jueves, agosto 26, 2021

Conceptos y Definiciones en Feng-Shui

Como nota importante aclaro que incluyo aquí términos traducidos al chino que son ampliamente aceptados en español. A efectos de ser correctamente traducidos al chino aparecen en pinyin en cursiva y en chino tradicional, obviando la traducción simplificada del putoghua debido al origen antiguo de los conceptos.

¿Qué es el Feng Shui, 風風?

Debo aclarar nuevamente que tengo la idea de presentarle una vivencia personal sobre el Feng Shui, por tanto no se trata de una visión desde Oriente traducida a Occidente sino del estudio, desde Occidente, de los principios básicos sobre los que el Feng Shui se origina y que forman parte del I Ching, Jijing 疾疾,o Libro de las Mutaciones, para lo cual utilizamos la traducción al español del Trabajo de Richard Wilhelm.

Para comenzar quiero definir dos parámetros, sobre los que se basa esta visión personal y mi acercamiento hacia este Arte, que son: Primero la manera de abordar los conceptos que maneja el Feng Shui y segundo el concepto del Feng Shui en sí mismo.

Primeramente hago un acercamiento desde una perspectiva netamente occidental puesto que yo mismo soy occidental, pero respetando la idea china de que cada cosa está formada por una totalidad de elementos los cuales, en sí mismos, poseen la cualidad del todo, producto de su simultaneidad sincronizada, es decir que los elementos de un todo confluyen en un mismo momento, dado que su cualidad primitiva les atrae entre sí y les organiza como un evento total...

Por esta razón ningún concepto dentro de este libro será utilizado per se y como remedio infalible par toda situación similar, sino que cada situación debe ser estudiada por separado, buscando siempre la causa primera del desequilibrio.

Por otro lado y en segundo lugar, bajo nuestro punto de vista y a juzgar por los conceptos tan dispares que se encuentran en los diferentes autores, la cuestión de la definición del Feng Shui no ha sido aclarada todavía, lo que hace presuponer que estas definiciones tienen mucho que ver con la personalidad y la propia visión de la persona que las enuncia en cada caso.

Se hace pues necesario establecer un concepto que sea válido y que se encuentre, además, en total concordancia con una concepción unitaria de las cosas, de acuerdo con la filosofía inherente al I Ching.

La traducción literal del chino es Feng = aire y Shui = agua. Pero en las lenguas occidentales este tipo de traducción no tiene ningún valor puesto que la diferencia entre un símbolo del Mandarín y una palabra occidental es tan grande que de la definición de un solo símbolo puede ocupar varias líneas. Esto se debe a que los símbolos chinos llevan incluidos conceptos globales, lo que hace inútil el intento de traducirlos en una sola palabra. Por lo tanto para entender Feng Shui tenemos que remitirnos al I Ching, y así no encasillarnos con la idea general de que el Feng Shui tiene que ver con ubicación, situación y diseño de los espacios.

Los comentarios del I Ching sobre la idea Aire son que "lo oscuro, de por sí rígido e inmóvil, se ve envuelto por la penetración del principio luminoso al que se subordina con suavidad y dulzura".

En cuanto al concepto Agua, significa el precipitarse dentro de algo y quedarse justo en la parte del medio tal "como el agua queda en la hondonada de un valle", dando como resultado la vida.

De esta manera el término Aire Agua tiene un significado más amplio y al conjuntar las imágenes anteriores podemos pues conceptuar que el Feng Shui es el arte de modificar positivamente la energía que emana de las cosas hasta lograr su equilibrio, lo que da como resultado el resurgir de la vida. Con este concepto, tan amplio como su original chino, podemos englobar y comprender todas las Escuelas de Feng Shui, desde las que basan su acción en la parte material del espacio hasta las que actúan sobre su base inmaterial, con excelentes resultados, como he observado personalmente. Para completar la explicación del concepto decimos que es un Arte pues requiere el desarrollo de habilidades sensoriales, estéticas e intelectuales para dominar el conjunto de reglas que le rigen, lo que requiere una práctica sostenida de estas.

En otro orden de cosas y una vez aclarados los parámetros anteriores podemos lanzar la hipótesis cierta de que si el Feng Shui es el Arte de modificar positivamente la energía que emana de las cosas hasta lograr su equilibrio, lo que da como resultado el resurgir de la vida entonces el espacio es una mera metáfora de nuestra propia existencia y todo el trabajo se resume al estudio del flujo de la energía de las cosas, su modificación y los métodos de equilibrio de estas energías.

