viernes, junio 24, 2022

Puertas a las Estrellas

Corinne Heline

EL HOMBRE Y LA NATURALEZA

El cuerpo físico y sus necesidades se ajustan al ritmo de los días. El cuerpo alma surte sus fuerzas en armonía con el ritmo estacional del año. El Espíritu, o Ego, nutre su existencia de acuerdo al alcance rítmico de los ciclos de reencarnación.

Las bendiciones de las Estaciones

Yo te envío la primavera. Unos chorritos de agua junto al borde de un exiguo banco de nieve, bajo el pálido sol de marzo. Hay promesa en ese rumor, es la música de los campos y los arroyos. Los capullos de cera del olmo tienen una fragancia enteramente suya. El fresco olor de la tierra, de las gotas de lluvia, y de la hierba, pequeños fuegos de verde claro a lo largo de las laderas meridionales.

Yo te envío el verano. La espesura de los ciruelos, la jugosa hierba de los prados, el blanco de las nubes onduladas, las rosas crespas, y el ave que llama a la tarde. Tienen forma, color, olor y sonido.

Yo te envío el otoño. Fuegos que arrastran su humo por encima de las chozas de tallos de maíz. El silencio de los árboles, el paso glorioso a su muerte en vida. La repentina fuga de las aves, como las hojas doradas. La riqueza de la cosecha, la gran luna mirando hacia abajo en silencio, maravilla de plata.

Yo te envío el invierno. El refugio de la vida silvestre, albergada en pequeñas cestas de piel forradas de hierba. El escrito de duendes sobre la reciente nevada por muchos pequeños pies que escapan. El azul del cielo invernal y las centelleantes y fulgurantes banderolas de la Aurora Boreal.

Sobre ti los favores del cielo y la bendición de Dios. Esta bendición es para todos los que tocan tierra, la cual, el ha hecho Su esencia en el pan que comemos, los meses de Sol, las semanas de lluvia y nieve, y el producto de la tierra.

La bendición del Sol, las nubes, la lluvia, la nieve y la rica, cálida tierra morena. Que bueno es vivir entre estas cosas placenteras. Ser un hermano para el viento y una hermana para la luz de la luna. Y sobre todo, y parte de ello, y parte de nosotros, el hermoso silencio de la tierra.

Paúl y Kris Costello.

PRELUDIO...

Una Puerta abierta en los cielos con las estrellas arriba y abajo. Al lado de la Puerta permanece un Ángel radiante, en sus manos la Copa del Grial, un aura resplandeciente alrededor de su cabeza y de la Copa. Sobre la entrada estelar está su nombre: Rafael, Ángel de Curación.

De nuevo la Puerta abierta en los cielos y las estrellas abajo y arriba: sobre espacios de zafiro, siluetas de torres y cúpulas se levantan desde la negra curvatura de una esfera. Junto a la puerta permanece un Ángel, vigilando la tierra, en su cabeza una corona de Luz y el fulgor de una estrella; de sus manos caen bendiciones que toman la forma de pétalos de flor al caer. A sus pies dibujados en medio de las estrellas se observa el glorioso nombre: Uriel, Ángel de Belleza.

Una Puerta abierta en los cielos con estrellas arriba y abajo: al lado de la Puerta un Ángel triunfante, con la espada empuñada en alto y resplandeciente faz de coraje. Encima del umbral de estrellas está escrito su nombre: Miguel, Ángel de Purificación.

Una Puerta abierta en los cielos con estrellas abajo y arriba: como una aparición más allá de la Puerta, borrosa con la luz de las estrellas, envuelta en un lustre plateado como desde una Luna invisible, se manifiesta la Madonna y el Niño. Junto a la Puerta permanece un Ángel luminoso, una tierna sonrisa sobre sus labios y en su mano una rama de lirio con siete capullos muy inflados. Y escrito entre las estrellas vivas del prado celestial donde éL permanece, su santo nombre; Gabriel, Ángel de Amor.

