sábado, abril 16, 2022

Las Profecías de "La Gran Pirámide"

Hace más de 6.000 años, los egipcios, aprovechando su enorme y aún no reconocida sabiduría, inscribieron en sus pirámides importantes profecías sobre el avance de la humanidad. En la Gran Pirámide de Keops dejaron un mensaje especialmente revelador que mucho puede decirnos sobre el futuro de los hombres.

Egipto es el hogar de algunas de las construcciones humanas más impresionantes: las pirámides. Una de las Siete Maravillas del Mundo , con miles de años de antigüedad, teñidas por un misticismo religioso desde tiempos inmemoriales y un origen muy discutido, sin duda poseen un enorme atractivo para todos los seres humanos.

Por su imponente presencia, su descomunal tamaño y su inusual ubicación (justo en medio de interminables e inhabitados desiertos), estas edificaciones han sido objeto de cultos v creencias de diverso tipo. Durante su historia han pasado de ser parte del paisaje habitual de un antiguo pero avanzado pueblo, los egipcios, a ser ignoradas por civilizaciones posteriores para luego ser redescubiertos por la antropología en los siglos XIX y XX.

Tal es la fascinación por este mundo lejano que las pirámides representan que se ha desarrollado una ciencia cuyo único propósito es estudiarlo: la egiptología. Y junto con ella, muchas otras teorías, generalmente alejadas del cientifismo reinante en el mundo occidental y de la racionalidad que éste sufre.

Estas construcciones han dejado de ser simplemente monumentos históricos y atracciones turísticas. La Gran Pirámide de Keops, quizás la más conocida de todas, ya no es considerada únicamente como una edificación antigua, como testimonio de una civilización ya extinta: su estructura encierra aún muchos misterios, y sus pasadizos, salas y galerías presentan jeroglíficos de gran trascendencia para la comprensión del mundo v la vida. Difíciles, por no decir imposibles, de descifrar completa y correctamente, son la llave hacia un saber iluminador.

Las pirámides ya no son simplemente un recuerdo de la historia humana, sino un símbolo de lo divino, de la creencia en lo celestial. Son la muestra de que otras culturas estaban mucho más conectadas con su vida espiritual que la nuestra, y que quizás no estaban equivocados en hacerlo. Y es, también, un mensaje del fin que se avecina, una profecía del fin del mundo que puede leerse en gigantescos bloques de piedra.

Las razones...

La Gran Pirámide es algo que impresiona por su tamaño y dimensiones: 139 metros de altura, alcanzados por 203 hileras de piedras colocadas con milimétrica precisión. Y este es sólo un espectáculo que podemos apreciar hoy, tras siglos de saqueos, descuido y olvido. Más de 6.000 años han pasado de su construcción, y el tiempo ha dejado sus huellas.

Ya no se puede observar su revestimiento original, sus colores rojo brillante que bajo la luz del Sol se intensificaban para darle el aspecto de una ardiente llama de fuego. Sus bloques ya no están pulidos, y muchos de sus adornos y decoraciones han sido destruidos o robados.

Este impresionante monumento fue construido durante el reinado de l faraón Keops, el segundo gobernante de la cuarta dinastía de Manetón. Muy poco se conoce de su vida y su obra, y ni siquiera su nombre es seguro: Heródoto, el más importante historiador de la Grecia clásica, lo llamó así, pero Keops podría ser su nombre tanto como Saofis (como asegura Erastótenes, otrerudito griego), o Jufu (como indica la propia pirámide). Es más, el nombre original de la pirámide era "El luminoso horizonte de Jufu", por lo que todo lo que se sabe popularmente de él se vuelve dudoso.

El origen exacto es muy discutido. Usualmente, se acuerda que es anterior al 4.800 antes de Cristo, pero existen muchísimas versiones y estudios que difieren en esto. Es muy difícil también explicar cómo se llevó a cabo su construcción: la colocación de cada bloque de piedra y el ensamblaje de todas las piezas es prueba fehaciente de que los egipcios poseían algún tipo de tecnología desconocida para nosotros, que obliga a reflexionar sobre el significado de las pirámides.

Mucho se ha escrito sobre la personalidad despótica de los faraones y su enorme narcisismo, buscando un por qué a tan espectaculares edificaciones. I ero la presencia de un tirano no alcanza para explicar este gigantesco despliegue de medios y esfuerzos humanos. Las pirámides no eran simplemente tumbas monumentales realizadas para honrar v recordar eternamente a un mortal; eran templos erigidos para vanagloriar a un dios y para llevar a cabo los más sagrados rituales, generalmente relaciones con el nacimiento y la muerte. Al igual que las civilizaciones más antiguas de América y Babilonia, la grandilocuencia de sus monumentos religiosos responde a algo mucho más profundo que el respeto a un gobernante.

