martes, noviembre 25, 2008

Depresión Pos Parto


UN REPASO PREVIO AL NACIMIENTO

Cuando una mujer está embarazada y en especial es su primer embarazo, todos los que están alrededor, hacen que se sienta más cómoda de lo habitual, todo trascurre en armonía y completa felicidad. Más allá de la ansiedad típica de toda la familia está la protección hacia esa madre que tiene todo el centro de atención en esos nueve meses.

Todos tratan de colaborar con ella, tratan de facilitarle todo lo que está al alcance de ellos para que su embarazo trascurra lo mas tranquilo, sano y saludable. Una vez que la primeriza rompe la bolsa, todo empieza a correr vertiginosamente. Después del trabajo de parto y pujos, finalmente nace el tan esperado y ansiado bebé. A partir de ese momento, el gran centro de atención que hasta ahora estaba fijado en la madre, pasa a ser el nuevo integrante de la familia, es decir "el bebé".
Así como el nacimiento transcurrió vertiginosamente, lo mismo pasa con la madre, en especial, la primeriza, no entiende nada, solo sabe que su bebé llora y que necesita tomar el pecho. Pero es entonces cuando comienza a sentir que falla porque no sabe si lo hace bien o si lo está haciendo mal. El llanto del bebé la vuelve desesperante y todo el equipo médico trata de darle en un minuto un curso acelerado sobre cómo ser mamá.

La madre, confundida, con sentimientos de alegría, algo de tristeza y melancolía, y un tremendo sentido de desorientación (recientemente estaba con una tremenda panza y de pronto se ve sumergida en un mundo donde su bebé está allí afuera y sólo queriendo comer). Siente deseos de llorar, y a la vez en el fondo, con ganas de retroceder a esos meses donde todo el mundo la comprendía. Ahora se ve rodeada de esa misma gente, pero donde todos le dicen que es lo que tiene que hacer, como un ataque masivo.


LOS PRIMEROS DÍAS

Apenas la mamá llega a su casa, siente una gran confusión cronológica, todavía no sabe los horarios en que su hijo empezará a llorar para su lactancia.
Las visitas empiezan a desfilar por la casa, aumentando aún más la ansiedad y los nervios de la madre.

Todos quieren aportar consejos, confundiendo más a la madre. La madre siente que solo quere dormir, que no tiene fuerzas para estar a merced de que cada 3 horas o menos su bebé es el gran demandante. Además de esto hay que agregarle el malestar que puede sentir la mamá por la debilidad del reciente parto, los puntos recibidos, y toda la crisis emocional.

Si bien en muchísimos casos el padre ayuda mucho a la mujer hoy en día, la sensación de vacío extraña y sólo la puede sentir la mamá. No hay que olvidarse que el padre a pocos días del nacimiento continúa con su rutina laboral. Cosa diferente pasa en la madre, que tiene una licencia, y en ese período siente que su vida se derrumbó por completo.

Esto no quita que ella sienta felicidad por la llegada de su hijo, sino por un montón de situaciones que su cuerpo experimenta. Entre ellas siente que ha dejado de ser mujer para ser madre. Una sensación como de verse interiormente dividida en dos secuencias: antes del parto y despues del parto.


TODO TIENE UNA GRAN EXPLICACIÓN

En época de nuestras abuelas, cuando una mujer después del parto se ponía más y más triste, con momentos de congoja y depresión, se la consideraba no cuerda y no se la tenía en cuenta. En aquellas épocas solo debía atender a su hijo y a su marido.
No recibía ninguna consideración, y en algunos casos, si expresaba la molestia era catalogada de mala madre, un ser despreciable que había engendrado un ser humano sin sentir el mínimo amor por él.

Con el correr de los tiempos, se ha llegado a la conclusión que el cambio hormonal que se produce a los días siguientes al parto, donde las hormonas muy lentamente van volviendo a su estado natural, es decir el previo al embarazo, son las causales de estos cambios notorios en la mujer.

No es casualidad que en los días previos al período menstrual, también una mujer sufra algunos cambios en su carácter y que algunas personas del sexo masculino catalogan con "está con la locura de esos días", una típica expresión escuchada.
Esto también se debe a un cambio hormonal, ya que cuando se acerca la fecha menstrual, hay igualmente un cambio hormonal. Este cambio es el único causante de estos cambios en la mujer. De esta manera, con mucha más notoriedad se da en aquella mujer que gestó un hijo, ya que las hormonas sufrieron un fuerte cambio durante los nueve meses de gestación.


SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN POS PARTO

A medida que va pasando el tiempo, los síntomas de una depresión posparto se van arraigando cada vez más. Algunas mujeres sienten un gran vacío interior, opresión en el pecho, sensaciones de recuerdos pasados, angustia, baja autoestima, llegando a tener incluso ataques de pánico.

