lunes, octubre 18, 2021

El Amor en la Terapia

Suzana Stroke

Es Master Teacher del Proceso de la Cuadrinidad. Fundadora y directora del Centro de Investigaciones y Desarrollo Humano (Brasil). Formadora y supervisora de terapeutas. Especializada en el trabajo con parejas con un enfoque propio. Dirige trabajos de armonización con equipos profesionales. Discípula y colaboradora de Claudio Naranjo.

El tema de su charla es EL SUPUESTO AMOR COMO OBSTÁCULO Y EL AMOR VERDADERO COMO PUERTA

Buenas tardes a todos. Estoy asustadísima, nunca estuve delante de tanta gente. Y también me siento muy nerviosa de estar con estos dos hombres tan sabios, principalmente con Claudio, que es mi maestro, pero también me siento muy honrada por la oportunidad. Agradezco a mis amigos del Instituto Gestalt por la invitación y por la organización de este evento. Yo me muevo en el mundo de la terapia hace más de 20 años. Y tuve la suerte de empezar mi carrera con un método muy potente, de mucho impacto, el proceso Hoffman, de la Cuadrinidad. muchos aquí lo conocen. Y pasar por ese método en carne propia, para mi fue como un divisor de aguas, antes y después. Me abrió a la espiritualidad. Cambié de profesión, entre otras cosas. Antes yo trabajaba con la electrónica y las matemáticas. Y decidí entrenarme como terapeuta, y durante todos estos años tuve la oportunidad de aprender muchísimo, con las miles de personas que pasaron por mis manos, con sus historias, con sus dolores y también con sus transformaciones. En los últimos doce años la mayor influencia fue la de Claudio Naranjo, con la enorme oportunidad que tuve de estar acompañándole en sus grupos, también en la escritura de sus libros y a estar en tanta cosa que yo no conocía; y el mundo se fue abriendo para mi, y fui aprendiendo muchas cosas más y a percibir qué pasaba con la gente que atraviesa procesos terapéuticos, que tipo de resultados ocurrían.

Yo divido la humanidad en tres tipos, a grosso modo: un grupo pequeño que está constituido por las personas que detienen el poder a través del dinero. Esas personas no tienen ningún interés en conocer su alma, sólo tienen interés en aumentar su poder, y dominar todavía más. Hay allí un subgrupo que son las personas acomodadas que quieren proteger lo suyo y que deberíamos llamarlos los indiferentes útiles. Un segundo grupo, que es la gran mayoría, que son los pobres, las personas que no tienen ninguna oportunidad, y estas personas tampoco pueden conocer y ocuparse de su alma, porque necesitan poner toda su energía para sobrevivir de un día al otro. Y un tercer grupo, que yo llamo nosotros, y que es un grupo mayor que el primero y mucho menor que el segundo, es un grupo constituido no sólo del mundo de la terapia sino de todos los buscadores, de las personas de conocimiento, las personas que están interesadas en su evolución, en estar en contacto con su alma, su corazón. Y yo siento que la posibilidad de salvación de la humanidad está en este grupo, y no a través de guerras, violencia, de política, de palabras vanas, como ya sabemos que no resulta, pero sí, a través del amor...

A través del amor que fluye, que se transforma en acciones, Aquí en ese grupo tenemos todas las oportunidades, todas están a nuestra disposición, tenemos la literatura, libros, salud, educación, los talleres, maestros, guías espirituales, todo está aquí para nosotros, es como nos nutrimos de eso, las cosas más preciosas, el tesoro mayor de la humanidad está a nuestra disposición constantemente, y lo utilizamos, ciertamente, pero también lo desperdiciamos, lo desarrollamos, justamente porque tenemos tantas oportunidades. Porque todo lo que esta disponible constantemente se reinvierte en ese grupo, no sale fuera. Es casi como si fuéramos un clan, protegidos y reinvirtiendo en nosotros mismos, y desgastando muchas experiencias. Yo veo muchísimas veces, pero muchas veces las personas entran en experiencias profundas de encontrar el amor, abrir el corazón, para el perdón, para la compasión, para la generosidad, para la solidaridad humana, para el amor al prójimo. Y muchísimas veces también veo que eso se va rápidamente. Es como que traicionamos el amor. No somos muy fieles al amor, estamos mal acostumbrados, justamente porque tenemos tantas posibilidades.

Me acuerdo de varias veces que encontré personas que después de varios años volvían a algún trabajo y que decían “estoy viniendo a recargar baterías”, y eso me suena a desperdicio, eso me suena a no realmente aprovechar lo conquistado y pasarlo adelante. Yo siento que la posibilidad que tenemos de toda esa nutrición, de ese alimento, conlleva también la responsabilidad de pasarlo adelante, más allá de nuestras fronteras, más o menos apretadas, y principalmente para aquellos que más lo necesitan y que no tienen ninguna posibilidad. Yo pienso de que a veces nos olvidamos que formamos parte de un todo, y que ese todo incluye la gran mayoría que se muere de hambre y que no tiene un techo, nos olvidamos de que podríamos estar en el lugar de esas personas, de que nuestros hijos podrían estar muriéndose como mosquitos, a miles por hora, y seguimos utilizando todo el alimento disponible, y justamente porque aquí está, es por lo que siento la posibilidad de un gran cambio. Ese grupo de las personas que buscan son los únicos que pueden de alguna manera equilibrar el mundo. Es necesario equilibrar el mundo.

