Esta es una pregunta que todos en algún momento de nuestra vida quizás nos hallamos planteado ¿cuál es el sentido de la vida para usted?
Estamos habituados, acostumbrados a que otros nos digan lo que tenemos o no tenemos que hacer y como hemos de hacerlo. Uno siempre busca las respuestas donde no debe. Y esto nos ha pasado a todos, yo personalmente busque en los Católicos, pues mis padres y mi colegio eran Católicos, mi hermana me introdujo en la Evangélica, y más tarde por inquietudes, por querer saber la verdad seguí buscando, está vez fueron los Mormones, después me di un pequeño paseo por los testigos de Jehová, conocí el esoterismo de la sociedad teosofía, los Rosacruces, los Budistas Tibetanos, los Zen, practique diferentes tipos de meditación en y con diferentes grupos, hasta que un día esa clásica frase de que todo está en nuestro interior hizo que despertase de mi letargo. Me di cuenta de que estaba buscando en el lugar equivocado y fue así como empece a buscar dentro de mí las respuestas que no encontraba fuera. Pero esto no quiere decir que uno ha de hacerse la pregunta y darse la respuesta, porque el que pregunta y el que responde es el mismo, es el conocimiento, la memoria, los recuerdos quien pregunta y el que responde. Uno ha de mirarse a sí mismo y conocerse, conocer cada pensamiento, sentimiento, deseo, apego etc. sin identificación, juicio ni condena de lo que ve, por que ¿Quién juzgaría, quien condenaría? ¿Somos nacidos moribundos desde el primer aliento de vida tal y como digo en algunos de mis escritos?. Nacer, vivir y morir ¿es esto todo cuanto hay? me pregunta un amiga desde Argentina. Muchos son los lugares a los que podemos acudir en busca de consuelo o respuestas de este tipo, podemos encontrarlas en libros erróneamente llamados "sagrados", en religiones, filosofías, grupos, maestros etc. Pero cuando nos hacemos esta pregunta es porque estamos confusos, liados, enredados desordenados y desde este desorden lo percibimos todo borroso, oscuro, difuso. Haciendo que nos sintamos turbados, aturdidos, desorientados y desde este desorden, esta confusión tratamos de llevar orden a nuestras vidas. Encontrar las respuestas a esta y otras preguntas sin darnos cuenta que jamás las halláremos si estamos en medio de este caos, este desorden, esta confusión. Si nos hacemos las preguntas en un estado de confusión, las respuestas que halláremos también serán confusas. Si estamos en desorden, todo es desorden, y desde ese desorden nunca encontraremos el orden. Un vidente (una persona que ve) nunca preguntara por la luz, sabe lo que es la luz y no se preocupa por ella. Pero un ciego, una persona que no ve, está confuso con relación a la luz, no sabe lo que es, y desde esa ceguera, desde ese desconocimiento puede imaginar, fantasear, suponer lo que es la luz, pero en realidad no sabe que es la luz, puede argumentar, imaginar, creer saber lo que es la luz basándose en lo que otros le dicen que es, pero el en realidad no sabe que es la luz. Y esto nos pasa a todos y con todo, creemos saber que es dios, la verdad, el alma, el espíritu, él mas allá, la reencarnación, el orden etc. Pero realmente somos como el ciego que se deja conducir por otro ciego. Cuando uno tiene o cree tener las ideas claras no se preocupa por el sentido de la vida. Un fanático religioso no se preocupa por el sentido de la vida, tan solo le preocupa el servir a su dios, ese es su objetivo, su cometido en esta vida, su meta. Su sentido de la vida es la de complacer los designios de su dios. Pero cuando por cualquier motivo se pierde la fe (Que por cierto la fe no es otra cosa que creer lo que otros nos dicen) aquello por lo que hemos creído, todo se derrumba, se vuelve vacío, confuso ya no tenemos aquello en lo que sosteníamos nuestro sentido de la vida. Es entonces cuando nos invaden nuevas inquietudes, nuevas preguntas, pasamos de estar llenos (de creencias, ideas, conceptos) al mayor de los vacíos y esta nueva situación nos asusta, nos confunde nos da miedo y tratamos de llenar ese vacío con nuevas ideas, creencias que nos devuelvan el sentido de la vida que habíamos perdido. Pero antes de preguntarnos por el sentido de la vida deberíamos de ver, percibir, darnos cuenta de este desorden. También está el tema del orden en las preguntas, uno antes de preguntarse ¿cual es el sentido de la vida? Debería de preguntarse ¿Quién hace esa pregunta? El que hace la pregunta y el que da la respuesta ¿es el mismo o son diferentes? Uno mismo es el que se pregunta por el sentido de la vida y uno mismo es el que responde si cree saber la respuesta. Es el conocimiento, la memoria, el pensamiento mismo el que hace la pregunta y el que da la respuesta. Esto es un hecho y no una teoría, una idea o una creencia, es así, lo queramos ver o no, uno mismo es el que pregunta y uno mismo el que da la respuesta basándose en lo conocido, el conocimiento. Por lo tanto la siguiente pregunta sería ¿Qué es el conocimiento?. Y así de esta forma uno se va dando cuenta que el pensador es lo pensado, el observador lo observado, y el experimentador lo experimentado.