lunes, octubre 25, 2021

El Camino del TAO

Descalzarse y encender varillas de incienso, juntar las manos y postrarse en silencio, desde el vacío, porque "llegamos arrastrando nubes de gloria", dice Wordsworth, mientras Hopkins señala que "la más cara frescura vive en lo hondo de las cosas".

Pretender escribir sobre el Tao es desconocer el Tao y, sin embargo, no hay realidad fuera del Tao, por eso "quien sabe, no habla y quien habla, no sabe". Sin límites ni substancia, sin adjetivos ni definición, sin arriba ni abajo, sin adentro ni afuera, sin bueno ni malo, justo o injusto, yang o jin, la mayor felicidad consiste en no hacer nada para obtener la felicidad porque "el gozo perfecto es carecer de él". Si uno está en armonía con el Tao -el Tao cósmico, el que no puede nombrarse -, la respuesta llegará cuando llegue el momento de actuar pues uno actuará con arreglo al modo espontáneo del wu wei que, según Merton, es el modo de acción propio del Tao y es la fuente de todo bien, "hacer sin hacer" y plegarse a la naturaleza de las cosas sabiéndose uno con ellas.

Acercarse a los textos sagrados del I Ching, o libro de las mutaciones; al Tao Te King, de Lao Tsé; a El Camino, de Chuang- Tzú; o a las obras de Li- Chi o de Lie-Tzu, es abismarse en la esencia del pensamiento taoísta que, como el sabor del té, no puede explicarse pero puede alcanzarse. Y "saber cuando detenerse"

Algo pueden ayudar los poetas tang, Li Po, Tu Fu, Po Chu-Li o adecuar la respiración ante los paisajistas chinos en su anhelo de captar los ritmos vitales porque la estética china es animista y busca medios de unión con la naturaleza...

El Taoísmo adquiere una enorme relevancia en nuestro tiempo porque puede resolver la crisis ecológica creada por la visión de antagonismo a la naturaleza del pensamiento judeo-cristiano que pretendió "dominarla", y ayudarnos a recuperar el contacto con los ritmos de la naturaleza y con el fluir de las energías en el cuerpo. Lo que el Zen denominará "recuperar el rostro originario", la identidad perdida.

El Taoísmo es el sistema filosófico y religioso fundamental en China. Su fundación se suele atribuir al maestro Lao-Tsé que vivió hacia el siglo V antes de Cristo y fue contemporáneo de Confucio y de Chuang-Tsé. En realidad, el Tao Te King es una recopilación de aforismos de épocas diversas atribuidos a un bibliotecario de la corte imperial de los Cheu que, hastiado de la decadencia de las costumbres, se alejó hacia Occidente montado sobre un carabao azul. Cuenta la tradición que al guardián de la frontera, seguidor suyo, le dejó como recuerdo el famoso tratado, en 5.000 caracteres, Tao Te King o Tratado sobre el Tao y el Te, o sobre el Supremo Ser inefable y sobre la virtud que hace al hombre prudente para andar el Camino.

Algunos de sus seguidores aventuraron que el Maestro, o más bien su doctrina, se dirigió hacia la India y que su doctrina habría influido en el Budismo. Como posteriormente este llegará desde la India y, en contacto con el Taoísmo, dará lugar al Chang que, más adelante, en contacto con el Sintoísmo, dará lugar al Zen en el Japón.

Pocas lecturas habrá superiores al Tao Te King y a El Camino de Chuang Tzú. Podría eliminarse gran parte de la literatura universal sin que la echáramos de menos si podemos gustar con la punta de la lengua la sabiduría del Tao, nada digamos si acertamos a tragarla.

