lunes, marzo 14, 2022

La Astrología - Definición e Introducción

Astrología es la teoría, no comprobada, de una relación entre signos en el cielo y personas en la tierra, que afecta al modo de ser y al destino de los hombres.

Estos signos celestes son la posición del Sol, la Luna y los planetas en el Zodíaco, y los ángulos o aspectos que tienen entre sí (las llamadas casas del horóscopo), que reciben el nombre del signo zodiacal que aparece en el horizonte al Este, en el momento del nacimiento.

Clasificada por la ciencia oficial, especialmente por las ciencias físico naturales y la astronomía, la antiquísima interpretación de los astros como signos para los hombres experimenta, en la actualidad, un sorprendente resurgir. Cabe pensar que la influencia de los astros en la vida del hombre corresponde a una secreta tendencia de los estratos profundos del alma, que no se preocupan por la cuestión de la posibilidad o realidad de la correspondencia entre "arriba" y "abajo", entre el macrocosmos del firmamento y el microcosmos humano.

Vemos esta tendencia en los poetas, en Goethe, por ejemplo, que ya, a la edad de siete años, quería saber como estaban dispuestas las estrellas el día de su nacimiento; encabeza su autobiografía con el horóscopo que le corresponde y empieza uno de sus más profundos poemas con estos famosos versos:

"Tal como está el Sol ante los planetas que saludan el día que te trae al mundo, así estas tú inmediatamente y así avanzas más y más conforme a la ley con la que hiciste tu aparición en el mundo".

El interés por la posición del Sol, evocado en las palabras de Goethe, expresión de ideas ancestrales, es un hecho cultural que se manifiesta hoy, en forma decadente, en las revistas populares. Se ha convertido en un medio de atracción de lectores. Millones de personas esperan con afán los horóscopos del día o de la semana que publican los diarios y revistas. Los Aries, Los Tauro, los Gemelos, Los Cánceres, Los Leones, los Virgos, Los Sagitario, los Acuarios, Los Peces, etc., quieren saber lo que les espera y la forma de comportarse para que les vallan bien las cosas.

El instituto de Áreas Limítrofes de la Psicología de Friburgo, conjuntamente con el Instituto demoscópico de Allensbach, ha efectuado una encuesta sobre la actitud frente a la astrología, de la población alemana...

A la pregunta "¿Cree usted que existe relación entre el destino de los personas y los astros?", más de la cuarta parte de los adultos de Alemania afirmaron estar subjetivamente convencidos de que existe esta relación.

Es interesante saber la fuente de información a base de la cual se ha emitido el juicio sobre la astrología. La relación que tiene la población con la astrología (el 56% de los consultados se interesaban por los horóscopos), se basa predominantemente en la astrología vulgar, ya que un 46% se guía exclusivamente por los horóscopos publicados en revistas y diarios. En cambio, entre los que creen seriamente en la astrología, un 30% dice que los horóscopos de los periódicos son auténticos disparates.

Una quinta parte de los encuestados se toman muy en serio los horóscopos. comparan los horóscopos del día o de la semana con lo que realmente sucede y se rigen en su conducta por estas informaciones. puede decirse, en resumen, que probablemente uno de cada diez adultos alemanes es influido por los horóscopos de diarios y revistas. Otro dato interesante es el que uno de cada siete adultos cree que la astrología puede ser tomada en cuenta como importante consejera en cuestiones políticas. Señalemos, también, que las personas con un nivel de instrucción equivalente al bachillerato se muestran más identificadas con la astrología que las de nivel elemental. los que asisten regularmente a la iglesia son menos accesibles a la astrología que los que no van nunca o casi nunca.

Las encuestas sobre la actitud de la población frente a la astrología han sido repetidas muchísimas veces en años distintos y dan siempre los mismos resultados. Es decir, existe una constante formación de opinión favorable a la astrología en una considerable proporción de población, lo que es tanto más notable sise considera que esta presencia está en contradicción con la formación cultural en ciencias físico naturales, cada vez más extensa, y que encuentra absurda la idea de una relación entre los astros y los hombres tal como la propugna la astrología.

Tipología de los signos zodiacales

Los que creen en una relación entre el destino humano y la posición de los astros lo saben casi sin excepción. hasta entre los que no creen en tal relación, un 60% saben en qué signo nacieron. Podemos afirmar que la tipología de los signos zodiacales es, aún hoy, la clasificación más difundida del modo de ser y de vivir de los hombres. Pero son pocos los que están enterados de los misteriosos principios ordenadores que sirven de fundamento al más antiguo intento de clasificación de los tipos humanos.