Esto es así independientemente del aspecto físico del espacio, que puede verse modificado en consecuencia y no al contrario, lo que explicaría el poco resultado de algunos métodos cuya concepción inicial parte desde el espacio hacia la energía en lugar de partir desde la energía, que es causal, hacia el espacio, que es la consecuencia de esta.

Toda esta amplia visión del Feng Shui determina como consecuencia los principios sobre los que se basa este trabajo y que han guiado mi práctica y mi enseñanza del Feng Shui.

Finalmente he de aclarar que no está dentro de mis objetivos crear variaciones dentro de la filosofía china, pero sí profundizar dentro del estudio del I Ching y su aplicación a la mejora de la comprensión del Arte del Feng Shui en occidente.

Comentarios al Yijing, 疾疾

El I Ching, llamado también Yijing 疾疾 , se trata de un libro de oráculos de una tradición distinta de la de los huesos y caparazones de tortuga, también muy común en la china antigua pero dentro del mismo espíritu. El oráculo del I Ching se basa en un sistema binario de líneas débiles y fuertes, y sus combinaciones en ocho trigramas (los ocho trigramas o 八八bagua) de tres líneas, y sesenta y cuatro hexagramas de seis líneas cada uno. Con expresión matemática, los sesenta y cuatro hexagramas son todas las variaciones con repetición de dos elementos básicos, la línea entera y la línea partida, tomados de seis en seis. Por el hecho de que se trata de un sistema binario, se compara a veces al lenguaje básico de los actuales ordenadores.

Para hacer la consulta y obtener uno de los sesenta y cuatro hexagramas, se utilizaban ramas de milenrama (Achillea millefolium), que debidamente manipuladas daban unos resultados numéricos que se interpretaban como una línea fuerte (un segmento entero) o una línea débil (un segmento dividido). El texto del I Ching contiene los oráculos correspondientes a cada uno de los hexagramas, en conjunto y línea por línea, y va acompañado de diversos comentarios, algunos de los cuales ofrecen una cosmología que intenta explicar el sistema. Es plausible que las nociones de Yin y Yang, los dos principios contrarios, asociados a las líneas débiles y fuertes de los hexagramas respectivamente, empezasen su trayectoria en el pensamiento chino precisamente en este contexto.

El libro comenzó con lo que llamamos un núcleo primitivo, cuya antigüedad data del siglo IX a.C., no parece haber circulado mucho durante la dinastía Zhou. Se piensa que probablemente al principio sólo existía un ejemplar en la corte real y que se trataba de un manual “profesional”, podríamos decir, reservado al uso de los adivinos de la corte del naciente imperio.

No era, por tanto, un libro que se asociase con los letrados y pensadores de la época. Lo que sí sabemos que sucedió es que hacia el final de la dinastía Zhou, cuando ya habían pasado más de quinientos años de la composición del libro, la lengua china había evolucionado y los oráculos, compuestos en una lengua arcaica y escritos en un estilo anticuado, resultaban incomprensibles. También había cambiado la mentalidad y el ambiente intelectual. Entonces el libro comenzó a ser reinterpretado como un tipo de filosofía arcana, que contendría las bases metafísicas de lo que luego hemos llamado la moral confuciana. Esto dio lugar a la composición de una serie de comentarios que, una vez unidos al núcleo primitivo, constituyeron lo que conocemos como el I Ching.

El hallazgo, en el 1973, de una serie de manuscritos sobre seda en una tumba de Mawangdui, provincia de Hunan, entre los cuales hay una copia del I Ching con cinco comentarios, resulta de gran interés porque, aparte de que puede ser fechada con notable aproximación, permite comparar con el texto recibido y ayudar a la comprensión de la historia del libro y de sus comentarios. Los comentarios al I Ching se empezaron a llamar “las diez Alas” desde la dinastía Han. En realidad son ocho escritos, pero dos de ellos se dividen en dos secciones, de manera que el total hace diez. El más importante de los comentarios es el Xicizhuan o Dazhuan: el Gran Comentario en el que se intenta construir una especie de cosmología que fundamente las explicaciones de los demás cometarios que intentan explicar el porqué del carácter bienhadado o desventurado de los hexagramas y las líneas. Un hecho notable es que en los comentarios no aparece la teoría de los cinco agentes o las cinco fases.

