1. La psique se manifiesta a sí misma como andrógino, que contiene a la vez energías masculinas y femeninas. Cada hombre tiene que conectar el ego "masculino" con el aspecto de su psique que el inconsciente ve como su aspecto "femenino". El ego "femenino" de cada mujer tiene que hacer una síntesis con el aspecto "masculino", simbólico, de su ser total.
Las energías arquetípicas que hay en
nosotros le parecen a la mente consciente como pares complementarios: Yin y
Yang, femenino y masculino, negativo y positivo, luz y oscuridad. Una parte de
mí vive en la mente consciente y otra parte - la cualidad complementaria que
completa el todo - está oculta en el inconsciente. El inconsciente constantemente
utiliza la dicotomía masculino-femenino para simbolizar el intercambio de las
fuerzas internas que deben equilibrarse y completarse las unas a las otras.
Pueden aparecer como opuestos que son
dos facetas de una misma fuente de energía.
2. El aspecto más importante de la
psique andrógina es la imagen-alma . En cada hombre y mujer existe un ser
interior cuya función primordial es la de servir como psicobomba - la que guía
el ego al mundo interior y sirve como mediador entre el ego y el inconsciente.
Jung tenía la sensación de que esta
persona interior correspondía a la concepción tradicional religiosa del alma
como parte interna de nosotros que nos conecta con el mundo espiritual y nos
lleva a Dios/Dharma, por lo que se refirió a la imagen-alma femenina del hombre
como anima y a la imagen-alma masculina en la mujer como animus. Anima y animus
son palabras latinas que significan alma.
Es importante el que seamos
conscientes de las imágenes-alma. Aparecen regularmente en nuestros sueños y
juegan un importantísimo papel en nuestro desarrollo como individuos. Afectan
todo el curso de nuestras vidas.
Nuestro deseo no-nacido de unidad y
significado, nuestro deseo de juntar las partes opuestas de nosotros, de ir
hacia el inconsciente y explorar el mundo interior y experimentar la
experiencia religiosa, se concentra en estos seres internos que son los mediadores
entre nuestros egos y el vasto inconsciente. Si no interactuamos con el anima o
animus en nuestro trabajo interno, inevitablemente los proyectamos a áreas de nuestras
vidas a las que no pertenecen.
Por ejemplo, un hombre puede proyectar
su anima en su trabajo y obsesionarse con él, introduciendo su trabajo en un
canal inferior a su vida religiosa. Una mujer puede proyectar su anima en un
hombre externo y enamorarse no tanto del ser humano sino de la imagen-alma que
ha proyectado en él. La base de la fantasía romántica, que tan a menudo sabotea
el amor humano ordinario, es la proyección del anima de un hombre en una mujer
o el animus de una mujer en un hombre externo. De este modo la gente trata de
completarse por medio de otro ser humano, intenta vivir, fuera del
inconsciente, partes no realizadas de sí mismo a través de la persona externa
en la que pone la proyección romántica.
3. El sí mismo es el principio de
integración. Es también el todo, la persona completa.
Cuando un símbolo del sí mismo aparece
en un sueño, representa no solo la totalidad de nuestro ser, sino también nuestra
capacidad potencial para la más alta conciencia, la consciencia de unidad en
nosotros y en el cosmos.
El sí mismo tiene símbolos
característicos: El circulo, el mándala (un circulo dividido en cuatro partes),
el cuadrado y el diamante, son todas ellas figuras abstractas que expresan el
sí mismo arquetipal. El sí mismo está presente en todos los sueños cuaternarios,
sueños que implican cuatro caracteres o de algún modo acentúan el número
cuatro.
Otro símbolo característico del sí
mismo es la pareja divina o real: la conjunción de las polaridades de masculino
y femenino, del mismo modo que la conjunción de los dragones Yin y Yang
simbolizan la más alta síntesis del sí mismo.
La individuación es un movimiento
hacia la conciencia del ser interior total. Utilizando nuestros sueños como
modelo, podemos ver que la individuación también consiste, en gran medida, en
conjuntar en una síntesis las diferentes personas que hay en nosotros.
La individuación no es solo volverse
consciente de estos sistemas de energías internas, también es relacionarlas y
proporcionarles unidad.
4. Existe otro sistema básico de
energía en el inconsciente que aparece con frecuencia en nuestros sueños y es
útil conocer. Jung llamo a este ser interno la sombra. En toda persona existe
una parte del inconsciente muy cercana al ego y que normalmente aparece como
del mismo genero que el soñador. La sombra es una suerte de alter ego, separado
de la mente-ego consciente y sentenciado a vivir en el inconsciente.
Normalmente la sombra contiene
cualidades y trazos, tanto negativos como positivos, que son parte natural de
la personalidad-ego. Pero el ego, por una u otra razón, ha fracasado a la hora
de asimilar estas cualidades de la sombra o las ha reprimido totalmente. En
ocasiones las cualidades de la sombra le parecen al ego primitivas o embarazosas;
uno no quiere admitir que le pertenecen. A veces la sombra tiene una fuerza
positiva tremenda que el ego no quiere reclamar porque puede representar mucha
responsabilidad o una oración amenazadora para la débil autoimagen que uno
se ha formado.
El modo en que la sombra aparece en un sueño depende de las actitudes del ego. Por ejemplo, si la actitud de un hombre es amistosa con su sombra interna y desea crecer y cambiar, la sombra a veces aparecerá como un amigo que puede ayudar, un "compinche", un hermano tribal que le ayuda en su aventura, lo empuja y le enseña habilidades. Si esta tratando de reprimir su sombra, normalmente aparecerá como un enemigo odioso, una bestia o un monstruo que le ataca en sus sueños. Lo mismo rige con las mujeres. Según sea su relación con su sombra, ella aparecerá como una hermana amorosa o como una bruja terrible.