La mayoría solamente sabe, a lo sumo, que existen signos de fuego, de tierra, de aire y de agua y que a estas cualidades, las más generales de los signos, corresponden ciertas características.

Los que son signo de fuego (Aries, Leo, Sagitario) se caracterizan por una especial actividad, que en los Aries presenta una espontaneidad y falta de reflexión acusadas al lanzarse a la acción, en los de Leo tiene más organización y en los que son del signo Sagitario adopta una forma impetuosa, apasionada y mudable, con cambios en la forma de emprender la acción, en las ideas y en los propósitos. A los signos de Tierra (Taurus, Virgo, Capricornio) se les atribuyen las características de la tenacidad, dificultad de cambiar y una cierta lentitud en comprender las cosas y lo que conviene hacer. Los signos de Aire (Géminis, Libra y Acuario), tienen buena capacidad de cambio y de adaptación; tienden a esclarecer objetivamente toda clase de situaciones y resolverlas con facilidad. Finalmente los signos de Agua (Cáncer, Escorpión y Piscis), se describen en la psicología astrológica como de carácter poco fuerte, maleable, influíble, pero el Escorpión refleja las propiedades del agua en su destructora fuerza, su tempestuoso oleaje, el ímpetu de las inundaciones y la insondable profundidad.

Opiniones sobre la astrología

Es preciso señalar que, además de la astrología de los periódicos y revistas, existe la labor de astrólogos más o menos serios que intentan averiguar las características de las personas y también el pronóstico de su destino, a base de lo que se llama horóscopo individual establecido según el signo o constelación y la posición de los astros al nacer el individuo.

Este grupo de personas es muy variado en su composición: junto a los que se dejan dominar por la fantasía sin espíritu de crítica y actúan, con demasiada frecuencia, como astrólogos profesionales, hay otros que trabajan con mayor seriedad, hasta llegar a los caracterólogos que actúan con rigor científico, incluyendo entre estos últimos a médicos y psicoterapeutas.

Los adversarios de la astrología no tienen en cuenta la diferencia entre los productos de la comercialización de la astrología vulgar y los sinceros esfuerzos de los que la estudian con espíritu científico. Consideran a la astrología en todas sus formas, las vulgares y las elevadas, como una mezcla de supersticiosa charlatanería y negocio. A esta conclusión llegó una resolución de la llamada de advertencia. El escritor Ludwig Reiner, muerto ya, publicó en este sentido, con el título "Las estrellas no mienten; los que mienten son los astrólogos", un combativo artículo contra la astrología.

Sin embargo las resoluciones y escritos en contra, basados en las ciencias físico naturales reconocidas, han resultado inútiles.

Con el objeto de estudiar el notable hecho de la persistencia de la concepción mágica del mundo de la astrología, persistencia que se comprueba actualmente en múltiples formas, reveladoras de la vitalidad que tiene hoy a pesar de ser rechazada como absurda por la ciencia oficial, presentamos un esbozo de la astrología y su historia.

Historia de la astrología

La creencia de la intervención de los poderes cósmicos sobre lo que acontece en la tierra se encuentra en los mitos astrológicos de casi todos los pueblos. Esta creencia se convirtió, por primera vez, en un sistema basado en observaciones y cálculos astronómicos en las antiguas Babilonia y Asiria. Mezclada con una religión astral, fue, en estos países, la astrología, un arte ejercido por los sacerdotes, que buscaban en las órbitas que siguen el Sol, la Luna y los planetas entonces conocidos, en sus posiciones y respecto de los signos del zodíaco, en los eclipses y en los diversos fenómenos atmosféricos, la manifestación de la voluntad de los dioses.

Partiendo de Babilonia, se extendió la astrología a Persia, India, China; en la época helenística, a Grecia y Egipto, y en la época de las guerras púnicas a Roma. Pronto abarcó a la vida entera y a todas las ciencias, incluyendo en sus sistemas de números, colores, metales, minerales, plantas, enfermedades, medicinas, países, cualidades y propiedades corporales y espirituales, todo ello en conexión con los planetas y los signos zodiacales, creando así una concepción mágica del mundo basada en el principio fundamental de la correspondencia, de la analogía.

En la Roma antigua, se empleó principalmente a los astrólogos para formular predicciones, aunque no faltaron opiniones contrarias. Cicerón, Tácito, Séneca y los epicúreos se pronunciaron en su contra. La Roma cristiana combatió la astrología, calificándola de obra del diablo. Los concilios adoptaron decisiones que prohibían ocuparse de astrología, pero en el siglo XI, los árabes, que habían adoptado y cultivado las creencias astrológicas, las difundieron a través de la España islámica y de la Italia meridional en numerosas obras griegas y árabes que invadieran los países cristianos nórdicos e influyeron en el pensamiento escolástico.

