lunes, julio 12, 2021

Los Moribundos y Elisabeth Kubler-Ross

J. Cámara

“Aquellos que estén preparados, captarán lo que digo y me creerán. Y los que no lo estén, argumentarán con sutilezas del raciocinio y con pedanterías” (E. Kübler-Ross)

Brian Weiss nos aseguraba que, tras morir, nos reuníamos con nuestros guías espirituales y decidíamos si era necesario reencarnarnos para aprender todo aquello que necesitábamos saber. Nos recordaba que la finalidad de la vida es aprender y que el amor es el fin último de la vida, el máximo aprendizaje. Pero ¿Qué sucede antes de esa reunión con los guías?

Una mañana, hablando con una psicóloga amiga mía, le comentaba lo que había descubierto de B. Weiss. Ella me invitó a leer a la primera científica que estudió durante treinta años las experiencias de los moribundos en el umbral de la muerte. Era la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. Sobre sus descubrimientos hablaremos a lo largo de este post.

Kübler-Ross comenzó muy joven a trabajar con enfermos y moribundos, mucho antes de licenciarse como médico. Colaboró en reconstrucciones de pueblos destrozados tras la segunda guerra mundial y tras licenciarse fue a vivir a EE.UU, donde investigó y escribió trece obras, sentando las bases de los modernos cuidados paliativos, cuyo objetivo es que el enfermo afronte la muerte con serenidad y hasta con alegría. Además fue la primera en hablar de las fases del duelo. Esta psiquiatra ha explicado en sus diferentes obras qué sucede, paso a paso, cuando dejamos de vivir físicamente...

Las etapas de la muerte. Al morir, bien sea de manera definitiva o bien temporal (mientras nos reaniman), suceden varias etapas que todo el mundo atraviesa. Por lo que investigó en sus treinta años esta psiquiatra, en el momento de la muerte se produce un deterioro de la conciencia presente. El sujeto nota unos zumbidos extraños y, de pronto, sale de su cuerpo. Puede ver y oír todo lo que sucede a su alrededor, sinembargo desaparece el tiempo y el espacio. El fallecido puede viajar al lugar que quiera o ver a la persona que desee tan solo con pensarlo. Si la persona muerta tenía alguna enfermedad, en este momento le ha desaparecido: los ciegos pueden ver, la gente a la que le falta algún miembro del cuerpo vuelve a tenerlo, no hay dolores: el cuerpo ha sanado. Tras esto, todo se vuelve oscuro para el muerto y se reencuentra con diferentes espíritus, bien sean familiares fallecidos anteriormente o sus guías espirituales. Tras este encuentro que todos los moribundos relatan, aparece un espacio celestial, tranquilo, sereno. Ningún fallecido siente miedo ante la situación que se le presenta. En este espacio celestial, aparece un túnel desde el que se ve, al fondo, una luz. Todas las personas que han pasado con esto dicen que no se puede expresar con palabras cómo es esa luz, está viva, irradia amor y bondad.

Dentro de ese túnel pueden pasar dos cosas: si la persona fallecida vuelve a la vida con la reanimación médica, ahí finaliza su experiencia. En cambio, si la persona ha muerto continuará en ese túnel para experimentar lo siguiente:

Las personas que mueren ven en ese momento como se rompe el “cordón de plata”. Este cordón, del que habla la gente que ha tenido estas experiencias, así como de quieren practican meditación y hacen viajes fuera del cuerpo, es el que uno el cuerpo físico con el cuerpo espiritual. Sólo se rompe cuando la persona muere, y una vez roto es imposible volver a la vida presente. Pues bien, cuando se rompe este cordón, la persona continúa en ese túnel, acompañada de familiares fallecidos o gente a la que amó, así como con sus guías espirituales. Entonces comienza la última etapa que conocemos. Mucha gente la ha descrito como “toda tu vida pasa por delante de ti como si fuese una película”. Y, más o menos, así es. Lo que realmente sucede es que todos los acontecimientos de tu vida, todas las cosas que hiciste o que no hiciste, se reviven en ese túnel. Según el psiquiatra R. Moody, experimentas todas las emociones y sensaciones de tus acciones. Si hiciste daño, lo sentirás ahora. Si amaste, sentirás ese amor. Todo, absolutamente todo lo que hiciste sentir a los demás, lo vas a experimentar en este momento. Es aquí, en este momento, cuando entiendes la vida y su finalidad. Es aquí cuando tu conciencia se expande y eres capaz de acceder a todo el conocimiento. Sabes ya que todas tus acciones, tienen consecuencias. Sin excepción.

Esto es lo que algunas religiones llaman equivocadamente el “juicio final”. Sin embargo, nadie te juzga, eres tú mismo el que se da cuenta de todo lo que hizo mal, el que experimenta todo el daño que hizo, el que siente todo lo bueno que llevó a cabo. En este “juicio personal”, además, se te plantea todo lo que pudiste ser y no fuiste. Todas las potencialidades que se te dieron y que no aprovechaste. Es, precisamente en ese túnel, con la ayuda de tus guías, donde decides si debes volver a la Tierra a seguir aprendiendo o debes quedarte ya allí, aprendiendo de otro modo.

“En la presencia de esta Luz, os dais cuenta de que toda vuestra vida aquí abajo no es más que una escuela en la que debéis aprender ciertas cosas y pasar ciertos exámenes. Cuando habéis terminado el programa y lo habéis aprobado, entonces podéis entrar” (E. Kübler-Ross)

Resumir la obra de Kübler-Ross en una página es imposible, pero hay varias frases que nos pueden ayudar a entender más todo este tema:

“Os daréis cuenta de que erais vosotros mismos vuestros peores enemigos, puesto que en el túnel debéis reprocharos el haber dejado pasar tantas oportunidades para crecer”
“Cada uno de nosotros puede convertirse en un monstruo nazi, pero de igual manera cada uno tiene la oportunidad de llegar a ser la Madre Teresa de Calcuta”
“El sentido del sufrimiento es éste: todo sufrimiento genera crecimiento. Nada de lo que nos ocurre es negativo, absolutamente nada. Todos los sufrimientos y pruebas, incluso las pérdidas más importantes, son siempre regalos”