jueves, noviembre 13, 2008

Para la Masonería...DIOS Existe??

C.R.

Cuenta un apólogo hindú que un discípulo se dirigió a su Maestro espiritual y le pidió que le demostrara racionalmente la existencia de Dios. La respuesta del Maestro fué inmediata: "Lo que pides es como querer encender un fósforo para poder ver al sol".


Si como masón me declaro ateo me incluyo entre los que trabajan a la gloria de sus propios errores y su propia ceguera: lleva esto, en sí mismo, una contradicción inocultable e insanable.

Si me incluyo entre los que trabajan a la gloria de las verdades demostrables científicamente me olvido que la Ciencia es algo irremediablemente provisorio: la verdad de hoy es el error de mañana. Sic transit gloria mundi!

Si trabajo a la gloria de la humanidad debería recordar la historia del homo sapiens y es posible que hasta sienta verguenza de tales glorias...

Pretender que Dios es solo una idea o entelequia es cosa muy ingenua. Como surgió el orden natural del Universo? Por azar? Sería más fácil escribir juntos la Biblia, el Fausto, el Quijote y la Divina Comedia revolviendo una sopa de letras... Si alguien pretendiera volar a la luna en un planeador sería justamente acusado de loco. No es un medio adecuado y todos lo reconocen. Que podemos decir entonces del que quiere abarcar los misterios de Dios y los ámbitos del espíritu tan solo con su mente racional? La soberbia humana es realmente demasiado grande...

Entramos en el ámbito del esoterismo y nos enfrentamos con Augustos Misterios cifrados en símbolos y velados por alegorías, con Arcanos Tradicionales que están allí, que nos aguardan para hablarnos a las claras del orden metafísico, de la vida espiritual, de lo que escapa totalmente a la mente racional y a los sentidos. Aquí lo que corresponde es seguir el consejo del Dante:

"O voi ch'avete li intelleti sani,
mirate la dottrina que s'asconde
sotto 'l velame de li versi strani"
(Inferno, IX, 61-63).
(Oh vosotros que teneis el intelecto sano, mirad la doctrina que se esconde bajo el velo de los versos extraños).

Pues los símbolos son la puerta de pasaje a una Realidad de orden más elevado Y, en definitiva, el mundo material y manifestado debe ser considerado como objeto simbólico para elevarnos a la percepción de lo metafísico a partir de lo físico. El mundo moderno ha perdido en casi total medida el sentido del símbolo como camino privilegiado para elevarse al conocimiento metafísico a partir de lo visible y tangible. Hay en esta función del símbolo algo así como una inducción trascendental pues, obrando como catalizadores en nuestra mente, los símbolos hacen que percibamos las verdades inteligibles por medio de su reflejo sensible como señalaba Platón y repetía el pseudo-Dionisio. Si aspiramos en realidad a hallar la Verdad en nosotros mismos el símbolo se torna insustituible. Sin tal llave maestra no podremos remontarnos a las combres del espíritu por el espíritu mismo, en aquellas remotas regiones adonde la mente racional librada a sus fuerzas no alcanza ni puede operar. Y esa Verdad que debemos hallar es...DIOS.

Pero algunos quieren reducirlo todo a la mente concreta y piden pruebas para esta y surgidas de esta. Sería más fácil probarle a un niño de pecho la existencia y unicidad de las soluciones de las ecuaciones en derivadas parciales. O vaciar el océano con una cucharita de café... Otros dicen "Como no lo veo y no lo toco no existe". Luego los ciegos deberían negar la existencia de la luz y de los colores y, además, la del sentido de la vista pues ellos no poseen a este ni perciben aquellos (Guénon).

Y así van estas personas de tumbo en tumbo, sosteniendo errores y apartándose cada vez más de los valores del espíritu pues como es posible para ellos aceptar y reverenciar aquello que no alcanzan ni perciben? A fuerza de querer ser racionales caen en la irracionalidad completa. Triste paradoja! Menos orgullo y delirios de omnipotencia, más humildad y tal vez se les torne todo mucho más fácil...


DIOS Y G.•.A.•.D.•.U.•.
C. R.

La Mas:. es una organización iniciática tradicional, inmutable en cuanto a sus Principios y no lo que, con el correr del tiempo, han pretendido hacer de ella algunos “masones”. Precisamente esos esfuerzos por sacar a las cosas de su cauce ha conducido (como han señalado varios autores) a un auténtico estado de degeneración en amplios círculos de la Ord:. . En estos no solo se ha perdido u olvidado lo esencial sino incluso hasta lo accesorio.

Y, lo que es casi increíble, se llega a condenar y a perseguir cualquier voz que se alce para restituir las cosas a su estado anterior y normal. La falta de estudio y de reflexión sobre temas propios de la Ord:. incide poderosamente en esto. Prueba de ello es que la mayoría de los HH:. se contenta con repetir malamente el contenido de sus libritos de Ritual y ahí terminan sus esfuerzos de profundización en lo que a las tradiciones propias atañe.