Tomás de Aquino, en el mismo sentido de la antigua máxima astrológica que dice: astra inclinant, non necessitant (Los astros inclinan, pero no obligan), intentó conciliar una de sus obras fundamentales (Summa contra getiles) la influencia de las estrellas con el libre albedrío. Decía que la influencia de los astros se limitaba al cuerpo, pero actuaba también, indirectamente, sobre la razón a través de la disposición determinada en el cuerpo, en la que incluía la fantasía. la memoria y la inteligencia sensorial. Lo que está condicionado por el cuerpo depende, en cierto grado, de los astros, pero no la razón. La segunda gran obra que recoge la herencia del medievo es la Divina Comedia

(llamada Summa poética), de Dante, en la que reverencia, como maestro, a Tomás de Aquino. Interesan especialmente para nuestro tema, los cantos del Paraíso, de la ascensión de Dante, guiado por Beatriz (la razón iluminada por Dios), a los planetas y las esferas celestiales. Esta parte, incluso, puede considerarse como un compendio de los conocimientos de Dante sobre los astros.

La visión del mundo del humanismo no fue contraria a la astrología, aunque no faltaron adversarios de agudo ingenio, como el conde Pico della Mirándola, del que afirma la leyenda que murió exactamente el día que habían predicho sus adversarios los astrólogos. El recientemente desarrollado pensamiento científico no se mostró opuesto a la astrología. Así lo vemos en los que destruyeron la antigua concepción geocéntrica de universo, que situaba a la Tierra en el centro, concepción que se hallaba en la base de la antigua astrología: Copérnico, Kepler, y Tycho Brahe se ocuparon de la astrología práctica. Lutero la combatió enérgicamente, mientras que Melanchthon daba, en Wittenberg, lecciones sobre astrología. En el siglo XIX cae en el olvido la creencia en la influencia de los astros en el destino del hombre.

Posteriormente, en los años veinte, se produce un renovado interés por el estudio de la astrología.

En 1.926, se publicó "Creencia en los astros e interpretación de los astros", de Paul Bezold, obra clásica entre las que se ocupan de este tema. Se ocuparon de la astrología en sí, además de consejeros prácticos, caracterólogos y psicólogos profundos y hasta estadísticos, que se propusieron comprobar la frecuencia con que se confirman las predicciones astrológicas.

Los críticos y adversarios de la astrología, que sólo ven en ella una necia superstición, desconocen el hecho de que en el simbolismo astrológico se halla el sedimento de una experiencia psicológica milenaria. Los signos del zodíaco representan doce tipos de personas y formas de vida que se mantienen a través de los signos con sorprendente vigor. conjuntamente con otros elementos astrológicos, constituyen una completa caracterología proyectada en el firmamento, de cuyo sentido profundo han sabido siempre los poetas y cuya raíz o reflejo en las imágenes del inconsciente y de los arquetipos, comprueba convincentemente C.G. Jung. Son estos elementos de la construcción astrológica, además de los signos zodiacales, el Sol, la Luna y los otros planetas como imágenes de las fuerzas básicas del ser; las relaciones angulares entre los astros; los aspectos, como signos de la armonía o el desacuerdo entre las fuerzas fundamentales; las casas del horóscopo como símbolos de la orientación del interés y de la áreas de la vida en las que actúan estas fuerzas fundamentales.

Dice Jung respecto a un texto de Paracelso:

"Ve la oscura psique como una noche estrellada en la que los planetas y las constelaciones presentan su luz y luminosidad. El cielo estrellado es, efectivamente, el libro abierto de las proyecciones cósmicas, el reflejo de los mitologemes y los arquetipos. Se dan la mano la astrología y la alquimia, los dos antiguos representantes de la psicología del inconsciente colectivo".

La investigación del contenido caracterológico de la astrología es una tarea de la psicología y de historia de la cultura, que deja completamente abierta la cuestión de la realidad de las relaciones entre hombres y astros.

Astrología y Astrofísica

La doctrina de los astrólogos se basa en una concepción del mundo en la que nuestra Tierra ocupa el centro de un universo cerrado en el que todo está dispuesto con referencia al hombre, coronación de la creación. Los hechos que se producen en el macrocosmos cósmico se reflejan en el microcosmos que es el hombre.

macrocosmos y microcosmos forman una unidad. El horóscopo del nacimiento muestra la situación macro cósmica y constituye el tema que rige el modo de ser y el destino del hombre. El Sistema Solar aparece en esta concepción como un organismo en el que está inscrito el hombre como sentido de la creación.

