombre es transformado de un ser inanimado, en un cuerpo viviente que se mueve, habla y se comporta. En el momento de la creación, esta fuerza conocida como "nefesh" fue introducida en el hombre al componente más puro de su sangre (un total de 87 gramos).

Este "nefesh" es el que activó su cerebro y lo convirtió en un ser "viviente".

En nuestros días la genética ha encontrado en el esperma humano una composición de los elementos fuego, aire y agua ( El ARI, "Etz jaim", 42.)
Cuando el esperma fluye con fuerza, estos elementos se combinan con un componente del alma que los mantiene vivos, evitando su pérdida y favoreciendo la formación del feto. Sin embargo esto no podría ser posible sin el cuarto elemento, la tierra, que es necesaria para la formación del cuerpo humano. Este elemento tierra existe en el óvulo de la mujer, se encuentra en el folículo y contiene la hormona estrógeno.
Cuando el esperma del hombre y el óvulo de la mujer se fusionan a una temperatura específica, estos cuatro elementos se unen, así el "nefesh" los desarrolla hasta que se forma el feto. Protegen al embrión hasta que obtiene el requisito de 87 gramos de sangre, después del cual el "nefesh" se le une con mayor intensidad, desarrollando el feto, infante, niño y adulto. Manteniéndose así hasta el momento de su muerte.
El "nefesh" contiene órganos y venas espirituales paralelas al cuerpo físico. Cada órgano espiritual está unido a su contraparte física (El ARI, "Shaar HaMitzvot" al comienzo y en otras partes). Funciona de manera similar a la corriente eléctrica generando energía para todo el cuerpo. Aunque el alma esté localizada a lo largo del cuerpo, tiene bases fundamentales sin las cuales el cuerpo no podría existir. esto no se asemeja a la ausencia del alma en un brazo o en una pierna que han sido amputados, ya que el cuerpo puede existir sin ellos. Sin embargo, en la ausencia de sus componentes esenciales, no se puede unir a lo que queda del cuerpo. Existen muchas de estas bases para varios componentes y niveles de alma, la base del "nefesh" es el hígado, la del "ruaj" el corazón, y la de la "neshamá" el cerebro.

Cuando el alma no está conectada con el cuerpo físico es capaz de experimentar poderosas sensaciones. Puede percibir eventos que se llevan a cabo a miles de kilómetros de distancia y puede captar inclusive eventos del futuro. El alma comprende la esencia de todos los estados espirituales y todo lo que ocurre dentro de ellos, pero su unión con el cuerpo le impone restricciones de acuerdo con las limitaciones físicas del cuerpo.
Potencialmente, si el cuerpo es capaz al nacer, el alma le enseñará a caminar y a hablar. A medida que el cuerpo físico se desarrolle, la potencialidad del alma se irá manifestando, su desarrollo dependerá de las limitaciones corporales y de la capacidad de sufrimiento que posea dicho cuerpo.

El alma espiritual, quien activa al cuerpo, se conoce como "neshamá". Debido a su naturaleza altamente espiritual, no se puede fusionar con los elementos físicos, asi como el agua y el fuego no se pueden unir. Más bien se ve envuelta en un cuerpo delgado, compuesto del más puro componente de la sangre humana, y de la parte más baja del alma (relativamente hablando). A este cuerpo se lo denomina "nefesh". Por lo tanto, a veces el nivel más alto del alma, "neshamá", también es llamado "nefesh" como se mencionó en relación con la creación de Adán: "Y El sopló en sus fosas nasales una neshamá de vida y el hombre se transformó en un nefesh viviente"(Génesis 2:7)