En primer lugar es imposible no estar de acuerdo con la afirmación de que hoy por hoy y en los hechos el G:. A:.D:.U:. es un símbolo iniciático que debe ser considerado de manera racional como todos los otros símbolos. Y esto precisamente lo distingue del Dios personal y antropomórfico de las religiones occidentales que no solamente constituye un concepto irracional sino que a las claras resulta, además, ANTI-RACIONAL. No cabe pues en la actualidad sino honrar al G:.A:.D:.U:. y no cabe adorarlo. Que algunos HH:. tengamos a veces este uso impropio “El G:.A:.D:.U:. lo quiera” es erróneo conceptualmente aunque seamos sinceros creyentes en Dios. Es una especie de costumbre (como cuando decimos Ojalá! (que viene del árabe Oj-Allah: Dios lo quiera!). Esto a cualquiera le pasa y proviene de reflejos condicionados adquiridos en la infancia). Aclaro que en mi Rito decimos el S:.A:.D:.L:.M:. pero no hay diferencia esencial en ello. Sigue siendo un símbolo. Pero aquí se plantea un problema de atrapante interés. Fue creada esta expresión desde el vamos como un símbolo de concordancia o tenía ella originalmente un contenido teísta definido y especial alusivo en forma directa al Ser Supremo, a Dios? Los manuscritos masónicos de Occidente más antiguos de que se dispone no nos enseñan nada al respecto. Ponen sí en claro tales manuscritos que quienes los escribieron y emplearon eran profundamente devotos en sentido religioso exotérico corriente. Negar esto es reconocer que no se los ha leído.

Y quien osaría negarles el carácter de HH:. MM:. a nuestros antecesores operativos? No puede menos que llamar la atención como han cambiado las cosas en menos de cuatro siglos.

Que todo ese cambio sea positivo no lo voy a discutir aquí. Y entiéndase bien que me cuido de decir el disparate de que hay que volver a tal estado de cosas tipo siglo XVI.

El problema es ir más atrás en el tiempo. Y estudiar que significa la expresión G:.A:.D:.U:. en sí misma ab ovo pues aquí puede haber grandes sorpresas. Y cabe agregar que el H:. Guénon llega a la puerta de esto pero no entra. Cuando se ocupó del tema parece que no podía decir lo que hubiera deseado. Se puede plantear el problema así: porque no se dice a la mayor gloria de Dios o a la gloria del Creador sino a la Gloria del G:.A:.D:.U:.? Justamente ahí esta la diferencia esencial: la Mas:. es muy antigua y por cierto muy anterior a la línea de pensamiento judeo-cristiana. Es en esta última en la que aparece la noción de Dios Creador de la materia (Lo que solo acarrea problemas lógicos y discusiones filosóficas. En rigor es una de las tantas nociones o atributos autocontradictorios que los teólogos le endilgan a Dios). Pero en las religiones y cosmovisiones más antiguas esta noción del Dios Creador simplemente no existe. No hace mucho el Dalai Lama hizo unas declaraciones a la prensa muy interesantes al respecto diciendo que esto del Dios Creador es cosa de religiones menos antiguas (en realidad el budismo a partir de Buda mismo nunca se ocupó de Dios sino del Dharma exclusivamente). En el hinduísmo es exactamente lo mismo: el proceso mundial surge como interacción de Purusha (Espíritu) y Prakriti (Materia) (ver Bhagavad Gita) pero ambos existieron desde siempre. En Egipto antiguo la situación era parecida: Osiris, Isis, Horus no se ocuparon nunca de crear el mundo.

En Memphis era venerado Ptah, dios de los constructores, artistas, herreros y artesanos pero él tampoco creaba. Se lo representaba dando forma al mundo como huevo primordial en su rueda de alfarero pero nunca se dijo que él hubiera creado esa materia de partida. Esta concepción de Ptah como “dios personal y de las estampitas” era la popular pero en los templos todo era concebido y enseñado de manera más sofisticada y abstracta. Esto es usual en Oriente: se parte de una primera versión “infantil” y luego se la profundiza por etapas.

Y, por todo esto G:.A:.D:.U:. querría decir tal vez otrora “El que da forma al Cosmos”, el moldeador de la materia siguiendo su propia idea y concepción, su propio Plan. Pero no el creador. Es esta la concepción tradicional de Dios en el más estricto sentido de la palabra. Desde luego esto que afirmo es netamente especulativo. Guénon plantea apenas el problema y no lo resuelve. Pero es lo dicho muy plausible y no lo es en cambio admitir que la noción de G:.A:.D:.U:. nació directamente como un símbolo apto para la convivencia de distintos credos y puntos de vista: no habría habido en rigor necesidad para ello en un comienzo. Simplemente se cambiaron con el tiempo las cosas por presiones de racionalistas cada vez más alejados del espíritu de la Mas:. original. La prueba surge pues de manera indirecta para quienes piensan por sí mismos.