viernes, julio 09, 2021

ARTURO PHILIP: De la Psiquiatría al Chamanísmo

El estudio de los fenómenos transculturales lleva consigo varios riesgos que es imprescindible asumir. Cuando se trata de interpretar una realidad que puede ser vista con ojos muy diferentes, según el lugar y la forma como se mire, lo mínimo que se necesita es una amplia dosis de respeto a lo que sería la visión antagónica o, al menos, diferente. Es precisamente esa consideración respetuosa hacia la experiencia ajena la que puede llevar al encuentro y a la síntesis de lo que, en caso contrario, sería una divergencia mejor o peor calificada, pero desencuentro al fin.

Si al chamanismo lo miramos desde una psiquiatría rígidamente aferrada a sus principios tradicionales y básicos, seguramente lo encontraremos dentro de las formas primitivas de pensamiento mágico, formando parte de mitos y tradiciones por lo general surgidos de leyendas, sin nada concreto ni real que lo avale, más allá de la creencia ciega e "ignorante", cuando no fanática y peligrosa.

Por supuesto que, personalmente, no comparto para nada ese punto de vista, pero ya he tenido ocasión de comentar en algún otro artículo de esta página (véase "Historias prohibidas") cómo con frecuencia los médicos se apresuran a descalificar las formas chamánicas de tratamiento y curación, sin tomar los adecuados recaudos informativos al respecto y adoptando una posición de omnipotencia de su pensamiento e ideación racional a ultranza, que los lleva a posiciones extremas de crítica desde las que no se construye absolutamente nada y se cierran puertas cuando lo más positivo sería abrirlas.

Justamente pensando en dos conceptos para mí fundamentales en el tratamiento de esta cuestión del chamanismo, como son apertura (mental y conceptual) junto a respeto (en el sentido de no imponer autoritarismos de ninguna índole) es que quiero rescatar un libro muy valioso, que fue editado hace ya algunos años y que lleva la autoría del médico psiquiatra de origen platense, Arturo Philip. Se trata de "La curación chamánica", subtitulado como las "experiencias de un psiquiatra con la medicina aborigen argentina"...

Creo que se trata de una obra destinada por igual al "entendido" o al neófito en la materia, por cuanto todo el material que se muestra y analiza se va engarzando en una didáctica que se hace atractiva mientras se avanza en las páginas.

El autor comienza contando sus experiencias en el Hospital Neuropsiquiátrico de Carmen de Patagones, donde por las características de la población y su proximidad con las comunidades mapuches pudo desarrollar un trabajo magnífico que bien merece ser conocido y reconocido, porque seguramente no son muchos los que pueden ofrecer a quienes gustan de la temática, como yo, un testimonio tan valedero, enriquecido por experiencias increíbles y dejando abiertos todos los puentes posibles para un entendimiento transcultural que es capaz de derribar barreras que parecen infranqueables.

El Dr. Philip relata en un lenguaje sencillo, fácilmente comprensible, con modestia y autoridad en la materia como pudo cambiar, desde una pequeña institución del interior del país, el marco y la técnica terapéutica para el tratamiento de esas clásicas psicosis crónicas que uno ha visto en hospitales de crónicos como una "reliquia irreductible" del pensamiento alienado.

Por supuesto que no lo hizo él solo ni tampoco se puso a mirar hacia abajo desde el pedestal de la psiquiatría. Todo lo contrario. Desjerarquizó las jerarquías inútiles o inoperables y abrió una línea horizontal operativa, multidisciplinaria, multiprofesional, multifacética y, sobre todo, democrática y tolerante con principios "extraños" al pensamiento personal consciente. La terapia psiquiátrico chamánica se convirtió en una suerte de arte multiestelar donde las "estrellas" eran todos, el conjunto, el grupo, la interacción y nadie en particular se llevó ningún laurel que no fuera compartido entre todos los integrantes de la experiencia.

