OSHO
Usted dijo que el buscador se debe preocupar primero de su propia creatividad, y que no debe andar mendigando de puerta en puerta. Pero el significado mismo de un sadhak es que existen obstáculos en su camino de crecimiento espiritual. No sabe cómo ser receptivo. ¿Es tan difícil encontrar el guía correcto?
BUSCAR Y PEDIR son dos cosas diferentes. En realidad, sólo quien no está buscando, pide. Buscar y pedir no es lo mismo; por el contrario, son opuestos. Quien evita buscar, pide. El proceso de buscar es muy distinto al de pedir. En el buscar, la atención está centrada en el otro, en el que da; en el pedir, la atención se deposita en uno mismo, en el que recibe. Decir que existen obstáculos en el camino de crecimiento espiritual significa que existen obstáculos dentro del buscador mismo.
El camino, también se encuentra dentro y no es muy difícil comprender las propias limitaciones. Tendremos que explicar por extenso qué obstáculos existen y cómo pueden ser eliminados. Ayer les hablé acerca de los siete cuerpos. Hablaremos con mayor detalle acerca de todo esto y quedará claro para usted. Lo mismo que existen siete cuerpos, existen, igualmente, siete chakras o centros de energía, y cada chakra está conectado en forma especial con su cuerpo correspondiente. El chakra del cuerpo físico es el muladhara.
Este es el primer chakra y posee una conexión íntegra con el cuerpo físico. El chakra muladhara tiene dos posibilidades. Su primera potencialidad es una de carácter natural, que la recibimos desde el nacimiento; su otra posibilidad se puede obtener mediante la meditación. La posibilidad natural básica de este chakra es el apetito sexual del cuerpo físico. La pregunta inmediata que surge en la mente del buscador es la de qué hacer respecto a este principio central. Ahora bien, existe otra posibilidad de este chakra y es el brahmacharya, el celibato, que se logra a través de la meditación.
El sexo es la posibilidad natural, y el brahmacharya constituye su transformación. Cuando más se centra la mente sobre ello, y más la oprime el deseo sexual, tanto más difícil resultará alcanzar su potencial último de brahmacharya. Esto significa que podemos utilizar de dos maneras diferentes la situación que nos da la naturaleza. Podemos vivir bajo la condición en que la naturaleza nos ha colocado, pero entonces el proceso de crecimiento espiritual no puede empezar, o bien transformamos este estado. El único peligro en el camino de la transformación es la posibilidad de que podamos comenzar a luchar contra nuestro centro natural. ¿Cuál es el peligro real en el camino de un buscador? El primer obstáculo es que si el meditador se complace únicamente con el orden natural de las cosas, no podrá elevarse a la posibilidad última de su cuerpo físico, y así se estanca en el punto inicial. Por una parte, existe una necesidad; por otra parte, existe una supresión que causa que el meditador luche contra el apetito sexual.
La supresión es un obstáculo en el camino de la meditación. Éste es el obstáculo del primer chakra. No puede sobrevenir la transformación si existe la supresión. Si la supresión es una obstrucción, ¿cuál es la solución?
La comprensión resolverá el asunto. La transformación tiene lugar en lo interno, al tiempo que usted comienza a comprender el sexo. Existe una razón para ello. Todos los elementos de la naturaleza permanecen ciegos e inconscientes dentro de nosotros. Si nos volvemos conscientes de ellos, comenzará la transformación. La atención es la alquimia; la atención es la alquimia del cambio, de la transformación. Si una persona despierta sus deseos sexuales con todas sus facultades intelectuales y emocionales, entonces generará brahmacharya dentro de él en lugar de sexo. A menos que una persona alcance brahmacharya en su primer cuerpo, es difícil trabajar sobre la potencialidad de otros centros.
Como dije anteriormente, el segundo cuerpo es el emocional o el cuerpo etérico. El segundo cuerpo está conectado al segundo chakra swadhishthana. También éste tiene dos posibilidades. Su potencial principal es el temor, el odio, la ira y la violencia. Si una persona se queda estancada en el segundo cuerpo, entonces las condiciones directamente opuestas de la transformación –amor, compasión, temeridad, amistad- no podrán crearse. Los obstáculos que están en el camino del meditador en el segundo chakra son el odio, la cólera y la violencia, y es una cuestión que concierne a su transformación. Aquí también se comete la misma falta. Una persona puede dar rienda suelta a su ira; otra puede reprimirla. Una puede estar simplemente temerosa; otra puede reprimir su temor y hacer una demostración de coraje. Pero nada de eso conducirá a la transformación. Cuando existe el temor, debe ser aceptado; no tiene ningún propósito ocultarlo o reprimirlo. Si existe la violencia interna, no hay necesidad de encubrirla con el manto de la amabilidad. Gritar consignas pacifistas no trae ningún cambio al estado de violencia interna. Seguirá siendo violencia. Se trata de una condición que nos da la naturaleza en el segundo cuerpo. Tiene su utilidad, lo mismo que el sexo tiene su significado. Solamente por medio del sexo se pueden engendrar nuevos seres. Antes que perezca un cuerpo físico, la naturaleza ya ha tomado medidas para que nazca otro.
