Montserrat Esteva
Fecha del artículo 1/3/2000 / Fecha de alta en Natural 11/12/2003
Muchas personas tratadas por la medicina convencional ven que sus enfermedades no se solucionan. A veces las terapias físicas y manuales tampoco tienen resultados positivos en según que dolencias y es aquí donde se llega a pensar que debe haber algo más que permita recobrar la salud.
Todo el mundo habla, lo mismo si se conocen las terapias alternativas como no, de que se les agota la energía, que no tiene energía para nada más, que han de tomar bebidas energéticas, de los cereales energéticos para niños, que deben hacer vacaciones para cargar pilas... Pero pocos piensan que esta falta de energía o que una energía mal distribuida puede llevar a un desequilibrio de las funciones vitales y por último a la enfermedad.
Desde hace miles de años, los orientales conocen la importancia de la energía en todas las funciones de la vida y llevan a cabo tratamientos encaminados a hacer fluir la energía correctamente por todo el cuerpo en armonía. Los primeros tratamientos consistían en hacer masaje en determinados puntos que más tarde se reconocerían como puntos de acupuntura. De hecho, el masaje es un acto instintivo. Cuando nos hacemos daño frotamos la zona del cuerpo afectada. Cuando nos duele la cabeza, unas veces nos la apretamos con fuerza mientras que otras sólo ponemos la palma de la mano si buscamos calor, o el dorso. Se puede frotar con fuerza o sencillamente pasar la mano suavemente.
Afortunadamente, en occidente hay buenos profesionales de la salud que se han ocupado de obtener información de las terapias energéticas y de divulgarlas. Se han desarrollado diferentes técnicas de masaje que tienen la misma finalidad: hacer que la persona sane y por lo tanto que se encuentre mejor. Una de estas técnicas es el Acupuntomasaje (APM). El alemán Willy Penzell empezó su divulgación en Europa en el año 1969 y posteriormente su colaborador Klaus Radloff lo hizo en el 1981.
El APM, una de las terapias que ayudan a restablecer la circulación energética, es una técnica basada en la Acupuntura tradicional china. De la misma forma que tenemos un sistema sanguíneo, sistema linfático y un sistema nervioso también tenemos un sistema energético. Este sistema energético consta de una extensa y compleja red de canales que reciben el nombre de meridianos por los que circula la energía. Esta energía es la encargada de que las funciones tanto psíquicas como físicas se lleven a término.
El recorrido de la energía a través de los meridianos puede verse interrumpido por diferentes causas: dietéticas, emocionales, traumáticas, ambientales, químicas, etc... que originan disfunciones y si no se tratan debidamente enfermedades. Es sabido que un trastorno brusco o continuado lleva a la enfermedad. Como puede verse, las causas por las que el libre fluir de la energía se puede interrumpir son múltiples por lo que es fácil que se produzcan trastornos energéticos. Tanto los aparatos alimentados por corriente eléctrica, como las líneas de alta tensión, como las tomas de corriente de las casas, como los aparatos alimentados por baterías y pilas o también corrientes subterráneas, crean unos campos magnéticos capaces de interferir en la circulación energéticas i por consiguiente en la salud de las personas. En una época en la que quién más quién menos tiene cerca alguna de estas causas de trastornos, las terapias energéticas son de gran ayuda.
No siempre que se tenga cerca alguno de estos motivos de desestabilización aparecen trastornos. Eso es porque si la persona que está fuerte anímica y emocionalmente siempre es más difícil desestabilizarla. También influye la alimentación. Con frecuencia nos encontramos con personas a las que cuando les apuntamos la posibilidad de que su enfermedad sea un trastorno energético causado por algún tipo de alteración del medio ambiente o de la alimentación, nos responden que ellos siempre han vivido en el mismo lugar, han comido igual y que nunca habían tenido problemas de salud. Seguramente. Pero también es seguro que la resistencia del cuerpo tiene unos límites y que en un periodo de tiempo, más o menos largo, de vivir en circunstancias adversas se produce el trastorno que, si no se corrige, lleva a la enfermedad.
Bien, volvamos a lo que nos ocupa que es el APM. Es un masaje terapéutico basado en los principios de la acupuntura tradicional y que se lleva a cabo con un bastoncito especial o con la punta de los dedos. A diferencia de la acupuntura, donde se tratan puntos situados en los meridianos clavando agujas, en el APM se trata el meridiano entero, y sólo al final de los tratamientos, si aún queda algún resto de dolor o algún pequeño trastorno, se tratan los puntos. Esto es lógico, pues si la energía fluye libremente por todo el meridiano, cuando tratamos un punto es mucho más eficaz que si a este punto no llega la energía o lo hace con dificultades.