P R Ó L O G O
E L C O L O R Y L A M Ú S I C A D E L A S C U A T R O E S T A C I O N E S DEL LIBRO: PUERTA A LAS ESTRELLAS POR CORINNE HELINE TRADUCIDO POR EL CENTRO FRATERNAL ROSACRUZ DE SANTIAGO DE CHILE

Para el sentido espiritual, la tierra en toda época resuena con la música y vibra con el color. Hay músicos que han oído esta música terrenal, la cual es inaudible para la mayoría de los hombres, este cántico que el planeta canta cuando marcha en su órbita alrededor del Sol; uniendo su voz a la de los grandes Ángeles Estelares, quienes han cantado desde la mañana del mundo. Hay artistas que han visto colores que sus pigmentos no podrían reproducir sobre las telas, colores para los cuales sus semejantes estaban ciegos. No obstante careciendo de un conocimiento esotérico, los artistas creativos no han, la mayor parte, observado que sus inspiradas visiones y éxtasis creativos fluyen con las estaciones. El esoterista, sin embargo, sabe que así como el mundo exterior es un panorama de formas cambiantes, así el mundo interiormente percibido por el sentido espiritual pone y quita innumerables velos de abigarrado color y vaporosos tejidos de música, a medida que pasa de estación en estación, cada una tiene su propia nota clave, su propio color básico y armonía de colores. De las cuatro Estaciones Sagradas, dos irradian matices brillantes y vivos armonizados con las notas majestuosas y directas de una Sinfonía mayor -éstas son el Equinoccio de Primavera y el Solsticio de Verano; y dos irradian matices suaves y luminosos armonizados con los tiernos tonos de una Sinfonía menor- éstas son el Equinoccio de Otoño y el Solsticio de Invierno.

En cada una de las cuatro Estaciones Sagradas hay dos notas de color predominantes, una manifestándose sobre el plano interno o subjetivo y la otra sobre el plano externo u objetivo. Los colores del plano interno son el Rojo en la primavera, el Azul en el verano, el Oro en el otoño y el blanco en el invierno. Los colores del plano externo son: Verde Plateado en primavera, Oro en Verano, Azul en Otoño y Blanco en invierno.

En el Equinoccio de Otoño la radiante Fuerza de Cristo entra a la tierra. Esta Fuerza sigue el Camino Iluminado cuando atraviesa los reinos mental y de deseos y desciende profundo en el globo. La música descriptiva de la estación es la música de fuego mágico de la DIOSA WALKIRIA de Wagner, con la cual Brunilda, la Virgen de la Verdad… fue puesta a dormir y rodeada por un muro de fuego.

Para hallar la música descriptiva del Solsticio de Invierno, la nota clave de la cual es el Amor, recurrimos a las AVE MARÍAS de Schubert y de Bach-Gounod, que son un lejano eco del glorioso cántico del Arcángel Gabriel y sus huestes de Ángeles secundantes. En ella suena la nota alma de divina María, la Iniciada femenina más avanzada de todos los tiempos. Ahora la Luz de Amor penetra el corazón del planeta, y el Discípulo calificado se encuentra cara a cara con el Cristo y recibe su bendición: "¡Bien hecho, mi buen y fiel sirviente, entra al regocijo de tu señor!".

Con el Equinoccio de Primavera el Sendero de Luz conduce a los reinos espirituales superiores del planeta, al magnífico tema del coro ALELUYA de Handel, que es el cántico alma del Iniciado quien está quitándose el cuerpo natural y poniéndose el cuerpo celestial.

LA NOVENA SINFONÍA, la última de Beethoven, pertenece al Solsticio de verano. Esta no es verbalmente planetaria, es música cósmica. Literalmente atrae hacía la tierra los poderes del gran universo. El verdadero significado y propósito de esta majestuosa sinfonía será comprendida sólo por el musicólogo del futuro, cuando sea iniciado en los misterios de las fuerzas cósmicas y la música de las esferas.

No obstante mientras las multitudes permanecen sordas y ciegas a estas fuerzas cósmicas en las cuales nuestro planeta queda suspendido como en una red iridiscente, responden a su impacto físico, y por lo tanto, las actividades humanas muestran un patrón rítmico consonante con las configuraciones estelares.

En primavera y verano los hombres buscan lo abierto y persiguen los intereses de la vida sensorial objetiva. En otoño e invierno se vuelven a lo subjetivo, pero en efecto más a los placeres substanciales pertenecientes a la vida-alma. El sistema educacional continúa este patrón cósmico, haciendo concesión para el descanso en primavera y verano y para la aplicación al estudio en otoño e invierno.

Muchos escritores a lo largo de las líneas ocultas han entregado la historia de los cuatro Festivales solares desde un punto de vista puramente físico; es decir, como un mito de la naturaleza. Interpretar su significación sólo Cristiana y espiritual es la tarea de aquellos que pertenecen a las Escuelas de Misterios de la Nueva Era; y a esta tarea dedicamos respetuosamente este libro.