Podríamos caracterizar las explicaciones de los comentarios diciendo que se basan en tres técnicas principales: numerología, un sistema de correspondencias basadas en la analogía, y la inferencia moralizante. El Gran Comentario no es él mismo una obra unitaria y claramente estructurada. De todas maneras, es el texto básico de lo que podríamos llamar la filosofía del I Ching, que llegó a ser omnipresente en el pensamiento chino. El principio básico es la idea de que estamos sumergidos en un cambio permanente, en un fluir de las cosas en transformación y en un sucederse de los altibajos de todos los seres, en los diversos planos, natural, social, individual y simbólico. La manera de dominar este fluir del cambio es el conocimiento de las analogías que relacionan los elementos de los diversos planos. De esta manera el conocer el sistema de correspondencias entre el Cielo, la Tierra y el hombre, permite al sabio conocer lo que pasa en un plano a partir del conocimiento de su paralelo en otro plano.

El Cielo y la Tierra forman los dos polos, superior e inferior, que contienen la totalidad de las cosas. La ley que rige el proceso de todas las cosas en este ámbito universal es la constante fluidez entre el Yin y el Yang: “Un yin y un yang, esto es el Tao.”

El Yin y el Yang surgen del 太極 taiji, la ‘trama indivisa’. Del Yin y el Yang surgen los trigramas y los hexagramas. De acuerdo con la ley de éstos surgen numerosas polaridades: luz y oscuridad, macho y hembra, acción y pasión, fuerza y debilidad, etc. Estas polaridades se reflejan en figuras arquetípicas que se hacen visibles en determinados fenómenos de la naturaleza: el cielo estrellado, las líneas y figuras geométricas características de ciertos animales y plantas, etc. La captación de estas figuras arquetípicas por parte de los grandes sabios de la antigüedad se habría plasmado en los hexagramas del I Cing, que así contienen el modelo del cambio universal, dado por la sucesión de los sesenta y cuatro hexagramas.

La influencia de estas ideas sobre el pensamiento posterior ha sido enorme. Cuando se habla de la cosmología o la especulación filosófica del I Ching, se trata de estos comentarios. Ante éstos, las frases oraculares pierden importancia y sólo se recuperan para aquellos que usan el libro de acuerdo con su función original, es decir, como un oráculo.

Los trigramas (gua, 卦 ) en Feng Shui

Los trigramas, gua, no son más que construcciones de tres líneas a partir de dos líneas diferentes. El número de combinaciones de los trigramas es ocho, que ya es la base de Ba Gua en Feng Shui: En lo que se refiere al Ba-Gua en el xici (Gran Comentario, dentro del I Ching) se dan dos interpretaciones: en una de ellas los trigramas aparecieron milagrosamente en la parte posterior de una criatura mítica que emergía de un río, y en otra interpretación fueron creados por el emperador legendario, Fuxi, basado sobre su observación del mundo.

Pero el capítulo de Shuogua, dentro las Diez Alas, comenta que los trigramas se desarrollaron a partir del uso del libro en la práctica de la adivinación. Por otro lado, aunque se ha hecho mucho esfuerzo en buscar el origen de los gráficos que forman estas líneas, se ha hecho asombrosamente poco en la búsqueda del origen de los nombres de los trigramas.

La fuente más importante para establecer este origen son las partes más viejas del I Ching: los textos del juicio (guaci) y textos de la línea (yaoci). Ocho de los hexagramas que aparecen en el I Ching son dobles y de los trigramas en la pregunta y del texto de estos hexagramas se debe preservar algo del significado original de los nombres del trigrama.

Por último hay un texto importante de la tradición del Ba-Gua en el que se muestra en el Shuogua zhuan el cual se basa en una configuración específica de los trigramas conocidos como el houtian, o una secuencia más última del cielo.

Esta secuencia agregó la dimensión del tiempo (de la "aparición" a la "terminación") al espacio del cielo y de la tierra y de los otros seis emblemas elementales del cosmos.

El arte de Fengshui, se basa en una gran parte en este houtian como el orden lógico de los trigramas y que es mucho más viejo que las teorías cosmológicas del último Zhou y de las dinastías tempranas de Han.

