jueves, abril 14, 2022

La Religión Diabólica del "Culto a las Estrellas"

Fran García

Las culturas antiguas orientaban sus construcciones hacia determinados puntos brillantes del firmamento, con tal de cumplir correctamente con su religión, y ganarse el favor de los dioses. Pero.., ¿En qué consistía esta religión sagrada de las estrellas, que encontramos en todos los pueblos de la antigüedad?....

Todos los pueblos antiguos, como el Antiguo Egipto, Babilonia, Asia, América, etc..., tenían una extraña costumbre llamada "Religión". Todas las culturas antiguas reflejan en sus ancestrales documentos que los seres humanos dedicaban alabanza y adoración a unos misteriosos seres conocidos como "los dioses". ¿De dónde procedían estos dioses? De arriba, del cielo, de las estrellas.., según dejan bien claro los propios habitantes antiguos en sus obras de arte y escrituras. ¿Puede ser una casualidad que todos los pueblos antiguos, primero, cultivasen eso que se conoce como "religión", y segundo, que sus creencias espirituales estuviesen todas tan sincronizadas y fuesen tan similares, a pesar de los miles de kilómetros que separaban unas naciones de otras?... Evidentemente no, primero porque la casualidad no existe, y segundo, porque esa sincronicidad religiosa practicada simultáneamente en todo el planeta sólo podía deberse a unas causas lógicas y explicables.

Investigadores cualificados, al tiempo que no desprovistos de imaginación, como Erich Von Daniken, JJ Benítez, y muchos otros, relacionaron la presencia de esos misteriosos dioses en la Tierra con la llegada de platillos volantes o naves extraterrestres. La cosa no es para menos porque en multitud de sitios, como en Tassili, por poner un ejemplo, aparecen antiguos grabados de seres visitantes provistos de escafandras y otros intrigantes elementos que nos recuerdan a los astronautas de nuestra época contemporánea.

Sin embargo, contemplemos esta imagen; Era común entre los habitantes de los pueblos antiguos "vestirse" ritualmente con las pieles completas de algunos animales, incluidas sus cabezas, entre otros motivos, para absorber todas las cualidades y potencialidades del ser que se había matado. Así, lo que en principio nos parecen tres astronautas en el grabado superior, provistos de sus correspondientes escafandras, aparecen abajo como seres humanos ritualizando sus creencias.

Pero la pregunta del millón es: ¿Por qué esos misteriosos dioses transmitieron "Religión" a los seres humanos, y por qué exigían culto religioso hacia ellos? Es decir, ¿Por qué aquellos visitantes querían que los habitantes de la Tierra les adorasen?...

¿Tiene sentido que otras posibles civilizaciones alienígenas, más avanzadas, practicasen primitivas conductas como la religión?...

La extraña religión del culto a las estrellas

En las últimas décadas, a medida que la ciencia de la Arqueología avanzaba en sus descubrimientos sobre el mundo antiguo, se iba descubriendo cada vez más la importancia de la Astronomía para interpretar correctamente el legado religioso y cultural antiguo. De esa necesidad nace la Arqueo Astronomía. Las construcciones y emplazamientos ancestrales, como pirámides, poblaciones, etc... aparecían alineadas perfectamente con determinadas constelaciones estelares, y con respecto al Sol, la luna, y los cuatro puntos cardinales de posición en el cosmos, lo cual por cierto implicaba desplegar complejísimos conocimientos astronómicos y arquitectónicos, difíciles de explicar hoy día.

Según esta visión, La Tierra sólo era una parte más de un Cosmos, es decir de un Todo. Todos los cuerpos formaban parte del mismo mecanismo celestial. Y La Tierra sería un espejo del Universo. En el Antiguo Egipto, el río Nilo reflejaba la Vía Láctea, y las pirámides de Gizeh reflejaban el sistema estelar trinario de la Constelación de Orión. Las demás construcciones que iban surgiendo a lo largo de la serpenteante ribera del Nilo iban representando otros sistemas de estrellas similares.

