lunes, julio 11, 2022

"Quirón", El Sanador Herido

Hélene Drogou

La unidad urobórica nos dejaba nadar en una tranquilidad paradisiaca. Se esfumó cuando la serpiente acabando de comerse la cola, abrió el círculo, esta burbuja de total contemplación. Empezó la división del UNO y con ella la eterna búsqueda de su recuperación.

En tiempos prehelénicos, se adora la Diosa, la Gran Madre, en todas sus formas. Es una época de veneración a todo lo que evoca fertilidad y vida instintiva. (Demeter. Amazonas. Epona. Valquirias. Ghandarvas...) El caballo acompaña a la Diosa para facilitar su fertilidad. Así, el principio femenino es asociado a la libido salvaje, a la expresión sexual libre, al frenesí de la reproducción. Al culto de la gran madre se suma el culto de los muertos, de los antepasados, evolución en la cual el caballo tiene un papel de intermediario entre los vivos y los muertos, sirve de puente entre el mundo subterráneo (muerte) y las regiones superiores, puente entre el mundo de la forma y el mundo del no-visto.

Poco a poco aparecen los héroes, también intermediarios entre vivos y muertos, con una función más elaborada casi religiosa y shamánica (el shamán custodia por herencia un acceso directo a lo sagrado, debe ser capaz de atravesar el país de los muertos y regresar de él para reconciliar los opuestos). El héroe puede alcanzar la inmortalidad y por consecuencia evitar ser olvidado como los ancestros. La amazona guarda su identidad de yegua y se vuelve héroe femenino. Estamos al amanecer de una nueva clase de conciencia donde la función shamánica del héroe establece contactos entre diosa y humanos, pero la brecha entre instinto y espíritu se abre. Empieza la desvalorización de lo femenino y aparece el conflicto entre civilizados e incivilizados, entre Lapitas que embrindan los caballos y Centauros rebeldes, lascivos, desenfrenados. Las formas religiosas y sociales patriarcales reemplazan a las matriarcales. Los mitos helenos toman forma (750 a.c Homero. Hesiodo.)

Acerquémonos a la figura mitológica de Quirón...

Cronos, quien come a sus hijos cada día, intenta seducir a la ninfa Filira (Filira, hija de Océano y Tetis, es sobrina de Cronos). Filira, huyendo de la persecución de Cronos, se transforma en yegua (como Demeter, la Gran Madre, madre de los centauros) y Cronos se metamorfosea en caballo. De esta unión tramposa de dos caballos nace Quirón con cuerpo y patas de caballo, torso y brazos de hombre. Su madre Filira desesperada por la fealdad de su hijo, implora a los dioses, quienes la convierten en tilo, árbol enraizado en la Tierra, cárcel preferible al recuerdo del fruto de su instinto no dominado, no domesticado.

Hasta ahora las madres copulaban con sus hijos, las hermanas con sus hermanos. El nacimiento de Quirón, fruto del acoso sexual (imagen del caballo) de un tío con su sobrina (yegua, imagen de la Gran Madre) nos aleja de la matriz original, es la primera relación todavía instintiva no directamente incestuosa.

Quirón abandonado por sus padres, es adoptado por Apolo y Atenea, imágenes de la razón y del logos.

En una de sus numerosas fiestas, los centauros (hijos de Demeter) y Quirón invitan al Hércules a cenar. Se emborrachan y una flecha de Hércules hiere a Quirón al talón. (Hércules es un héroe osado y duro sin la moderación de Ificles, su tímido y temeroso hermano gemelo. Combate contra la hidra, monstruo femenino que multiplica por nueve su cabeza degollada por el héroe, quien la vence finalmente con su súplica humilde y empapa sus flechas de su sangre venenosa). Quirón herido, sufre por culpa de Hércules, no puede sanar, solo puede sanar a los demás, y no puede morir por ser inmortal. En su calidad de héroe, Hércules intercede ante Zeus quien intercambia a Quirón contra Prometeo (Prometeo es hijo del titán Japeto y de Climene, los primeros mortales nacidos del soplo vital de Atenea, la razón, sobre barro y agua, sin relación sexual. Quiere mejorar la raza humana y se mide a Zeus, burlándose de él varias veces (el robo del fuego, la caja de Pandora). Zeus lo encadena a una roca y le manda cada día a un águila que le come el hígado para destruir su fuerza vital, hasta que un inmortal renuncie a su inmortalidad y lo reemplace). Quirón acepta ofrecer su inmortalidad, baja al Tártaro donde su medio hermano Hades (Hades, Zeus, Quirón son medios hermanos). Zeus lo inmortaliza en la constelación del Centauro e impone a Prometeo llevar una corona de sauce, como símbolo de mortalidad, y un anillo, como símbolo de atadura.