ALGUNOS EFECTOS OCULTOS DE LA MUSICA
ESTUDIOS Y REACCIONES A LA "WALKIRIA DE WAGNER

Nos permitimos reimprimir un artículo de Marie Russak aparecido en The American Theosophist, no tanto por los datos, importantes e interesantes, que contiene, sino que por los inexplorados reinos fenoménicos en los que levanta el velo y por el poder que la música en general, y en esta instancia, en particular la de Wagner ejerce sobre la vida y la conciencia humana, aun cuando podamos desconocer por completo sus efectos fuera de las reacciones emocionales y mentales comúnmente experimentadas. Marie Russak fue una de las discípulas más aventajadas de Madame Blavatsky.

En el número de diciembre de la English Vahan salió una crítica (firmada Adsocius Novus) del trabajo del Sr. Jinarajadasa, "El valor Estético de la Música". Me alegra sinceramente poder simpatizar con las ideas del Sr. Jinarajadasa sobre el tema y quizás Adsocíus Novus pudiera interesarse en lo siguiente:Hace unos años hice alguna investigación en el lado oculto de la música, en ese tiempo tuve ocasión de asistir a una serie de funciones de la ópera "El Anillo de los Nibelungos" de Richard Wagner, en Dresden. Aproveché la oportunidad para mirar el efecto que la música produce en los cuerpos más sutiles de algunos de aquellos presentes una cosa perfectamente legítima de hacer, puesto que las personas eran desconocidas y la investigación se hacía para ganar conocimiento, no por curiosidad sino para ayudar a otros. Lo que sigue es de las notas escritas esa vez.

En las funciones mencionadas observé en particular a tres personas quienes se sentaron delante de mí; una dama joven de unos diecisiete años, un caballero de unos sesenta, evidentemente su padre y un señor de más o menos treinta y cinco años.

CASO 1

La dama joven. Antes que la función empezara ella parecía más bien indiferente. El aura de salud mostraba signos de una salud delicada. El cuerpo astral estaba lleno de los colores usuales, con signos aquí y allá de irritación, probablemente debido a la excitación de la persona común incidental a los preparativos para tal noche y la llegada a la ópera. Su cuerpo mental estaba repleto de pensamientos musicales, y más tarde reveló que ella era una estudiante de música que había pasado la tarde estudiando la partitura de la ópera. (Observar este hecho especialmente).

Antes que el primer acto acabara noté una gran diferencia en su aura de salud; ahora relucía con un nuevo vigor y al parecer había sido estimulada por un tipo de vibración muy alta -una especie de punto psicológico- a la cual pudo responder con una fuerza o vitalidad interior llenándola de nueva potencia.

Ahora se presentaron algunos fenómenos curiosos en los cuerpos de la joven. Vi que sobresalían de su cuerpo mental algunos rayos de luz, tentáculos ondulantes: en el extremo de cada uno de ellos había una forma de pensamiento rotatorio similar a un vórtice, igual que remolino en el agua, causada por succión. Como algo familiar el motivo flotaba desde las vibraciones generales de la música (unido a las demás formas producidas en los planos mental y astral dentro de la sala) estos tentáculos en su cuerpo mental atraían las vibraciones hacia ellos en gran proporción. Parecían reconocerse y compenetrarse mutuamente. Otros cuerpos mentales cercanos a la joven tenían pocos o ninguno de estos tentáculos, por lo tanto el efecto en ellos era prácticamente nulo, y los resultados de las vibraciones de la música eran más emocionales que mentales.

A medida que el cuerpo mental de la joven se empapaba de las formas-pensamientos de la música su efecto era más bello. Estas formas ya allí, desde el estudio previo de la música, se consolidaron hasta llenar el cuerpo de hermosa luz. Parecía contarle de las pulsaciones profundas de la Ley del Ritmo en toda la naturaleza, y la experiencia hacía que los muros entre los cuerpos mentales inferiores y superiores se separaran (la diferencia vibratoria) hasta que desaparecieron y así el ego pudo acercarse más a la personalidad para imprimirle las más elevadas ideas. El efecto sobre el cuerpo causal estaba marcado, y nunca se borrará, ya que se expandió, y cuando esto sucede jamás vuelve a su tamaño anterior.