La cosa sigue como está o entonces, desaparecemos. Hay personas que hablan de selección natural. Como si esa selección fuera una selección natural. A mi me parece absurdo. Yo no puedo imaginar que la naturaleza haga que nazcan personas para morirse de hambre o de enfermedades. A mi más bien me parece que es un test, un test para nosotros, para ver si despertamos y utilizamos mejor todos los alimentos que recibimos y que podemos equilibrar dividiéndolo, pasándolo adelante. Y el amor está constantemente esperándonos, esperando que lo utilicemos, a través del dar sin retorno. A veces entramos en el juego, de yo necesito más, no estoy preparado, entramos en el juego del yo, el yo lo más importante, lo que ocupa todo el espacio, el yo a través de apegos al fracaso, al sufrimiento, o el yo con apego al éxito, también, con apego a la prepotencia, a la arrogancia.

Es todo lo mismo, es como desconectar del amor que una vez se abrió, y que todos nosotros sabemos como ilumina, como amplifica, como abre la percepción mucho más allá de nosotros mismos. Quería ilustrar lo que digo con dos casos, cortitos.

Una vez yo tenía una muchacha que hacía la limpieza del instituto. Era una chica pobre, hacía el trabajo muy bien, y era muy curiosa (interesada), muy vivaz. Y quería saber todo lo que pasaba en el Instituto. Después de algunas conversaciones con ella, decidí darle una beca para el Hoffman. Y la niña hizo el trabajo, y yo podría decir que tal vez fue la persona que mejor aprovechó el trabajo, justamente porque sabía que era una oportunidad única. Después de que terminó, ella siguió su vida, encontró un trabajo mejor, se casó con un hombre con una posición social un poco mejor que la de ella, y vivía, vivía una vida normal y hacía sus compras en una feria de la calle, donde se venden legumbres y frutas, y allí habían niños de las favelas que se ofrecían para llevar las compras a la casa, y ella en general elegía un mismo niño, con el que de alguna manera se conectó. Y cada vez le daba una merienda, conversaba un poco con él, y le fue abriendo un poco los caminos, le enseñó a leer y a escribir, y después de algún tiempo le pidió a su marido que le encontrara un trabajo fijo. Para acabar la historia ese niño hoy es un hombre, tiene su familia, y tiene su negocio propio. Es un negocio pequeñito, de arreglar coches usados. Aquí yo siento que el amor fluyó, sin nombre, sin propaganda, llegó a hacerse una corriente.

En el segundo caso también una mujer que pasó por mis manos en uno de los trabajos. Salió muy bien, muy satisfecha, con los ojos brillantes, miradas profundas, abrazos prolongados, como ya los conocemos y muy agradecida.

Después de un par de años la encuentro en un parque donde llevaba mis hijos a jugar y estaba esa mujer con su hija, una niña de unos 5 años y la criada, que debía cuidar a la niña. La mujer estaba vestida como si fuera a una fiesta, llena de joyas, maquillaje, tacones, a las 10 de la mañana en un parque para niños, y la niñita también, toda impecable vestidita, con calcetines, zapatitos, peinado y tal, y iba de la mano de la criada. Ella me conoce y me empieza a hablar, a contarme como le va de bien su vida, todo perfecto, maravilloso. Y entre frase y frase llamaba la atención de la criada que no debía dejar a la niña moverse, porque si no, se ensuciaba. Y después de un tiempo, de pronto la niña se suelta de la mano de la criada y corre detrás de una pelota. Y cae y se ensucia. Esta mujer toma la niña en brazos y dice a la criada: “Tu realmente no sirves para nada, tu no haces lo que te digo, ya no necesitas volver. Pasa después para buscar tu dinero”. Bueno, después de esto, mi estómago ya estaba nauseado y yo me fui, muy triste, pero pensando cómo que el amor que esa mujer sí había experimentado alguna vez, se transformó en arrogancia, en autoengaño, en prepotencia, en destructividad.

Bueno, quería terminar con algo que leí de Gurdjieff hace muchos años, en alguno de sus libros, no me acuerdo en cual, y tampoco me acuerdo exactamente de las palabras, pero sí del mensaje, que me quedó muy profundo. Decía Gurdieff que si queríamos entrar en el camino de la evolución, del autoconocimiento es necesario antes que nada garantizar la propia supervivencia y la de más 20 personas.