Nada tiene que ver con todo esto la moderna imagen del mundo de las ciencias físico naturales. La Tierra es, para la Astrofísica, una manchita perdida en es espacio que da vueltas en torno al Sol, situada en una galaxia similar a otras infinitas galaxias, flotando en un espacio inconcebiblemente enorme en el que nada significa el hombre.

Si alguna vez los astrónomos se toman la molestia de considerar la imagen del mundo de los astrólogos y los elementos de interpretación que intervienen en la construcción de los horóscopos, dicen que la revolución producida en la astronomía por Copérnico ha eliminado todas la bases en que se fundaba la astrología y que todo lo que está afirma sobre el papel de los signos zodiacales, que darían matices diversos a la influencia del Sol, la Luna y los planetas, no es compatible, desde hace mucho tiempo, con las relaciones astronómicas.

Debido a la precisión de los equinoccios, o cambio del punto zodiacal correspondiente al equinoccio de primavera, se han desplazado las constelaciones respecto a la situación que se les atribuye en la astrología. Vemos así que el Leo, el Acuario, etc. de los horóscopos no son hoy más que un sector abstracto del espacio, una dirección en la que vemos el Sol en su giro aparente, y no significan más que una división del año en doce partes para facilitar los cálculos. Cuando el astrólogo dice que el Sol estaba el 21 de Marzo en el grado 0 de Aries, lo cierto es que, visto el Sol desde la Tierra, se encuentra en el último grado de la constelación de Piscis. Como la astrología, dicen los críticos científicos, se basa en el hechizo de unos nombres y como las características señaladas a las constelaciones se transfieren a los hombres, se muestra claramente todo el absurdo de los intentos de interpretación astrológica.

A su vez, los partidarios de la aducen que la astrología es meramente un sistema de referencia entre los factores cósmicos y el hombre y que, para ello, es indiferente que el Sol gire en torno a la Tierra o que la Tierra gire entorno al Sol.

En cuanto a la objeción de la precisión de los equinoccios, se rebate con el argumento de que, en realidad, las constelaciones zodiacales nada tienen que ver con la psicología de los signos zodiacales, sino que se basan en el conocimiento intuitivo y la experiencia, que muestra la existencia de una relación entre el sector del cielo, ocupado por el Sol en su movimiento aparente (representado por los signos del Zodíaco, no por las constelaciones zodiacales) y los rasgos caracteriales y el modo de ser de los hombres.

El abismo que separa el mundo mágico de la astrología del mundo de la astrofísica es insalvable; el sistema de correspondencia de la astrología no puede conciliarse con el pensamiento físico.

Ni tan sólo las relaciones, comprobadas por las ciencias fisico naturales, entre procesos cósmicos y los procesos terrenos, pueden servir de puntos de enlace. Se sabe que los períodos cíclicos de las manchas solares influyen en los procesos que tienen lugar en la Tierra mediante la emisión de radiaciones de iones. se ha observado, entre otras cosas, que el crecimiento de los árboles alcanza su máximo en los períodos de más manchas solares, lo que se comprueba en los anillos anuales de los troncos, que reflejan en su anchura en el ciclo de once años de las manchas solares. Este efecto es tan constante que se utiliza, con frecuencia, por los arqueólogos para determinar la época en la que se fundaron antiguas poblaciones. También se han observado acciones planetarias sobre la Tierra.

El investigador americano Nelson comprobó que muchas de las conocidas interrupciones de las comunicaciones trasatlánticas por ondas de radio cortas, persistentes durante horas e incluso días, están relacionadas con determinadas posiciones angulares de los planetas grandes, especialmente de Júpiter en relación al Sol. Se ha propuesto, para explicar estos hechos, la teoría de que los campos magnéticos planetarios originan variaciones en la densidad o frecuencia de las radiaciones de protones que llegan a la Tierra.

Una cosa es segura: si se dieran las relaciones que afirman la astrología, y las experiencias reunidas por la ciencia estuvieran de acuerdo con tales afirmaciones, dichas relaciones no podrían explicarse por razones físicas, como influencia causal física, sino solamente con una correspondencia entre acontecimientos naturales.

Y a modo de conclusión y volviendo a los horóscopos, todavía no se ha llegado a formar un juicio sobre el notable hecho de que algunos calificados astrólogos puedan dar, sin más información que el horóscopo, descripciones caracteriales que sorprenden por su acierto y detalle. Si se confirma esta posibilidad mediante cuidadosas investigaciones científicas, nos encontraríamos ante el fenómeno discordante con la moderna concepción del mundo, ante un hecho de incalculables consecuencias. Que llegue a confirmarse o no esta posibilidad, es cosa que todavía está oculta en el misterio de las estrellas.