Si finalmente se demuestra que el texto que estableció la secuencia houtian, que es el Ba-Gua, tiene orígenes primitivos, entonces aumentaría la posibilidad de que el Feng Shui en sí mismo sea igual de antiguo y que existió incluso antes del advenimiento de wuxing, o las cinco fases y las teorías del cosmos. Si analizamos el Ba-Gua veremos que estos ocho trigramas llamados los Kouas representan lo que se denomina el Sello de la Sabiduría. Está formado por tres principios superiores: Chi’en (cielo), Sun (viento) y Tui (lago); y los cinco elementos materiales: K’un (tierra), Ken (montaña), Chen (rayo), Li (fuego), K’an (agua).

Al comienzo del I Ching, en una época que se pierde en la noche de los tiempos, los trigramas fueron ordenados de una manera que se llama la “Secuencia del Cielo Previo” o “Secuencia Pre – Mundana”.

Este orden y el diseño original de las imágenes de los trigramas se le atribuye a Fu Shi.

Las consideraciones filosóficas del comienzo de las cosas que implica este Orden es un aspecto importante para la comprensión del pensamiento Chino y su posterior evolución. Sin embargo es un aspecto que no estudiaremos aquí por estar fuera de los objetivos de este escrito.

Existe un segundo Ordende los trigramas que se le atribuye al Rey Wen, quién es el autor de los primeros comentarios escritos del I Ching, llamados Dictámenes, que luego fueron modificados por Kung Tse. Es esta la secuencia actual de los trigramas, houtian, y de donde sale el BaGua del Feng Shui que nosotros conocemos y todas sus equivalencias sincrónicas.

Me limitaré a decir que en esta secuencia el comienzo se encuentra en Chen, lo suscitativo, sin entrar en las consideraciones del porqué o que consecuencia tiene ello para la concepción de la vida dentro del pensamiento Chino. Lo que sí es importante es seguir el orden y conocer la manera de razonar este orden. A este respecto el I Ching dice: “Todo surge y se manifiesta en lo suscitativo y llaga a su plenitud en el signo de lo suave, donde todos los seres devienen puros y plenos. Luego todos los seres se perciben mutuamente en la mirada a través de la claridad adherente, por eso volteamos hacia el sur para conocer, para saber, para tener claro la acción a tomar.

Todos los seres son alimentados en lo receptivo, por eso aquí todos se sirven mutuamente. En lo sereno todos los seres encuentran alegría.

Lo creativo trae el combate, aquí lo oscuro y lo luminoso se excitan mutuamente.

Lo abismal es el signo del afán, hacia donde todos los seres se ven atraídos. En el signo del aquietamiento se consuma el comienzo y el fin de todos los seres.”

Estas equivalencias son extraídas del I Ching y son la base de todas las correspondencias que existen dentro de las filosofía china.

Podemos entonces, siguiendo la anterior secuencia, entender que en el signo de lo suscitativo se localiza la familia; en el signo de lo suave, la prosperidad, el bienestar; en lo adherente a los guías; en lo receptivo, las relaciones; en lo sereno, a los niños y la creatividad; en lo creativo, los amigos; en lo abismal, nuestra carrera y nuestro futuro y en el signo del aquietamiento el conocimiento que se obtiene al final del ciclo. Es de aquí de dónde se obtiene el Ba Gua y todas sus consecuencias para el Feng Shui.

El Ch’i,氣

Para comenzar debo admitir que la sustancia de la energía llamada qui, todavía no se conoce.

Según la tradición china el Ch’i es el flujo de cierta energía que circula en el cuerpo vivo o en el espacio. Ciertas experiencias muy sencillas que se pueden llevar a cabo sin peligro alguno demuestra que el ch’i se puede percibir como una sensación del cuerpo bajo circunstancias especiales.

Sin embargo debemos entender que el Ch’i no se puede entender en términos de la dicotomía disyuntiva cartesiana de la mente y la materia que debe transgredirse cambiando de paradigma.

Entrando en materia, el punto central para entender el Feng Shui es la apreciación de la naturaleza penetrante y el poder del Ch'i, que está presente en todos los aspectos de la existencia.

Mientras más claramente puedes percibir la cualidad, el movimiento y la interconexión del Ch'i, sea personal o del lugar, más fácilmente puedes practicar Feng Shui. El origen, el flujo y la calidad del Ch'i pueden afectar tanto a la naturaleza como a estructuras hechas por el hombre, por lo tanto debes basar tus esfuerzos en entender como funciona el Ch'i.