Existe un conocimiento escondido dentro de la Gran Pirámide, algún saber que no ha podido especificarse aún. Hasta las facciones más racionalistas y conservadoras de la ciencia han aceptado la realidad: es una muestra de enormes conocimientos matemáticos v astronómicos propios de una ciencia indescifrable, de miles de años de antigüedad, tan lejos de nosotros como el pueblo mismo que la desarrolló.

Los jeroglíficos que pululan en su interior no ayudan a resolver el misterio. Muchos de ellos no han podido ser descifrados, ni se les ha podido extraer todo su conocimiento profetico . Son un conjunto de símbolos que crean mensajes de enorme valor, mensajes que analizados junto con otros signos de la cultura egipcia remiten al más allá, a lo s secretos de lo celestial. Existe una cegadora pero oculta claridad en la Gran Pirámide, una verdad que no ha sido encontrada pero que puede presentirse Se trata, definitivamente, de mucho más que una tumba.

Un paseo por la Gran Pirámide

La entrada a esta imponente pirámide de más de cien metros de altura es una abertura muy amplia, tapada por Ramsés II y vuelta a abrir por Al-Mamun en el siglo IX d.C. Por ella se ingresa a un corredor muy estrecho, de apenas un poco más de un metro tanto de alto como de ancho, que desciende en un ángulo de 26° hacia debajo de la construcción.

Luego de descender por un camino de 97 metros y tras avanzar unos más en forma horizontal, se llega a una cámara subterránea, de 3 metros y medio de altura y cuya decoración se encuentra inacabada. Si se regresa hacia la entrada, se puede tomar un nuevo pasadizo, esta vez ascendente pero igual de estrecho que el primero.

Por él se llega a una bifurcación: por un lado, otro pequeño pasadizo; por el opuesto, una amplia galería. El angosto pasadizo se dirige a la "cámara de la reina", una estancia bastante amplia que contiene una estatua-doble del faraón, utilizada para diversos rituales.

La amplia galería anterior es, en realidad, la "galería de los antepasados de Keops", y rinde homenaje a la estirpe del faraón: si bien esto es sólo una teoría, varios estudios parecen confirmarlo. Al terminar de recorrerla, se llega a un antecámara que poseía varias trampas diseñadas para evitar el acceso a la sala contigua, l a "cámara del rey".

Esta habitación, sorprendentemente, no se excede en lujos y se caracteriza por su parquedad. Posee dos canales de ventilación, pero su elemento más importante y atrayente es el sarcófago; uno bastante simple y poco elaborado. Esto puede explicarse por l a teoría de que se trataba en realidad de un sarcófago destinado a ser la morada del faraón por sólo unos días. El cuerpo, entonces, podr í a encontrarse en lo más profundo de un pequeño pozo aparentemente ciego, hoy seco, y que se encuentra en esa primera cámara inacabada, tan cerca de la entrada.

Su interpretación

La ciencia moderna es claramente cientificista y arrogan te. Se cree la culminación de la racionalidad y la lógica humana, la finalización del avance el hombre, la cumbre del intelecto y el saber posibles. Nada es más grande, efectivo y verdadero que lo que se demuestra científicamente. O al menos eso nos dicen.

Como tal, ha desmerecido las culturas antiguas y las ciencias alternativas. Todos los pueblos, incluso los más remotos y aparentemente atrasados han desarrollado algún tipo de conocimiento científico. Muchísimos avances podría lograr la ciencia occidental si aceptara otras visiones y otras formas de mirar el mundo. Desde la medicina hasta la astronomía, todo saber podría incrementarse si se dieran validez a los estudios de otras civilizaciones.

En el extremo opuesto a esto, algunos investigadores aseguran que la Gran Pirámide es la respuesta a todo. Si bien la civilización egipcia alcanzó un nivel sorprendente en cuanto a conocimientos matemáticos, astronómicos y de cirugía, la verdad es que estaba muy limitada por la inexistencia casi total de instrumentos tecnológicos como los actuales, que permitieran a la ciencia avanzar más. Con más romanticismo que precisión científica se han encontrado en este monumento datos como l a ley de variación de la constante gravedad de la Tierra, la ley de la oblicuidad eclíptica, la ley de las variaciones periódicas de las estaciones, la distancia exacta al Sol y la frecuencia de los terremotos, por citar solo algunos.