El Taoísmo, como otras profundas sabidurías, admite que lo real es, en el fondo, Uno: hay un principio de orden y de unidad que es misterioso e inefable, trascendente e inmanente, al que "por no saber su auténtico nombre, sólo lo llamamos Tao", o el Camino. "Hay algo que lo contiene todo. Es antes que el cielo y la tierra, es inmóvil, incorpóreo, en sí, inalterable, lo penetra todo, por siempre moviéndose. De modo que puede actuar como Madre de todas las cosas. Si ha de ser nombrado, que su nombre sea Grande. La grandeza significa seguir adelante, seguir adelante significa llegar lejos, y llegar lejos significa regresar." El Taoísmo es la realidad suprema que reabsorbe todas las contradicciones, es principio de liberación para quien lo capta. El hombre del Tao escapa al mundo ilusorio y alcanza la plenitud. Después de la época de los emperadores Han, se constituyó el Taoísmo religioso. Por desgracia, posteriormente se mezclaron prácticas mágicas y supersticiones populares que lo desvirtuaron.

Pero su esencia está ahí, aquí, en el silencio, en el vacío, en el ritmo y en el caminante que se sabe Camino, Verdad y Vida. Como dirá el shivaísmo de Cachemira, "el secreto es que no hay secreto" por eso, saberse Krishna, Buda, Tao, Cristo es saberse necesario como el hueco vacío del eje en donde confluyen los radios de la rueda, o el vacío que da su ser a la olla de arcilla, o el de las puertas y ventanas que se lo dan a la casa.

El Taoísmo excluye el concepto de Ley, tan querido para Confucio y no digamos para el Judaísmo, y prefiere el de Orden, como ritmo que armoniza una infinidad de ritmos menores. Su concepto clave es el de Estructura. Es un "pensamiento asociativo o coordinativo" que reemplaza a la idea de causalidad, como señalan Granet y Wilheim, recogidos por Needham en su monumental obra Ciencia y Civilización en China. Las cosas están relacionadas, más que causadas, "el pensamiento chino desarrolló el aspecto orgánico, visualizando el universo como una jerarquía de partes y todos, infundidos por una armonía de voluntades".

El sabio ve todas las cosas a la luz de la intuición. Está en el centro del círculo y ahí se mantiene mientras el "sí" y el "no" se persiguen en torno a la circunferencia. "Los hombres verdaderos no tenían miedo cuando se encontraban solos en sus puntos de vista... respiraban profundamente desde los talones"




El tao y la multiplicidad



"La reversión es el movimiento del Tao"

Lao Zi


El Tao

Esta idea de reversión es la base conceptual del Tao en la filosofía china. Se trata de un movimiento circular, regresivo, pulsional que da origen a todas las cosas del universo. Es el Tao de las cosas, su afirmación y su negación simultáneamente. El Tao es inasequible, innominable, desde la perspectiva de poder asignarle un objeto epistemológicamente concebible; esto sería, en términos de Saussure, un significado sin significante.

En la filosofía china se concibe el que todo tiene su negación, todo tiene su opuesto. El Tao de las cosas es la cosa misma y su reversión, el ser y el no-ser; donde el ser es el opuesto del no-ser y viceversa; y ambas cosas son igualmente el Tao. El Tao es el gran Uno. Todas las cosas emanan del Tao, desplegándose y replegándose, en un latir cuyos sonidos son Yin y Yang.

Desde su escritura, la idea de movimiento constante está presente, como se ve en Tao






Que se compone de dos partes, zheng, movimiento, caminar, y shou, adelante





Es el Tao movimiento hacia adelante. Ya que adelante es relativo al observador. En la visión filosófica china suele ejemplificarse lo relativo de las cosas con ejemplos tales como: al día lo sucede la noche, al frío el calor, al cielo, la tierra. Todas ellas son lo mismo, en distinto momento. El universo se halla en constante movimiento, y la determinación del estado de un objeto en particular varía constantemente. De este modo, adelante es, adelante y no-adelante. Como ya lo habíamos expuesto, dentro de la filosofía china no hay una epistemología desarrollada, no existe división sujeto objeto, así como tampoco se establece al objeto como contraposición al no-objeto. Cada objeto es su ser y su opuesto. Esto no quiere decir que no haya palabras y sus antónimos, pero no son más que la puesta en palabras de un estado del mismo objeto. El objeto se entiende como en movimiento cíclico, donde hay un estado de ser y uno de no-ser. Pero ambos son lo mismo. Esta idea que en el marco de la filosofía occidental recién aparece con fuerza en finales del siglo XIX era aceptada en el contexto de la filosofía china desde aproximadamente el siglo VI antes de nuestra era.