Toda la vida de las civilizaciones antiguas, como la egipcia, giraba extrañamente en torno a la religión del espacio. Construcciones, templos, ciudades y creencias humanas, apuntaban directamente al cielo. De ahí que la Astrología antigua, ciencia de la interpretación de las estrellas, no era una simple disciplina de conocimiento más, sino la auténtica columna vertebral sobre la que se asentaba toda la sabiduría de los pobladores antiguos.

No perdamos de vista tampoco, que desde ciertos ámbitos ocultistas y sectas ufológicas, se ha pretendido presentar el fenómeno ovni como una religión, enfocada de nuevo al mundo de las estrellas, que nos presenta a los extraterrestres como dioses, y que entroncaría entonces con el antiguo culto religioso dedicado al Espacio.

La religión de las estrellas en cátaros y templarios

La religión estelar también tenía lugar en Europa. Por ejemplo, los celtas con sus sacerdotes druidas a la cabeza, levantaban igualmente complejas formaciones de bloques megalíticos conectados con las estrellas del firmamento. Este culto a las estrellas se fue prolongando a lo largo de la historia de varias maneras: por ejemplo, camuflada siempre en la religión católica, y practicada también por órdenes religiosas y caballerescas de la Edad Media, como Cátaros y Templarios. Recordemos que el Camino de Santiago es un recorrido iniciático, con propiedades telúricas, que vuelve a representar otra vez a la Vía Láctea, exactamente igual que en el Antiguo Egipto. Después, la fe estelar seria recogida por órdenes secretas masónicas, los herederos espirituales de los monjes guerreros del Temple, etc...

Las fortalezas de los llamados "hombres puros" (siglos XII al XIV) se alzan a lo largo de los montes más altos del País Cátaro francés, y junto con las catedrales templarias diseminadas por la Champaña, siguen coordenadas espaciales similares en relación al universo solar y estelar, puesto que no en vano sus creencias derivaban de fuentes egipcias y orientales, que no cristianas. La orientación estelar de sus emplazamientos, siguiendo los mismos patrones herméticos del Antiguo Egipto y de las demás civilizaciones antiguas, nos confirma lo poco cristianas que eran las convicciones de estos misteriosos monjes.

En este contexto aparecen las vírgenes negras templarias, símbolos de adoración, que lejos de retratar a la virgen María y al niño Jesús, en realidad representaban la ancestral religión a las estrellas y el culto a la madre Tierra, materializados en la diosa egipcia Isis y su hijo Horus. Estos monjes míticos de la Edad Media, introducían en secreto, dentro de estas estatuas de vírgenes negras, un pedazo de meteorito negro llegado del espacio para así representar su creencia sagrada en las estrellas.

Al mismo tiempo, la madonna de oscura tez, representaba a la madre tierra, entendida como un cuerpo cósmico más dentro del universo estelar. El concepto de La madre tierra, además de una actitud ingenua de armonía con la naturaleza, representa el apego al mundo físico, y terrenal, y por extensión, lo carnal y sexual, curiosamente los mismos valores que cultivan las organizaciones ocultistas o satanistas. Un último punto a resaltar con respecto al culto de las vírgenes negras "meteoríticas", es que su identidad de diosa egipcia Isis se prolonga también hasta convertirse e identificarse con "Maria Magdalena", símbolo del Santo Grial o dinastía sagrada.

Coordenadas geográficas en la religión musulmana

Echemos un vistazo ahora a estas imágenes de la religión musulmana, una creencia que arrastra lastres de las religiones antiguas. El musulmán tiene que rezar orientado hacia el Este, por donde sale el Sol. Si el fiel no se orienta perfectamente hacia dicha posición, entonces "la plegaria ya no vale"..., una actitud que nos recuerda mucho a las alineaciones geográficas y espaciales, típicas de la Religión de las Estrellas. Esta conducta, claro está que es inaceptable para un cristiano. En la imagen de la derecha aparece la caja negra que se adora en la Meca, un gran símbolo meteorítico.