Pero la importancia de la Gran Pirámide no reside sencillamente en sus conocimientos científicos. Posee un enorme valor profético :
• Los jeroglíficos, símbolos y las figuras representativas tan comunes en los bajorrelieves egipcios no solo tienen valor funerario. Más allá de lo individual, se refieren a la vida humana en forma general. Según algunas ramas del esoterismo, son una clave para el conocimiento del pasado y del futuro: por lo tanto, de lo que sucederá irremediablemente.
• La investigación arqueológica no es suficiente para comprender en totalidad a los egipcios. La compleja relación entre los histórico y lo mágico ha hecho que el análisis pretendidamente racional de la vida y costumbres de esta civilización no alcance a explicar las claves abiertas entre el presente y el mañana por siglos y siglos de códigos secretos, aún no descifrados para su comprensión actual.
• El arte egipcio, que adorna el interior de las pirámides, es muy enigmático. Las decoraciones funerarias son indescifrables, y la inexistencia de certezas sobre el origen y final del pueblo egipcio han hecho que se forme un gran misterio; las pirámides son su producto, y en ellas reside la profecía sobre le destino del hombre. En las piedras interiores se encuentran grabados sobre la problemática de la humanidad y el momento en que acabará todo y tanto los muertos como los vivos tendrán que afrontar el juicio por sus actos.
• Nada en la Gran Pirámide fue dejado al azar. Los ángulos en que descienden o ascienden los pasadizos, las dimensiones de las salas y galerías, la disposición interna de las pirámides... todo depende de un conocimiento aún no comprendido del todo, formando un mensaje trascendental. De manera similar, la arquitectura y el arte decorativo egipcios son igual de meditados e interpretables.

La cronología de la Gran Pirámide

Ya no es posible ver a las pirámides como simples tumbas, sino que estamos obligados a considerarlas como los libros en los que los sacerdotes egipcios, poseedores de todo el conocimiento, dejaron la profecía que indicaba todo cuanto iba a suceder en el futuro.

Por la antigüedad en la que fuera esculpido este mensaje, el futuro a sucederse ya ha quedado, en su mayor parte, atrás. La humanidad ha recorrido casi completamente el camino que éste indicaba. El futuro que la Gran Pirámide nos indica está llegando a su recta final.

Pero es necesario comprender correctamente el mensaje para entender esto. Y para lograrlo es necesario conocer la clave para el conocimiento: una medida, el "codo sagrado". Se trata de la unidad que marcó el diseño y la construcción de esta edificación, y muchos especialistas la consideran equivalente a la 1 0/1.000.000 parte del radio polar del planeta Tierra (es decir, alrededor de 63,5 centímetros aproximadamente).

Estos mismos investigadores indican que la historia del hombre comienza con la entrada a la pirámide, alrededor del año 4.000 a.C. Este es el año cero de la construcción, y partir de aquí está marcado el avance del tiempo pulgada a pulgada. Y las dimensiones e inclinaciones de los pasadizos y cámaras también tienen una simbología propia: como el primer pasillo es descendiente, representa la inicial caída del hombre, su degeneración y amoralidad tras el término de los inocentes tiempos primitivos. Se trata de la desubicación que el ser humano experimentó al no saber no enfrentarse a los tiempos que le tocó vivir.

El corredor ascendente que e sucede simboliza, consecuentemente, el camino de elevación, el avance tras el salvajismo, el crecimiento interno y el inicio del desarrollo espiritual e intelectual del hombre. Es en la intersección de estos dos corredores donde está marcada la primera fecha importante, que además es el momento en que el hombre inicia su ascenso, su recuperación. Trasladado al calendario actual, la fecha equivale al 1 4 de abril de 1486 a.C ., el momento del éxodo de Israel.

Los acontecimiento en la historia del pueblo judío, entonces, parecen relacionarse con la historia que cuenta la pirámide, al menos es su primera etapa. La segunda fecha importante se encuentra casi l final de este camino ascendente: el 4 de octubre del año 4 a.C. Fecha verdadera, según algunos egiptólogos, del nacimiento de Cristo. Esto parece corroborarse con el hecho de que la g a lena ubicada al fin d e e ste corredor e s conocida como "la é poca del Salvador de l a Raz a Humana", y se inicia e n el 7 de abril del 30 d-C., día en que Jesús fue crucificado, cuando comienza con su obra de una forma espiritual.

Luego de es t a sala aparece un peque ñ o pasadizo . La fecha d e entrada a éste se corresponde con el 4 de agosto de 1 914, y su salida con el 10 de noviembre de 1918. Es decir, este pasad i zo s e refiere a la Primera Guerra Mundial Al finalizar éste, se llega a una pequeña cámara conocida como " La tregua del Caos", la p a z que duró hasta 1928, lo mismo que la sala.

Aquí se i n icia otro pasadizo. i g ual de estrecho y pequeño qu e el anterior, que termina en la cámara del rey, "cámara del misterio d e la tumba abierta del Gran Oriente" o "Juicio de las Naciones". El umbral de esta etapa es el año 1936, y no existe ningún especialista que niegue la trascendencia de es- te año en al cronología de la Gran Pirámide.

