Nadia Vado
Soy católica practicante e instructora de yoga. La experiencia de practicar yoga paralelo a mi integración en comunidades católicas ha sido un complemento para mi crecimiento integral; sin embargo, me han criticado y juzgado por hacer yoga siendo católica. Algunas personas llaman a los yoguis ocultistas, demoníacos y satánicos, hecho que me motiva a abordar algunas ideas que causan confusión sobre el yoga:
1) Se dice que el yoga abre los chakras permitiendo que los demonios entren al cuerpo. Ciertamente las posturas de yoga abren los puntos energéticos (chakras) del cuerpo lo que es positivo para la salud física y espiritual, ya que permite que la energía corporal fluya, no se congestione ni reduzca. Cuando la energía baja por estrés, negatividad, depresión, etc. ya no protege el cuerpo físico como una coraza ante virus, bacterias y demás y la persona se enferma con más frecuencia. Hace varios años trabajé en comunidades católicas con jóvenes que tenían problemas espirituales, algunos habían participado en cultos satánicos, jugado güija o invocado espíritus. Evidentemente, estaban perturbados y necesitaban ayuda, pero nunca tuvimos casos de yoguis jóvenes que generalmente buscan algo diferente como luz, calma y bienestar. El yoga ha sido practicado por personalidades admiradas por su espiritualidad como Gandhi y el Dalai Lama, y ni hablar de los más de veinte millones de estadounidenses que practican yoga porque todos juntos seríamos un infierno en la tierra si los chakras nos endemoniaran.
2) Se critica la meditación como parte de la práctica del yoga alegando que los espíritus malignos entran a la mente. La meditación es una práctica que libera la mente de pensamientos en forma de preocupaciones, angustias, temores
Existen muchas técnicas y formas de meditar, lo que varía en cada persona es la intención con que se realiza. La intención de un cristiano en la meditación podría ser encontrar a Cristo. Jesús oraba y meditaba en silencio en sus vigilias y en el desierto. La meditación como terapia está siendo recomendada por psicólogos y psiquiatras, también la practican personas de diferentes religiones. Cuando meditamos, el alma encuentra en el silencio interior a Dios que mora en nosotros, de forma que un espíritu dañino no puede en ese momento entrar en la mente de la persona que no lo invoca o que no abre consciente o inconscientemente puertas/ventanas contrarias a la energía divina de Dios. 3) Se considera el yoga peligroso por tener orígenes en el hinduismo. El yoga nace en India como una práctica hinduista, más nunca ha pretendido ser una religión. Se difundió a otras religiones con la intención de obtener los beneficios sin interferir en el credo del practicante. Cuando un católico critica ofensivamente el yoga como práctica hinduista, es similar a que un cristiano evangélico critique el rezo del rosario como practica católica, por tanto el respeto a las religiones y sus prácticas se vuelve fundamental. Jesús habló del amor y no enfatizó en religiosidad, quedando claro que las religiones son un asunto secundario y que el amor y respeto al prójimo anteceden el juicio de las “religiones correctas e incorrectas”. La Iglesia católica está abriéndose a las buenas prácticas de otras religiones. En enero de 2013, el Obispo y experto doctrinal Raffaello Martinelli, comunicó en el “Argomenti di Attualittá”: “Ya que la Iglesia católica no rechaza nada que sea cierto y santo en estas religiones, los católicos no deben tener prejuicios contra la respiración controlada, mantras y otras prácticas orientales por no ser cristianas. Los católicos pueden, sin embargo, tomar de ellos lo que sea útil, siempre que no pierdan de vista el concepto cristiano de oración, su lógica y sus necesidades, ya que es dentro de la esfera espiritual cristiana que estas prácticas deben ser empleadas”. Entonces, ¿existen contradicciones entre yoga y catolicismo? Ninguna, no son comparables, el yoga no es una religión, el catolicismo sí. En una clase de yoga no se habla de religión, se respeta el credo del practicante. Agradezco a sacerdotes que me apoyan para practicar yoga. Encuentro en mi Iglesia a través de ellos amor y acogida, estoy orgullosa de ser católica, al igual que poder servir a otros con mis clases.
La autora es Instructora de Hatha Yoga