Quirón con la nayada Carielo no tendrá hijos varones (nayada=ninfa de agua dulce, sacerdotisa, profetiza, sanadora. Ser conectado con la sexualidad). Su hija Hipe será protegida por Artemis. Por ser vidente y profetisa, pone en peligro a su padre. Hipe con Eolo tendrá a los gemelos Melanipa y Poseidón y se transformará en la constelación de Pegaso.

Así, las amazonas, los centauros, los dioses sanadores y los dioses de la muerte son de la misma familia.

Quirón será médico, músico, profeta, y tendrá numerosos discípulos, entre otros a Esculapio, hijo de Apolo, maestro de los médicos. El reconocimiento de Quirón por su padre adoptivo Apolo culmina en la adopción de Esculapio por Quirón.

Este resumen de la vida de Quirón nos lleva a varios comentarios.

Quirón nace de lo instintivo negado, es educado por los dos representantes de la domesticación de lo instintivo, imágenes de la casi desexualisación de lo femenino y de lo masculino. Varias son sus heridas, la primera es la negación de sus raíces instintivas, la segunda es el rostro horrorizado de su madre (el poder destructivo de lo femenino), la tercera es la ausencia de su padre, la cuarta es el precoz sentimiento del destino: tiene que buscar sus verdaderos padres que no son ni Apolo ni Atenea, falso énfasis de lo espiritual y falsa elevación de la conciencia que dejan a oscuras potencias que amenazan con explotar. Un dolor almacenado en su inconsciente lo lacera hasta la repetición compulsiva. Todas estas heridas mentales se acompañan de una quinta, física, provocada por la flecha envenenada de su amigo, el héroe (al reprimir los instintos, los multiplica como se multiplican las cabezas de la hidra). Es el mundo desenfrenado de la embriagues que provoca la herida y es Prometeo, el nacido de la no-sexualidad, que permite el alivio después de la aceptación de la herida como condición previa a la sanación. Prometeo se individualiza del instinto, se aparta de la reglas, humilla a los dioses y se olvida de sus deudas con ellos. Prometeo roba el fuego de los dioses, sale del encadenamiento, se libera de la esclavitud del inconsciente, se rebela contra la manipulación de arquetipos desuetos para engendrar un nuevo arquetipo: el de lograr la individualización del humano sin olvidar el reconocimiento a los dioses.

El cristianismo va a transformar esta condena eterna, herida incurable o metamorfosis irreversible, en una gloria eterna.

Si el mundo de los instintos es el dominio del demonio, el enemigo de Dios, donde habían relegado a la Gran Madre, el mundo de los "educados" puede reprimir la vertiente instintiva peligrosa. El mundo cristiano desarrolla su razón con el fin de acabar definitivamente con su mitad caballo-femenino, intenta retornar a la Unidad borrando una parte de ella misma.

Los alquimistas son cristianos. Quieren transformar el caos natural interviniendo en la creación de Dios, espléndida e inacabada, convencidos de que Dios depende de la conciencia humana para su propia redención. Con el miedo de ser mal entendidos (Dios seria imperfecto!) disfrazaron sus doctrinas en un simbolismo complejo para disimular su herejía (el hombre no es un pobre pecador impotente sin el socorro único del poder de la iglesia!). La vida tiene que ser una co creación activa con Dios. El plomo (Saturno) puede volverse oro (sol como creación de Dios) en el alambique (metáfora de la conciencia), pasando por las lentas etapas del fuego (calcinatio), luego del agua (solutio), luego de la tierra (coagulatio), finalmente del aire (sublimato). Entre cada etapa, el hiato de la nigredo prepara el principio de la siguiente. La gran obra, el opus, es un regalo ofrecido a Dios en el momento propicio, después de toda transformación que propicia las limitaciones de las heridas reales y simbólicas. Es absurdo deshacerse de los aspectos inferiores de la naturaleza para acceder al espíritu porque el espíritu de esta naturaleza trivial transformada en su manifestación y no en su esencia por el poder de la conciencia. El alquimista no transforma algo en otro algo, libera lo que siempre existió en otra forma más oculta y primitiva, en la materia prima. Trasmutar el plomo es trasmutar todos los aspectos estériles de la naturaleza, hacer los cambios necesarios para vivir más armoniosamente. La alquimia y la astrología fueron siempre asociadas.

