martes, junio 21, 2022

Paradojas

Alberto Landaburu de Silva

Durante todo el proceso de investigación, es que al principio pensábamos que la solución a los problemas que tenemos en la vida era por no tener los conocimientos suficientes o las teorías necesarias para afrontar dichos problemas, y esto es cierto en buena parte, muchas veces adolecemos de falta del material intelectual que nos ayude a comprender y superar nuestro sufrimiento. Pero la paradoja aparece cuando nos damos cuenta que muchas personas conocen las teorías adecuadas para ayudarse y no lo hacen ; en efecto, dichas teorías hoy están al alcance de muchas personas, y no están ahí desde ayer, sino que de una otra forma se hayan en la cultura clásica y que coinciden básicamente con las teorías psiquiátricas más avanzadas.

Así desde Sócrates con el "conócete a ti mismo", a Cicerón, Séneca con el "ama si quieres que te amen", o mejor aún el autor francés Chamfort que dijo : "La felicidad no es cosa fácil, es difícil encontrarla dentro de nosotros mismos e imposible encontrarla en otra parte", o el "ser buen entendedor" de Gracian, pasando por Confucio "no te preocupes de que no te reconozcan tus capacidades, preocúpate de tenerlas" , Buda con su desapego y control mental "tenéis que hacer vuestro propio trabajo ; aquellos que han llegado a la meta sólo pueden mostraros el camino" "(la verdad sólo puede ser vivida y experimentada dentro de uno mismo, todo lo que está fuera queda siempre muy lejano)" o Jesucristo con el "amarás....", hasta el último libro que ha caído en nuestras manos del prestigioso psiquiatra Enrique Rojas donde dice que "ser persona es sacar lo mejor de uno mismo para alcanzar la reciprocidad con el otro".

Es decir, que hay miles de fuentes : clásicas y modernas, científicas y populares, religiosas y mundanas, en oriente y en occidente. Hay también decenas de escuelas y disciplinas, incluidas las llamadas "artes marciales" orientales o la gimnasia china.

En los últimos diez años han proliferado como las setas los libros de "autoayuda". Hay manuales con la esencia de los pensadores clásicos más profundos, sabios y bellos donde nos dicen, casi al unisono, que desde el conocimiento propio y la aceptación propia, desde la generosidad y el amor, surge la belleza, la bonhomía, y la serenidad interior que es lo más parecido a la felicidad.

Y siendo así como decía Segismundo en "La vida es sueño", conociendo lo que conocemos ¿tenemos menos libertad ? ¿Cuál es problema que nos impide aplicar mínimamente los conocimientos que poseemos ? O sea vamos a la paradoja de ¿por qué si sabemos que fumar nos perjudica seguimos haciéndolo y no lo evitamos ?. Magnifica cuestión, pues sitúa el problema no sólo en la esfera del conocimiento sino fundamentalmente en de la VOLUNTAD, en la perseverancia y un poco en las técnicas que utilizamos, y muy especialmente también en la CONFIANZA y en las personas y el entorno que nos rodean, pues sin confianza no hay acción y mucho menos acción terapéutica.

Empecemos a desentrañar este último nudo gordiano de la confianza, pues ésta es distinta de la astucia y la prudencia, y no es la "casi-confianza", y mucho menos con la suspicacia, la confianza es la seguridad que uno tiene en si mismo, en otro o en una cosa, y se dice de las cosas o personas que poseen las cualidades recomendables para un fin. Por tanto, quizás, lo que nos falte para iniciar nuestro camino de mejora o crecimiento personal, una vez conocidas las teorías, sea la seguridad en nosotros mismos, lo cual constituye seguramente el origen del problema, a la vez que es un necesario método para superar los problemas y un fin en si mismo de conseguir nuestra propia seguridad.

Pero cómo se puede resolver esta pescadilla que se muerde la cola, pues cómo para resolver un problema de inseguridad, que afecta a un gran número de personas en mayor o menor medida, he de tener confianza lo cual implica seguridad en si mismo, y a la vez es uno de los objetivos finales que a través del conocimiento interior propio nos aceptemos y tengamos la paz y la seguridad.

Es muy difícil contestar a esta pregunta y mucho más desde el punto de vista teórico y científico, sólo de la experiencia empírica como decía A. Machado "caminante no hay camino se hace camino al andar", la confianza y la seguridad, aunque en un principio parezcan no existir se deben afirmar como un valor axiomático, casi como un dogma de fe. (Hay que ampliar el tema de la confianza y la seguridad, pues es fundamental).

No obstante haremos una apostilla, si bien la seguridad es un elemento básico y fundamental en la terapia y en la vida de las personas y también de los pueblos, no deja de tener su reverso de la moneda, pues así como de la seguridad interna sale el "pensamiento fuerte" por contra del llamado "pensamiento light", así de una falsa seguridad, o mejor dicho de una mala utilización de la seguridad, de una seguridad primaria, animal, no acompañada de respeto, o no limitada por la comprensión del otro, también sale la certidumbre y no la duda, y por tanto es fuente de arrogancia, altanería, dogmatismo, incomprensión, integrismo en definitiva de INTOLERANCIA, por tanto no vale una seguridad primitiva, opresora, negativa de los valores de los demás, ha de ser una seguridad de un mayor nivel que sea compatible y respetuosa con otros valores distintos. Por otro lado el llamado "pensamiento débil" es menos eficaz y operativo pero aporta comprensión, empatía, respeto. En resumen tolerancia que un imprescindible valor humano para la convivencia social personal.

En cuanto a la VOLUNTAD, es otro de los pilares básicos de la persona, elemento insustituible de la conducta y de la vida, pero cuando preguntamos a los pacientes, la inmensa mayoría responde : que saben lo que les pasa, que saben como solucionarlo, pero (palabra que borra todo lo anterior) lo único que les impide realizarlo es la falta de voluntad.

¿Y por qué sucede esta falta de voluntad ? alguno de los estudios científicos más prestigiosos sitúan esa falta de voluntad en las personas con una baja tolerancia al fracaso y al esfuerzo, porque entiende que tienen que recibir más de lo que dan, o que reciben menos de lo que dan, o sea que es un balance sentimental contable entre el dar y recibir, sobre todo con este segundo aspecto de sentirse recompensado, reconocido, lo cual nos lleva a nuestra autovaloración que en palabras populares es el AMOR PROPIO, que es lo que creemos merecer por ser quienes somos (que problema y que valor tan individual y subjetivo), y cuando no ocurre esa valoración justa, a nuestro criterio, aparece la AUTOCOMPASION, que es un bálsamo que no cura pero ayuda a justificarnos ante nosotros mismos y los demás, una justificación del fracaso que mantiene el sufrimiento.