Por otra parte, tengamos en cuenta que el idioma chino no es articulado, no hay inflexiones o declinaciones. Esto no lo desarrollaremos ahora en extenso, pero por el momento, a los efectos de ayudar a la comprensión de cómo se estructura una frase en

idioma chino, vamos a hacer un pequeño ejercicio; la frase en español " la puerta alta" así como está expresada no existe en chino. En chino diríamos (na ge gao men kou), que traducido literalmente es na = aquello , ge= clasificador de, entre otras muchas cosas, puertas, gao= altura (al mismo tiempo adjetivo y sustantivo) y men kou = puerta; o sea aquello del conjunto en el que se hallan las puertas pertenece al grupo alto. Podemos decir que al hablar de una puerta alta, sólo estamos "apoyando" las ideas entre sí. No hay, como en nuestro idioma ciertas relaciones paradigmáticas derivadas de un mismo vocablo (como ser, por ejemplo, alto – alta – altura, etc), cada palabra es, nuevamente, el singular y el plural (hay partículas que denotan pluralidad, pero que no se forman parte de la palabra modificada, sino como idea de pertenencia a un conjunto, como ser, el de los plurales) así como toda su serie paradigmática. Desde este plano, el Tao viene a ser el paradigma de los paradigmas.
Y la multiplicidad

Si el Tao es el gran Uno, lo primero que surge de él es el dos. Esta es más o menos una idea que manifestaba Hui Shi, un filósofo del siglo IV a.c.. No hay una explicación clara del surgimiento del tres, salvo si tomamos en cuenta que dos y tres son la mínima fracción de la multiplicidad. Esto se hace más visible si observamos los caracteres con que se representan los números uno dos y tres





Surge que poseen una representación gráfica que se ajusta a su concepto, son análogos a lo que manifiestan.

En tanto, los números del cuatro al diez.




Aquí se hace presente la multiplicidad de las formas; los números ya no poseen la iconicidad de los anteriores.

El caso curioso aparece con el cero, ling; su representación presenta una incógnita. No está del todo claro el motivo de su estructura.





Ni el porqué de sus componentes (lluvia buena). Lo que queda claro que no denota vacío o la nada como sucede con el cero occidental. El vacío, o la nada, es decir, en chino, el no-ser se expresa por la palabra wo, y el ser por you.

El ser (you) y el no-ser (wo) están representados por estos dos dos caracteres,




Donde, antiguamente wo era representado por un pictograma que contenía los siguientes componentes




Lin o bosque, xi o multitud, da o dai, grande, persona, y wang, destruir.

You, por su parte, contiene el símbolo de mano derecha, you (que también se utiliza como "también" o, "repetición") y luna, yue (aunque hay otra versión que habla no de yue sino de ru , carne).




El "ser" en este caso nos remite a aquello que se posee o que puede ser poseído, en tanto "no ser" se describe como la destrucción de todo lo existente, derivando en la imposibilidad de ser poseído. Es necesario aclarar que poco importa la materialidad de lo poseíble; al no estar la visión de objeto escindida de la de sujeto, uno existe indiferenciadamente del otro. La noción de "tener" en este caso se acerca mas a la de "concebir", o "comprender".

Otro conjunto bipolar que denota la reversibilidad y complementareidad del Tao es la palabra china para "cosa". Ésta es dongxi, donde, a su vez, tiene dos componentes, dong, u occidente y xi u oriente.





En el caso de dong, el pictograma muestra al sol –ri- saliendo detrás de un árbol – mu-(fig 10) ; en el caso de xi, era antiguamente la graficación de un pájaro cantándole a la puesta del sol.





El concepto "cosa", en chino, no es más que el ciclo salida del sol-puesta del sol, o nacer-morir-renacer, día-noche, calor-frío, en fin, todas las derivaciones que puede tener la salida y la puesta del sol. También se eligió la dupla oeste-este y no norte-sur ya que en la antigüedad en China se conocía el límite del país al este y al oeste, pero no se sabía donde se hallaba el límite al sur (de hecho se creía que el sur era infinito, y que en el infinito se hallaba su límite, ya que el único infinito total era el Tao).