De Faraones de Egipto a Seres de Luz en la Eternidad

Según esta religión estelar, cada punto brillante en el firmamento representaba uno de esos seres superiores (seres de luz) que un día se rebelaron en el cielo y cayeron después hacia la Tierra. Las estrellas representaban, pues, a los ángeles caídos o dioses, tal como se llamaban así mismos. El Faraón además de Rey era también un dios, descendiente de una estirpe divina de dioses, y por lo tanto, a su muerte en la Tierra, pasaría también a formar parte del firmamento estelar al que se adoraba desde la Tierra. La longevidad del firmamento estelar es la representación también de la eternidad del mundo físico y cósmico, con lo que el Faraón, al convertirse en una estrella tras su muerte, alcanzaría así él también la tan ansiada "Vida Eterna".

En las inscripciones más antiguas de la humanidad, está presente la idea de que los planetas, el Sol, la Luna, y las estrellas, simbolizan dioses, que pueden intervenir en la vida de los seres humanos.

A propósito de todo esto que estamos tratando, es muy interesante rescatar lo que nos dice el investigador Javier Sierra en su libro "Las Puertas Templarias", (ediciones Martínez Roca, 2.000) páginas 166 y 167:
"Los textos de las Pirámides, por ejemplo, esculpidos en las paredes de monumentos de hace 3.400 años en la zona de Sakkara, relatan con detalle que cuando el Faraón moría, su alma se elevaba hasta convertirse en una estrella. Los egipcios creían que se dirigía primero al Duat, un lugar del firmamento que hoy identificamos con el Cinturón de la Constelación de Orión, y que era la puerta al Amenti, al Más Allá".

"Los faraones difuntos emprendían a partir de ese lugar un viaje lleno de peligros para demostrar que su alma era pura y que podían aspirar al honor de convertirse en estrella".

"Las tres grandes pirámides de la meseta de Giza, vistas desde arriba, presentan la misma orientación y proporciones que las estrellas del Duat de Orión. Es como si hubieran querido imitar sobre el suelo esa puerta al Más Allá, quizás con la idea de disponer de un recinto iniciático en el que enseñar al Faraón lo que debía hacer cuando iniciara su viaje eterno".

"Las pirámides serían como máquinas de resurrección. Allí se entrenaba al Faraón para su viaje, y desde allí, a través de unos pequeños canales abiertos en la Gran Pirámide, se catapultaba el alma del Rey, su ka, hasta las estrellas".

¿Por qué la religión de las estrellas es diabólica?

La explicación es muy sencilla: Porque así nos lo muestra la Biblia.
La religión de las estrellas es en realidad una creencia ocultista, que practicaban en secreto, sólo los iniciados y sacerdotes de los pueblos antiguos, y cuyos conocimientos más profundos eran prohibidos a los demás mortales. Es decir, que el común de las gentes ignoraban las verdaderas y ocultas claves de la religión que conocían.

El único pueblo de la antigüedad que no iba sincronizado con las creencias generales de toda la tierra era el pueblo hebreo, un pueblo "aparte", que había sido escogido por Dios y que se regía por los mandamientos que Yavéh había ordenado en los primeros libros del Viejo Testamento (El Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia, también conocido como la Torah). Pero el pueblo hebreo del Viejo Testamento, vivía rodeado, no obstante, de pueblos que practicaban la religión prohibida.

Según aquella religión estelar prohibida por Dios, cada punto brillante en el firmamento representaba uno de esos seres superiores (seres de luz, ángeles caídos, o demonios) que un día se rebelaron en el cielo y cayeron después hacia la Tierra. Así, los seres de las Tinieblas, intentan presentarse como seres divinos de Luz, identificándose con los puntos brillantes del firmamento o estrellas.

¿Se convertía realmente el Faraón en una estrella, tras su muerte? O, ¿viajaba el Faraón difunto hasta la Constelación de Orión u otro sistema de estrellas? Evidentemente No, aunque así lo postulase oficialmente la creencia egipcia. Sólo puede tratarse entonces de una religión basada en símbolos mitológicos.