.Este componente de "nefesh" fue denominado por los primeros filósofos griegos como "Hylo"- definido como la materia que contiene a todos los demás elementos dentro de si, el cual no puede ser visto debido a su transparencia(Rambán, Génesis 1:1, el ARI, "Etz Jaim" 42)
A través de esta fuerza el cuerpo humano tiene la capacidad de ver, reconocer y sentir los fenómenos físicos, asimismo puede realizar funciones de un elevado nivel espiritual como el saber y recordar.
Por último, este "nefesh" se transforma en cinco componentes espirituales de acuerdo con los siguientes niveles en orden ascendente: "nefesh", "ruaj", "neshamá", "jaiá" y "iejidá. estos no ingresan al mismo tiempo a la persona sino gradualmente(El ARI, "Shaar HaGuilgulim". Introducción,1).
Como se mencionó anteriormente, "nefesh" es el nivel espiritual más bajo, el cual se une con el componente más físico del cuerpo- los 87 gramos de sangre más pura. En realidad el "Néfesh" aparece en toda criatura viviente. De hecho, a cierto nivel también existe en las plantas y aún en objetos inanimados, como la fuerza vital que mantiene la integridad de una roca sólida (previniendo su desintegración en polvo) y también promueve el crecimiento de las plantas (se cree que "nefesh" es la fuerza que une a los electrones, protones y neutrones en el átomo- las partículas básicas de la materia). Sin embargo, en los seres humanos se desarrolla más que en otros seres vivientes. El paralelo humano-animal es comentado en varios versículos religiosos: "Porque lo que le sucede a los hombres, lo mismo sucede a las bestias, es decir, un mismo suceso les acontece: como mueren éstas, asi mueren aquellos, un mismo aliento ("ruaj") tienen todos ellos, de modo que ninguna preeminencia tiene el hombre sobre el animal..." (Eclesiastes 3.)

"Ruaj" es el segundo nivel del alma; los seres humanos lo pueden adquirir elevando su caracter y ejercitando el control sobre si mismos, sobre los placeres mundanos tales como alimentos, dinero, etc.. Sin embargo, el cuerpo y el "nefesh" pueden subsistir sin este nivel. De hecho, la mayoría de los hombres solo poseen el nivel de "nefesh". La persona que desarrolla el nivel de "ruaj" es afortunada en adquirir una total comprensión de la esencia de los mundos físico y espiritual de un modo más perceptible.
Por encima de "ruaj" se encuentra el nivel de "neshamá", el cual solamente es accesible a la gente que demuestra niveles aún más altos de auto-control y de depuración. (Este nivel no puede ser adquirido sin el estudio de nuestra sagrada Torá)(Zohar, Levítico 25b.)
Cuando el nivel de la "neshamá" penetra al cuerpo y se une con el "ruaj" y el "nefesh" eleva a la persona a una mayor apreciación de los secretos del universo, los cuales se revelan a la "neshamá" mientras ésta está aún unida al cuerpo.

Estas integraciones de "neshamá" con "ruaj" y de "ruaj" con "nefesh", ocurren solamente cuando la persona está durmiendo. Esta es la intención en el texto de Job, el cual afirma: "Mi nefesh está anhelando por ti en la noche, mientras que el ruaj dentro de mi será despertado"
(El ARI, "Shaar HaGuilgulim", Introducción 3).

Y aún un nivel más alto del alma es "jaiá". El reconocimiento y comprensión de la creación y del Creador a este nivel es tan claro como el que poseía Adán inmediatamente después del pecado. Debido a la intensidad y al poder de "jaiá", este nivel no entra en el cuerpo físico pero lo envuelve como una cubierta espiritual y estimula en él un alto nivel de desarrollo. El término usado por los cabalistas para definir este estado es "Or Makif", la luz envolvente.

"Iejidá" es el quinto y más alto nivel del alma. La persona que merece obtenerlo llega a un estado de iluminación comparable al nivel de Adán antes de haber pecado. Estas personas nunca mueren ya que la muerte fue sentenciada como consecuencia del pecado(Ibíd., Introducción 31).
La mayoría de las personas requieren de una total separación entre cuerpo y alma para ser capaces de tal iluminación. En el momento en que una persona alcanza este nivel en su vida, es innecesario para ella experimentar la muerte.

Son pocas las personas que desde el inicio de los tiempos han sido capaces de alcanzar este nivel. entre ellos se encuentran Janoj, el hijo de Iered, quien ascendió con su cuerpo al mundo de los ángeles, como está escrito: "Y Janoj se unió a Dios, y desapareció porque Dios lo requirió"(Génesis 5). De forma similar el profeta Eliahu alcanzó este nivel y subió al cielo en una tormenta(Reyes II, 2). Asimismo nuestros sabios ("Sefer Hayashar", Parashat Vaigash) describieron a una mujer que alcanzó este estado y no requirió de la muerte: Seraj, la hijastra de Asher, hijo de Jacob nuestro patriarca(Como está mencionado en Números 26).

El alma en si se divide en muchos componentes pequeños. En términos generales aunque todos poseemos "nefesh", cada individuo varía en los componentes específicos del "nefesh" que posee(El ARI, Shaar HaGuilgulim, Introducción 1), su personalidad y su comportamiento individual determinan el número de partes que el alma merece adquirir.