Artículo firmado por Ramsay ( de la Federación Espírita Española )
Es este un tema controvertido cuando, en realidad, no debería serlo, y que, además no es nuevo, sino que ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la codificación espiritista. Pero, ¿no es ya hora de haber superado el tiempo de la discusión? ¿o se trata más bien de que no hemos entendido con profundidad, de verdad, el alcance y significado de nuestra doctrina?
Un asunto debería quedarnos suficientemente despejado antes de adentrarnos en esta controversia siempre de actualidad (desafortunadamente), y es que, pese a todo, y como controversia, sólo existe en la mente de aquellos aficionados a la polémica y a la discusión, en lugar del estudio y la reflexión que es lo que nuestra doctrina precogniza. Para algunos es irresistiblemente más atractiva la vía del escándalo y la actitud polemista, que el trabajo netamente espírita que es la auto-reforma y el crecimiento espiritual a través del estudio y el apoyo fraternal.
Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es ciencia, filosofía y moral. Apunte similar da en "Qué es el Espiritismo", donde dice que: // Su verdadero carácter es el de una ciencia y no el de una religión. //
Pero también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera en la obra antes citada: // Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //. Veamos: 'No es una religión especial', no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones. Algo que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones', ¿no conlleva forzosa y naturalmente un aspecto religioso?.
En "El Evangelio según el Espiritismo", los Espíritus Superiores esclarecen: "Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral."
Cuando un espírita habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de la Alianza de la Ciencia y Religión?.
Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo', por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cienticismo', ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar.
Hay otro detalle que quizá los menos habituados al estudio ignoran. ¿No habla Kardec que la doctrina espírita debería pasar por diversos periodos? Esos periodos, algunos vivenciados y otros presentidos por el maestro de Lyon son:
1.- Periodo de curiosidad.
2.- Periodo filosófico.
3.- Periodo de lucha.
4.- Periodo religioso.
5.- Periodo de intermediario.
6.- Periodo de regeneración.
Pienso que, llegados a este punto, no nos cabe sino reflexionar individualmente, para intentar ser coherentes con los ideales que defendemos. ¿Es la nuestra una actitud en exceso influida por la tradición eclesiástica? ¿Es acaso, una actitud tan 'científica', que, sin pretenderlo, vamos desplazando la parte espiritual y cediendo terreno a atavismos materialistas aún impresos en nuestro interior? Las dos posturas no estarían del todo acertadas, si de coherencia doctrinaria hablamos, siendo convidadas ambas al estudio, el análisis y la reflexión.
Como en casi todo, los puntos extremos son equidistantes de la verdad.
Pese a todo: respeto y tolerancia.
Absteniéndonos de cualquier crítica hacia las diversas maneras de abordar los principios espíritas, lo cual redundaría en interferir en el desarrollo y enriquecimiento del movimiento espírita, al cual todos deberíamos prestar atención; llamar la atención a cierto sector del mismo, en este y otros países, cuyo comportamiento resulta cuando menos chocante...
Me he ido encontrando a lo largo de mi trayectoria espiritual dentro de esta Doctrina que tanto nos engrandece a todos, con una serie de hermanos en creencia que, quizás para mi parecer personal, son un tanto excesivos con respecto a los planteamientos científicos de nuestra Doctrina, dejando (y reitero, según mi criterio personal) un tanto desatendidos lo filosófico y lo moral, pues no obstante, está el Espiritismo configurado en un triple aspecto, como todos sabemos. Digo esto porque no se puede ser lo suficientemente criterioso si tan sólo cogemos uno o dos aspectos y dejamos a un lado el que menos nos interese. Sólo existe Espiritismo cuando hablamos de su triple aspecto, sin excluir uno sólo.
Igualmente puedo referirme a aquellos otros que se centran en cuestiones evangélicas y olvidan el rigor científico y filosófico que siempre tiene que caracterizar cualquier actuación espiritista.
Pero, pese a esto, no tengo la menor duda de que lo importante es seguir creciendo, limando aristas del pensamiento y madurando en estudio, disciplina y humildad, no siendo menos hermanos (y mucho menos, menos espíritas), ni los que se excedan en cuestiones y actos del Espiritismo como Ciencia ni lo que lo hagan con respecto a su parte moral (o religiosa, si así lo queremos entender). Todos somos hermanos, en creencia y todos estamos creciendo.
El sector cuyo comportamiento llama mi atención, como dije más arriba, no pertenece a lo hasta aquí referido. Me refiero más bien a aquellos que, incluso con mal disimulado arrojo y con evidente postura de sentar cátedra, "atacan" saltando sin discreción y mesura, ante la menor referencia a Jesús o a la palabra religión. Ese no es el camino: saltar o atacter (aún así teniendo una brillante oratoria) no figuran en el diccionario del espiritista.
Tenemos que vigilarnos más pues es inconcebible y absurdo, dentro del Espiritismo, el que algunos lleguen incluso a cuestionar la figura de Jesús; ¿no fue Él nombrado por los Espíritus superiores ante la pregunta de Kardec, como el espíritu más puro que vivió en la Tierra? ¿No representa su Evangelio la parte moral sobre la que descansa la misma Doctrina Espírita? ¿Qué pretenden los que así se pronuncian? Desde luego, no es ni divulgar ni cooperar.
A este respecto, el codificador se pronuncia con claridad meridiana:
'La enseñanza de los Espíritus es eminentemente cristiana; se sostiene sobre la inmortalidad del alma, las penas y las recompensas futuras, el libre albedrío y la moral del Cristo; pues ella no es anti-religiosa.' - Revue spirite, Noviembre 1858
Dejando a un lado controversias y posturas más o menos discutibles, cierto es que todos traemos un bagaje cultural y social que nos inclina de una manera natural hacia suposiciones. El que haya cultivado más la ciencia sentirá más afinidad por esta vertiente de la doctrina; el que se sostiene en "El Génesis" o "El Libro de los Médiums", de la misma manera que el que se haya inclinado por lo religioso o espiritual, tendrá una natural predisposición por la parte espiritual y moral de la misma; la que descansa en 'El Evangelio según...'. Al fín y al cabo, no son nuestras inclinaciones científicas ni nuestras preferencias evangélicas las que nos definirán como espírita, sino la actitud interna / externa ante la vida y la manera de relacionarnos con nuestro prójimo.
Hermanos, rechacemos todo aquello que nos lleve a la polémica y al orgullo disfrazado de diálogo. Unámonos bajo esta doctrina universal cuyo único propósito es servir de guía a los hombres por los caminos de la fraternidad y el progreso.
Dejemos de cuestionar aspectos sin real transcendencia y ocupemos el tiempo de nuestra actual existencia en cuidar y trabajar lo que verdaderamente importa: la conducta espírita.