El temor, la violencia, la ira, todas son necesarias en el segundo plano; de otro modo el ser humano no podría sobrevivir, no se podría proteger a sí mismo. El temor lo protege, la ira lo impulsará a la lucha contra los demás, y la violencia le ayuda a salvarse de la violencia del prójimo. Todas éstas son cualidades del segundo cuerpo y son necesarias para la supervivencia pero, generalmente, nos detenemos aquí y no continuamos más adelante. Si una persona comprende la naturaleza del temor, logra la valentía, y, si comprende la naturaleza de la violencia, logra la no-violencia.
De forma similar, mediante la comprensión de la ira, desarrollamos la cualidad de la misericordia. De hecho, la ira e una cara de la moneda, la misericordia es la cara opuesta. Una se esconde detrás de la otra, pero tenemos que dar vuelta a la moneda. Si llegamos a conocer uno de sus lados perfectamente, es natural que nos volvamos curiosos por conocer lo que hay del otro lado; por esa razón daremos vuelta a la moneda. Si la escondemos y pretendemos no tener ningún temor, ninguna violencia interna, no seremos nunca capaces de conocer la valentía y la no violencia.
El que acepta la presencia del temor dentro de sí mismo, y el que lo ha investigado por completo, alcanzará pronto un lugar desde donde deseará averiguar qué hay detrás del temor. Su curiosidad lo alentará a buscar el otro lado de la moneda. En el momento que le dé la vuelta, se volverá intrépido. En forma similar, la violencia se convertirá en compasión. Éstos son los potenciales del segundo cuerpo. Por ello, el meditador tiene que llevar a cabo una transformación en las cualidades que la naturaleza le ha otorgado.
Y para ello no es necesario ir preguntando a otros; uno tiene que seguir buscando y preguntándose en el interior de uno mismo. Todos sabemos que la ira y el temor constituyen impedimentos, porque, ¿Cómo puede un cobarde buscar la verdad? Irá mendigando la verdad; deseará que alguien se la dé sin tener que aventurarse por tierras desconocidas.
El tercero es el cuerpo astral. También éste tiene dos dimensiones. El tercer cuerpo gira, primordialmente, alrededor de la duda y del pensar. Si éstos se transforman, la duda se convierte en confianza, y el pensamiento en viveka, discernimiento. Si se reprimen las dudas, nunca se alcanzará shraddha, la confianza, por más que nos adviertan que suprimamos las dudas y que creamos lo que oímos. El que reprime sus dudas nunca alcanza la confianza, porque la duda permanece presente en su interior, aunque se halle contenida. Ésta se arrastrará por dentro como un cáncer y le consumirá la vitalidad. Las creencias se implantan por temor al escepticismo. Tendremos que comprender la cualidad de la duda, tendremos que vivirla y seguir junto a ella. De repente. Un día alcanzaremos un punto en el que comenzaremos a dudar de la duda misma. En el momento en que comencemos a dudar de la misma duda aparecerá la confianza. No podemos alcanzar la claridad en la discriminación sin antes estudiar el proceso del pensamiento. Existen personas que no piensan, y otras que las alientan a no pensar. Estos dicen: “No piensen; abandonen todos los pensamiento”. Quien deja de pensar acaba en la ignorancia y en la fe ciega. Esto no es claridad.
El poder de discriminación se conquista después de superar los procesos más sutiles del pensamiento. ¿Cuál es el significado de viveka, discernimiento? La duda está siempre presente en los pensamientos. Está siempre indecisa. Por lo tanto, los que piensan demasiado nunca llegan a una decisión. Sólo cuando pueden salirse de la rueda de pensamientos es cuando logran decidir. La decisión llega desde un estado de claridad que se halla más allá de los pensamientos. Los pensamientos no tienen ninguna conexión con la decisión. El que se enzarza en los pensamientos nunca alcanza una dedición.
Por eso sucede invariablemente que aquellos cuya vida está menos dominada por los pensamientos son muy resueltos, mientras que los que piensan mucho carecen de determinación. Existe peligro en ambos enfoques de la vida. Los que no piensan siguen adelante, y ejecutan lo que se hayan determinado a hacer por la sencilla razón de que no poseen ningún proceso de pensamiento que les cree una duda interna. Los dogmáticos y los fanáticos del mundo son personas muy activas y enérgicas; para ellos no existe la duda; ¡nunca piensan! Si creen que el cielo se gana matando a mil personas, no descansarán hasta haber matado a las mil personas y no antes. No se paran a pensar lo que están haciendo, de modo que nunca albergan ninguna indecisión por su parte. Una persona que piensa, por el contrario, se quedará pensando en lugar de tomar cualquier decisión.