En muchos países no se preparan a las mujeres para tal situación, solo se las prepara para el momento del parto. Esto es una experiencia nueva para muchas mujeres que nunca escucharon hablar del tema. Incluso muchas mujeres suelen pensar "ya se me va a pasar" y efectivamente, en elgunos casos pasa pero en forma temporal. Cuando en algún momento de sus vidas se encuentran frente a un determinado problema o conflicto, es como si esto que aparentemente pasó hiciera eclosión en ese mismo instante, pero mucho más severo. Hay pruebas que demuestran que va más allá de una fobia, llega hasta el suicidio. Todo depende de la carga emocional que tenga y de su capacidad frente al conflicto.


LO MAS GRAVE

Una mujer que siente esto debería acudir a alguien que la escuche o asista profesionalmente y cuanto antes, mejor. Esto no siempre sucede porque muchas mujeres se ven agobiadas por el trabajo de la atención de su hijo. Otras veces por el cansancio acumulado de tantas noches sin dormir atendiendo a las necesidades básicas de su hijo.

Como se decía anteriormente, la visita precoz a un buen profesional. Muchas veces basta con el propio médico personal. Hoy en día este tema es conocido por todos los profesionales y se toma como un efecto colateral del parto. Muchas veces he observado gente mayor que viene acarreando una gran depresión. Se les pregunta y aparentemente no tienen un motivo determinado. Finalmente se descubre que es una depresión postparto encubierta.

Esto se prueba fácilmente preguntando a nuestras madres o abuelas si han sentido algún síntoma referente a los comentados anteriormente. A bien seguro contestarán afirmativamente. Pero si le nombran la expresión síndrome de depresión posparto no van a observar en sus rostros más que desconcierto y desconocimiento.
Si hablan con ella del tema y le cuentan por qué sucede, solo van a escuchar las palabras "por qué no nos habrán escuchado entonces". Es importante conocer la causa, y sin ningùn tipo de tabú hablarla, expresar los sentimientos de cada una y se ayudarán. No siempre todas las dolencias del cuerpo necesitan remedio, a veces las del alma necesitan más atención y comprensión.


S.O.S. MUJER CON DEPRESIÓN POS PARTO

Lo primero que una mujer debe hacer es conocer el tema. Así como ella conoce cuando está embarazada todo lo que le va a acontecer en la sala de partos.
También es importante mentalizarse y mentalizar a los que la rodean que una mujer que es madre, es un ser humano frágil que necesita también igual que el bebé sus horas de descanso y la misma o más comprensión que durante sus meses de embarazo. Tomar conciencia y asumir que puedes estar agotada y no tienes ganas de estar siempre con una sonrisa frente al nuevo bebé es totalmente normal.
Un prestigioso médico pediatra solía decir "no sienta culpa por levantarse a amamantar a su hijo a la madrugada sin ganas y con malhumor y con sentido de arrepentimiento de haber traído a su hijo al mundo". Son sentimientos superfluos pero que toda madre, aún la mas enamorada de su hijo, siente. La causa radica en el cansancio y el cambio de vida, además de las variaciones hormonales.


LAS FAMOSAS CULPAS

La culpa es un factor muy preponderante en el síndrome posparto.
Muchas mujeres sienten culpa por no estar plenamente felices a la hora de atender a su hijo. Otras sienten culpa por el hecho de tener que cortar la lactancia a la hora de empezar a trabajar, por simple elección personal o incluso por razones terapéuticas. (mastitis).

La mujer en sus primeros comienzos siente grandes culpas, también siente culpa de no ser una buena madre. Ésta es una culpa fantasma que sucede en la mayoría de los casos primerizos. La madre se siente torpe de cara a la atención del recién nacido. No sabe cómo actuar frente a los llantos incontrolables de su bebé y cree en su interior que todo es por su culpa.
Este sentimiento es un desencadenante más que interviene en este silencioso cuadro femenino.


COMIENZO DE LA ACTIVIDAD

Cuanto más pronto una mujer reanude su actividad laboral, más pronto su estado de ánimo comienza a cambiar. Esto se da por el simple hecho del tener que cambiar de ambiente, relacionarse con sus compañeros de trabajo, vestirse de otra manera, maquillarse, ayuda muchísimo el volver a sentirse ella misma, la que era antes del parto. Su autoestima comienza a crecer, a fortalecerse.
Pero a su vez con este cambio, también comienza a sentir una nueva culpa, la culpa de dejar a su hijo. Se plantea dónde lo deja, con quién lo deja o si hizo una buena elección de niñera o guardería.

También se plantea si hizo bien en cortarle la lactancia materna y cambiarle a la artificial, y también alli surgen dudas que hacen que no se sienta plena en su trabajo. Se pregunta porque no disfruta de éste como en épocas anteriores. Siente que trabaja pero su mente esta allá: con su hijo.
Por estas razones debe tener bien claro este tema y las decisiones que haya tomado. Debe acordar estos asuntos con su pareja para sentir que está respaldada y su culpa, que es inevitable, compartirla con su marido.
También es importante tener un respaldo profesional. No todas las mujeres necesitan una terapia, pero si éste es el caso es importante que su entorno laboral la respalde y que la pareja la acompañe, para superar juntos este trance.


CUANDO LA MAMA DECIDE ESTAR EN CASA

Hay casos en que la mamá por razones personales no trabaja. En estos casos, es imprescindible que la mamá trate de buscar una actividad, aunque sea de pocas horas. Por ejemplo una actividad física, cursos, talleres, algo que la obligue a salir de su casa aunque sea por pocas horas.

El hecho de cambiar de lugar ayuda muchísimo a reestablecerse y recuperar la autoestima. El solo hecho de estar unas horitas en silencio, hablando con otras personas sin escuchar el llanto permanente del recién nacido descomprime mucho la ansiedad y los nervios de la madre.Al llegar a casa se siente renovada. Es como si el tortuoso llanto del bebé se hubiese convertido en una dulce melodía. Esto es tan saludable para ella como para el bebé porque hace que la mamá renueve su paciencia.
Es importante saber que cuando ya se ha sido mamá en otras ocasiones, el síndrome posparto está porque el cambio hormonal siempre sucede pero como la madre permanece volcada en rutinas y tareas que no puede suspender como por ejemplo atender a sus otros hijos, esto atenúa bastante la problemática que se suscita en el primer hijo.
Mientras el padre a los pocos días del nacimiento de su primer hijo reanuda su actividad laboral, la madre se queda sola atendiendo a su hijo. Además de las malas noches, los problemas que se van sucediendo, el strees producido por los transtornos con la lactancia y las alteraciones en los horarios nuevos, la madre pasa muchas horas sola con el bebé, pasando días atendiendo a una sola cosa y sin hablar con nadie hasta que llega su pareja. De ahí la idea de que salir, aunque sea unas horas para distraerse, hace más llevadera la situación. Hay mujeres que dicen que se quedan leyendo un libro, pero eso no sirve. Está en el mismo lugar, escuchando el llanto del bebé, e incluso el mismo bebé esta más llorón por la ansiedad de su madre y su estado nervioso, que el niño percibe.


CONCLUSIÓN

El síndrome posparto es algo natural, como se dijo anteriormente, se debe a un retorno de las hormonas a su funcionamiento normal. Es padecido por todas las mujeres, quien diga que no lo sufrió es porque no lo percibió y cuidado, quizá es más peligroso el enemigo silencioso. Es importante escucharse y mirarse por dentro en esos momentos.

Profesionales o no, de cualquier país, religión, condición social, raza, todas pasamos por lo mismo. Lo más importante es tomar conciencia de ello. Saber que existe, que no es algo que le pasa a una mujer en particular. Es algo común a todas.
Es importante hablarlo con la pareja, con alguna otra mamá que haya parido recientemente o con amigas que la escuchen. Es decir tener un buen entorno comprensivo y también contar con un buen apoyo profesional, además de tratar de empezar o continuar con una actividad.

El ocultar su estado de depresión, el encerrarse, el no compartirlo muchas veces por la ignorancia o la verguenza del que dirán o que pensarán, disfraza la situación y hace que el síndrome se vaya asentando en el inconsciente. Y cuando pasa el tiempo y uno se cree que todo volvió a la normalidad, cuando una menos lo espera aparece con todas las fuerzas.

Es entonces cuando vemos mujeres con manifestaciones fóbicas que no tienen un origen de nacimiento, sino que aparecen de la nada, después de una operación, de un problema económico, de pareja, etc. Que una no entiende por qué se originaron y que pueden desencadenar varias patologías. El síndrome posparto es el origen, pero el desenlace puede añadirse a otras patologías psicológicas.
Sin duda alguna, es importante la difusión de este tema y se debe exigir al profesional médico que trate a la mujer en el embarazo que las oriente al respecto. A pesar de la ciencia y sus avances, hay muchos médicos que se niegan a hablar de dicho tema, dejándoselo exclusivamente a los profesionales de la psiquiatría o la psicologia, y desconociendo que no sólo los obstetras tienen que atender al bebé sino también cubrir el aspecto interno y psíquico de la madre.
Hoy en día está de moda hacer cursos preparto, pero en ninguno se ha pensado en hablar sobre esto. No nos olvidemos que en los cursos preparto hay muchas madres que ya fueron primerizas y su experiencia es la mas valiosa para encarar el difícil trance de la depresión posparto.