¿Cuál fue el efecto en el cuerpo astral? Cuando la emoción causada por la comprensión de la música y la apreciación de su belleza creció sobre ella mentalmente, las vibraciones penetraron en el cuerpo astral profundamente. Poco después se convirtió en una gran masa hirviente de hermoso colorido -un ave de muchos colores batiendo sus alas contra una jaula cerrada para escapar. Las vibraciones del color se escurrieron, algunas de ellas, y se esparcieron en todas direcciones, como nubes de vapor coloreado, pero había una especie de núcleo que parecía estar prisionero dentro del radio particularizado del cuerpo astral; chocando contra sus confines hasta que finalmente encontró una salida; encontró su camino de mínima resistencia y se precipitó a través de él en lágrimas. En la mayor parte de la gente, aquellos quienes tienen menos canales por los cuales poder penetrar mientras se esfuerza por escapar, una de dos, reirá o llorará, la muchacha lloró violentamente por un rato, hasta que la presión disminuyó un tanto, entonces se calmó y el resto de la velada estuvo tranquila- de hecho, ella era un "Nuevo Ser" cuando salió de la sala, en comparación con lo que era al llegar. Las beneficiosas vibraciones en sus cuerpos (aun si ella no experimenta nada en los próximos días) deberían continuar para persistir, a menos que alguna emoción astral o violenta de otra clase fuera experimentada. Antes de abandonar este caso me gustaría señalar que si las personas pudiesen ver la cantidad de fuerza física que escapa con las lágrimas serían menos propensos a derramarlas.

Caso 2

El señor de unos sesenta años evidentemente el padre de la joven. Su cuerpo físico y etérico se veía bastante bien. El cuerpo astral era común. Con certeza él era católico -muy devoto- ya que había un fuerte pensamiento forma -el crucifijo- en su cuerpo mental, y noté, entre los actos, que colgaba una pequeña cruz dorada de su reloj de bolsillo. También era un artista pues a su alrededor había imágenes de pensamientos, cabezas, paisajes y otros "postes de anuncio" mentales. Su aprecio por la ópera se expresa mentalmente en la admiración por la forma, los colores, las imágenes. El efecto astral se consumía junto con la línea de mínima resistencia, que era el amor por su hija. Al continuar las músicas grandes ondas de fuerza, y nubes de vistosos rosadas y azules salieron de él y se enredaron alrededor de su hija, mientras sostenía su mano con firmeza; la fuerza de su vibración se suma a la de ella, ayudándola a elevarse a alturas que de otra manera no podría haber alcanzado. Hacia el término de la ópera las vibraciones de la música habían penetrado hasta la capacidad más alta de su ser cuando finalmente cerró sus ojos y juntó sus manos como si estuviera en oración. Entonces las hermosas ondas de color también se enredaron alrededor de la forma de pensamiento del crucifijo, demostrando que también estaba exaltado religiosamente mientras escuchaba el maravilloso cierre orquestal de la encendida música del "Die Walkure". Cuando se levantó de su asiento para irse su rostro se iluminó con un brillo interior al decirle a su hija en tono fervoroso, "Cuán maravillosamente benévolo es nuestro Dios al darnos tal goce en nuestro mundo".

CASO 3

El hombre de unos treinta y cinco años no es agradable de describir. Su cuerpo físico-etérico mostraba que tenía buena salud. Astralmente dejaba mucho que desear y los tres planos inferiores de ese cuerpo estaban muy desarrollados debido a los muchos tipos de excesos. Había una gran depresión en evidencia, así como irritabilidad. En su cuerpo mental estaba la fuerte imagen de una mujer luego advertí la semejanza con una de las principales cantantes de la velada. A medida que Avanzaba la ópera, los cambios en sus cuerpos y el efecto sobre ellos eran más notorios. El primero de éstos fue en el cuerpo astral, y las vibraciones de la música parecían irritarlo; estaba muy inquieto y la depresión aumentó. Esto siguió hasta que la dama en quien estaba interesado volvió al escenario. El pensamiento forma de ella se hizo más claro, y entonces la mujer y la música se mezclaron en un desparramo de vibraciones casi enteramente astral y sobre todo perjudicial para ella. Las nubes de color que expresaban pasión y egoísmo fueron más desagradables de contemplar y, como el camino de mínima resistencia para él estaba a lo largo de la línea de excesos inferiores, él parecía realmente una víctima de su naturaleza inferior. Al término del primer acto tuvo que salir a tomar algo fuerte, quizás, pensó que eso le ayudaría, pero sólo empeoró las cosas por algún tiempo, hacia el final de la ópera, sin embargo, había disminuido un poco la emoción, y luego vino un gran agotamiento físico. Me pregunté si, después de todo, él no había sacado algo bueno de la hermosa música y por presenciar tal arte. No me sentí decepcionada cuando finalmente miré los cuerpos elevados.