He visto y conocido pacientes psicóticos crónicos y terminales como los que muestra Philip en su libro y se que, cuando el pensamiento lógico se derrumba hasta sus últimos cimientos, su reconstrucción es poco menos que una tarea imposible. Tal fue, por ejemplo, el mensaje de aquella famosa película musical de Alan Parker, El muro, o la pared, que termina con el protagonista destruído en el contexto de una psicosis esquizofrénica paranoide cuya representación "grafica" fue "otro ladrillo en la pared", una pared derrumbada y con todos los ladrillos sueltos sin ninguna posibilidad de poder volverlos a armar en un conjunto.

Para evitar precisamente eso, o para no declararse vencido por la fuerza de la alienación, Philip introdujo al chamán al lado del terapeuta y, como hubiera dicho Enrique Pichón Riviere: "Metámonos juntos dentro de la locura, para después rajar los dos de ella y salvarnos como podamos". Esta metáfora de Riviere la ejecuta magníficamente Philip pero con un elenco mucho mayor, con un escenario natural más amplio que cualquier teatro, dando vida al mito interno y externo de cada uno, rescatando las verdades ocultas de una tierra que se nutre de sabiduría propia, más allá del conocimiento académico aportado por cada uno de los profesionales participantes, aunque sea como observadores.

Lo anecdótico, lo sin importancia, lo intrascendente, también merece ser destacado y es que esta brillante experiencia en Carmen de Patagones, que tuvo incluso repercusión nacional a través de su presentación en congresos de psiquiatría y otras reuniones científicas y artísticas (ciencia y arte deben ser una sola cosa, decía Leonardo Da Vinci, uno de los cerebros más claros que haya dado la Humanidad), tuvo el final esperado: la destitución del hospital de todos los participantes y el "escrache" barato y sin otro fundamento que la envidia de los burócratas e incapaces. Y eso que estábamos en democracia, ya que esto acontecía en 1987, tras cuatro años de recuperación institucional.

Pero la semilla plantada por Philip y su gente debía germinar, aunque sus ramas y sus gajos aparecieran en otras latitudes. El libro cuenta también como se siguió trabajando y enriqueciendo una experiencia única, llevada incluso al plano internacional porque se logró proyección a Brasil, España y Francia.

"La curación chamánica" no se agota en el relato de hechos históricos, anecdóticos o en la compilación de recuerdos, sino que ofrece una variada gama de conocimientos de inapreciable valor para quienes buscamos la forma de introducirnos cada vez un poco más profundamente en ese campo tan rico y fértil como es el de la antropología cultural. Con experiencias propias y con elementos tomados de otros autores cuya bibliografía se menciona, la exposición pasa por temas como la Pachamama, la importancia que tiene desde el punto de vista chamánico el "estar" por sobre el "ser", la explicación clara en la escritura y la gráfica de conceptos un tanto vagos y difusos como el "punto de encaje". Al respecto, a mí me habían quedado bastantes dudas sobre lo que en realidad era y lo que significaba el tal "punto de encaje", luego de la lectura completa de toda la obra de Carlos Castaneda, que gira mucho en torno a ese tema. Pues bien, Philip me ayudó a disipar varias incógnitas y me dio una visión más amplia y acabada de lo que es la percepción en el mundo del chamanismo. Una percepción que, contrariamente a lo que uno introyectó desde el modelo médico basado en la captación sensorial de lo externo, en el chamanismo se nutre primariamente de lo interno y desde ahí se proyecta hacia el afuera.

Otro hecho importante es que, en ningún momento el autor reniega de su condición de médico psiquiatra, ni tampoco de su formación psicoanalítica, a la que se aproxima en reiteradas oportunidades, toda vez que debía tratar la interacción personal múltiple como un fenómeno basado en la transferencia y la contratransferencia.

En síntesis, me llegó un poco tarde mi ejemplar de "La curación chamánica", editado en Buenos Aires en 1994, pero creo que cada cosa aparece en la vida de una persona cuando ésta se encuentra en condiciones de receptarla. Mi momento fue éste y, si a alguien le interesa la lectura antropológica cultural vinculada con las civilizaciones indígenas argentinas y todavía no tomó conocimiento del libro escrito por Arturo Philip, creo que bien vale la pena (mejor dicho, el gusto) de introducirse en su lectura.