Si cerramos las puertas por temor a los pensamientos, nos tendremos que quedar solo con la fe ciega. Esto es muy peligroso, y constituye un gran obstáculo en el camino del meditador. Lo que se necesita es tener discreción con los ojos abiertos, y unos pensamientos claros, resolutos, que nos permitan tomar decisiones. Este es el significado de viveka: claridad, atención. Significa que el poder del pensamiento está completo. Significa que nos hemos compenetrado con los pensamientos con tanto detalle que todas las dudas se nos han aclarado.
Ahora sólo resta la decisión pura en su propia esencia. El chakra que pertenece al tercer cuerpo es manipura. La duda y la confianza son sus dos formas. Cuando la duda se transforma, el resultado es la confianza. Pero, recuerde, la confianza no es lo opuesto a la duda. La confianza es el desarrollo más puro y último de aquélla. Constituye el último extremo de la duda, donde incluso la duda se pierde porque, en ese caso, la duda comienza a dudar incluso de sí misma, y de este modo se extingue a sí misma. Entonces nace la confianza.
El cuarto plano es el cuerpo mental, o la psique, y el cuarto chakra, el anahata, está conectado con el cuarto cuerpo. Las cualidades naturales de este plano son la imaginación y el soñar. Esto es lo que la mente está haciendo siempre: imaginando y soñando. Sueña por la noche y, durante el día, también tiene sueños de vigilia. Si la imaginación está totalmente desarrollada, se convierte en determinación, en voluntad. Si el soñar se desarrolla totalmente, se transforma en visión: en visión psíquica. Si la capacidad de un ser humano para soñar se desarrolla totalmente, tan pronto como cierra los ojos comienza a ver cosas. En esas condiciones será capaz de ver incluso a través de una pared. Al principio sueña sólo con ver más allá de una pared. Al principio sueña sólo con ver más allá de la pared; después, realmente podrá ver más allá de éstas. Ahora puede sólo adivinar lo que usted está pensando pero, después de la transformación, podrá ver lo que usted piensa. La visión significa ver y oír cosas sin necesidad de usar los órganos normales de los sentidos. Las limitaciones de tiempo y espacio no rigen para una persona que desarrolla la visión. En los sueños, usted viaja lejos. Si se encuentra en Bombay, podrá llegar hasta Calcuta.
Estando bajo la visión, usted podrá viajar distancias, pero habrá una diferencia: en sueños, usted se imagina que se ha marchado, mientras que en la visión usted realmente se va. El cuerpo psíquico, o cuarto cuerpo, puede estar verdaderamente presente allí. Como no tenemos idea de todas las posibilidades de este cuarto cuerpo, hemos desechado el antiguo concepto de los sueños en el mundo de hoy. La antigua experiencia consistía en que, durante un sueño, uno de los cuerpos del ser humano sale fuera de sí mismo y puede viajar.
Hubo cierto hombre, Swedenborg, a quien la gente conocía como soñador. Solía hablar del cielo y del infierno, y de cómo éstos podrían existir sólo en sueños. Pero una tarde, mientras dormía, comenzó a gritar: “¡Auxilio! ¡Auxilio! Se quema mi casa”. La gente acudió corriendo, pero allí no había fuego. Lo despertaron para decirle que todo había sido un sueño y que no había peligro de fuego. Él insistió, sin embargo, que su casa se incendiaba. Su casa estaba a quinientos kilómetros de distancia, y había comenzado a arder en ese momento. Al segundo o tercer día, llegaron las noticias del desastre. Su casa se le había quemado totalmente, y estaba ardiendo cuando gritó en su sueño.
Pero esto no se trataba de un sueño, sino de una visión. La distancia de quinientos kilómetros había quedado sin efecto. Este hombre fue testigo de lo que ocurría a gran distancia. Los científicos están también de acuerdo en que existen grandes posibilidades psíquicas en el cuarto cuerpo. Ahora que el ser humano se ha aventurado en el espacio, la investigación en esta dirección se ha convertido en algo sumamente importante. El hecho sigue siendo que no importa cuán fiables sean los instrumentos de que dispone el ser humano; no se puede confiar en ellos completamente. Si la comunicación de radio en una nave espacial deja de funcionar, los astronautas pierden contacto con el mundo. Será imposible que nos digan dónde se encuentran o qué les ha sucedido. Así pues, hoy día, los científicos están dispuestos a desarrollar la telepatía y la visión del cuerpo psíquico, con el objeto de contrarrestar este riesgo. Si los astronautas pudieran comunicarse directamente mediante el poder de la telepatía, ello se debería a un cierto desarrollo del cuarto cuerpo.
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