Había ocurrido, aun en su caso, lo que podemos llamar un efecto supraconsciente. Existía, desde luego, un plano en sus cuerpos superiores donde las vibraciones habían penetrado por sí solas y habían producido el efecto de darle la posibilidad de experimentar "conscientemente", alguna vez en el futuro, el milagro de la gran "Ley del Ritmo". Ellas habían depositado una semilla, como fuera, y esto ocurre cada vez que uno se encuentra ante las vibraciones que provienen de tal música.

Éstos y los experimentos posteriores prueban que en siete de cada diez casos el efecto ético de la música es inmediato y beneficioso y que el efecto inmediato sobre la persona depende enteramente de la condición de los cuerpos al contacto -el temperamento de la persona. Los estudiantes de lo oculto deberían entender el inestimable valor y el lugar de todas las fases de la emoción en nuestra evolución.

Hubo otros experimentos musicales en Budapest, cuando observaba el efecto de la música de una banda de gitanos húngaros en los espíritus de la naturaleza. Cada una de las primeras siete notas claves parecían cierto color predominante, y la expresión de algún sentimiento en estos elementales. No he tratado el maravilloso poder como una asistencia oculta de las vibraciones de la música en ciertas claves, cuando es encontrada la clave que corresponde al valor numérico o tonal de la persona. Pero ellas son vías fascinantes y extrañas para estas señas generales.

El Equinoccio de Otoño

La cruz de Cristo: Un Fenómeno Cósmico

El día se hace más solemne y sereno

Cuando el mediodía ha pasado; hay una armonía en otoño, y un lustre en el cielo, que en el verano no se escucha ni se ve,

¡Como si no pudiera ser, como si no hubiera estado!

Shelley

Himno a la belleza intelectual

Es un axioma espiritual que detrás de cada fenómeno físico de nuestro universo está su arquetipo. Que al campo de la causalidad le llamamos Espíritu, un campo el cual es caos para el intelecto mortal no iluminado pero que es el sembradío del cosmos para la razón iluminada del místico verdadero.

En los Templos de Misterio de la antigüedad quedaba bien en claro que las ciencias físicas y las artes seculares estaban consideradas como sagradas y eran un aspecto de la religión; pues realmente se percibía que la naturaleza era un alfabeto viviente a través del cual Dios hablaba a los hombres. Los profetas Iniciados arraigados en los Templos leían los fenómenos de tiempo y estaciones como si fueran jeroglíficos inscritos en el espacio por los dioses. De aquí el programa de estudios de la Escuela del Templo incluía cada rama del conocimiento conocido por la mente humana, resumida en la terna divina de Religión, Ciencia y Arte, que tomadas como un todo constituían el diamante de muchasfacetas de la verdad, la sabiduría divina, la Gnosis o Sophia.

De todas las ciencias, sin embargo, ninguna era más sagrada que la astronomía y su ciencia hermana las matemáticas, que fueron el don del divino Hermes o Mercurio, conocido en Babilonia como el dios Nabu (Nebo), protector de profetas y videntes.

El más pequeño de todos los planetas conocidos por los antiguos quemado en las llamas del horno ígneo del Sol, Mercurio, no obstante fue llamado el Capitán del Universo porque era el reluciente símbolo de la razón iluminada, ejemplificada en los cielos bajo el orden y la ley astronómica y sobre la tierra en la luminosa regularidad del número y los procedimientos matemáticos. El triángulo que habilitaba al agricultor para medir sus terrenos le daba al sacerdote-astrónomo la medida del Universo; y al sacerdote-médico, en cuya mano estaba la curación del alma así como del cuerpo, la medida del hombre.

Tal era el raciocinio del Iniciado en los antiguos Misterios, y por tal raciocinio desarrolló una ciencia del alma que no ha sido todavía superada.

Hoy el mundo toma nota de los Equinoccios y Solsticios como eventos astronómicos que influyen en el curso de la naturaleza sobre la tierra, pero pocos se dan cuenta que estos puntos cambiantes de la órbita terrestre tienen su correspondiente significación en la vida alma de la raza. Este conocimiento será restaurado en la Escuela de Misterio de la Nueva Era, revelando el verdadero carácter de los impulsos cósmicos, los cuales son liberados en estos intervalos, y mostrando como el hombre puede aprender a colaborar con ellos para su eterno beneficio.

En lo que a veces se denomina la "nueva" religión del mañana -aunque sólo es nueva como una repetición de las verdades eternas y universales- los primeros Festivales sagrados una vez más, como en épocas pasadas, coincidirán con las fechas específicas hechas significantes por ciertas configuraciones planetarias en los cielos, tales como aquellas de especial importancia en los Equinoccios y Solsticios y en la Luna Nueva y llena.

Durante el ciclo anual cada mes se duplica, en miniatura como fuere, el poder de las cuatro Estaciones Sagradas en las cuatro fases de la Luna. La oscuridad de la Luna corresponde al Solsticio de Invierno; la primera cuarta fase al Equinoccio de Primavera; la Luna llena al Solsticio de Verano y el último cuarto al Equinoccio de Otoño.

Cuando las Escuelas de Misterio vuelvan a establecerse en su forma externa, estos cuatro puntos estacionales, junto con sus aspectos lunares correlacionados, serán observados con un profundo respeto por sus tremendos impactos sobre el cuerpo del planeta y la vida de su humanidad. Las demostraciones espirituales durante estas elevadas estaciones serán poderosas y maravillosas.

Los Misterios de Egipto han tenido una influencia sobre la cultura Occidental poco imaginada por los eruditos. "El poder de Dios apareció primero ante ellos naturalmente", escribió Eusebio, historiador de la Iglesia de la tercera centuria, " y por lo tanto, más allá de todos los pueblos, entre los Egipcios creció con fuerza la labor de la enseñanza de Su evangelio".

Los misterios Egipcios fueron transmitidos al Occidente por medio de la antigua Grecia, cuya profunda veneración por todas las cosas Egipcias es bien conocida, pero sólo después de fuerte oposición ellos conquistaron Roma. En los Misterios Griegos, como en los egipcios, las grandes ceremonias religiosas marcaron los cuatro puntos cambiantes del año, aunque había festivales más pequeños los que precedían y seguían a las cuatro fiestas mayores, así que ningún mes quedaba sin su ceremonia sagrada o día festivo.

Algunos de los primeros de los grandes festivales Egipcios fueron celebrados en los Solsticios. El más importante de los Misterios Griegos se celebra en los Equinoccios. Dos estrellas espiritualmente poderosas derraman sus rayos sobre la tierra en estas fechas cruciales: el gran diamante azul-blanco Sirio en los Solsticios, y el magnífico dorado de Alcione, la estrella de los Equinoccios.

En Egipto particularmente los festivales solares se celebraban con gran pompa y fastuosidad y con impresionantes ceremoniales en los que sacerdotes llevaban los libros sagrados. En Heliópolis, la Ciudad del Sol, el Sumo Sacerdote era el principal astrónomo de la Tierra; y fue en Heliópolis donde Moisés aprendió toda la ciencia de los Egipcios, así como tiempo después Daniel y los profetas del Exilio recibieron una educación en las ciencias Babilónicas.

La larga historia de Egipto vio primero a Sagitario, luego a Escorpio y más tarde a Libra, como las constelaciones del Equinoccio de Otoño. Esto fue durante el tiempo en que el Equinoccio de Primavera se retiraba a través de las constelaciones de Géminis, Tauro y Aries. Fue en la Era Ariana. (Cuando el equinoccio Vernal estaba en Aries) que Akenaton y Moisés aparecieron en Egipto para lanzar el gran movimiento monoteísta destinado a transformar el mundo en el Nombre de Cristo.

Los sacerdotes Egipcios decían que era mediante Escorpio, signo del escorpión, que las almas descendían a la tierra, para renacer en el Equinoccio Vernal por el poder del cordero, Aries.

Espiritualmente interpretado, esto produce una cercana aproximación a la corriente de las enseñanzas Cristianas: así el alma es tentada y cae a través del poder Satánico simbolizado en Escorpio por el escorpión y es regenerado, renacido del agua y del Espíritu, por medio del poder de Cristo simbolizado en Aries, el Cordero de Dios.

Aunque canalizado mediante fundamentos Hebreos la leyenda Masónica de Hiram Abiff tiene fuertes sobre tonos Egipcios, además de los elementos Fenicios más conocidos. Considerado astrológicamente el asesinato de Hiram Abiff es una historia del Equinoccio de otoño. Los tres asesinos son Libra, Escorpio y Sagitario. El moribundo Hiram es el Sol de invierno, suspendido en el Equinoccio Vernal por la Palabra Divina para convertirse en el Redentor del Mundo, el Sol en Aries.

Los egipcios atribuían el origen de todo mal a las fuerzas activas en la época del Equinoccio de Otoño. Se afirmaba que como esta estación se introducía en el frío y la oscuridad del invierno, así también el Escorpión cósmico trajo tentación y pecado a las almas humanas.

Los egipcios no estaban solos en esta creencia. Todos los pueblos han adorado a un dios cuya fuerza y debilidad estaban simbolizadas por la luz y las tinieblas, por el calor y el frío alternativamente, como se marca con la pasada del Sol a través de los doce signos del Zodíaco. Hércules fue venerado entre los griegos por cientos de años antes de establecerse los estados Griegos, sus doce trabajos describen el sendero del Sol a través de los doce signos. Entre los Hebreos Jacob y sus doce hijos tenían una significación similar, y más tarde en la historia Hebrea el gigante Sansón.

En el Talmud se precisa que el Templo alrededor del cual giraba la vida espiritual de Israel, fue construido mitad en luz y mitad en sombra. En los Templos Cristianos hoy el trabajo también se desarrolla mitad en luz y mitad en tinieblas; pues mucho se ha perdido.

La Mayoría de los Cristianos celebra sólo dos de los cuatro Festivales sagrados, el Solsticio de Invierno (la Navidad) y el Equinoccio de Primavera (la Pascua de Resurrección); y aun éstos son celebrados sólo en su aspecto histórico o personal limitado cuando las fiestas conmemoran el nacimiento, la muerte y resurrección del hombre Jesús de Nazaret. La significación cósmica ha sido olvidada. De igual importancia en la vida espiritual del planeta son el Solsticio de Verano y el Equinoccio de Otoño pero virtualmente transcurren sin ser observados, sus correspondientes festivales han caído en desuso general. i Cuán literalmente verdadero es por lo tanto el antiguo dicho que el Templo permanece sólo a media luz?

En cada uno de los cuatro puntos cambiantes de la tierra en su órbita, la alineación planetaria es tal que las puertas del mundo espiritual se abren y sueltan una fresca efusión, de fuerzas espirituales sobre el planeta. La naturaleza de las fuerzas liberadas difiere con las estaciones. Bajo su impacto la tierra sufre una serie de sutiles cambios. Aun su estructura atómica es modificada, para que la espiritualización de su sustancia física proceda simultáneamente con la creciente sensibilización de las oleadas de vida que se desarrollan encima y dentro de ella. La intercomunicación entre los planos físicos y superfisicos de la naturaleza ocurre más ampliamente y con mayor facilidad, y así todos quienes son sensibles a tales influencias están obligados a dar expresión, de una manera u otra, a las emociones que provienen desde las profundidades de su ser.

Astronómicamente los Equinoccios acontecen en los puntos opuestos donde el Sol cruza el Ecuador celestial, cuando la duración del día y la noche es igual y prevalece un estado de equilibrio cósmico. También puede observarse que los Equinoccios caen sobre la línea del horizonte: el Equinoccio de Primavera sobre el horizonte oriental, el Equinoccio de Otoño sobre el occidental. Hablando en sentido figurado, es aquí donde el cielo y la tierra, el espíritu y la materia, se encuentran. El hombre ocupa una posición sobre la línea horizontal, participando de la naturaleza de ambos. A medida que responde a uno u otro, la balanza del destino se inclina a la derecha o a la izquierda, hacia la luz o la oscuridad, el bien o el mal, la vida o la muerte.

El Cristo Cósmico es la encarnación de la fuerza solar, y como tal Él hace cuatro contactos mayores con nuestro planeta en el curso de un año, el primero ocurre en el Equinoccio de Otoño. Para el Cristiano esotérico ésta es la Crucifixión real, para entonces el Espíritu de Cristo, como un Ser cósmico, lleva sobre Sí la cruz de la materia. En el Equinoccio de Primavera, la época históricamente asociada con Su Crucifixión, El es en efecto liberado de esta cruz y retorna a Su Padre en el Cielo.

Es necesario tener bien presente esta diferencia entre la Crucifixión histórica de Jesucristo y la Crucifixión planetaria del Cristo Cósmico. En los templos ortodoxos se acostumbra lamentarse, orar y alabar al Cristo porque Él murió una vez por nosotros en la Cruz. En la más vasta concepción del Cristianismo esotérico llegamos a darnos cuenta de que El se sacrifica para siempre, y continuará haciéndolo así a través de todos los ciclos de las eras que aún deban correr su curso antes que el plan evolutivo para la tierra haya sido consumado; lo cual quiere decir, hasta que cada miembro de la raza humana haya evocado las palabras de Cristo en su interior.

San Pablo habló del conocimiento del Iniciado cuando dijo: "Toda la creación gime y trabaja en dolor al mismo tiempo... aguardando la adopción, a saber, la redención de nuestro cuerpo".

El ciclo cósmico también puede ser comparado con los principales acontecimientos de la vida de Jesucristo como se narra en los Evangelios. Cuando el Sol entra en Virgo toma lugar una inmaculada concepción planetaria; cuando entra en Libra en el Equinoccio de Otoño y la Luz de Cristo que desciende toca el reino físico de la tierra, se origina el divino milagro de una vivificación planetaria.

Desde el Equinoccio de Otoño hasta el Solsticio de Invierno cada día es un día santo, una época cuando el que está consagrado puede caminar en la Luz de Cristo. Durante cada día de este intervalo sagrado la Luz penetra más profundamente en el cuerpo de la tierra hasta que, en el Solsticio de Invierno, es enfocada al mismo corazón del planeta y las Huestes del cielo cantan el nacimiento a medianoche del nuevo Sol del año.

Después la Luz de Cristo se retira gradualmente del corazón de la tierra, hasta que en época de la Pascua de Resurrección se ve salir hacía arriba desde la superficie de la tierra como el izamiento de un velo dorado. El Cristo completa Su re-ascensión para la época del Solsticio de Verano, cuando el Sol entra en el signo de Cáncer. A medida que el Sol pasa de cáncer a Leo El une, amalgama y traspasa la Fuerza del Fuego de Leo con las Aguas de Cáncer, produciendo una mezcla espiritual que tiene la apariencia de un enorme mar de gloria dorada que fluye -el Mar Derretido del Masón Místico. Esto sucede durante los meses de Julio y agosto, cuando el Cristo Ascendido restaura y reconstruye el glorioso cuerpo del espíritu en el cual va a retornar a la tierra en el Equinoccio de Otoño. Es este cuerpo el que sustentará todas las oleadas de vida en evolución sobre este planeta, -mineral, vegetal, animal y humano- por todo el siguiente año.

EL CICLO DE VIDA DEL HOMBRE Y SUS PARALELOS EN EL AÑO

Otra vez puede decirse que "como arriba, así es abajo". Así como las vidas de los Redentores del Mundo, la del Cristo en particular, están descritas simbólicamente en el ciclo Solar, así también la vida de cada hombre es una correspondencia de las cuatro Sagradas Estaciones.

En el blanco silencio y la paz del Solsticio de Invierno está puesta la noche del Santo Nacimiento, pues para cada ego humano el volver a la tierra para reanudarlas responsabilidades de una nueva peregrinación encarnante es un evento santísimo.

En el Equinoccio de Primavera, con sus poderosas fuerzas de vida que fluyen y se elevan, hallamos la correspondencia de la Juventud y sus surgidoras mareas de entusiasmo e inspiración. La Pascua de Resurrección es por tanto principalmente un Festival del Niño Santo, y los Redentores resucitados del mundo casi siempre han sido mostrados como jóvenes que se sacrificaron en la primavera de sus vidas. El Solsticio de Verano anuncia en la estación de la belleza resplandeciente, la culminación de la fuerza de vida y de la creatividad de la naturaleza. La correspondencia humana es el Adulto, el fruto de la planta de la raza humana. Los poderes del alma los cuales brotados en la Juventud han crecido y florecido en la rica perfección de la madurez. Y finalmente, con el Equinoccio de Otoño llega el tiempo de la cosecha, o la recapitulación espiritual. El Sol que salió con el tiempo Juventud y alcanzó su cenit en el verano, ahora se deslaza suavemente hacia el oeste, llenando el horizonte con la gloria dorada. Porque ésta es la estación de la Vejez, en donde el espíritu humano, consagrado, purificado glorificado, está listo para la luminosa transición. Es el momento del Gran Paso, en que el espíritu sin romper la continuidad de la conciencia pasa despierto y triunfante de la vida mortal a la inmortalidad. La muerte ya no es un sueño ni una pesadilla, sino un puente de luz que conecta lo visible con lo invisible.

Tales son, en pocas palabras, las enseñanzas del Cristianismo de la Nueva Era las cuales están detalladas en las siguientes páginas. Son grandes conceptos y verdades transformadoras, presentadas no sólo para satisfacer la investigación intelectual sino para inducir a un modo de vida más espiritual. Cuando comprendamos su significado y las pongamos en práctica vivenciada no seremos más simples espectadores del drama cósmico sino una parte vital de él, colaboradores del Cristo en Su divina tarea de establecer el Reino del Padre en la Tierra.