Pero no existe ningún evento particularmente importante para el humanidad en esta fecha. Ningún evento político decisivo acontece durante este año , estando todos lo que en efecto se sucedieron muy lejos de la relevancia internacional de las demás fechas indicadas. Pero se ha encontrado una analogía en cuanto a medidas y detalles secundarios con el pasadizo que indicaba el nacimiento de Cristo; por lo tanto, algunas teorías indican que 1936 es la fecha del nacimiento del Anticristo. Más específicamente, en el mes de octubre.

A partir de aquí, la cronología que marca l a pirámide se vuelve mu y inconsistente. Después de todo, han pasado casi 70 años del supuesto nacimiento del Anti cristo y la lógica indica que ya habría obtenido mucha atención pública. Y si posee una perfecta analogía con Jesús, tendría que haberse hecho notar en forma totalmente desarrollada a partir de sus 30 años, en 1966.

Nada indica que este haya sido el caso: no existe ninguna figura en el mundo que pueda ser calificada como el Anticristo. Más allá de los "malvados" ocasionales, y de que en efecto han existido hombres que significaron un gran daño para la humanidad, se tendría que tratar de una presencia que hubiera modificado todo el panorama religioso en el mundo en forma trascendental.

Una nueva era

Pero a pesar de que los hechos parecen rechazar esta teoría, los más entusiastas indican que el Anticristo nació en 1 936, y que con él se ha iniciado el fin de la profecía. Se trata del comienzo de la crisis, el inicio de la era que destruirá todos los mitos y creencias para que, finalmente, regrese la luz. Al fin y al cabo, en la Gran Pirámide, la cámara real a la que se ingresa a partir de ese año lleva también el nombre de "Retorno a la Verdadera Luz que viene del Oeste". Un título muy sugestivo que parecería marcar una etapa extraña, caracterizada por la aparición de eventos confusos. El hombre, aquí, despierta de un largo sueño para destruir lo que ha hecho hasta ese punto y comenzar de nuevo con una mejor forma de encarar la vida.

Es también, el momento en que se pasa de la era de Pisis a la de Acuario, del momento en que todo cambia: caen las religiones, las concepciones del mundo y se construye una nueva forma de ser.

La filosofía occidental habló del nihilismo, pero este fenómeno nunca llegó tener la relevancia que tendría el final de una etapa. Pero los hechos históricos, una vez más, se contradicen con la cronología de la Gran Pirámide. Esta etapa de grandes y decisivos cambios tendría que haber terminado en 1962. Entonces habría comenzado la reconstrucción de la Humanidad, que habría durado hasta e l 200 1.

Pero estos datos provienen de una cierta interpretación, que resulta correcta en su mayor parte pero falla en el final al oponérsele la realidad. La lectura de los mensajes es francamente subjetiva, v de pende de la mirada del investigador que la realice. Qui z á ' enfrentarse a la ciencia egipcia, tan distinta en su concepción a la actual, con ojos racionalistas y cientificista no sea el mejor camino para descubrir la verdad. El factor human e siempre debe considerarse, lo mismo que la posibilidad de cometer errores y la ceguera del hombre ante muchos conocimientos y verdaderas del Universo

La cámara real finaliza en el año 2030. Desde e l 2001 hasta esta fecha el mundo debería llegar a su término. Por supuesto, no se trata de un fin absolutamente definitivo, sino la conclusión de una era que traiga el enfrentamiento entre dos ideologías: la lucha entre el pasado y el futuro, entre quienes creen que la mejor fórmula es repetir el pasado v quienes apoyan la idea de crear un futuro distinto. Puede, como mucho, tratarse de una lucha intensa, dura, catastrófica; pero nunca definitiva.

Ni el hombre ni el mundo dejarán, físicamente, de existir. La Gran Pirámide indica que luego de la tempestad viene el orden, la calma v el nacimiento de un hombre nuevo, de una nueva forma de comportarse, de pensar, de crecer, de relacionarse y de ver el mundo. Se trata de una nueva espiritualidad, de una religiosidad impensable desde aquí, desde la mente del hombre ya viejo, con más de 6.000 años de camino sobre sus hombros. La profecía de la Gran Pirámide se encarga de mostrarnos el trayecto que hemos recorrido, pero nos deja con una gran interrogante: ¿Cuál será e l nuevo hombre y el nuevo mundo que vendrán?

Akhenaton (Amenifis IV), fue el gobernante egipcio que estableció la religión monoteísta en todo su país, religión que posee muchísimas similitudes con las creencias cristianas. Esta es una de las razones por las cuales se puede decir que los aticinios de las pirámides pueden aplicarse a oda la humanidad a lo largo de su historia, y no solo al pueblo egipcio.

Es más, la figura de Akhenaton ha sido considerada como precursora de l a llegada de l Mesías. Se la ha visto muy similar a l primer profeta anterior de la Biblia, que marcó el inicio de una nueva etapa para los seres humanos, signada por al fe en un solo Dios, creador del Universo y que busca siempre la solidaridad y cooperación entre los hombres.