Les quiero hablar del otro kirón

Durante muchos siglos el sistema solar tenía siete planetas: Tierra-Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno que representaba el final, la órbita más lejana. En 1781, con la revolución francesa, se descubre a Uranus más allá de la órbita de Saturno, en 1846 a Neptuno, en 1930 a Plutón.

Astrológicamente cada planeta representa una faceta actuante del hombre, una etapa de su evolución psicológica inconsciente y consciente. Los esquemas que sirven de soporte al análisis astrológico son círculos que no tienen ni principio ni fin. Estos círculos son una representación exhaustiva de la totalidad de un ser en su historia pasada, presente y futura. Cada astrólogo tiene que buscar su empatía total con los símbolos que utiliza y limitar su número a la estricta necesidad.

El astrólogo Dane Rudhyar predice el descubrimiento de una luna superior entre las órbitas de Saturno y Urano. En 1975 Charles Jayne predice un nuevo planeta con órbita de cincuenta años. El primero de noviembre de 1977 Charles descubre el planeta esperado. Revisando las fotografías del cielos del año 1890, se ve al planeta. No estabamos listos para verlo? No es un planeta, ni un asteroide, mas bien un planetoide independiente atrapado como un cometa pasajero en el sistema solar.

Al descubrir un nuevo planeta, y integrarlo a la lógica astrológica, las preguntas afloran. ¿Tenemos la necesidad de descubrirlo? ¿Tenemos la necesidad de buscarlo? ¿Tenemos la de re-conocerlo? ¿Cómo se nombrará?

De las profundidades del psiquismo colectivo, una nueva faceta arquetípica ( el arquetipo representa el pasado heredado en la historia colectiva, preexistiendo a la historia individual, incorporado como esquemas psíquicos del inconsciente) se pone en marcha por necesidad evolutiva. Podemos hablar de un salto colectivo de la conciencia que permite abordar este "vacío imaginario colectivo"

Se descubre algo que amerita llamarse Kirón, como el Quirón de la mitología griega. A la imagen de su órbita interpuesta, Kirón reconecta los opuestos, Saturno y Uranos. Regresa al país de Hades y transforma la vivencia de la muerte. Todos los arquetipos reunidos en la figura del centauro sanador permiten el nacimiento de este nuevo planeta, transición y anunciador de la insolente independencia del símbolo de Uranus.

El centauro Quirón planteó la grave escisión entre instinto y razón, la historia cristiana culminó con la experiencia saturnina del límite, del coagulatio alquimista, de la apología de la razón. Para pasar a la experiencia del sublimato alquimista, del vuelo prometéico, tenemos que vivir el nigredo de la transición. Kirón trasciende sus heridas, experiencia saturnina, por sus cualidades de sanador, y las sublima dejando a Prometeo tomar su vuelo, experiencia uraniana por venir. Kirón es la enfermedad colectiva de la humanidad, enfermedad iniciática al re-conocimiento de lo que anuncia Uranus (es un re-conocimiento puesto que el conocimiento lo teníamos en el ourobouros inicial). En otros términos Kirón es la introyección de Saturno y Uranos, la sublimación de Kirón.

Estamos cansados de la condena cristiana a una gloria eterna, la reconciliación shamánica necesita del vuelo de un águila. El vértigo de la libertad (Uranus) nos atrae. Uranus representa esta necesidad de salir del concepto inmóvil de la eternidad a una visión más dinámica, móvil, del más allá. El ourobouros se pone a girar.

Con toda modestia y humor, somos ya nuevos centauros, mente y cuerpo, héroe, shamán, despertando en nuestro inconsciente las semillas del Prometeo que somos, un dios en proceso de elaboración.

Kirón es el nuevo salto en esta búsqueda del paraíso no perdido, pero en vía de construcción, mediante todas las sanaciones previas, físicas y psicológicas. Estamos en una etapa evolutiva mucho más importante de lo que parece, necesitamos integrar todo lo que representa Quirón-Kirón, antes del gran salto previsto por los Mayas.

Que estos momentos compartidos nos abren las puertas de lo inexplicable, y nos ofrecen un profundo respeto por lo inexplicado.