Hubo un tiempo remoto en el que en la Tierra habitaban estos dioses ángeles, con la facultad de que podían materializarse y desmaterializarse a voluntad, en cualquier parte del universo físico. Tal vez fueron ellos los que erigieron los rostros de sus Reyes sobre las superficies de planetas y cuerpos del firmamento, para convertirlos en seres de luz o "estrellas" eternas. Curiosamente, en el planeta rojo, Marte, aparece un desconcertante rostro, con similitud egipcia, que se alza sobre la Región de Cidonia. Dicha esfinge mide unos 2,5 kilómetros de lado a lado y casi 1 kilómetro de alto.


En base a todos estos datos que hemos obtenido, podemos deducir que El Sol (dios Rha), el punto más brillante del cielo, representaba al máximo responsable de esa sedición que tuvo lugar en el cielo: Lucifer. Es sencillo llegar a deducir dicha conclusión cuando la máxima divinidad de las civilizaciones antiguas era el dios Sol, y cuando esta divinidad solar es la que reina entre las órdenes ocultistas y luciferinas, y a la que también se adoraba por parte de cátaros y templarios. El dios Sol para estas órdenes así como para el antiguo Egipto era también el "dios de la Sabiduría". Y el Sol representa el cuerpo celeste más importante de nuestro sistema solar, cuyos planetas giran en torno a él. El (dios) Sol es el máximo exponente de la ciencia antigua de las estrellas, la Astrología (En la antigüedad Astrología y Astronomía era lo mismo)

Después de todo, las demás estrellas no son sino más soles de otros sistemas solares y planetarios en el espacio, que representan a otros "dioses" rebeldes. Igualmente, el Príncipe de las Tinieblas, en otros contextos históricos, aparece también relacionado con el planeta Venus, conocido también como "el lucero del Alba", "la luz de la mañana"...

Resulta paradójico que el Príncipe de las Tinieblas sea "El que porta la Luz" (Lucifer). Todos los demás ángeles caídos o dioses son también "Portadores de Luz", y se representan por las estrellas o soles del Universo. Las representaciones ocultistas de seres portando antorchas encendidas, iluminando el universo con su luz, nos recuerdan a la religión de los "portadores de Luz". Un ejemplo de ello lo tenemos en la obra masónica de la estatua de la libertad, en Nueva York. Estos entes rebeldes, los traidores del Cielo, dicen ofrecer la verdadera religión, y para ellos, su jefe supremo, el Diablo, es el verdadero Dios.

¿Dónde dice tales cosas la Biblia? Hay varios pasajes bíblicos que condenan la religión de las estrellas. Podemos recoger por ejemplo lo que se dice en el libro de Deuteronomio, capítulo 17, en donde leemos:
"Cuando se hallare en medio de tí, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos de Jehová tu Dios, traspasando su pacto, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al Sol, o a la Luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido; y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación ha sido hecha en Israel; entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, y los apedrearás, y así morirán".

Hay que aclarar que las leyes que regían a los hebreos del antiguo testamento eran a menudo muy radicales, a diferencia del Nuevo testamento que aparece a partir de Jesús, que recoge unas nuevas leyes que derogan y sustituyen a las antiguas normas. El Viejo Pacto de las tablas de Moisés es reemplazado por el Nuevo Pacto que representa el mensaje de Jesús, y que sitúa ya a toda la humanidad, y no solo a los hebreos, como el "nuevo pueblo escogido" de Dios. Este nuevo pacto no agrada a algunos judíos, los cuales se siguen aferrando a la Torah, entre otras cosas, porque quieren seguir siendo ellos solamente "los escogidos", como en los primeros tiempos.

Otro pasaje similar encontramos en Deuteronomio, capítulo 4, versículo 19:
"No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el Sol y la Luna y las Estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas"...

Otra cita interesante tenemos en el libro bíblico de Isaías, capítulo 14, versículo 12, en la que identifica a Lucifer con el planeta Venus, el lucero del alba. Además, curiosamente encontramos similitud en las raíces de estos dos términos, Lucifer y Lucero:

!!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones...