viernes, abril 29, 2022

Las Máscaras son Energéticas

Pedro Palao Pons

En función de la cultura en la que nos encontremos así será el significado que se le da a una máscara, aunque en general, casi todas son una representación energética, mágica y antropológicas de situaciones, mitos, leyendas y hasta dioses. Las máscaras más conocidas con las funerarias, las teatrales y como no, las del teatro clásico.

MIMETISMO EXTERIOR

Es secreto de la máscara es la transmisión. Comunicar una intención, un estado de ánimo, una forma de interpretar lo que está pasando, son los objetivos básicos de las máscaras que, por otra parte, tienen una misión muy clara para todo el mundo: cubrir el rostro real. El portador de la máscara persigue confundir ya sea a sus semejantes, a losa espíritus o incluso a los dioses, para que al verlo enmascarado, no vean su esencia interior real sino aquello que representa.

Las primeras manifestaciones mágicas y miméticas del uso de las máscaras las encontramos en la antigüedad, casi en la prehistoria, donde en lugar de máscaras, se recurre a las cabezas de los animales que han sido sacrificados, cuando no a una parte de ellos, como sus cuernos, ojos. Con estas acciones que después se complementarán con vestirse con la piel entera del animal y recurrir a sus pezuñas o colas como atributos mágicos, los hombres de poder de la tribu dejar de ser ellos mismos para adoptar la energía o el espíritu del animal. Las máscaras, serán una evolución de aquellos actos.

MÁSCARAS DE MUERTE

Se considera que son el arquetipo imperecedero del ser que ya no está. En este caso, la máscara sirve como conducto energético para reconducir a la esencia del difunto hacia otro plano de realidad.

Cuando en los antiguos rituales funerarios el sacerdote se ponía la máscara de una deidad y efectuaba invocaciones mortuorias, lo que en verdad estaba realizando era una operación astral de conducción. Cubierto con la máscara, el brujo o mago obligaba al espíritu del difundo a dejar el mundo de los vivos para encaminarse al plano en el que vivían los dioses...

Las máscaras de muerte también eran signo de respeto. Eran una forma de manifestar los diferentes tipos de energía e intención. Con la máscara se denotaba la muerte, pero también la fuerza, el misticismo, la bondad o incluso la fiereza.

UN RIESGO CALCULADO

Pero la máscara tiene poder. Su forma externa ciertamente comunica una intención y una forma energética, pero no está aislada del mundo, por eso quien cuelga una máscara ya sea en la casa o en el templo, o quien osa a ponérsela está asumiendo una parte que no le corresponde y debe ser prudente. Según la leyenda el ser enmascarado deja de ser él mismo para adoptar otra personalidad, es poseído en cuerpo, alma y espíritu, de ahí que simbólicamente sólo quien se ha purificado, quien ha limpiado su energía puede acceder a usar la máscara.

En algunos pueblos africanos por ejemplo, el brujo se somete a un ayuno de entre 24 y 48 horas antes de cubrir su rostro con la máscara, ya que sabe que su cuerpo debe estar limpio para recibir al otro ser, pese a todo hay un riesgo: si su purificación o preparación no ha sido la correcta puede ser poseído de forma negativa y posteriormente rechazado por la entidad que lo castigará con enfermedades y hasta con la muerte.

Todos los expertos que trabajan con las gemas o las piedras, confirman que sólo la ausencia de respeto y de humildad son los causantes del mal o nulo funcionamiento de los seres del reino mineral. Se trata de respetar, no de venerar. "La clave está, en dejarse llevar por los seres que saben más que los humanos, por quienes ya estaban cuando llegamos y permanecerán cuando desaparezcamos", afirma J.l.Nuag.

Las máscaras hoy son objetos ornamentales, al menos en occidente. Pero antes de colocar una de ellas en nuestra casa, despacho o lugar de meditación, debemos esforzarnos por conocer su significado. Tenemos que entender qué tipo de sensaciones y energía puede transmitirnos, ya que al margen de ser un pedazo de barro o madera, tienen un rostro, con él hay una energía y ello no deja de ser una representación del alma.