jueves, noviembre 27, 2008

Los Sueños en el Antiguo Testamento


Por Juanjo Perez


En el Antiguo Testamento, DiosYahvéh se manifiesta a sus elegidos a través de los sueños. Habla, consuela y ordena a través de las visiones nocturnas. Pero lo más importante es que a través de esas visiones reyes y faraones cambiaron la historia del pueblo judío, y por tanto la historia del cristianismo, del islam y del mundo.
En el capítulo 2 del Libro de Daniel (versículo 19) leemos: "Entonces el misterio fue revelado a Daniel en visión nocturna, por lo cual Daniel bendijo al Dios de los cielos".

Para los judíos del Antiguo Testamento los sueños eran una forma habitual de comunicación con Dios. Yahvéh se manifestaba frecuentemente a sus hijos a través de las visiones nocturnas.

Para autores como Heinz Obermayer, Gerhard Zieler, Kurt Speidel y Klaus Vogt, autores del Diccionario Bíblico de Ediciones Claret, los sueños "son signo especial de profecía y de revelación, de aviso y de precepto; también de consuelo. El Señor necesita con frecuencia ser interpretado por un sabio, que este en unión con Yahvéh, y por eso es considerado don de Dios o actuación del espíritu de Dios".
El Antiguo Testamento da buenos ejemplos de todos estos conceptos desde el mismísimo Pentateuco en adelante.

En el cápitulo 20 (versículos 3 a 6) del Libro del Génesis, por ejemplo -como todo el Pentateuco atribuido a Moisés-, escribe el hagiógrafo: "...pero vino Dios a Abimelec en sueños durante la noche y le dijo: 'Mira que vas a morir por la mujer que has tomado, pues tiene marido'. Abimelec, que no se había acercado a ella, respondió: 'Señor, ¿matarías así al inocente? ¿No me ha dicho él: Es mi hermana? Con corazón íntegro y pureza de manos hice yo esto?'. Y le dijo Dios en el sueño: 'Bien sé yo que lo has hecho con puerza de corazón; por eso te he impedido que pecases contra mí y no he consentido que la tocaras..."

En este caso Dios habla directamente al hombre a través de sus sueños. Y a través de los mismos le informa de sus deseos, de conceptos morales, etc.
Un poco más adelante, en el Libro de los Jueces (Capítulo 7, versículo 13) se dice: "Cuando llegó Gedeón, estaba un hombre contando a su compañero, su sueño, diciéndole: 'He tenido un sueño. Rodaba por el campamento de Madián un pan de cebada que llegó hasta una tienda y chocó en ella, la derribó y la hizo rodar por tierra, y la tienda quedó por tierra'. El compañero le dijo: 'Eso no es sino la espada de Gedeón, hijo de Joás, el jefe de Israel, de Jezrael. Dios ha puesto en sus manos a Madián y a todo el campamento'. Como Gedeón oyó el sueño y la explicación, se posternó...".


Sueños que cambian la historia

Hacia el final del Antiguo Testamento, en el Libro de Daniel, se referencia otras nuevas manifestaciones de Dios en los sueños. Episodios que reflejan la gran importancia histórica que han tenido los interpretes de sueños para la cultura judeocristiana.

En el capítulo 2 de Daniel, se relata como el el año doce de su reinado, el legendario rey Nabucodonosor tuvo un sueño que "turbóse en su espíritu". El rey hizo venir a la corte a astrólogos, adivinos, encantadores y caldeos para que explicasen el sueño. Todo inútil. Habría de ser el joven profeta Daniel que tuviese el conocimiento para interpretar el sueño que angustiaba al rey.
Daniel (2, 19) recibe de Dios la interpretación correcta de la visión de Nabucodonosor, y rápidamente se pone en camino hacia la corte para presentarse ante el rey.

Dice el texto bíblico: "Después de esto fue Daniel a Arioj, a quien había mandado el rey matar a los niños de Babilonia, y le dijo así: 'No extermines a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, que yo le daré la explicación'. Llevó entonces Arioj prestamente a Daniel a la presencia del rey, y díjole así: 'He hallado a uno de los deportados de Judá que dará al rey la explicación'. Respondió el rey diciendo a Daniel, a quien llamaban Baltasar: '¿Podrás tú declararar el sueño que vi y su interpretación?' Daniel respondió delate del rey, diciendo: 'Lo que pide el rey es un misterio que ni sabios, ni astrólogos, ni magos , ni adivinos son capaces de descubrir al rey; pero hay en los cielos un Dios que revela lo secreto y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá en el correr de los tiempos. He aquí tu sueño y la visión que has tenido en el lecho...'"
Daniel no sólo asombra al rey al conocer en intimidad lo que había soñado, sino que hace la interpretación más precisa del significado de la visión. Y gracias a ese prodigio, "el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro y se prosternó ante Daniel, y mandó que le dieran ofrendas y perfumes. Dirigió el rey la palabra a Daniel y dijo: En verdad que vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los reyes, y que revela los secretos, pues tú has podido descubrir este misterio...".
Es decir, que los sueños jugaron un papel importantisimo en la historia del Antiguo Testamento, manifestándose Yahvéh a través de ellos, y haciendo que reyes y faraones se convirtiesen, o al menos favoreciesen al pueblo judío. El mejor ejemplo se encuentra en la historia de José.


El profeta del Faraón

"Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú. Y añadió (el faraón): Mira te pongo sobre toda la tierra de Egipto. Quitose el faraón el anillo de su mano y lo puso en la mano de José...". Este importantísimo episodio para la historia del pueblo judío está reseñado en Génesis 41, 40.

En ese libro se relata la historia de José, hijo de Jacob y nieto de Isaac. Según el Génesis (en todo su capítulo 41 y siguientes) José, envidiado por sus hermanos, fue vendido por ellos como esclavo en Egipto, mientras que a su padre, Jacob, le decían que había muerto devorado por una fiera. En Egipto, siempre según la versión bíblica, José fué comprado por Putifar, ministro del faraón, que lo empleó como mayordomo.

Pero la esposa de Putifar se enamoró del casto José, y no cediendo él a sus insinuaciones, fue denunciado por la pérfida mujer, quien aseguraba que José había intentado seducirla. En la cárcel José compartió calabozo con el Jefe de los Coperos y el Jefe de los Reposteros del Rey de Egipto. En Sión una noche ambos tuvieron sendos sueños, y ambos sueños fueron interpretados proféticamente por José.
En vista de que ambas premoniciones oníricas se cumplieron, años después, cuando el Jefe de Coperos volvió al servicio del Faraón, recomendó a José para interpretar un sueño que había tenido el Rey de Egipto. El famoso sueño de las siete vacas flacas y las siete vacas gordas, y las siete espigas de trigo granosas y las siete desgranadas. José fué conducido a la corte del Faraón e interpretó acertadamente sus sueños, y ese dón oniromántico (oniromancia=adivinación por los sueños) hizo que el Faraón recompensase a José nombrándolo virrey de todo Egipto.

Gracias a esa afortunada interpretación mántica de los sueños del Faraón, el pueblo de Israel acudió a Egipto, donde permanecería hasta el Éxodo dirigido por Moisés hacia la Tierra Prometida. Es decir, que la experiencia mántica de José cumplió un papel fundamental en la historia de Israel, del judaísmo y por tanto también del cristianismo y del Islám.

De la misma forma que Nabucodonosor se postró ante Daniel, o el Faraón ante José, la interpretación de los sueños según el Antiguo Testamento ha cambiado el curso de la historia del mundo en muchas ocasiones. Toda una razón para reflexionar sobre esas extrañas visiones que todos hemos tenido alguna vez en el lecho.