Para aplicar una terapia adecuada, es imprescindible hacer un buen diagnóstico. El diagnóstico debe ser siempre lo más preciso posible. Hay diferentes formas para diagnosticar. Naturalmente en primer lugar hay que escuchar y tener en cuenta los síntomas que describe y presenta el paciente. El tacto de la piel y de los meridianos nos da información de su estado energético. También se hace un diagnóstico muy fiable a través de la oreja. En la oreja se encuentran reflejados todo el cuerpo y los meridianos. Haciendo un test en estas zonas de la oreja se puede averiguar el estado energético actual del paciente y aplicar el tratamiento adecuado.
Estos tratamientos consiguen restablecer la situación energética haciendo que la energía fluya en armonía. Pero sólo se puede repartir la energía que posee el paciente, los terapeutas de APM no ponen ni quitan, es por eso que si una persona está débil energéticamente debemos procurar que su energía aumente ya sea mediante la alimentación, la respiración, etc.
Se ha dicho antes que las causas de bloqueo energético podían ser muchas: dietéticas, traumáticas, químicas, ambientales, emocionales,... Y hay que añadir también que cualquier articulación que no funcione correctamente puede provocarlo.
No siempre las grandes articulaciones son las que provocan los mayores trastornos, posiblemente sea lo contrario, ya que como más pequeña sea la movilidad de una articulación más fácilmente queda bloqueada. Uno de las zonas donde se encuentran más articulaciones juntas es la columna vertebral. La base de la columna, el sacro, está muchas veces bloqueado en una posición incorrecta. A la articulación sacro-ilíaca no se le da la importancia que se merece ya que su movilidad es mínima, pero su bloqueo es muy frecuente y obliga a la columna a hacer compensaciones, la mayoría de las veces muy molestas. Este bloqueo puede presentar una pierna “más corta” que la otra (cuando en realidad no lo es). Una pelvis bloqueada además se manifiesta con dolor matinal en la parte baja de la espalda, dolor al empezar a andar, al levantarse cuando hace rato que se está sentado, puesto que la columna tarda bastante rato en adaptarse a cualquier cambio de posición. Las molestias de una pelvis bloqueada se pueden manifestar en cualquier parte del cuerpo y a veces bastante lejanas.
Hay unos meridianos que recorren la columna vertebral. En estos meridianos hay unos puntos que están relacionados con diferentes órganos, por lo que la mala posición de una vértebra correspondiente a uno de estos puntos influirá negativamente sobre el órgano.
Otra de las causas frecuentes de la alteración de la circulación energética son las cicatrices. Ya sean causadas por intervenciones quirúrgicas, vacunas, o algún tipo de accidente. Se pueden encontrar personas con problemas de estreñimiento que tienen una cicatriz de vacuna en el meridiano del intestino grueso, i que una vez tratada la cicatriz y restablecido el flujo energético, los problemas de estreñimiento mejoran.
Muchas mujeres con dolores de cabeza, migrañas, nos dicen que antes de tener hijos, nunca habían sufrido estas molestias. Podemos comprobar que la episotomía es la causa de que la energía no fluya correctamente. En APM se tienen muy en cuenta las cicatrices y su localización.
Los dientes también producen algunas veces interferencias. Hay que decir que el cuerpo responde a estos estímulos que se le dan para que recu-pere la salud con síntomas que, aunque no siempre sean agradables, sí son positivos. El APM es efectivo en todos los campos siempre que las estructuras no estén irreversiblemente afectadas, influye positivamente en la recuperación de la movilidad articular, en caso de limitación de movimiento a consecuencia de accidentes, de reuma, etc.
Se puede pensar que lo que se ha dicho del APM es lo que se dice de muchas otras terapias, y es verdad. Pero el APM es una terapia no agresiva de resultados rápidos y de aplicación sencilla aunque no fácil. El tratamiento se adapta al estado energético del paciente en cada momento. Rinitis, dolores de cabeza, molestias en el sacro, lumbalgias, artritis, artrosis, HTA y un largo etcétera se pueden considerar trastornos energéticos y por lo tanto tratables con APM que actúa restableciendo el funcionamiento energético. En dolores agudos se pueden observar los efectos beneficiosos de una manera inmediata. Además es una terapia muy agradable para el que la recibe y gratificante para el que la practica.