domingo, agosto 21, 2022

Pirámides de Cuicuilco

Esta pirámide fue descubierta en el año 1.920 en las afueras de la ciudad de México D.F. por el arqueólogo Manuel Gamio al observar un pequeño montículo cubierto de tierra volcánica con unas formas demasiado definidas para ser de origen natural. Pero no fue hasta el año 1.922 que el norteamericano Byron Cummings comenzase a desenterrar la que tal vez sea la pirámide más antigua de toda América.

Su diámetro es de 125 metros y consta de una base circular de 20 metros de altura, su estructura escalonada la componen cuatro plataformas, parece ser que al comienzo de nuestra era quedó cubierta por la explosión del volcán Xitle. La construcción esta realizada con bloques de adobe, piedras sin labrar y sin mortero. Destaca en su zona occidental una escalinata ancha que asciende a la cúspide, donde se encuentra un altar en el que probablemente rendían culto a Huehueteotl, un dios representado en la figura de un anciano en cuclillas con un plato de ofrendas sobre su cabeza. Junto a la Pirámide de Cuicuilco se descubrió y excavó la antigua ciudad de Ticoman, que arrojó datos sobre la posible antigüedad del lugar.

Su catalogación se encuadra en el periodo que los arqueólogos denominan como Época Preclásica, que va desde el año 1700 a.C hasta el comienzo de nuestra era. A este periodo le siguen la Época Clásica, desde el año primero de nuestra era hasta el 900 y la Época Postclásica, que finaliza con la llegada de Hernán Cortés a tierras mesoamericanas. Anteriormente a estos periodos, los pobladores de esta región no comenzaron a construir sus primeras aldeas hasta después del 2.500 a.C., una vez que se comienza a controlar el cultivo del maíz que facilita el fin de la vida nómada en busca del sustento diario. Como podemos ver, y siempre según la arqueología oficial, al parecer nada amenaza la datación de Cuicuilco en torno a poco más de 2.000 años de antigüedad...

Pero de vez en cuando las distintas ramas de la ciencia terminan enfrentándose y contradiciéndose. Un ejemplo de ello lo podemos ver en la datación de la Esfinge de Giza. Mientras los arqueólogos la asocian a la figura del Faraón Kefren (2.520 - 2.494 a.C.), los geólogos que han estudiado a fondo las señales de erosión de la esfinge, retrasan su construcción en más de 10.000 años.

Lo mismo sucede en Cuicuilco. Cuando Cummings consultó a los geólogos sobre la datación de la lava que recubría la pirámide procedente del volcán Xitle, éstos respondieron que, todas las pruebas realizadas sobre las capas más profundas y más próximas a la piedra de la pirámide señalaban una antigüedad de unos 8.000 años. El escándalo no tardó en explotar. Los arqueólogos desautorizaron a los geólogos, y a base de pruebas de carbono-14 realizadas sobre elementos orgánicos encontrados en las proximidades, volvieron a situar su datación en torno al siglo I a.C, como si después de su construcción no hubiese podido ser reutilizada nuevamente por otras culturas, y al igual que con el problema de la Esfinge de Giza, asunto terminado.

También causó sorpresa el encontrar toda la estructura de la pirámide y a modo de aislante de la lava, una capa de tierra amarilla de poco más de 1 metro de grosor, lo que indicaría que los pobladores de Cuicuilco hubieran sabido con antelación la catástrofe del volcán Xitle y tratasen de preservar el edificio. Se hallaron numerosas figurillas femeninas, muy parecidas por no decir exactamente iguales, a las encontradas en muchos yacimientos europeos del paleolítico, así como en sus alrededores grandes piedras clavadas verticalmente con más de un metro de altura, que los arqueólogos aseguraron que procedían del derrumbe de algunas estructuras de la pirámide. Sin embargo la forma y diseño de estas piedras recuerdan enormemente a los típicos menhires del paleolítico europeo, otra aberración para la arqueología, pues de ser cierto serían los primeros descubiertos en Mesoamérica.

Tampoco termina de cuadrar la aparición de gran cantidad de enterramientos en disposición radial en torno a la pirámide, que recuerdan también en este caso a las tumbas europeas del paleolítico en las proximidades de los menhires. Muchas incógnitas como en tantos otros lugares del mundo que han encontrado respuesta a base de encajar las piezas del rompecabezas a martillazos. Así se escribe la historia.