Tratar de concebir el proceso de aprendizaje del Feng Shui a través de libros o de mucha teoría puede levarte a un vacío de conocimiento verdadero. Lo esencial del Feng Shui debe ser sentido, percibido y aprendido a través de un acceso más bien intuitivo. Desde luego que lo primero que puede suceder es la frustración antes de sentir el Feng Shui con tu cuerpo. El sentirlo físicamente es lo que te permitirá ir hasta los básicos, justo como pasa con la naturaleza.

Con el Ch'i debes aprender a sentir que el camino del medio es siempre el mejor. Demasiado Ch'i o un Ch'i que se mueve demasiado rápido es también perjudicial. Es como sentir la diferencia entre una autopista y la deliciosa energía de una carretera secundaria, bien asfaltada y suficientemente ancha además de bordeada de frondosos árboles. Para el Ch'i el camino secundario es siempre mejor.

El Ch'i es la fuerza que une al hombre con su medio y tiene, como energía, unas características específicas.

El Ch'i puede bajar, subir, dispersarse, acumularse o asentarse en un lugar. Puede ser de la tierra, del aire o de las personas y sus cualidades pueden ser expresadas a través de las formas, las sombras, los colores y el sentimiento que estas generan.

De esto se desprende que las corrientes de Ch'i puedan ser benéficas o no, de tal manera que la armonía y el desequilibrio son dos factores esenciales a estudiar y ambos se encuentran en el camino de unión entre el hombre y el universo. Es a ese camino al que se le llama Tao.

El Tao es ese hilo que une al hombre con la dualidad de la vida; dualidad que podemos denominar el Yin y el Yang. Es la interacción de las fuerzas de la dualidad lo que origina el Ch'i.

El Ch'i es pues la característica esencial de la vida y en nuestro caso el Ch'i humano determina nuestros movimientos, nuestras particularidades físicas y nuestros rasgos de carácter. El Ch'i es nuestro Yo no biológico, nuestra alma, que se forma desde que entramos al útero de nuestra madre a partir de partículas flotantes en el universo de Ch'i embrionario que se llama Ling. Al morir nuestro Ch'i personal vuelve a ser Ling.

Para mejorar el Ch'i en el destino de hombre el Feng Shui ha desarrollado un gran número de prácticas y técnicas, puesto que el Ch'i de un lugar puede tener efectos sobre el Ch'i personal.

Dentro de un espacio, el brillante color verde de las plantas y el sonido melodioso de los pájaros indican una presencia positiva del Ch'i de la tierra, aunque esto no quiere decir que esas sean soluciones universales para todos los problemas generados por una mala circulación del Ch'i, puede, no obstante que se generen algunos cambios.

Debemos tomar en cuenta que las soluciones son específicas a cada situación.

Cada cosa que vemos es un reflejo del Ch'i de esa área en particular. Imaginemos un campo con flores, árboles y pequeños animales. Este sitio tendrá un Ch'i muy diferente si todo el lugar es devorado por el fuego. En realidad todo el mundo puede sentir ese tipo de cosas aunque no sepan la causa de la sensación.

Sucede también con una obra ejecutada por alguien.

¿No le ha pasado que le gusta mucho el objeto diseñado o construido por un artista o un artesano y que posteriormente también le cae bien la persona que lo hizo al conocerlo?

Lo interesante de este hecho es que la misma pieza puede gustar a alguien y disgustar a otra, en respuesta al nivel de Ch'i personal que se desprende de la misma.

Así que el proceso de aprender Feng Shui sigue un proceso similar, es decir, muy personalizado, y por momentos altamente frustrante para los occidentales acostumbrados a ver las cosas muy científica y estructuralmente.

Solo debemos estar alertas, porque en Feng Shui no hay un remedio correcto o incorrecto; la correcta actitud tiene que ver con experimentar, aprender, practicar y, sobre todo, encontrar maneras más efectivas de elevar la comprensión profunda de la esencia del Feng Shui: La idea de crear un balance que produzca una atmósfera agradable.

La idea occidental de la búsqueda de más dinero, más relaciones, más felicidad, más de lo que sea, puede ser contraproducente, debido a que aunque hayas encontrado el equilibrio perfecto de un sitio, optamos por seguir adicionando elementos hasta que producimos un desequilibrio y tener demasiado de una cosa buena, no es bueno.

De todas maneras, aunque corras el riesgo de sobrecargar algo, no olvides sacar ventaja de todas las cosas positivas que puedan cambiar el Ch'i del sitio al que decidas trabajar.